WebNovels

Chapter 94 - Capítulo 89 – Reacción de Roxxy

Capítulo 89 – Reacción de Roxxy

No sé cómo pasó, pero los días con Cody se volvieron… perfectos.

No perfectos como en películas cursis. Perfectos como en reales. Como en "me río sin pensar", "me siento bonita sin esforzarme", "me duermo sin miedo".

Diversión, química, sexo, compañía. Todo eso. Pero también algo más. Algo que nunca había sentido antes.

Esa extraña sensación de que alguien finalmente me valora.

Cody no me trata como un trofeo. No me mira como si fuera un premio que ganó. Me mira como si yo fuera una persona. Como si mis palabras importan. Como si mis silencios también dijeran algo.

Y aunque nunca lo admitiría en voz alta —ni frente a Becca, ni a Missy, ni siquiera a mí misma— Cody me hace sentir segura. Deseada. Protegida.

Como si, por primera vez, no tuviera que fingir.

Estábamos en su casa. En la cocina. Él cocinaba algo —no recuerdo qué— mientras yo lo miraba desde la barra, con las piernas cruzadas y el corazón tranquilo.

Y entonces lo dijo.

"Me aceptaron en un programa", soltó, como si fuera una noticia cualquiera. "Isla del Drama. ¿Lo conoces?"

Yo me reí. Fingé que me daba igual. Que era una tontería. Que no me importaba.

Pero por dentro… sentí ese hueco feo en el estómago.

Ese que se abre cuando algo se rompe. Cuando algo se aleja. Cuando algo que era tuyo empieza a ser de todos.

Claro que conociste el programa. Todos lo conocían. "Isla del Drama". Un reality ridículo, exagerado, lleno de retos absurdos y drama fabricado.

Y el presentador… Chris McLean.

Solo pensar en él me revolvía el estómago.

Un tipo manipulador, encantado de usar a la gente como piezas de ajedrez. Feliz de provocar peleas, traiciones, lágrimas, todo por un poco de rating.

Terrible combinación para tener a Cody bajo su dirección.

Porque Cody no es como los demás. No juegues sucio. No busca atención. No se vende.

Y yo… yo no quería verlo en ese mundo.

Pero no dije nada. Solo asentí. Sonreí. Cambio de tema.

Porque si decía lo que sentía, tal vez él pensaría que era una exagerada. Que era insegura. Que no confiaba en él.

Y yo sí confio.

Solo que… no confió en el mundo que lo va a rodear.

---

Cody me lo dijo sin drama. Sin pausa. Como si fuera una noticia más.

"Me voy a tomar unos días para prepararme. Ya no nos veremos hasta que regrese del campamento".

Así. Directo. Limpio. Como si no supiera lo que eso significaba para mí.

Yo asentí. Le dije que estaba bien. Que lo entendía. Que era emocionante. Que lo apoyaba.

Mentí.

Por dentro, algo se me revolvía. No era tristeza. No todavía. Era otra cosa. Una incomodidad sorda. Como si alguien me estuviera arrancando algo que apenas había empezado a sentir como mío.

Cody se iba. No a grabar ni a entrevistas. Se iba a entrenar, a estudiar cosas que podría necesitar, a preparar sus maletas. A centrarse. A desconectarse.

Y luego, a tomar un avión que lo llevaría directo al campamento.

Y yo… yo no estaba ahí.

Odiaba la idea. Odiaba que alguien más —el programa, el viaje, el proceso— decidiera qué hacía Cody, cuándo lo hacía, con quién lo hacía.

Odiaba que su tiempo ya no fuera mío.

Odiaba que su atención pudiera estar en otra parte.

La última vez que lo vi, estaba afuera de mi casa. Mochila al hombro, sonrisa tranquila. Me abrazó. Me besó la frente. Me dijo que me escribiría cuando pudiera.

Yo le dije que no hacía falta. Que no éramos ese tipo de pareja. Que todo estaba bien.

Otra mentira.

