El zumbido seguía retumbando en sus oídos incluso después de haber puesto al menos medio kilómetro de distancia entre ellos y el TomateMart. Los árboles torcidos de la Zona pasaban como pinceladas verdes y oxidadas a su alrededor mientras corrían colina abajo, pisando tierra húmeda y raíces como serpientes petrificadas.
Rick jadeaba con fuerza. Su resistencia era decente… para un tipo que pasaba catorce horas seguidas en una silla ergonómica. No para correr como loco por una zona radiactiva con un jabalí y un pato armado hasta los dientes.
—"¡Me… niego… a morir… por una tienda de conveniencia maldita!" Soltó entre respiros, apretando la caja que llevaba bajo el brazo.
—"¡Entonces deja de gritar y corre más rápido, humano de escritorio!" le espetó Dux, quien aunque algo agitado, aún tenía humor para burlarse.
—"¡¿Qué querías que hiciera?! ¡Dijo 'protocolo de contención', no 'modo asesino robótico'!"
—"¿Y qué creíste que significaba?" bufó Bormin, finalmente reduciendo el paso hasta detenerse junto a un árbol. "¿Que iba a darte una ración de papeo y un lingotazo?"
Los tres se detuvieron al fin, respirando con esfuerzo.
Rick se dejó caer al suelo, recostado en la hierba postapocalíptica —más espinas que pasto—, dejando la caja entre sus piernas.
—"Ok… ok... Creo que ya puedo sentir mis pulmones otra vez. Y uno me odia."
Dux se apoyó contra una roca, sacando un poco de agua de su cantimplora.—"¿Y todo eso por qué? ¿Qué demonios agarraste de esa tienda que valía arriesgar nuestras vidas?"
Rick levantó la caja con ambas manos. Tenía el logo aún borroso por el óxido, pero el sello decía claramente en letras gastadas: "LUXCORE™ PowerLink - Energía que sigue el ritmo de tu vida".
—"¡Esto, señores, es un generador solar portátil de lujo!" Lo agitó con una mezcla de orgullo y esperanza.—"En el manual decía que si encontrabas uno de estos, podías alimentar un dron, una radio, ¡o hasta una terminal vieja!"
Bormin lo miró como quien observa a un niño con una piedra brillante.—"¿Y tú cómo sabes eso?"
—"Pasé como cuarenta horas revisando cada entrada del compendio de artefactos en el juego. ¡Tengo memoria de enciclopedia para cosas inútiles!"
Dux entrecerró los ojos, ignorando selectivamente las tonterías que decia Rick aveces—"¿Funciona?"
Rick miró el artefacto. Botones desgastados. Un puerto de conexión que parecía más antiguo que él. Pantalla rota. Pero… tenía un pequeño led rojo encendido.
—"…Está en modo espera."
—"¿Eso es bueno?" preguntó Bormin.
—"Eso es esperanzador ." Rick lo colocó en el suelo, lo observó como si fuera un cachorro y luego escuchó.—"Tal vez no sirva para nada ahora, pero si encontramos un aparato del Viejo Mundo que lo necesita… boom , acceso desbloqueado. O al menos, energía gratis por unas horas."
Dux se sentó cerca, más relajado, aunque aún con esa mirada de esto no puede ser tan sencillo .
—"¿Y eso qué te da? ¿Una ventaja? ¿Poder?"
—"Eso me da… recursos." Rick se inclinó hacia adelante como si estuviera explicándole una build de RPG a un amigo novato.
—"Y en cualquier juego —o mundo decadente donde la tecnología es magia olvidada— los recursos ganan batallas."
Bormin chasqueó la lengua.
—"Eres raro."
—"Gracias. Intento destacarme".
Rick se echó de nuevo al pasto y alzó el artefacto al cielo.
—"Llamémoslo... mi primer amuleto legendario."
Al decirlo sintio a su ladrillo temblar ligeramente en su bolsillo
—"Bueno... el segundo amuleto legendario."
Dux resopló con una risa.—"Más te vale que no explote mientras duermes."
Rick no respondió. Estaba sonriendo, la cara bañada en sudor, polvo y satisfacción.
No había loot dorado, ni logro desbloqueado que saltara con sonido de campanita.
Pero por primera vez, sentí que estaba acumulando algo .
Un artefacto.
Un par de compañeros.
Y un rumbo.
