Capítulo 90 – Octavo Desafío
La cámara sobrevuela la isla. El lago brilla bajo el sol. Las cabañas están en silencio. Pero la voz de Chris McLean rompe la calma con su entusiasmo habitual:
"¡Bienvenidos a otro capítulo de Isla del Drama !" —dice Chris, de pie junto a una fogata apagada, con su sonrisa de tiburón y una carpeta en la mano.
Detrás de él, el muelle donde comenzaron los primeros desafíos. Ahora decorado con una pancarta que dice: "¡Sobrevivientes!"
"Antes de revelar lo que les espera hoy", dice Chris, "hagamos un pequeño repaso del desafío anterior. Porque, seamos honestos... fue una locura".
La pantalla cambia. Imágenes rápidas del episodio anterior:
Canoas deslizándose por el lago.
Campistas remando con desesperación.
Cody y Gwen en la misma canoa, riendo, compartiendo miradas.
Trent mirando desde otra canoa, con los dientes apretados.
Courtney frunció el ceño.
Bridgette tragando saliva.
"Sí, sí, el romance flota... literalmente", comenta Chris en voz en off.
La música cambia. Se vuelve más tensa.
La cámara muestra la Isla de los Huesos . Árboles retorcidos. Niebla espesa. Sombras moviéndose entre los arbustos.
"Nuestros campistas llegaron a la infame Isla de los Huesos, donde los esperaban un paseo por el infierno... cortesía de la fauna local."
Gritos.
Carreras.
Harold tropezando con una raíz.
Unas garras asomando entre los arbustos.
Beth abrazando una estatua budista con ojos brillantes.
"Y mientras todos huían de bestias salvajes, Harold —en un intento de sabotaje que salió demasiado bien— terminó ayudando a su equipo a ganar el desafío".
La cámara muestra a los Topos regresando al campamento, empapados, cubiertos de lodo.
"Los Topos perdieron. Otra vez. Y llegaron a la ceremonia de eliminación con dos nombres en la mira: Trent... o Izzy."
La música se detiene.
"Pero entonces..." —dice Chris, con una sonrisa más grande— "¡el ejército apareció!"
Corte a soldados descendiendo en helicóptero.
Izzy gritando "¡Nunca me atraparán vivos!"
Y saliendo corriendo hacia el bosque, dejando una nube de polvo tras de sí.
"Sí, Izzy fue... removida. Técnicamente. Aunque no oficialmente. Aunque... ¿a quién le importa?"
Chris hojea su carpeta.
"Y mientras todos procesaban eso, Beth decidió llevarse un souvenir de la isla: una estatua budo con una vibra ligeramente maldita".
Corte a Beth durmiendo con la estatua junto a su almohada.
Suena un trueno.
La estatua parece sonreír.
Chris vuelve a la cámara.
"¿Vivirá Beth para arrepentirse? ¿Volverá Izzy con un tanque? ¿Y qué tan lejos llegará el romance de Cody y Gwen antes de que alguien explote?"
Chris se encoge de hombros.
"El desafío de ayer fue intenso. El de hoy... bueno, digamos que si sobrevivieron a un oso, una isla maldita y un triángulo amoroso, esto será pan comido."
La música sub.
La cámara se aleja.
Chris sonríe.
"Descubran lo que viene... al ver Isla del Drama ", dice, mientras la pantalla se funde en negro.
Introducción del programa
La cámara se desliza sobre las cabañas. El sol apenas ha salido. Todo está en silencio.
Hasta que el rugido de hélices rompe la paz.
El helicóptero de Chris McLean sobrevuela el campamento, bajando lo suficiente como para sacudir los techos y levantar polvo.
"¡Buenos días, dormilones!" —grita Chris desde el altavoz, con su entusiasmo habitual.
Dentro de las cabañas, comienza el caos.
Duncan se despierta sobresaltado, lanzando una almohada al aire.
"¡No, no me atrapen!" —gritó Duncan, aún atrapado en su sueño de persecución.
