El tiempo voló.
Los meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos, como hojas arrastradas por el viento.
Durante ese periodo, la vida de Shima siguió un ritmo casi inmutable.
Durante el día entrenaba taijutsu, afinando su cuerpo hasta el límite; por las noches, oculto y en silencio, estudiaba la Liberación de Cristal, puliéndola lejos de miradas indiscretas. Además, siempre reservaba algunas horas a la semana para practicar su Elemento Rayo, sin descuidarlo jamás.
Durante las vacaciones, Shima también entrenó con Hinata y Chino.
Fue durante uno de esos entrenamientos cuando Hinata descubrió, por accidente, la Liberación de Cristal de Shima.
El momento quedó grabado en su memoria.
Los fragmentos de cristal formándose con precisión antinatural, el chakra solidificándose con una belleza peligrosa… Hinata quedó completamente atónita. Sin pensarlo dos veces, juró guardar el secreto.
Shima fingió sorpresa y descuido.
Pero, en realidad, lo había hecho a propósito.
No tenía intención de ocultar que había despertado la Liberación de Cristal. Ese poder podía salir a la luz sin mayores consecuencias.
Su verdadera carta de triunfo era otro elemento… uno que no pensaba revelar bajo ninguna circunstancia.
Hinata no le dio demasiadas vueltas al asunto.
Para ella, Shima simplemente era… asombroso.
Durante los últimos días, los entrenamientos se trasladaron a la casa de Shima.
¿La razón?
Simple.
Shima no tenía intención de entrenar al aire libre antes de que ocurriera el exterminio del clan Uchiha.
Él sabía que Uchiha Obito estaría vagando por Konoha durante ese periodo.
Entrenar afuera era arriesgarse demasiado.
¿Y si Obito los encontraba?
¿Y si atacaba por puro capricho?
Nunca se debía confiar en la mente de un loco.
Shima no tenía intención de convertirse en objetivo de esos peces gordos tan pronto.
…
En un pequeño bosque, fuera del territorio del clan Uchiha, Shimura Danzō observaba el distrito del clan con su único ojo descubierto.
Detrás de él, un grupo de ninjas de la Raíz aguardaba en silencio absoluto.
Frente a ellos estaba Uchiha Itachi, completamente armado, listo para luchar. Su mirada era compleja, pesada, como si cargara el peso de todo un clan sobre los hombros.
"El cáncer de Konoha… finalmente será erradicado."
Danzō murmuró esas palabras con frialdad, el ojo entrecerrado.
…
Cuando la última clase de la tarde estaba a punto de terminar, Iruka habló de repente:
—Hoy habrá un examen sorpresa. Después de clase, nos vemos en el campo de prácticas.
Un murmullo de quejas recorrió el aula.
—¿Eh?
—Qué fastidio…
Mientras tanto, Shima observaba a Uchiha Sasuke con una mirada cargada de lástima.
Sabía perfectamente lo que estaba a punto de ocurrirle.
Sasuke estaba destinado a convertirse en un segundo pilar, incluso más miserable que Madara Uchiha.
Si había que nombrar al personaje más trágico del mundo ninja, Sasuke Uchiha sin duda estaría entre los primeros.
Antes de cumplir siete años, su vida había sido casi perfecta:
un clan poderoso, un padre respetado, un hermano genio… y el chakra de Indra corriendo por sus venas.
Pero después de esa edad, Sasuke dejó de vivir para sí mismo.
Se convirtió en un vengador, dispuesto a sacrificarlo todo para matar a Uchiha Itachi.
Y cuando finalmente logró su objetivo y descubrió la verdad detrás del genocidio… ya era demasiado tarde.
El clan Uchiha nunca regresó.
Incluso al final, Sasuke solo terminó viajando por el mundo ninja en busca de una expiación vacía.
Shima sintió un leve peso en el pecho al recordar que, en la historia original, Sasuke apenas tendría una hija para cargar con el nombre Uchiha.
—Como tu amigo y compañero de clase… es mi obligación ayudarte a cumplir tu sueño.
Murmuró esas palabras en voz baja, mientras revisaba cuántos lazos quedaban en su inventario.
…
Al día siguiente, apenas Shima salió de su casa, notó que algo había cambiado.
La atmósfera de la aldea era distinta.
Por donde caminara, veía aldeanos susurrando entre ellos.
Y al pasar cerca, una palabra se repetía una y otra vez:
—Uchiha…
La noticia del exterminio del clan Uchiha ya se había difundido.
No pasaría mucho tiempo antes de que todo el País del Fuego —y el mundo ninja— conociera la verdad.
Cuando llegó a la escuela, el asiento de Sasuke permanecía vacío incluso después de que sonara el timbre.
—I… Iruka-sensei, ¿Sasuke está bien?
Apenas Iruka entró al aula, varios estudiantes preguntaron con evidente preocupación.
Iruka guardó silencio un instante antes de responder con voz calmada:
—No se preocupen. Sasuke está con vida.
Solo se encuentra en coma, en el hospital.
Al escuchar eso, las chicas soltaron un suspiro de alivio inmediato. Algunas ya estaban pensando en ir al hospital después de clases.
…
Tras la escuela.
Bajo la organización de Ino, las estudiantes caminaron juntas hacia el hospital de Konoha.
Shima no fue.
Aunque ya había marcado a Sasuke como un futuro subordinado, la relación entre ambos aún era distante.
Además, sabía que en ese momento Sasuke necesitaba soledad… y consuelo femenino.
Y como futuro jefe, Shima ya había hecho lo suficiente:
había enviado a Ino.
Sasuke estaría mejor acompañado que en la historia original.
Mucho mejor.