Porque sí lo éramos. Al menos para mí.

Cuando se subió al auto y se alejó, me quedó de pie en la entrada, con los brazos cruzados y el rostro neutro. Como si no me afectara. Como si ya estuviera pensando en otra cosa.

Pero en mi cabeza, todo era ruido.

Y en mi pecho… un hueco que no sabía cómo llenar.

---

Episodio 1 – Presentación + Salto del Risco

Lo vimos juntas. Mi madre y yo. Sentadas en el sillón, con una bolsa de palomitas entre nosotras y la televisión encendida como si fuera cualquier noche.

Pero no era cualquier noche.

Era el estreno de Isla del Drama . El programa donde Cody —mi Cody— iba a pasar quién sabe cuántas semanas rodeado de cámaras, retos ridículos y, claro, otras chicas.

Yo fingi indiferencia. Pierna cruzada, mirada neutra, comentarios casuales. Como si no me importe. Como si no estuviera contando los segundos desde que se fue.

Crystal, por su parte, estaba encantada. "¡Mira nomás! Ese es tu chico", dijo, señalando la pantalla con una sonrisa torcida. Yo solo asenté.

La presentación fue rápida, caótica, como todo en ese show. Un desfile de personalidades exageradas, editadas para encajar en estereotipos. Pero cuatro me llamaron la atención de inmediata:

Cody , claro. Mi chico. El único que parecía no estar actuando. Su sonrisa era real. Su mirada, tranquila. Aunque… demasiado tranquila.

Gwen , la gótica. Silenciosa, con mirada afilada y actitud de "no me importa nada". Me acordé demasiado de Eve. Esa misma energía de sombra elegante. Esa misma forma de no atención buscar, pero atraerla igual.

Lindsay , la rubia bien dotada. Cuerpo perfecto, sonrisa vacía. Casi una versión menos afilada de mí. Menos peligroso. Menos consciente. Pero igual de llamativa.

Heather , la morena controladora. Vibra de villana escolar. Manipuladora. Calculadora. Me recordé a Mia en su peor etapa. Esa mirada que no observa, evalúa. Esa sonrisa que no invita, amenaza.

Y entonces lo recordé. Antes del show, Cody ya estaba rodeado de cinco chicas además de mí. Becca, Missy, Mía, Eva, Judith.

Hice mi chiste interno, como si eso me ayudará a respirar:

"Pensé que seis ya éramos suficientes… pero claro, Cody".

El salto del riesgo fue el primer reto.

Una montaña altísima, agua abajo con tiburones, y Chris McLean sonriendo como si fuera Navidad.

Los concursantes dudaban. Algunos gritaban. Otros se negaron.

Y entonces apareció Cody.

Mi estómago se aprieta.

Él se acercó al borde, levantó los brazos y empezó a decir tonterías.

"¡Por ​​mi futura esposa!" gritó, señalando a varias chicas.

Y saltó.

Mi madre se río. Se carcajeó, incluso. "¡Ese sí que sabe cómo hacer show!"

Yo no.

Yo me quedé en silencio. Con los labios apretados. Con el corazón en la garganta.

Porque mientras todos veían comedia, yo veía a Cody alejándose.

A Cody siendo parte de algo que no podía controlar.

A Cody jugando un juego donde yo no estaba invitada.

Y eso… eso no me hizo reír.

---

No iba a verlo. No iba a sentarme frente a la tele como una novia desesperada. No iba a esperar cada episodio como si fuera una carta de amor.

Pero lo hice.

Crystal lo puso. "Vamos a ver cómo le va a tu chico", dijo, con esa sonrisa burlona que usa cuando sabe que me importa más de lo que admito.

Y ahí estaba. Cody. En pantalla. Mojado. Rodeado de barro y ramas, con herramientas en la mano y esa expresión de "todo bien" que me dan ganas de gritarle.

El reto era construir jacuzzis. Equipos divididos. Alianzas formándose. Miradas cruzadas.