Leshawna se incorporó de golpe, chocando la cabeza contra el techo bajo de la cabaña.
"¡Ay, por el amor de—! ¡Este tipo me va a matar!" —se quejó Leshawna, frotándose la frente con rabia.
Se levantó refunfuñando, lanzando una sandalia al aire.
"Estoy harta de sus locuras. ¡Una no puede dormir sin que venga a hacer su show!"
Owen se giró en su cama, murmurando algo sobre tocino y helicópteros.
Harold cayó de la literata inferior, con los lentes torcidos.
Pero Cody...
Cody no se movió.
Dormía profundamente, con una leve sonrisa en el rostro.
En la cabaña de las chicas, Heather se desesperaba con la elegancia.
Se sentó en su cama, se estiró los brazos y miró a sus compañeras con aire de reina.
"Quiero la ducha lista en cinco minutos" —dijo Heather, sin mirar a nadie en particular.
Beth se levantó de inmediato, tropezando con su mochila.
"Sí, Heather, ya voy" —dijo Beth, mientras buscaba una toalla limpia.
Lindsay se quedó mirando el techo, confundida.
"¿La ducha lista cómo? ¿La calentamos o la decoramos?" —preguntó Lindsay, con los ojos aún medio cerrados.
Heather suspiró.
"Solo háganlo. No tengo tiempo para explicar cosas obvias" —dijo Heather, mientras se dirigía al baño con paso lento pero firme.
Gwen se giró en su cama, observando la escena con una ceja levantada.
"¿Cómo puede tener energía para ser mandona tan temprano?" —dijo Gwen, mientras se cubría la cara con la almohada.
Beth pensaba que Heather se tomaba demasiado tiempo en la ducha.
Siempre salía con el cabello perfectamente peinado, la piel brillante y una expresión como si acabara de salir de un spa.
Mientras el resto del campamento se sacudía el sueño, Heather seguía en el baño.
El vapor salía por debajo de la puerta.
Lindsay y Beth esperaban afuera, con las toallas en la mano y la paciencia agotándose.
"¿Crees que se está bañando o está haciendo alquimia ahí dentro?" —susurró Lindsay.
Beth se encogió de hombros.
"No sé, pero si tarda cinco minutos más, voy a entrar con una cubeta de agua fría."
La cámara se aleja del campamento, mostrando a Chris aún sobrevolando en su helicóptero, riendo mientras hojea su carpeta.
"¡Despierten, campistas! ¡El octavo desafío está por comenzar!" —grita Chris, mientras el helicóptero se eleva hacia el cielo.
Frente al baño, la fila crecía.
Leshawna cruzaba los brazos, impaciente. Bridgette se apoyaba contra la pared, con los ojos entrecerrados. Courtney daba pequeños saltitos, claramente incómoda. Gwen simplemente se frotaba las sienes, conteniendo el impulso de patear la puerta.
"¡Heather, apúrate!" —gritó Leshawna, golpeando la madera con la palma abierta.
"¡Llevas media hora ahí!" —añadió Courtney, con tono autoritario.
"¡Alguien más necesita usar el baño, sabes!" —dijo Bridgette, con una sonrisa tensa.
Pero del otro lado de la puerta, solo se escuchaba el sonido del agua corriendo... y el silencio altivo de Heather.
"No va a salir," —dijo Gwen, girándose con fastidio— "Vamos. Hay otros baños."
"¿Dónde?" —preguntó Courtney, frunciendo el ceño.
"Los que Cody construyó cerca de la casa del árbol," —respondió Gwen, ya caminando— "Y no, no el de Owen. Ese huele como si algo hubiera muerto ahí dentro. Dos veces."
Las otras tres la siguieron sin discutir.
En ese momento, la voz de Chris retumbó por los altavoces del campamento.
"¡Campistas! ¡Tienen tres minutos para presentarse junto a la fogata para el desayuno! ¡Y sí, eso incluye a los que aún están en pijama!"
El tono era alegre, burlón... y completamente implacable.
Beth y Lindsay seguían frente a la puerta del baño, con cara de urgencia.
