Peter se precipitó hacia el apartamento, la puerta de la azotea abierta de golpe. Entró en la sala de estar, y allí estaba. Hammerhead. Con su imponente figura blindada, tenía a Gwen por el cuello, sostenida en el aire, mientras el Capitán Stacy, ensangrentado y magullado, yacía inconsciente en el suelo.
"¡Spider-Man! ¡Qué sorpresa!" la voz de Hammerhead era un gruñido satisfecho. "Sabía que vendrías. Una pequeña ratonera para la araña." Su mirada, fría y calculadora, se posó en Gwen. "La hija del Capitán Stacy. Parece que tienes un interés particular en su seguridad, ¿no es así?"
Gwen, con el rostro azulado por la falta de aire, logró balbucear. Sus ojos, llenos de terror, se encontraron con los de Spider-Man. En ese instante, en medio de la máscara, el pánico de Peter fue palpable. Su mirada desesperada y la forma en que se lanzó, con una ferocidad inaudita, Gwen vio algo en sus ojos, algo familiar, algo que la conectaba con el chico que acababa de salir corriendo del restaurante.
"¡Suéltala, Hammerhead!" rugió Peter, su voz más grave de lo habitual, cargada de una ira que rara vez mostraba.
Hammerhead soltó una carcajada. "¡No tan rápido! Es la clave de tu pequeño secreto, ¿no es así? Tu punto débil."
Peter se lanzó, no con su habitual agilidad esquiva, sino con una furia concentrada. Su objetivo era Gwen. Disparó una telaraña densa y precisa que se pegó directamente a la mano de Hammerhead que sostenía a Gwen. Tiró con todas sus fuerzas, liberando a Gwen del agarre.
Hammerhead, sorprendido por la velocidad del ataque, se desequilibró. Gwen cayó, pero Peter la atrapó en el aire, envolviéndola en una red protectora de telaraña antes de dejarla suavemente en el suelo, lejos del peligro.
"¡Estás bien!" exclamó Peter, su voz amortiguada, pero llena de alivio.
Gwen lo miró, sus ojos todavía aterrorizados, pero ahora también llenos de una comprensión escalofriante. Había algo en la forma en que él la miraba, en la urgencia de su voz, en el tacto de la telaraña que la había envuelto. Algo que la conectaba con el chico que compartía con ella sus sueños y sus descubrimientos científicos.
Hammerhead, recuperado de la sorpresa, rugió y cargó contra Peter, su cabeza de acero como un ariete. La pelea se volvió brutal. Peter no quería arriesgarse a que Gwen o el Capitán Stacy sufrieran más daño. Golpeó con una fuerza controlada, pero con la intención de inmovilizarlo rápidamente. Esquivó los embates de Hammerhead, usando su sentido arácnido para prever cada movimiento, y luego contragolpeó con golpes precisos en los puntos débiles del blindaje del villano.
Finalmente, con una serie de telarañas estratégicamente colocadas en las piernas de Hammerhead, Peter lo hizo tropezar. Cayó con un estruendo, su armadura retumbando. Antes de que pudiera levantarse, Peter lo inmovilizó completamente con una telaraña de contención reforzada, asegurándolo a los cimientos del apartamento.
Peter se giró hacia Gwen. Ella estaba de pie, cerca del inconsciente Capitán Stacy, sus ojos fijos en él. Había algo en su mirada, una mezcla de alivio, shock y una incipiente revelación.
"Gwen... yo..." Peter comenzó, pero las palabras se le atascaron en la garganta. La policía y los paramédicos ya estaban subiendo las escaleras. No había tiempo para explicaciones.
Dejó una última mirada a Gwen, una mirada que pedía perdón y comprensión, y luego se lanzó por la ventana, desapareciendo en la noche. El secreto, tan celosamente guardado, había estado a punto de romperse. Y Peter sabía que, para Gwen, la verdad estaba peligrosamente cerca de ser evidente.