WebNovels

Chapter 30 - Capítulo 29: La cita.

*SOFÍA*

Había pasado ya una semana desde que dejamos a Daniel descansar en su casa. Aunque no estábamos físicamente con él, no significaba que no estuviéramos en contacto. Los mensajes seguían llegando, las llamadas durante sus descansos se volvían cada vez más comunes y, a pesar de la distancia, las chicas y yo nos manteníamos unidas, como siempre.

Por mi parte, mi trabajo en diseño de ropa me mantenía bastante ocupada. Las ideas para la nueva temporada se acumulaban en mi mente y los bocetos eran mi prioridad, aunque al final, después de entregarlos, sería cuestión de esperar que los vestuarios fueran hechos, probados y listos para ser lanzados al mercado. Cuando terminara, tendría algo de tiempo libre, y el fin de semana se veía prometedor.

Estaba concentrada en el último diseño cuando mi teléfono vibró. Era un mensaje de Daniel. Sonreí al ver su nombre en la pantalla, y me preparé para lo que me diría.

Daniel: ¿No tienes nada que hacer el fin de semana?

Me sorprendió un poco la pregunta, pero al mismo tiempo, era algo que me encantaba escuchar. Tenía tiempo libre, así que respondí con entusiasmo.

Yo: No, hoy he estado bastante ocupada, pero el fin de semana estoy libre. ¿Por qué?

No pasaron ni unos segundos antes de que su respuesta apareciera.

Daniel: ¿Qué te parece si tenemos una cena mañana? Estoy libre del trabajo y me gustaría pasar un buen rato contigo.

Mis ojos brillaron de inmediato. ¿Una cena? ¿Una cita formal con Daniel? Esa idea me hizo sentir mariposas en el estómago, aunque intenté mantener la calma.

Yo: ¿Una cita?

Me sentí un poco juguetona al hacer la pregunta, esperando escuchar su respuesta con una sonrisa en los labios. Sabía que no era solo una salida cualquiera, sino algo especial, algo que llevaba tiempo esperando.

Daniel: Por supuesto, una cita.

Esas palabras me hicieron sonrojar un poco, pero era una sensación agradable. Daniel no estaba tan distante como a veces parecía estar en su trabajo. No, ahora las cosas eran diferentes, y él lo sabía.

Yo: ¿Y las demás también vendrán?

Sabía que este tipo de citas, con el tipo de relación que tenemos, no solían ser solo de una persona, por lo que me pareció natural preguntarlo. Sin embargo, su respuesta me sorprendió.

Daniel: No, Laura está totalmente agotada, Mariana sigue trabajando en algunas cosas y Valeria también tiene sus cosas que hacer. Así que esta vez será solo entre tú y yo. La primera cita, una formal.

Eso me hizo sonreír aún más. Por fin sería una cita solo de él y yo, sin la presencia de las demás. Al principio, la idea me causaba un poco de nervios, pero luego me di cuenta de que este momento era algo que había estado esperando. La oportunidad de estar a solas con él, en una cita como tal, me llenaba de emoción.

Yo:  Me encanta la idea, Daniel. Será un placer pasar una noche contigo. 

Después de enviarle el mensaje, me quedé mirando el teléfono por un momento. La anticipación crecía dentro de mí. Había sido una semana de muchos sentimientos encontrados, pero ahora, con esta cita, sentía que todo comenzaba a tomar forma de una manera más profunda. No solo como una amiga, sino algo más que lo que habíamos compartido hasta ahora.

Sabía que esta cita sería importante, pero no solo por lo que implicaba para nosotros, sino también porque sería un paso más en la dirección que estábamos tomando juntos. Estaba emocionada, pero sobre todo, sentía que todo lo que había sucedido hasta ahora nos había llevado hasta este punto, y no podía esperar para verlo mañana.

Finalmente, dejé el teléfono a un lado, me relajé y me preparé para el día siguiente. Un día que sabía que sería muy especial.

****

La noche había llegado y mi corazón palpitaba con fuerza. Estaba completamente lista para mi cita con Daniel, pero una parte de mí no podía evitar sentir nervios. Después de toda esta semana de mensajes y llamadas, finalmente había llegado el momento de estar a solas con él, y no podía esperar a ver cómo se desarrollaría la noche.

Me miré una última vez en el espejo, ajustando mi blusa y asegurándome de que todo estuviera en su lugar. Quería que todo estuviera perfecto. Mi cabello rubio caía con suavidad sobre mis hombros, y mis ojos verdes brillaban bajo la luz tenue de la habitación. La ropa que elegí combinaba bien, pensada para causar una buena impresión sin exagerar. Estaba decidida a hacer que esta noche fuera inolvidable, no solo para él, sino también para mí.