"¡Heather, por favor!" —dijo Beth, golpeando suavemente— "¡De verdad necesitamos entrar!"
"¡Sí, me estoy haciendo pipí!" —añadió Lindsay, con voz aguda.
"Una de ustedes puede entrar... si me pone crema en la espalda," —dijo Heather desde dentro, con total tranquilidad.
Lindsay abrió los ojos como platos.
"¡Ew, no!" —dijo Lindsay, dando un paso atrás— "Eso es como... tocar una serpiente, pero con ego."
Y sin decir más, se dio la vuelta y salió corriendo.
Beth giró para seguirla, pero cuando miró hacia atrás... Lindsay ya no estaba.
Suspiró.
Miró la puerta.
Miró al cielo.
Y entró.
"Esto no puede ser peor que el reto del barro," —murmuró Beth, resignada.
La puerta se cerró detrás de ella.
La cámara se eleva sobre el campamento.
El helicóptero de Chris gira en el cielo.
Los campistas corren hacia la fogata.
Y en la cabaña de las chicas... el caos matutino continúa.
La cámara se desliza por el bosque, siguiendo un sendero de piedras que lleva a la casa del árbol.
Junto a ella, tres pequeñas estructuras de madera, bien hechas, con puertas firmes y techos inclinados.
Los baños.
No los del campamento.
No los oficiales.
Los que Cody construyó.
Gwen empuja la puerta de uno y entra con alivio.
Courtney se estira los brazos, disfrutando del silencio.
Bridgette se asoma al interior, sorprendida por lo limpio.
Leshawna se sienta en una piedra cercana, relajada.
"Esto sí es vida," —dijo Leshawna, cerrando los ojos por un momento.
"¿Quién diría que Cody tenía talento para la plomería?" —comentó Bridgette, mientras se lavaba las manos en un pequeño lavabo improvisado.
"¡Y no huele a muerte!" —añadió Courtney, con una sonrisa.
Lindsay salió de uno de los baños, con el cabello ligeramente húmedo y una expresión de paz.
"¡Este baño es como un spa" —dijo Lindsay, girando sobre sí misma.
Gwen se apoyó contra la pared de madera, mirando el cielo entre las ramas.
"Recuerdo cuando Noah casi se desmaya por el olor del baño de Owen," —dijo Gwen, con tono seco.
Courtney se rió.
"Sí, dijo que era como entrar a una dimensión alternativa hecha de queso podrido."
"Y Cody, entre risas, se fue directo a construir estos," —añadió Gwen, recordando el momento— "Dijo que no iba a compartir con Owen ni aunque le pagaran."
Leshawna abrió los ojos.
"Pues que no se le ocurra cobrar ahora, porque yo no pienso volver al baño del campamento."
Todas rieron.
El ambiente era tranquilo.
Por primera vez en días, las chicas tenían un momento de paz.
Sin gritos.
Sin retos.
Sin Heather.
Y eso... se sentía como un premio.
Todos los campistas estaban reunidos alrededor de la fogata. Algunos aún tenían cara de sueño, otros simplemente estaban de mal humor. Gwen se sentaba con los brazos cruzados, Leshawna bostezaba sin disimulo, y Heather se limaba las uñas como si no tuviera nada mejor que hacer. Cody, más despierto que la mayoría, observaba el fuego con expresión tranquila.
Chris apareció caminando entre ellos, con su carpeta en mano y una sonrisa que anunciaba caos.
"¡Campistas! ¿Están listos para el desafío de hoy?" dijo Chris, con entusiasmo exagerado.
"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Estoy listo! ¡Vamos! ¡Desafío! ¡Desayuno! ¡Lo que sea!" dijo Owen, levantando ambos brazos al aire, emocionado.
Chris sonrió con picardía y, sin decir una palabra más, lanzó varias latas metálicas hacia el grupo. Algunas cayeron en el suelo, otras rebotaron en las piernas de los campistas.
"Frijoles enlatados. Su desayuno gourmet cortesía de Isla del Drama", dijo Chris, mientras hojeaba su carpeta.