**
El camino hacia la Arca no era más que una serie de senderos inciertos entre ruinas, raíces traicioneras y más silencio del que cualquier civilización debería permitir. La vegetación se tornaba menos salvaje, y señales de estructuras más estables comenzaban a aparecer entre los restos del Viejo Mundo.
Rick avanzaba con el ladrillo en su cinturón, el artefacto en la mochila, y una sensación extraña creciendo en el pecho. Ansiedad, quizás. O la simple idea de que las cosas estaban por cambiar otra vez.
Fue entonces cuando Bormin alzó una mano.
—"Alto. Ahí adelante, en esa cresta… movimiento."
Dux afinó la vista.—"No es un ghoul. Se mueve demasiado... ordenado."
Rick miró y la reconoció casi de inmediato. Una silueta delgada, de piel verde, cabello corto como alambre, y un rifle colgado en la espalda con cinta desgastada. Vestía ropa reforzada, mezcla de cuero curtido y piezas de metal recuperadas.
—"Oh no", murmuró.—"¿En serio ella…?"
La mutante levantó la vista, alertada por los pasos.
Rick tragó saliva. Selma. Su menos favorito en el juego. Siempre la había usado por obligación, nunca por gusto. Callada, fría, y con una habilidad sobrevalorada para levantar raíces del suelo.
"Genial", pensó. "Me cruzo con una waifu mutante y tiene la personalidad de una patata enojada."
Ella entrecerró los ojos al verlo.
—"¿Qué es esto?" preguntó con voz áspera. "¿Nuevo recluta? ¿Reclutado de dónde, del freak show?"
—"Hola a ti también", respondió Rick, forzando una sonrisa. "Sí, soy nuevo. Edición limitada. Sin escamas, sin deformidades... aún."
Selma lo escaneó de pies a cabeza con una mezcla de desconfianza y escepticismo. Luego miró a Dux y Bormin.
—"¿Es en serio? ¿Un humano puro?"
—"Creemos que sí", respondió Bormin.—"Aún no muerde, si te lo preguntas".
Selma bufó y se cruzó de brazos.
—"Solo espero que no sea otro loco que cree que va a salvar el mundo. Ya tenemos suficientes cadáveres por eso."
Rick se encogió de hombros, intentando sonar amistoso.
—"No prometo salvar el mundo, pero puedo lanzar ladrillos a velocidades preocupantes. ¿Eso cuenta?"
Selma no respondió. Le lanzó una última mirada cargada de juicio y se alejó entre los matorrales, continuando su búsqueda de recursos como si nada.
—"…Encantadora", murmuró Rick.—"¿Está siempre así de... acogedora?"
—"Eso fue amistoso viniendo de Selma", dijo Dux con media sonrisa.—"La última vez que alguien le escuchó sin permiso, casi lo entierra vivo con raíces".
Rick parpadeó.—"Ok, nueva meta: conseguir que me hable sin desear matarme."
—"Eso es pedirle mucho a cualquiera en la Arca", comentó Bormin, retomando el paso.
Finalmente, cruzaron los umbrales oxidados que marcaban la entrada al asentamiento más importante de la región.
La Arca.
Un conjunto de plataformas improvisadas, chatarra apilada con propósito, estructuras que habían sido caravanas, naves, casas, contenedores... todo unido por puentes de metal, cuerdas y madera vieja. En el centro, una torre improvisada se elevaba sobre el caos: el Salón del Anciano .
Pero lo que más llamó la atención de Rick no fue la estructura…Sino las miradas.
Decenas.Mutantes de todas las formas, colores, deformidades y niveles de hostilidad, detuvieron lo que hacían al verlo entrar.
Como si acabaría de salir de una nave espacial o de una leyenda.
Los susurros comenzaron a correr:
—"¿Es real?"—"¡Tiene piel sin manchas!"—"¿No tiene branquias?"—"¿Es comida?"
Rick se quedó quieto un segundo. Luego giró hacia Dux y murmuró:
—"Dime que no estoy desnudo o algo, por favor".
—"No, solo tienes cara de que deberías estar en una cápsula de exhibición con luces de neón", dijo Dux. "Disfruta la fama. Dura poco."
Rick miró a su alrededor. Algunos niños mutantes se asomaban entre ruinas para verlo mejor. Una mujer con un brazo de insecto lo seguía con la mirada. Un tipo con piel de piedra le gruñó al pasar.
—"Qué bueno que no soy tímido", murmuró Rick.—"Esto es como ser el NPC raro que aparece en la mitad del juego sin explicación".