De repente, mi celular vibró, rompiendo el silencio en la habitación. Era un mensaje de Daniel. Lo abrí rápidamente.

Daniel: Ya estoy afuera esperando, cariño.

Una sonrisa apareció en mi rostro. Era la primera vez que me llamaba de esa manera, y aunque mis nervios se intensificaron al leerlo, también me hizo sentir especial. Respiré hondo, preparándome mentalmente para lo que estaba por venir.

Me dirigí a la puerta, dando los últimos pasos hacia afuera de mi casa. Mientras caminaba, mis pensamientos se mezclaban con la anticipación de lo que pasaría en esta cita. Sabía que, pase lo que pase, todo sería una experiencia nueva, algo único que ambos compartíamos.

Al llegar al lugar, vi su carro estacionado, con él apoyado en el asiento, mirando hacia el horizonte. Daniel estaba allí, esperando con esa calma que tan bien le quedaba, pero al mismo tiempo, su presencia era reconfortante, como siempre.

Cuando me vio acercarme, se enderezó de golpe, sorprendido, y no pude evitar escuchar un suspiro ahogado de asombro. Me sonrojé instantáneamente.

"Vaya… ¿y yo que pensaba que solo las películas tenían este tipo de sorpresas?" soltó, con una sonrisa de sorpresa mientras sus ojos brillaban al mirarme.

Me reí ligeramente, sintiendo como mi corazón latía con más fuerza. Aunque la broma era tonta, me hizo sentir más relajada, como si todo fuera un juego entre nosotros.

"Buenas noches, cariño." dije, tratando de sonar tranquila, pero mi voz estaba teñida de nerviosismo.

Me acerqué un poco más, y, sin pensarlo demasiado, le di un beso en los labios. Fue torpe, un poco incómodo, pero también lleno de nervios. Sin embargo, me sentí increíblemente viva en ese momento, como si todo el mundo hubiera desaparecido a nuestro alrededor y solo existiéramos él y yo.

Cuando me separé ligeramente, Daniel me miró, sonriendo suavemente.

"Buenas noches, linda." me dijo, su tono cálido y sincero.

Con una mano, abrió la puerta del carro para mí, como un caballero, y me hizo una señal para que subiera.

"Te he estado esperando, pero valió la pena. Vamos, que la noche es joven."

Subí al vehículo, el corazón aún acelerado. El viaje a la cena apenas comenzaba, pero todo lo que había ocurrido hasta ahora me hacía sentir que estábamos dando un paso más en este nuevo capítulo de nuestra relación. Ahora, estaba lista para lo que siguiéramos viviendo juntos esa noche.

Mientras Daniel conducía por la ciudad, el suave sonido de la radio creaba una atmósfera tranquila. A pesar de la calma, no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Esta cita, aunque estaba llena de expectativa, también me tenía un poco nerviosa. Pero al estar junto a él, todo parecía encajar. Durante el trayecto, comenzamos a charlar para ponernos al día, como si el mundo que nos rodeara no existiera.

"¿Cómo te fue en el trabajo hoy? le pregunté mientras miraba por la ventana, disfrutando del silencio compartido."

"Cansado como siempre. Juan y Carla no han parado de hacer preguntas. Es como si no pudieran dejar de molestarme sobre las marcas... Ya sabes, las que me dejaron. me dijo, riendo con un tono que reflejaba lo agobiado que se sentía."

Me di cuenta de que, aunque Daniel se tomaba las bromas con calma, ya debía ser un tanto agotador que constantemente lo bombardearan con ese tipo de interrogatorios. Esas marcas, visibles en su cuello, eran evidencia de lo que había sucedido entre nosotros, y aunque ya estábamos en un lugar donde podíamos disfrutar de la relación, el mundo exterior parecía no querer dejar de recordar lo que había pasado.

"¿Y les contaste ya sobre... nosotras?" pregunté, con la curiosidad evidente en mi tono, pero sin forzar nada. Aún no sabía si todo esto estaba listo para ser revelado.

"No, aún no. No quiero decirles nada hasta que estemos más seguros de cómo va todo. No quiero armar un lío innecesario. Si les digo algo ahora, podrían malinterpretarlo o no ser tan comprensivos... Es algo que tiene que avanzar de forma natural. respondió, manteniendo la mirada en la carretera mientras conducía."

Lo entendía perfectamente. Habíamos dado pasos importantes, pero aún estaba en ese punto en el que no quería arriesgarse a complicar más las cosas. Daniel siempre había sido muy meticuloso y cuidadoso con sus decisiones, y no esperaba menos de él en este asunto.