Heather levantó una de las latas con dos dedos, como si fuera un objeto contaminado.
"¿Esto es una broma? ¡Esto no es desayuno! ¡Panqueques son desayuno! ¡Cruasán es desayuno!" dijo Heather, con tono molesto.
Chris la ignoró por completo y continuó con su discurso.
"El desafío de hoy es... otra prueba de supervivencia", dijo Chris, mirando a todos con una sonrisa. "Aunque, con suerte, sin osos esta vez."
Giró la cabeza hacia Cody, con una sonrisa burlona.
"¿Verdad, campeón?" dijo Chris, guiñándole un ojo.
Cody se encogió de hombros, sin decir nada. Solo bajó la mirada hacia su lata de frijoles, como si no fuera gran cosa haber enfrentado a un oso.
Chris sacó una pistola de paintball de detrás de la espalda y la levantó con dramatismo.
"Hoy iremos de cacería", dijo Chris, apuntando al cielo con la pistola.
Los campistas se miraron entre sí, confundidos.
"Pero tranquilos", añadió Chris, bajando el arma. "Solo se trata de paintball. Aunque... no prometo que no duela."
La cámara se aleja lentamente mientras Chris ríe para sí mismo, girando la pistola entre las manos como si fuera un juguete.
Duncan se inclinó hacia adelante, con una sonrisa entusiasmada en el rostro.
"Esto sí está mejor. Mucho mejor," dijo Duncan, frotándose las manos como si ya estuviera en medio del juego.
Harold, que aún sostenía su lata de frijoles con cara de sospecha, levantó una ceja.
"¿Eso es una pistola de paintball?" preguntó Harold, señalando el arma que Chris giraba entre los dedos.
"Correcto," dijo Chris, sin dejar de sonreír.
Y sin previo aviso, le disparó.
La bola de pintura impactó directo en el pecho de Harold, quien soltó un grito y cayó hacia atrás, derribado por el golpe.
"¡Ay! ¡Eso duele más de lo que parece!" dijo Harold, desde el suelo, con la camiseta manchada de azul.
Bridgette se llevó una mano al pecho, alarmada.
"Entonces... ¿no vamos a matar nada, verdad?" preguntó Bridgette, con tono preocupado.
Chris giró hacia ella, aún con la pistola en mano.
"Negativo," dijo Chris, con firmeza.
Bridgette suspiró aliviada y sonrió.
Era protectora de animales, al menos cuando no estaba aterrada.
La ardilla que había pateado en el desafío de miedo aún no se recuperaba, pero eso era otro tema.
Chris volvió a mirar al grupo, ahora con tono más formal.
"Esta será la primera cacería de paintball de venados en la historia de Isla del Drama," anunció, levantando la pistola como si fuera un trofeo. "Los equipos se anunciarán cuando lleguemos al bosque."
Se giró para marcharse, pero antes de hacerlo, lanzó una última instrucción.
"Terminen de desayunar. Los quiero listos en diez minutos."
Los campistas se miraron entre sí, luego todos giraron la cabeza hacia Owen.
Owen ya había terminado con casi todas las latas de frijoles.
La de Leshawna, la de Lindsay, incluso la de Harold.
Solo quedaba la de Cody, que comía tranquilo, sin apuro.
"¿En serio?" dijo Gwen, mirando a Owen con incredulidad.
Owen se encogió de hombros, con la boca llena.
"Tenía hambre," dijo Owen, como si fuera una excusa válida.
Cody se rió, sacó su mochila y la lanzó al centro del grupo.
"Hay barras de proteína. Tomen las que quieran," dijo Cody, con una sonrisa.
Los campistas se abalanzaron sobre la mochila como si fuera un tesoro.
Lindsay sacó dos de vainilla. Leshawna agarró una de chocolate.
Harold, aún adolorido por el disparo, tomó una sin mirar.
"Gracias, Cody," dijo Bridgette, con alivio.
"Sí, eres un héroe incluso en el desayuno," dijo Geoff, dándole una palmada en la espalda.
