*DANIEL*
La atmósfera en la casa era tensa, pero también había una especie de alivio flotando en el aire, como si el peso de lo sucedido ya no pudiera aplastar más a ninguno de nosotros. Pero mientras Sofía se movía de un lado a otro en la sala, entre risas nerviosas y una ansiedad evidente, las otras chicas estaban más calladas, pensativas, procesando lo que acababa de pasar.
Sofía parecía alternar entre relajar los hombros por la tensión acumulada y agitar las manos al aire, como si pudiera liberar la angustia que la consumía por dentro. Y aunque veía la forma en que trataba de ocultar el nerviosismo con risas y bromas, no podía ignorar la preocupación en sus ojos.
Me dolía ver lo que estaba pasando, saber que, aunque estábamos juntos, el peso de lo que enfrentaría con su familia se sentía como una carga aún más grande. La había visto desafiar a su madre, enfrentarse a esa figura tan imponente que había controlado su vida durante tanto tiempo. Pero también sabía que esto era solo el principio.
"Esto no puede estar pasando", murmuró Sofía, parándose frente a las chicas. "Lo peor es que ni siquiera sabíamos que sería tan pronto. No pensaba que mi madre reaccionaría así, ¡Ni mucho menos que me dejaría sola con esto!" Se pasó una mano por el cabello, visiblemente preocupada, mientras las otras chicas la observaban con la misma mezcla de asombro y solidaridad.
"Sabíamos que la familia de Sofía sería la más difícil", dijo Mariana en voz baja, rompiendo el silencio. "Es la más rígida, la más difícil de tratar. Pero no esperábamos que las cosas se volvieran tan... intensas, tan rápido."
Valeria asintió, su rostro serio. "Esto es solo el principio, ¿verdad? No va a ser fácil. Ni de cerca."
La habitación se llenó de un silencio pesado mientras todas reflexionábamos sobre las implicaciones de lo que acababa de suceder. Nadie había anticipado que los problemas familiares llegarían tan pronto, ni mucho menos que serían los primeros en enfrentarlos. Yo, por mi parte, estaba pensando en el impacto que esto tendría en cada uno de nosotros. La familia de Sofía, en particular, parecía ser la más dura de todas, la más inflexible. Si algo sabíamos, era que enfrentarse a ellos representaría una lucha feroz.
"Sofía," dije finalmente, dirigiéndome a ella. "Lo que hiciste hoy fue… algo que te costó, lo sé. No te olvides de que, a pesar de todo, has dado el primer paso. Tal vez no sea el momento ideal, pero siempre habrá un momento, y ahora… no estás sola."
Sofía me miró, una mezcla de gratitud y miedo reflejada en su rostro. "Es que no puedo evitar pensar que esto acaba de empezar, que aún faltan tantas cosas por resolver. Ya no solo soy yo, ya somos todos. Y si la familia de mi madre es tan dura, ¿qué pasará cuando los demás sepan la verdad?"
"Las familias de todas, incluyendo la mía, no van a ser fáciles", continuó Sofía, soltando una risa nerviosa. "Pero yo… yo no me voy a echar atrás. Y lo mismo va para ustedes. No importa lo que digan nuestros padres. Nos tenemos a nosotros."
Laura, que había estado más callada, sonrió con suavidad, intentando dar algo de esperanza a la situación. "Sabemos lo que se viene. Nadie dijo que esto iba a ser sencillo, pero… tenemos un plan. Primero Sofía, luego las demás. Es la mejor forma de hacerlo."
Miré a las chicas, viendo la forma en que nos uníamos en esta situación. A pesar del temor, la incertidumbre y las posibles confrontaciones que se venían, había algo que nos mantenía unidos. A pesar de todo lo que se avecinaba, lo que realmente importaba era que, aunque la lucha fuera difícil, no estaríamos enfrentándola solos.
"Los padres de Sofía son, sin duda, la parte más difícil", dije, asintiendo, consciente de que nuestras familias, especialmente las de las chicas, no serían fáciles de convencer. "Pero después de ellos, los míos serán los últimos. No tenemos que preocuparnos por eso ahora. Tenemos tiempo."
Las chicas se miraron entre sí, claramente decididas a hablar con Sofía en privado, y de alguna forma, lograban hacer que Sofía pareciera un poco más relajada. Aunque seguía un tanto nerviosa, no podía evitar reírse un poco ante lo que sabían que estaba por suceder. Mientras las chicas se acercaban a ella, Mariana le dio una pequeña sonrisa.
"Ven, vamos a hablar con tranquilidad. Necesitas soltar todo lo que llevas dentro", le dijo Mariana, guiándola hacia las escaleras.
