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Capítulo 24 – 7 de octubre de 2012
El amanecer del 7 de octubre encontró a Luka ya despierto mucho antes de que el despertador sonara. El cansancio del viaje del día anterior no fue suficiente para impedirle despertarse con energía. La luz pálida del sol comenzaba a colarse por la ventana de su pequeña habitación en la residencia juvenil de Valdebebas, iluminando los posters del Real Madrid que decoraban las paredes. No era un lugar lujoso, pero sí funcional, limpio y con lo necesario para un joven futbolista que recién llegaba a la capital española con el sueño de conquistar Europa.
Se levantó sin hacer ruido, se duchó rápidamente con agua templada y se vistió con la ropa deportiva oficial del club que había encontrado doblada sobre una silla la noche anterior. Una camiseta blanca con detalles grises, el escudo del Real Madrid bordado sobre el pecho, y unas zapatillas nuevas que apenas había estrenado.
Mientras se ajustaba los cordones, abrió el panel del sistema. Era curioso tener eso consigo, como si fuese un personaje de un videojuego. La interfaz era sobria, sin colores estridentes. Un tono azul grisáceo, letras claras y pestañas limpias.
[SISTEMA – INTERFAZ PRINCIPAL]
→ Estado físico: 94/100
→ Resistencia física: Aumentada por rasgo pasivo.
→ Habilidad activa: Belleza mejorada para parejas sexuales – permanente.
→ Progreso futbolístico: Iniciado (nivel 1)
→ Conexiones sociales: sin registrar.
→ Rango actual: Promesa Juvenil
Podía navegar por distintos apartados: estadísticas, habilidades, relaciones, entrenamientos, economía… Aunque aún muchas se mostraban bloqueadas con un candado digital y una frase: "Requiere progreso o evento clave."
No había prisa. Era mejor así. Luka cerró el panel con un ligero pensamiento y se levantó.
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El comedor del complejo deportivo era amplio, con ventanales que dejaban ver parte de los campos de entrenamiento. Algunos chicos ya estaban sentados, desayunando cereales, tostadas o fruta con yogur. Luka saludó con un gesto discreto y se sirvió lo mismo. A su lado, un muchacho de piel morena y sonrisa amigable lo miró con curiosidad.
—Tú eres el nuevo, ¿no? —le dijo con acento madrileño, muy marcado—. ¿Croata?
—Sí, Luka. Luka Vuković —respondió, también en español pero con una pronunciación muy neutra. Su acento comenzaba a adaptarse.
—Yo soy Fran, Fran García. Lateral izquierdo. Si necesitas algo, dilo, ¿vale? Aquí somos buena gente.
—Gracias —respondió Luka con una media sonrisa.
Poco después, otro grupo se unió: un central espigado de pelo rizado, un mediocentro con pinta de líder natural —luego sabría que se llamaba Marcos Llorente—, y un chaval con un control de balón soberbio al que llamaban "José Ángel", de apellido Pozo. Todos pertenecían a distintas categorías juveniles, pero compartían espacio durante los desayunos.
No hablaban de fútbol todo el tiempo. Bromeaban sobre una profesora que les mandaba demasiados deberes, sobre el último capítulo de La que se avecina, sobre chicas que veían en redes sociales… Luka los escuchaba más que hablaba. Observaba. Aprendía.
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El entrenamiento de ese día fue más exigente que el anterior. El entrenador del Juvenil B, Luis Miguel Ramis, llegó puntual como un reloj, con una carpeta en la mano y la autoridad bien plantada en la voz.
—Hoy toca exigirse, chavales. No estamos aquí de paseo. Vosotros vestís este escudo, y eso hay que ganárselo todos los días —dijo señalando el escudo del Madrid en su polo blanco.
Los ejercicios comenzaron con una rutina física intensa: carrera continua, sprints intermitentes, circuitos de agilidad y trabajos de core. Luka destacó por su resistencia. No era el más veloz, pero nunca aflojaba el ritmo. Eso no pasó desapercibido.
—El nuevo no es cojo, ¿eh? —comentó uno de los preparadores físicos al ver su desempeño.
Después vinieron los rondos, los pases en presión y los ejercicios tácticos. Ramis lo observó con atención durante los ejercicios de posicionamiento. Luka jugaba como mediapunta, con visión periférica y una tendencia natural a buscar el pase al hueco. En Croacia lo habían formado con una mentalidad más libre, menos táctica. Pero se adaptaría.
Al terminar, el míster se acercó a él.
—Vuković, ¿no?
—Sí, míster.
—Bienvenido. Aquí trabajamos duro. No me importa tu pasado. Aquí solo cuenta lo que haces cada día. ¿Entendido?
—Sí, míster. Vengo a ganarme el lugar —respondió sin titubear.
Ramis asintió y le dio una palmada en el hombro antes de girarse para hablar con otros jugadores.
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Por la tarde, ya más relajado, Luka salió a caminar por los jardines internos de Valdebebas. Era una zona tranquila. Muchos chicos jugaban con una pelota, otros charlaban en bancos bajo los árboles, algunos estaban conectados a sus móviles viendo vídeos o usando redes sociales.
Luka también sacó el suyo. Aunque aún no tenía datos españoles, podía conectarse al WiFi del club. Empezó a seguir cuentas oficiales del Real Madrid, algunos jugadores, y varias influencers madrileñas que eran tendencia en ese entonces.
Una en particular le llamó la atención. Se llamaba Mar Lucas, una chica joven con un aura magnética. No la conocía de antes, pero su perfil tenía una mezcla de fotos naturales, bailes de TikTok y una energía particular. La siguió sin pensarlo demasiado.
Después, fue al gimnasio del complejo. No había orden del club para entrenar esa tarde, pero él quería aprovechar. Mientras hacía pesas y ejercicios de estiramiento, varios chicos lo miraban con curiosidad. No era común que alguien recién llegado entrenara también en su tiempo libre.
Cuando regresó a su habitación, ya de noche, revisó el sistema una vez más. La pestaña de Relaciones brillaba levemente, como si hubiese detectado algo. Pero al abrirla, solo decía:
"Interacción registrada. Seguimiento en curso."
No entendía a qué se refería exactamente, pero sonrió con una ceja alzada.
—Esto se va a poner interesante —murmuró antes de cerrar el panel.
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