En otra escena, todos los campistas caminaban por el bosque, siguiendo a Chris.
El terreno era irregular, con árboles altos y hojas crujientes bajo los pies.
Llegaron a un claro donde Chris se detuvo, girando hacia ellos con su carpeta en mano.
"Bienvenidos al punto de partida de la cacería de paintball," dijo Chris, señalando el terreno.
Los campistas se acomodaron en semicírculo, atentos.
"Primero, los Bagres Asesinos," dijo Chris, hojeando su lista. "Harold, Geoff y Bridgette serán los cazadores para su equipo."
Harold se enderezó, aún con la mancha de pintura en el pecho.
Geoff levantó el pulgar.
Bridgette sonrió, aunque con cierta duda.
"Ahora, los Topos Gritones," continuó Chris. "Leshawna, Beth, Owen y Lindsay serán los cazadores."
Owen dio un salto en el aire.
"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Esto va a ser épico!" dijo Owen, girando sobre sí mismo.
Chris sacó una caja metálica y la abrió frente a todos.
Dentro, pistolas de paintball, lentes de seguridad y ropa de camuflaje.
"Las bolas de pintura serán azules para los Bagres, y naranjas para los Topos," dijo Chris, entregando el equipo.
Leshawna se ajustó los lentes.
Beth observó la pistola con curiosidad.
Lindsay preguntó si combinaba con su camiseta.
Y Owen... ya estaba apuntando a los árboles.
"¡Esto va a ser legendario!" dijo Owen, mientras cargaba su pistola con entusiasmo.
La cámara se aleja, mostrando a los equipos preparándose, mientras Chris sonríe como si supiera que algo va a salir mal.
Chris se paró frente a los campistas restantes, con una caja grande a sus pies. La abrió con teatralidad y empezó a sacar el contenido.
"Y todos los demás serán los venados," dijo Chris, mientras levantaba unas astas falsas, narices rojas de goma y colitas blancas de peluche. También repartió gafas de protección.
Los murmullos comenzaron de inmediato.
Duncan frunció el ceño. Heather cruzó los brazos.
"Ni loca me pongo eso," dijo Heather, mirando la colita blanca como si fuera una ofensa personal.
"¿Estás bromeando? No voy a correr por el bosque vestido de Rudolph," dijo Duncan, con tono molesto.
Chris los miró con una sonrisa afilada.
"Si no lo hacen, su equipo pierde automáticamente," dijo Chris, encogiéndose de hombros.
Heather soltó un suspiro dramático y se puso las astas.
Duncan se colocó la nariz roja con cara de resignación.
Owen, que ya estaba listo con su pistola de paintball, no pudo contener la risa al ver a Duncan vestido de venado.
"¡JA! ¡Mírate!" dijo Owen, señalándolo.
Duncan lo fulminó con la mirada.
"¿Qué estás mirando?" dijo Duncan, con tono amenazante.
"Nada, Bambi," dijo Owen, entre carcajadas.
Duncan se acercó un paso, con la pistola aún descargada.
"Más te vale tener buena puntería, gordo," dijo Duncan, apretando los dientes.
Chris intervino antes de que la cosa escalara.
"¡Muy bien! ¡Hora de comenzar!" dijo Chris, alzando la voz.
Se giró hacia los venados, que ahora incluían a Gwen, Cody, Heather, Duncan, Courtney, Noah, Dj y Trent
"Tienen dos minutos de ventaja para esconderse o huir. Cuando el tiempo se acabe, los cazadores saldrán a buscarlos," dijo Chris, señalando el bosque.
"Recuerden: gana el equipo que elimine primero a todos los miembros del equipo contrario," añadió, mientras sacaba un cronómetro.
Los venados se miraron entre sí.
Algunos corrieron de inmediato.
Otros, como Gwen y Cody, se movieron con estrategia.
La cacería estaba por comenzar.