Sofía la miró por un momento, y aunque quería quedarse a charlar un poco más con todos, sabía que las chicas tenían razón. Este era el momento para que ellas pudieran ser sinceras y hablar sobre lo que había pasado, sin tener que preocuparnos por las miradas de los demás.
Yo, por mi parte, sabía que, si se quedaban juntas, las chicas no tardarían en hacerle mil preguntas, sobre todo sobre lo que había sucedido entre Sofía y yo la noche anterior. Y aunque me divertía la idea de que ella tendría que responder, también entendía que sería una conversación más bien privada.
Vi cómo se alejaban por las escaleras, Sofía mirando atrás antes de desaparecer, y no pude evitar reír suavemente, casi con complicidad. Ellas no tardarían en exprimirle cada detalle de la noche que habíamos pasado juntos, y me imaginaba las caras que pondría Sofía mientras lo hacía. Sabía que la conversación no sería fácil para ella, pero era algo que necesitaba, algo que todas necesitaban.
Me quedé en el vestíbulo, escuchando sus pasos mientras subían las escaleras, y una sonrisa burlona se formó en mis labios. Las chicas no eran tímidas a la hora de hacer preguntas y, por lo que había visto en sus caras, sabían que Sofía necesitaba desahogarse. No solo sobre lo que sucedió, sino sobre lo que había significado para ella.
Dejé que las chicas se encargaran de eso. No era el momento para que yo me metiera. Ellas eran las que podían hablar con ella, calmarla y, quizás, ofrecerle algún consejo. Pero también sabía que, al final, lo que ella necesitaba de mí era apoyo. Aunque las preguntas de las chicas se pondrían intensas, yo confiaba en que sabían cómo hacerla sentir mejor.
Unos minutos después, escuché un par de risas suaves que venían de arriba, lo que me hizo sonreír. Las chicas ya estaban comenzando a disfrutar de la situación, o al menos de lo que sabían que Sofía debía contar. Sabía que después de esa charla, ella se sentiría un poco más aliviada, más libre de lo que estaba sucediendo dentro de ella misma.
Aunque me moría de curiosidad por saber qué pasaba exactamente en esa habitación, decidí darles su espacio. Sabía que Sofía necesitaba procesar todo lo que había ocurrido y hablar de ello con quienes mejor la entendían. Y mientras tanto, yo podía relajarme un poco antes de que la tormenta comenzara a desatarse nuevamente, cuando tocara enfrentarse a lo que venía con sus padres.
Pero no podía evitar la sensación de que, de alguna manera, todo esto estaba acercándonos más. Aunque la situación era caótica y llena de incertidumbre, también sentía que estábamos caminando hacia algo mucho más grande que todos nosotros.
**
*SOFÍA*
Estaba rodeada por las chicas en la habitación de Daniel, sentía sus miradas curiosas y, por supuesto, una mezcla de celos. A pesar de lo que había vivido con él esa noche, me costaba procesarlo todo, pero no podía evitar sonreír ante sus reacciones. Era como si estuviera siendo interrogada, pero con una sensación de apoyo detrás de todas esas preguntas.
Mariana fue la primera en hablar, y no pude evitar notar su tono ligeramente juguetón, casi como si estuviera un poco celosa, pero también genuinamente curiosa. "Sofía, no puedo creer que fueras la primera en pasar una noche a solas con él. ¡Cuéntanos todo! ¿Cómo fue?"
Sentí una ligera oleada de nerviosismo recorriéndome al pensar en cómo poner en palabras lo que había experimentado. No solo fue una noche de lo más intensa, sino que también fue un paso grande para nuestra relación. Pero no podía dejar de sonrojarme mientras las chicas esperaban ansiosas.
Valeria, siempre tan directa, también se inclinó hacia mí con una mirada que estaba cargada de emoción y algo más, tal vez envidia. "Yo también quiero saber, Sofía. ¡Una noche entera, solo ustedes dos! Eso no pasa todos los días."
Mi risa nerviosa resonó en la habitación. "Bueno, la verdad es que... fue diferente a todo lo que habíamos hecho antes. Fue todo tan... intenso, no solo por lo físico, sino por cómo me hacía sentir." Vi cómo sus expresiones cambiaban, algunas de ellas sonrojándose mientras escuchaban.
"Diferente... ¿cómo diferente?" Mariana presionó, ansiosa por saber más.
Mis dedos jugueteaban con la esquina de la manta mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas. "No sé... me sentí importante para él, como si cada detalle contara. Como si él quisiera conocerme a fondo, de una manera que no habíamos hecho antes, sin las distracciones, sin la presión de que el resto estuviera presente. Solo nosotros dos, sin reservas."