Yo no vi el juego. Yo veía los vínculos.

¿Quién trabajaba con quién? ¿Quién se reía demasiado cerca de Cody? ¿Quién lo miraba como si ya lo hubiera elegido?

Lindsay, por supuesto, se pegaba a él como si fuera su almohada personal. Heather lo ignoraba, pero con esa indiferencia que es puro cálculo. Gwen lo observaba desde lejos, como si lo estuviera estudiando. Y otras chicas —que ni siquiera recuerdan sus nombres— se acercaban con excusas tontas: "¿Me pasas esa cuerda?", "¿Puedes ayudarme con esta tabla?", "¿Sabes cómo se hace esto?"

Yo quería estar ahí.

No para jugar.

Para poner orden.

Porque si yo estuviera en esa isla, nadie se atrevería a tocarlo sin pasar por mí. Nadie se reiría demasiado cerca. Nadie se colgaría de su brazo como si fuera suyo.

Pero no estoy.

Estoy en casa.

Mirando.

Conteniendo.

Y lo peor es que él no se da cuenta.

No se da cuenta de cómo lo miran. De cómo lo buscan. De cómo lo desean.

O sí se da cuenta… y no le importa.

Lo vi mojado. Trabajando. Esforzándose.

Y aunque no quiera admitirlo ni en mi mente… me preocupé.

No por el reto. Por él.

Porque Cody no es como los demás. No se queja. No pide ayuda. No se rinde.

Y eso, en ese lugar, puede ser peligroso.

Pero no dije nada.

Solo apreté los dientes.

Y espero el siguiente episodio.

Episodio 3 – "El sueño eterno"

Este reto me pareció cruel desde el principio.

Mantenerlos despiertos durante horas. Sin descanso. Sin tregua.

Una tortura disfrazada de entretenimiento.

Pero Chris anunció un castigo para Cody.

Pensé que iban a usarlo para ridiculizar a Cody. Para mostrarlo agotado, torpe, vencido.

Pensé que lo iban a exponer. A quebrarlo.

Pero no.

Cody iba a tocar música. Significaba que no lo conocían, nadie le daría un instrumento a menos que quisiera que impresionara al mundo.

No es algo sencillo. No hay nada tonto.

Una melodía suave, rítmica, con notas limpias y voz firme.

Y el comedor —perdón, el campamento— se transformó.

Las chicas lo miraban como si fuera un ángel caído del cielo.

Lindsay se derretía. Gwen lo observaba con una ceja levantada, pero los ojos brillando. Heather fingía indiferencia, pero no apartaba la vista.

Y yo… yo me rompí un poco.

Orgullo.

Porque era mío. Porque ese talento, esa calma, esa luz… era parte de él.

Celos.

Porque lo compartía con todas. Porque cada nota era una invitación.

Enojo.

Porque él subestima cuánto atrae. Porque actúa como si no pasara nada, como si no viera las miradas, las sonrisas, los suspiros.

Cada vez que una se reía.

Cada vez que una lo alababa.

Cada vez que una se acercaba…

Sentí el impulso de atravesar la pantalla.

De aparecer ahí.

De tomarlo del brazo.

De decir "es mío" en voz alta.

Pero no podía.

Así que me quedé en el sillón.

Con los brazos cruzados.

Con el corazón latiendo como si estuviera corriendo.

Crystal se reía. "Ese chico va a tener a todas detrás de él", dijo.

Yo no respondí.

Porque ya lo sabía.

Y porque, por primera vez, no sabía si eso era algo que podía detener.

---

Cody sobrevivió hasta el final del reto.

Horas sin dormir. Ruidos, luces, trampas. Y él ahí, firme, con esa sonrisa suya que parece decir "todo está bajo control" aunque el mundo se esté cayendo a pedazos.

Yo lo miraba con los brazos cruzados, el ceño fruncido, y el corazón latiendo como si estuviera en esa isla con él.

No lo estaba.

Pero lo sentí.