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Cody, Gwen, Noah, Heather y Trent avanzaban entre los árboles, con las astas falsas rebotando ligeramente en sus cabezas y las colitas blancas sujetas con velcro a sus pantalones. El bosque estaba en silencio, salvo por el crujido de las hojas bajo sus pasos.
"Me siento como el papá de Bambi," dijo Cody, girando hacia Gwen con una sonrisa.
"Eso te hace aún más sexy," dijo Gwen, riendo mientras se acomodaba la nariz roja.
Cody se llevó una mano al pecho, fingiendo dramatismo.
"¿Sexy? ¿Con esto puesto? Gwen, por favor, que los ciervos no se sonrojan."
Luego se agachó y empezó a caminar en cuatro patas, imitando el trote torpe de un cervatillo.
"¡Mira, mamá! ¡Estoy aprendiendo a correr!" dijo Cody, con voz aguda, mientras fingía tropezar con una raíz.
Gwen soltó una carcajada.
Noah, que caminaba detrás de ellos, también rió.
"Esto es ridículo... pero admito que tiene estilo," dijo Noah, sacudiendo la cabeza.
Detrás, Trent los observaba en silencio, con el ceño fruncido.
Heather caminaba con los brazos cruzados, visiblemente molesta.
"Esto es humillante. Estoy en televisión nacional vestida como un reno de centro comercial," dijo Heather, sin disimular su fastidio.
"Pensaría lo mismo," dijo Noah, girándose hacia ellos, "si Cody no lo hiciera interesante."
Heather bufó.
Trent no dijo nada, pero su mirada hacia Cody hablaba por él.
En otra parte del bosque, los venados del equipo de los Bagres —Duncan, DJ y Courtney— se separaban en distintas direcciones.
"Yo voy hacia el arroyo. Nadie me va a encontrar ahí," dijo Duncan, ajustándose las astas mientras se alejaba entre los árboles.
"Buscaré un árbol alto. Tal vez pueda verlos venir desde arriba," dijo Courtney, ya sacando una pequeña libreta para anotar su plan.
DJ se quedó un momento dudando, luego se encogió de hombros.
"Yo solo quiero que no me disparen," dijo DJ, antes de caminar hacia una zona más densa del bosque.
Heather se detuvo junto a un tronco cortado y se sentó con elegancia forzada.
"No pienso correr por este bosque como una loca," dijo Heather, cruzando las piernas. "Voy a quedarme aquí y esperar a que Lindsay y Beth vengan a protegerme."
Se acomodó la colita blanca con un suspiro resignado, como si estuviera en una sesión de fotos y no en medio de una cacería de paintball.
Cody la miró de reojo y se encogió de hombros.
"Pues haz lo que quieras," dijo Cody, mientras ajustaba su colita blanca.
Gwen lo miró con una ceja levantada.
"¿Eso no es trampa?" preguntó Gwen, señalando a Heather con la cabeza.
"¿Trampa? Mientras Chris no diga que no se puede... entonces no," dijo Noah, encogiéndose de hombros con su típica lógica relajada.
El grupo de Cody —Gwen, Noah, Trent y Heather— siguió avanzando entre los árboles, dejando atrás a Heather en su trono improvisado.
En el claro, Chris levantó su cronómetro con una sonrisa.
"¡Cazadores, es hora de salir!" anunció Chris, con tono teatral.
Bridgette fue la primera en reaccionar. Se colocó los lentes de seguridad, cargó su pistola de paintball azul y salió corriendo hacia el bosque.
"Esto es por todas las veces que Heather fue una cretina," dijo Bridgette, con una sonrisa decidida.
En el otro extremo, Owen vibraba de emoción.
"¡Chicas! ¡Llegó la hora! ¡Vamos a cazar!" gritó Owen, levantando su pistola naranja como si fuera una espada.
Lindsay y Beth gritaron emocionadas. Leshawna solo asintió con determinación.
Pero justo antes de partir, Owen sacó una botella de plástico amarilla y, sin pensarlo dos veces, se la vació encima.
Las chicas se quedaron congeladas.
Después de un largo silencio, Lindsay habló con voz temblorosa.