Bormin lo empujó suavemente por el hombro.—"Vamos. El Anciano querrá verte… y yo quiero terminar con esto antes de que alguien te intente diseccionar".
Rick tragó saliva y parecía estar nervioso.
—"Buen punto. Vamos a ver al jefe de la mazmorra."
Y así, el humano sin mutaciones, armado con un ladrillo y una sonrisa que ya no sabía si era valentía o negación… entró oficialmente al último bastión del Viejo Mundo.
**
Los pasos sobre las pasarelas metálicas resonaban bajo sus botas como si el mundo entero estuviera prestando atención. Rick caminaba detrás de Bormin y Dux, entre estructuras improvisadas, rostros curiosos y miradas que no se molestaban en disimular. Él, en cambio, bajó un poco la vista… no por vergüenza, sino por concentración.
"El Anciano…"
Recordaba su rostro en el juego. Una figura frágil, encorvada, con barba como raíces y ojos como carbones apagados, sentada en una silla más simbólica que funcional. Pero también recordaba su voz. Grave, paciente, como quien ya ha visto demasiado y sin embargo quiere ver más.
"Su modelo era una especie de Dumbledore postapocalíptico... con menos magia y más cinismo."
Rick repasó lo poco que sabía. Era el líder de la Arca, sí. Pero más que eso, era su memoria viva. El que grababa fragmentos del mundo de antes. El que guiaba con palabras más que con fuerza. Y si algo era seguro, es que él no confiaba fácil.
Rick frunció el ceño, sus pensamientos tomando forma como si preparara un discurso para una cinemática inevitable.
"Nada de chistes estúpidos. Nada de '¡Ey, soy del futuro!' ni '¿Conoces el WiFi?'. Este tipo lidera una comunidad entera con disciplina y miedo a lo desconocido Y eso… soy yo.
El humano puro.El glitch andante.El "NPC raro con cara de DLC nuevo", como ya se había apodado mentalmente.
"Tengo que sonar útil. Precavido, pero decidido. Nada de parecer desesperado ni superpoderoso. Solo un tipo… con potencial."
Luego una idea cruzó su mente. Algo más grande.
"Si juego bien mis cartas… si me aceptan… podría convertirme en stalker. Y no solo eso."
Sus ojos brillaron con un dejo de ambición contenida.
"Podría formar un grupo. Una unidad real. Porque sí, un solo jugador puede cambiar un combate... pero un buen equipo gana la guerra. Y este mundo ya es una maldita guerra en pausa".
Los pasos continuaban. A lo lejos, la torre del Anciano se alzaba como un tótem silencioso. Rick tragó saliva, pero se obligó a mantener el paso firme.
"No soy el elegido, ni el protagonista clásico... pero sí tengo algo que nadie más aquí tiene."
Miró de reojo a sus manos. Una sustentación aún el artefacto solar; la otra, inconscientemente, buscaba el ladrillo en su cinturón.
"Conocimiento del mundo. Del juego. De sus errores y sus posibilidades."
Se detuvo un segundo cuando un niño mutante le escuchó desde una esquina. Rick le devolvió la sonrisa con un guiño, como quien guarda un secreto.
"Jugué esta historia... pero ahora me toca vivirla. Y esta vez, voy a romper el sistema."
La torre del Anciano no era tan alta como imponente. No buscaba alcanzar el cielo, sino sobrevivirlo. Una amalgama de vigas oxidadas, placas de metal soldadas a mano y escaleras que chirriaban como si protestaran cada paso.
Rick subía los peldaños con el corazón latiéndole más fuerte de lo que quería admitir. Detrás venían Dux y Bormin, sin decir palabra. En la cima, una puerta pesada de madera reciclada se abrió con un quejido seco.
Un mutante con rostro de pez les hizo una seña.—"Entren. El Anciano está… de buen humor hoy. O algo parecido."
Rick tragó saliva y avanzó.
El interior era más limpio de lo esperado. Luces tenues colgaban de cables improvisados, y estantes con reliquias del Viejo Mundo decoraban las paredes como si fueran trofeos sagrados: un teléfono de disco, una radio portátil, lo que parecía un microondas sin tapa.
Y en el centro, sentado en una silla que parecía crecer desde el suelo como un trono de chatarra, estaba él .
El Anciano.
Piel surcada por el tiempo. Ojos profundos, como si guardaran tormentas apagadas. Llevaba una túnica hecha de retazos de uniformes, con símbolos olvidados y costuras cuidadosas. Un bastón de metal puro descansaba a su lado, brillante incluso bajo la luz tenue.