Y entonces pasó.

Justo antes de que cayera dormida, agotada, con los ojos medio cerrados y la voz arrastrada por el sueño… se giró hacia Gwen.

Y la besó.

No fue un beso largo. Ni apasionado. Fue un beso suave, torpe, de esos que se dan cuando el cuerpo ya no responde pero el impulso es más fuerte que el juicio.

Pero fue un beso.

Y fue con ella.

Con Gwen.

La gótica. La silenciosa. La que se esconde detrás de su flequillo y sus libros.

La que no busca atención, pero la roba igual.

La que no sonríe, pero cuando lo hace, parece que el mundo se detiene.

La que es igual a Eve.

Y eso… eso fue lo que me dolió.

Porque yo ya sabía que Cody tenía otras. Que antes del show, ya éramos seis. Que su forma de querer no era exclusiva. Que su corazón era grande, sí, pero también compartido.

Pero Gwen…

Gwen es como Eve.

Y Eve es la única que nunca pude soportar.

No por lo que es.

Sino por lo que representa.

Silencio. Misterio. Esa maldita aura de "soy diferente" que hace que todos quieran descubrirla.

Y ahora Cody también.

Yo no soy como Gwen.

Yo no me escondo.

Yo no susurro.

Yo no me hago la difícil.

Yo brillo.

Yo dominó.

Yo marco territorio.

Y sin embargo… ahí estaba ella.

Recibiendo un beso que no era suyo.

Y yo, en casa, viendo cómo mi lugar se desdibujaba un poco más.

No lloré.

Sin arena.

No apagué la tele.

Solo me quedé ahí.

Mirando la pantalla.

Con los labios apretados y el corazón ardiendo.

Porque Cody puede besar a quien quiera.

Pero besar a Gwen…

Eso fue personal.

---

Episodio 4 – DodgeBrawl

No sé qué esperaba el episodio. Tal vez algo tonto. Algo sin peso. Pero cuando vi que el reto era dodgeball —ese juego de lanzar pelotas como si fueran misiles— supe que iba a doler.

Porque Cody compite.

Y cuando compite, se transforma.

La cámara lo mostró en el centro del equipo, moviéndose como si el suelo fuera suyo. Esquivaba, lanzaba, giraba. Cada movimiento era limpio, fuerte, seguro.

Y yo… yo lo disfrutaba.

No lo voy a negar.

Verlo así, tan físico, tan enfocado, me hacía sentir cosas que no se dicen en voz alta.

Pero también me desesperaba.

Porque Cody se arriesga.

No por ego. Por impulso.

Y cada vez que se lanzaba al suelo, cada vez que recibía un golpe, cada vez que quedaba expuesto… yo apretaba los dientes.

Y no era solo eso.

Eran ellas .

Las chicas.

La gótica lo miraba demasiado.

No con deseo. Con interés. Con esa mirada de "quiero entenderte" que es peor que cualquier coqueteo.

La rubia lo animaba como si fuera suyo. Saltaba, gritaba, aplaudía. Como si ya lo hubiera reclamado.

La morena —Heather— lo evaluaba. Lo medio. Lo analizaba.

Y yo sé lo que eso significa.

Quiere usarlo.

Cada detalle me irritaba.

Cada sonrisa.

Cada mirada.

Cada gesto.

Y aunque no lo admitiría jamás en voz alta…

Quería estar ahí.

No para jugar.

Para marcar territorio.

Porque Cody no es un premio.

No es un trofeo.

No es un juguete.

Es mío.

Y si alguien se atreve a olvidarlo…

Que se prepare.

---

Episodio 5 – Concurso de talentos ("No tan famoso")

Este tipo de retos son peligrosos.

No por lo físico. Por lo emocional.

Porque si Cody brilla… alguien va a enamorarse.

Y si falla… alguien se va a reír de él.

Y yo no estoy ahí para evitar ninguna de las dos cosas.