"Supongo que lo mejor es esperar hasta que sea el momento, ¿no? Si alguien tiene que saber, que sean las chicas... Y si alguna de ellas lo menciona, entonces será el momento adecuado. comenté, apoyando su punto de vista."

"Exacto. Esto va paso a paso. Aunque sé que, tarde o temprano, tendremos que enfrentarnos a las familias de todos, lo importante ahora es que estemos seguros de lo que queremos. Lo que pase, pasará, pero por ahora prefiero que todo siga siendo lo que es."

Su voz era firme, como siempre, y me sentí reconfortada por su confianza. Sabía que Daniel no tomaba decisiones a la ligera y que cualquier paso que diéramos juntos sería bien pensado.

A medida que avanzábamos, la conversación giraba hacia anécdotas más ligeras, riendo juntos como solíamos hacer. No importaba lo que pasara, estaba comenzando a darme cuenta de que esta cita, aunque formal en sus intenciones, también era una forma de disfrutar lo que había crecido entre nosotros de manera orgánica.

"Así que, entonces, Juan y Carla no van a dejar de molestar hasta que sepan algo, ¿eh?"

"Por lo visto, no. La verdad, ya no sé si me fastidian o me hacen reír. Pero bueno, siempre he sido el blanco de sus bromas, ¿qué más da?" respondió con una sonrisa cómplice.

Sonreí también, sabiendo que eso era solo una parte de lo que Daniel había tenido que soportar en su vida, y lo bueno era que, ahora, él tenía un lugar en donde podía ser él mismo, sin preocuparse tanto por las expectativas de los demás.

Cuando llegamos al restaurante, me sorprendió lo elegante que era. El lugar tenía una atmósfera sofisticada, con luces suaves y mesas bien dispuestas. En cuanto el coche se detuvo, Daniel se bajó rápidamente y fue a mi lado, abriéndome la puerta con esa sonrisa que siempre me hacía sentir especial. Extendió su mano para ayudarme a salir, y sin pensarlo, la tomé, aferrándome un poco más de lo que había planeado, disfrutando de la sensación de estar a su lado en ese momento.

"Gracias, cariño", dije en un susurro, mientras le entregaba las llaves del carro a los de valet parking del restaurante para que lo estacionara.

Caminamos juntos hacia la entrada, nuestros pasos sincronizados mientras nos dirigíamos hacia la mesa. No pude evitar notar cómo me sentía completamente conectada con él en ese instante. Mi mano aún apretada contra la suya, como si no quisiera soltarme, disfrutando de la calidez que me transmitía.

Al llegar a la mesa, mis ojos se abrieron de par en par. Era perfecta. Todo estaba preparado con detalles que demostraban lo mucho que había pensado en esta cita. En el centro de la mesa había un ramo de rosas rojas, rodeado de pequeñas velas que parpadeaban suavemente. La luz tenue del lugar creaba un ambiente íntimo, y me sentí abrumada por lo cuidadosamente que había planeado todo.

"¿Lo hiciste todo tú?" pregunté, mirando a mi alrededor mientras sonreía emocionada.

Daniel me observó con una mezcla de diversión y satisfacción, mientras me hacía un pequeño gesto para que me sentara. Me acomodó la silla con gentileza, y antes de que me sentara, me dijo con un tono burlón pero con ese brillo en sus ojos que siempre me hacía sonrojar.

"Debes sentirte honrada, mi señora", dijo con un toque de sarcasmo. "Eres la primera de todas a las que traigo aquí, así que tienes algo de qué presumir ante las demás."

Reí suavemente, sabiendo que su tono juguetón solo lo hacía más encantador. Le lancé una mirada juguetona antes de tomar asiento.

"Vaya, si es así, me siento muy afortunada", respondí mientras me acomodaba en la silla.

Daniel sonrió y se sentó frente a mí. Con un gesto elegante, levantó la carta del menú y la abrió frente a mí.

"Entonces, ¿cómo te sientes?" me preguntó, su tono ahora un poco más suave, como si quisiera asegurarse de que estuviera disfrutando de este momento tanto como él.

Miré alrededor un instante más, admirando el ambiente, y luego volví a centrar mi atención en él. Sin duda, este era el tipo de cita que había esperado, pero también sabía que no era solo sobre el lugar o los detalles, sino sobre la conexión que compartíamos.

"Me siento genial, de verdad", respondí, sonriendo. "Gracias por hacer todo esto."

Daniel asintió, contento de verme tan feliz. Y mientras nos sumergíamos en la conversación, sin importar lo que pasara, sentía que este momento era un reflejo de lo que estaba por venir.

More Chapters