Rick sintió que lo observaba sin mover un músculo. Como si supiera todo de él antes de abrir la boca.
—"Así que tú eres el 'regalo' que me traen de la Zona", dijo la voz del Anciano, calmada y profunda como un río que arrastra secretos.
Rick se adelantó un paso, se obligó a sonreír… y activó todo su repertorio de NPC convincente con líneas limitadas pero bien escritas .
—"Señor. Soy Rick Zaeri. Y sé que mi presencia aquí es… poco convencional. Pero vengo a ofrecer algo más que rareza".
El Anciano arqueó una ceja.
—"¿Sí? ¿Y qué ofreces tú que no pueda darme cualquier acosador con dos piernas y media y voluntad de sangrar por comida?"
Rick respiró hondo.—"Perspectiva. Y una voluntad aún mayor."
Se escucha un leve suspiro detrás de él. Probablemente Dux. O Bormin poniéndose nervioso. Pero Rick siguió.
—"No tengo mutaciones. No tengo años en la Zona. Pero tengo habilidades… que no encajan del todo en este mundo, y sin embargo pueden ser útiles. He sobrevivido al TomateMart. Lancé una roca que derribó a un ghoul. Y más importante: no corro al primer disparo. Vine para quedarme. Para aportar."
El Anciano entrecerró los ojos.—"¿Y por qué? ¿Qué gana un 'humano puro' viviendo en este mundo podrido?"
Rick se obligó a bajar la voz. A sonar más... vulnerable. No débil, vulnerable.
—"Porque allá donde vengo no hay lugar para mí. Solo deudas, rutina, y pantallas. Aquí, al menos, puedo elegir mi rol. Puedo ser alguien útil. Y lo digo con humildad: quiero ser stalker. Y quiero proteger este lugar. Incluso si no es mi lugar de origen… lo prefiero a ser invisible en el mío."
Silencio.
El Anciano lo observar largamente. Sus ojos no eran los de un anciano cualquiera. Había inteligencia, pero también… reconocimiento.
—"Tienes mucha lengua", murmuró. "Y sabes usarla."
Rick abrió la boca, pero el Anciano lo interrumpió con un gesto.
—"Bormin. Dux. ¿Ustedes avalan al chico?"
Bormin resopló.—"No ha muerto todavía. Y nos cubrió bien en el tiroteo. Tiene potencial."
Dux chasqueó el pico.—"Y no ha intentado robarme mientras duermo. Ya con eso gana puntos."
El Anciano avanzaba lentamente.
—Muy bien.
Se incorporó levemente, apoyándose en su bastón.
—"Te daré una oportunidad. No porque me hayas convencido del todo… sino porque, a veces, la Zona elige a quién deja vivir. Y tú aún respiras".
Rick soltó el aire que ni sabía que retenía.
—"Gracias. Lo prometo, no los decepcionaré."
Entonces, algo brilló en su visión periférica.
Como si el mundo se fallara un segundo. Una pequeña ventana flotante, blanca con letras azules, apareció brevemente en una esquina de su visión:
¡Logro desbloqueado: "Besa culos" Has logrado entrar en una comunidad postapocalíptica usando carisma y respeto estratégico. Tu espalda duele de tanto inclinarte.------
Rick apretó los dientes.—"…genial", murmuró. "Eso no me lo van a dejar olvidar nunca, ¿no?"
Habia un simbolo que indicaba que habia mas que leer del logro pero lo deje para despues.
El Anciano frunció levemente el ceño, como si captara el desliz pero decidía ignorarlo.
—"Te asignaré a un grupo reducido. Ellos evaluarán tu desempeño. Después de eso, hablaremos de tu futuro."
—"Aceptado."
Y ahí estaba. Lo había logrado.
Estaba dentro.
Cuando se giró para irse, el Anciano lo miró por última vez.
—"Rick Zaeri…"
Rick se detuvo.—"¿Sí?"
—"Ten cuidado con lo que encuentras. Algunos secretos… son mejores cuando duermen."
Por un segundo, Rick creyó ver un destello distinto en sus ojos.
Y por alguna razón, eso lo estremeció más que toda la charla.
Rick descendió las escaleras con un nudo en el estómago. Lo sabía. Por la mirada del Anciano…le recordó que el también había escapado de algo más grande.
El Edén.