"Owen... dime que no te acabas de echar orina encima."
"Sí," dijo Owen, con total naturalidad. "Es para enmascarar mi olor. Como hacen los verdaderos cazadores."
Otro silencio.
Beth frunció el ceño.
"Owen... no eres un venado real. Somos campistas."
"¿Entonces... recolecté orina por nada?" preguntó Owen, confundido.
Las tres asintieron al mismo tiempo.
Owen suspiró y lanzó el resto del líquido al suelo.
"¡Cuidado!" gritó Lindsay, saltando hacia un lado.
Beth y Leshawna también se apartaron rápidamente para no ser salpicadas.
Leshawna se detuvo, se llevó una mano a la frente y cerró los ojos con resignación.
"Esto va a ser un largo día," dijo Leshawna, antes de girarse y adentrarse en el bosque.
Las demás la siguieron, mientras Owen trotaba detrás, oliendo... peculiar.
Beth y Lindsay caminaban por el bosque, ya con el paso lento y los hombros caídos. Las pistolas de paintball colgaban flojas en sus manos.
"Creo que hemos caminado como tres kilómetros y no hemos visto ni una oreja de venado," dijo Beth, mirando a su alrededor.
"¿Y si los venados están escondidos en los árboles? ¿Como ardillas?" preguntó Lindsay, con tono serio.
Beth no respondió.
En ese momento, ambas se detuvieron al ver a Heather sentada en un tronco, con las piernas cruzadas y la nariz roja torcida.
"¡Tardaron demasiado!" dijo Heather, sin saludar.
"No sabíamos que teníamos que buscarte," dijo Beth, con tono neutral.
"Estamos en una alianza," dijo Heather, como si fuera obvio.
"¿Puedo estar en una alianza?" preguntó Lindsay, con los ojos brillando de emoción.
Heather la miró con fastidio.
"Ya estás en una. Esta. La nuestra," dijo Heather, señalando a ambas con la mano.
Lindsay sonrió feliz.
"¡Qué emoción! ¡Mi primera alianza!" dijo Lindsay, dando un pequeño salto.
Heather se acomodó el cabello y señaló hacia los arbustos.
"Ve a buscarme bayas. Las que no estén podridas," dijo Heather.
"¡Sí, señora!" dijo Lindsay, corriendo alegremente entre los árboles.
Beth se quedó en silencio, observando a Heather.
"¿No deberíamos estar cazando?" preguntó Beth, con cautela.
"Estamos cazando. Para mí," dijo Heather, sin moverse del tronco.
Luego se giró hacia Beth.
"Tráeme papitas del comedor. Las de bolsa, no las del almuerzo de ayer."
Beth parpadeó, sin saber si Heather hablaba en serio.
Confesionario.
Beth se sienta frente a la cámara, con el uniforme de camuflaje arrugado y la pistola en el regazo.
"A veces Heather es... molesta con sus peticiones," dijo Beth, mirando a los lados.
Luego se inclinó hacia el micrófono, bajando la voz.
"¿Ella escucha esto? ¿Va a saber que dije eso?"
Beth se queda congelada, con los ojos abiertos como platos.
El bosque estaba en silencio, al menos hasta que Owen llegó.
Vestido con su uniforme de camuflaje, gafas de seguridad mal puestas y la pistola de paintball colgando de su cinturón, Owen se arrastraba por el suelo como si estuviera en una película de guerra.
"Objetivo a la vista... movimiento a las tres en punto...", susurró Owen, aunque no había nadie cerca para escucharlo.
Se detuvo detrás de un arbusto y sacó un par de binoculares de juguete que claramente no funcionaban. Aun así, los usó con total seriedad.
"¡Ah-ha!" dijo Owen, al ver una silueta moverse entre los árboles. Era DJ, caminando con cautela, mirando a su alrededor.
Owen se preparó. Se agachó. Respiró profundo.
Y justo cuando iba a dar el primer paso hacia su presa...
Prrrrrrrrrrt.
Un sonoro gas escapó sin permiso.
DJ se detuvo en seco.