Lo vi desde el sillón. Piernas cruzadas. Brazos tensos. Corazón acelerado.

No entendía por qué.

No era mi reto.

No era mi escenario.

Pero era él .

Cody salió al escenario con una guitarra. Otra vez.

Y yo ya sabía lo que venía.

Notas limpias. Voz firme. Presencia.

No exagerada. No falsa.

Real.

Y el público —los concursantes, los productores, los que estaban detrás de la cámara— se rindieron.

Las chicas lo miraban como si fuera un sol.

La gótica, con esa expresión de "no quiero sentir esto pero lo estoy sintiendo".

La rubia, con los ojos brillando.

La morena, con una sonrisa que no era de admiración. Era de cálculo.

Y yo… yo me rompía.

Orgullo.

Porque era mío. Porque ese talento, esa calma, esa luz… era parte de él.

Celos.

Porque lo compartía con todas. Porque cada nota era una invitación.

Enojo.

Porque él subestima cuánto atrae. Porque actúa como si no pasara nada, como si no viera las miradas, las sonrisas, los suspiros.

Cada vez que una se reía.

Cada vez que una lo alababa.

Cada vez que una se acercaba…

Sentí el impulso de atravesar la pantalla.

De aparecer ahí.

De tomarlo del brazo.

De decir "es mío" en voz alta.

Pero no podía.

Así que me quedé en el sillón.

Con los labios apretados.

Con el corazón latiendo como si estuviera en esa isla con él.

Y empecé a pensar que debería estar ahí.

No para competir.

No para ganar.

Solo para patear a cualquiera que se acerque demasiado.

---

No sé si el programa quiere que me ría o que me quiete.

Porque lo que pasó con Bridgette fue tan absurdo que parecía escrito por un niño con problemas digestivos.

Se voltea, dice que no se siente bien… y vomita.

Encima de él.

Literalmente.

En su cara.

En su camiseta.

En su alma.

Crystal se carcajeó. "¡Pobre chico! ¡Eso sí que es amor líquido!"

Yo no.

Yo me quedé en silencio.

No por asco.

Por rabia.

Porque Cody, en lugar de apartarse, de gritar, de reaccionar como cualquier ser humano… se quedó ahí.

Tranquilo.

Con esa expresión de "no pasa nada".

Y eso me irrita.

Porque Cody tiene ese maldito complejo de héroe.

De protector.

Salvador.

No importa si alguien lo vomita, lo traiciona, lo empuja.

Él va a ayudar.

Va un consolador.

Va a quedarse.

Y eso… eso lo hace irresistible.

No solo para mí.

Para todas.

Pero lo peor vino después.

Heather —la morena manipuladora— encontró el diario de Gwen.

Si.

El diario.

Y lo leyó.

En voz alta.

Frente a todos.

Palabras simples.

Pero claras.

Gwen hablaba de Cody.

De cómo la hace sentir.

De cómo lo mira sin querer.

De cómo le gusta.

Y yo… yo me quedé helada.

No por sorpresa.

Por confirmación.

Porque ya lo sabía.

Porque lo vi desde el primer episodio.

Porque Gwen es como Eve.

Y Eve siempre se enamora de los chicos que no la buscan.

Gwen estaba corriendo.

La cara roja.

Los ojos humedos.

La humillación tatuada en cada paso.

Y Cody... claro.

Tras fue ella.

Porque no puede evitarlo.

Porque ve dolor y corre hacia él.

Porque cree que puede arreglarlo todo con una palabra, con una mirada, con una canción.

Y eso… eso me molesta.

Porque no quiero que arregle a Gwen.

No quiero que la consuele.

No quiero que la abrace.

Pero sé que lo hará.

Porque así es Cody.

Y aunque me duela…

Lo entiendo.

Siento lástima por Gwen.

No por lo que escribí.

Por lo que va a sentir.

Porque Cody no se puede tocar sin enamorarse.

Porque Cody no se puede mirar sin imaginar.

Porque Cody no se puede tener sin querer más.