Valeria soltó un suspiro suave, y las demás chicas no pudieron evitar intercambiar miradas. Algunas de ellas, como Mariana, abrazaron las almohadas que tenían cerca, cubriéndose la boca para evitar gritar de la envidia y la diversión. Había algo en sus ojos que no podía pasar desapercibido: estaban celosas, pero al mismo tiempo, comprendían lo que había significado para mí.
"¡Ay, Sofía!" Mariana exclamó, su rostro rosado y nervioso. "¿No crees que nos dejaste con la boca abierta? ¡Lo que nos estás contando es... demasiado! Creo que no me atrevería a contar todo eso, pero... se nota que fue algo realmente especial."
El tono de las chicas seguía siendo una mezcla de celos y fascinación. Valeria no podía dejar de mirar la almohada que tenía en sus manos, como si de repente no supiera qué hacer con ella. "¿Y... qué más? ¿En serio no nos vas a contar todo lo que pasó esa noche?"
Mi rostro se puso aún más rojo mientras pensaba en lo que había sucedido. No solo había sido una noche de mucha más cercanía y emoción de lo que había esperado, sino que Daniel no me dejó ni un segundo tranquila. Me hizo sentir deseada, valorada, pero también un poco vulnerable de una manera que nunca había experimentado antes.
"Fue como... si no hubiera nada más en el mundo, como si todo lo que hacíamos tuviera un propósito. Y... bueno, no quiero hacerlas sentir mal, pero siento que fue tan... único, tan solo para nosotros dos..." Traté de decirlo con cautela, pero no pude evitar sentir una mezcla de satisfacción y culpabilidad por hacerlas esperar tanto por saber los detalles.
El cuarto se llenó de un silencio nervioso. Las chicas no podían evitar sonrojarse y taparse la boca mientras trataban de procesar mis palabras. No sabía si las estaba haciendo sentir incomodas o si en verdad estaban felices por mí, pero en ese momento, sentí una conexión más profunda con ellas. Sabía que al final, entenderían lo que había vivido, aunque no de la misma manera.
"Creo que todas podemos ver que fue algo importante para ti, Sofía," dijo Valeria suavemente, con una sonrisa amable. "Y me alegra que hayas tenido esa oportunidad. Todos tenemos nuestra propia historia con él, y al final del día, lo que importa es cómo lo vivimos."
Mariana, aún abrazando la almohada, soltó una risa nerviosa. "¡Me siento tan celosa ahora! Pero también entiendo lo que sientes. Esto... va a ser complicado, ¿verdad?"
Asentí lentamente, aún tratando de comprender todo lo que había sucedido entre Daniel y yo, pero sabiendo que este paso era solo el principio de algo mucho más grande.
Las chicas seguían mirándome con esa mezcla de curiosidad y asombro, como si esperaran escuchar todos los detalles de lo que había sucedido entre Daniel y yo. Estaban sentadas alrededor de la cama, algunas abrazando las almohadas, otras con las manos sobre sus bocas, sin poder evitar sonrojarse por cada palabra que decía.
"¿De verdad usaste todas?" Mariana preguntó, casi con incredulidad, sus ojos brillaban entre la sorpresa y una pizca de celos.
"Sí," respondí, una sonrisa traviesa curvando mis labios. "No me detuve en nada. Si quieren que todo fluya más fácilmente con él, tienen que ser un poco más... atrevidas." Les di una mirada cómplice, disfrutando el momento de ver sus rostros tan rojos como tomates.
Valeria soltó un suspiro, más como una mezcla entre frustración y diversión. "Ni siquiera cuando estábamos todas juntas... nunca llegamos a tanto", dijo, cubriéndose parcialmente la cara con la almohada como si intentara ocultar lo avergonzada que estaba.
"Creo que fue más sobre conocerlo... conocer qué lo hace reaccionar, qué lo hace perderse en el momento. Y, sobre todo, no tener miedo de tomar el control." Mis palabras resonaban en el aire mientras las chicas se quedaban en silencio, procesando lo que les decía. Sabía que, aunque todo esto las ponía nerviosas, también las excitaba la idea de probar algo tan... intenso.
"Entonces, ¿deberíamos intentar ser más atrevidas? ¿Como tú?" Valería preguntó, bajando la mirada, pero podía ver la curiosidad en sus ojos.
Sonreí, sintiendo una mezcla de ternura y diversión al ver cómo se debatían entre la incomodidad y la emoción. "Sí, pero recuerden... la clave está en la confianza. Si confían en lo que sienten, todo lo demás se vuelve más fácil."
Me recosté un poco más en la cama, disfrutando de la atención de mis amigas, pero también sabiendo que todo lo que había pasado con Daniel nos había dejado a todas pensando en lo que podía surgir entre nosotros. No sólo en la relación que compartíamos, sino en lo que vendría cuando finalmente enfrentáramos a nuestras familias.
Las chicas se quedaron en silencio por un momento, digiriendo mis palabras.