Giró la cabeza.
Sus ojos se abrieron como platos.
"¡¿Qué fue eso?!" gritó DJ, y sin esperar respuesta, salió corriendo como si lo persiguiera un oso.
"¡No! ¡Espera! ¡DJ, vuelve! ¡Era parte del plan!" gritó Owen, levantándose de golpe.
Intentó correr tras él, pero su pie se enredó con una raíz.
Cayó de frente, rodó por una pequeña pendiente y terminó con la cara en un arbusto.
"Auch... creo que me camuflé con una colmena," murmuró Owen, mientras una abeja zumbaba cerca.
Mientras tanto, en el otro extremo del campamento, Beth se acercaba sigilosamente a la cocina del Chef.
El comedor estaba vacío, pero la cocina...
La cocina era territorio enemigo.
Beth se asomó por una ventana lateral.
El Chef no estaba a la vista.
Solo se escuchaba el zumbido del refrigerador y el tic-tac de un reloj de pared.
"Solo entro, agarro una bolsa de papitas y salgo. Fácil," se dijo Beth en voz baja.
Pero nada en Isla del Drama es fácil.
Empujó la puerta trasera con cuidado.
Chirrido.
Beth se congeló.
Esperó.
Nada.
Entró.
La cocina olía a cebolla, grasa y algo que probablemente había estado en el horno desde la temporada pasada.
Avanzó en puntillas, esquivando una sartén colgante, luego una torre de ollas.
"¿Dónde están las papitas...?" murmuró Beth, abriendo una alacena.
Nada.
Solo latas de frijoles.
Demasiado traumático después del desayuno.
Abrió otra.
¡Ahí estaban!
Bolsas de papitas, perfectamente selladas, con etiquetas brillantes.
Beth sonrió.
Estiró la mano.
"¿Qué estás haciendo aquí?" rugió una voz detrás de ella.
Beth se congeló.
Giró lentamente.
El Chef.
Con cuchillo en mano.
Y una cebolla entera en la otra.
"¡Yo... yo... estaba buscando... eh... servilletas!" dijo Beth, con una sonrisa nerviosa.
El Chef entrecerró los ojos.
"¿Servilletas... en la alacena de las papitas?"
Beth no respondió.
Solo agarró una bolsa y salió corriendo.
"¡Vuelve aquí, ladrona de papas!" gritó el Chef, lanzando una cuchara de madera que pasó volando junto a su oreja.
Beth corrió por el pasillo, esquivó una bandeja de metal, saltó sobre una caja de tomates y empujó la puerta con el hombro.
Afuera.
Libre.
Con papitas.
Se detuvo solo cuando estuvo segura de que el Chef no la seguía.
Miró la bolsa.
Estaba intacta.
"Todo por ti, Heather", murmuró Beth, sin saber si sentirse orgullosa o completamente manipulada.
Confesionario de Beth
Beth se sienta frente a la cámara, aún con la bolsa de papitas en el regazo. Su cabello está despeinado, su camiseta arrugada, y tiene una hoja de lechuga pegada en el hombro que no ha notado.
"Lo logré. Le robé las papitas al Chef. Corrí como nunca en mi vida. Me escondí detrás de una caja de detergente. Me resbalé con una zanahoria. Pero lo logré", dice Beth, respirando hondo.
Mira la bolsa. Luego a la cámara.
"Y ahora que lo pienso... ¿por qué hago esto por Heather? Ni siquiera me agrada. Es grosera, mandona, y siempre me mira como si fuera un mueble".
Hace una pausa.
"Pero... también me asusta mucho."
Beth se encoge de hombros, como si eso lo explicara todo.
"Supongo que es más fácil hacer lo que dice que discutir con ella. Aunque a veces me pregunto si no estoy ayudando a que gane... y eso sería lo peor."
Se queda en silencio un momento.
¿Heather va a ver esto?
Sus ojos se llenaron.
¿Vas a ver qué dije eso?
La cámara se apaga justo cuando Beth se cubre la boca con ambas manos.