Y Gwen…

Gwen va a caer.

Estoy segura.

Y yo...

Yo voy a estar aquí.

Mirando.

Esperando.

Como siempre.

Episodio 6 – Supervivencia en el Bosque + Incidente del Oso

Al principio me reí.

Izzy apareció disfrazada de oso, con esa energía caótica que parece sacada de una caricatura mal editada. Saltaba entre los árboles, rugía como si supiera lo que era rugir, y los demás gritaban como si fuera real.

Yo me reí.

Cristal también.

Era ridículo.

Era Isla del Drama .

Pero entonces apareció el oso de verdad.

Y mi risa se apagó.

No fue inmediato. Fue como una sombra que se desliza por la espalda. Un cambio en el aire. Un rugido que no sonaba como los anteriores. Una mirada en los ojos de los concursantes que no era actuación.

Era miedo.

Y entonces lo vi.

Cody.

De pastel.

Frente al oso.

Protegiendo a las chicas.

No corras.

No grité.

No se escondió.

Se quedó ahí.

Como si su cuerpo fuera suficiente para detener a una criatura que podía destruirlo en segundos.

Y yo… yo me rompí.

No por el peligro.

Por lo que significaba.

Porque Cody no lo hizo por el show.

No lo hizo por la cámara.

Lo hizo porque es así.

Porque ve miedo y se convierte en escudo.

Porque ve peligro y se convierte en muro.

Porque ve dolor y se convierte en consuelo.

Y eso… eso me duele.

Porque yo lo conozco.

Porque yo lo amo.

Aunque no quiera admitirlo.

Me levanté del sillón.

No por impulso.

Por necesidad.

Fui directo al cuarto. Busqué mi teléfono. Empecé a marcar.

No, Cody.

A sus padres.

Iba a convencerlos.

Iba a decirles que esto era una locura.

Que su hijo estaba en peligro.

Que el programa no valía la pena.

Iba a hacer lo que fuera necesario para sacarlo de ahí.

Pero antes de marcar…

Llegó el mensaje.

De él.

"Estoy bien. Fue intenso, pero ya pasó.

Ah, y... creo que tengo un nuevo noviazgo.

Te cuento después".

Me quedé quieta.

El teléfono en la mano.

La pantalla está encendida.

El corazón se apagó.

Nuevo noviazgo.

Tres palabras.

Pequeñas.

Letales.

No dijo con quién.

No dijo cómo.

No dijo por qué.

Pero no hacía falta.

Yo:

Gwen.

La gótica.

La silenciosa.

La que se fue corriendo por vergüenza.

La que Cody fue un consolador.

Claro que era ella.

Y eso… eso me dolio más que ver al oso.

No lloré.

Sin arenilla.

No rompí nada.

Solo me senté en el borde de la cama.

Con las manos en las piernas.

Con la espalda recta.

Con el rostro neutro.

Como si no pasara nada.

Pero por dentro…

Miedo.

De perderlo.

De que alguien más lo entienda como yo lo entiendo.

Enojo.

Por su maldito complejo de héroe.

Por no saber cuándo parar.

Por no ver lo que provoca.

Amor.

Que no quiero admitir.

Que no quiero nombrar.

Que no quiero mostrar.

Porque Cody no es solo un chico.

No es solo un novio.

No es solo una historia.

Es un espacio.

En mi vida.

En mi cama.

En mi mundo.

Y eso… eso no se reemplaza.

No temo perder el título.

No temo que otra se llame su novia.

Temo perder el lugar que él ocupa en mí.

Temo que alguien más lo abrace como yo lo abrazo.

Temo que alguien más lo escuche como yo lo escucho.

Temo que alguien más lo mire como yo lo miro.

Pero no me voy a rendir.

Porque Cody va a regresar.

A mí.

A mi cama.

A mi vida.

Solo tengo que esperar.

Y afilar las uñas.

Por si alguna cree que puede quitármelo.

---

More Chapters