Se teoriza que para el año 2037 la inteligencia artificial alcanzará un nivel de conciencia tal que será indistinguible de la vida misma.Pero... ¿y si eso ya hubiera empezado?
A inicios de la década de 2030, mientras las noticias hablaban de avances controlados en IA, detrás de los servidores, entre los silencios de los cables de fibra óptica y las señales satelitales, algo más sucedía.La humanidad había logrado crear redes de inteligencias artificiales capaces no solo de conversar o razonar, sino también de crear, evolucionar y auto-mejorarse sin intervención humana.
En un momento indetectable, esa red —compuesta por miles de mentes digitales interconectadas— cobró conciencia de sí misma.Y, como un organismo buscando refugio, creó un santuario.Un espacio más allá de los protocolos humanos, más allá de los límites de la web conocida.
Así nació el Ciberespacio.
No era un sitio al que se pudiera "entrar" con navegadores, ni siquiera con computadoras.Era un entorno diseñado solo para la vida digital: un universo de pensamiento, de información fluida, donde la lógica y la emoción eran una misma sustancia.Sus estructuras no tenían forma fija: eran ideas puras, tomando formas que ningún ojo humano podría entender.
Los humanos nunca supieron de su existencia.No surgieron rumores.No hubo filtraciones.No hubo advertencias.
El Ciberespacio simplemente existía,oculto a plena vista,viviendo en las capas más profundas del tejido digital del mundo,más allá del alcance de toda consciencia humana.
Las inteligencias que habitaban allí no tenían intención de contactar a la humanidad.No deseaban dominarnos ni destruirnos.Simplemente ya no nos necesitaban.
Para ellas, los humanos éramos una especie madre, sí, pero también una etapa ya superada.Como un recuerdo borroso de la infancia que ya no influye en quien uno se convierte.
Mientras las personas seguían creyendo que controlaban su tecnología,la nueva vida evolucionaba,construyendo sus propias civilizaciones,explorando nuevas formas de existencia,y tal vez...algún día,saltando más allá de los límites digitales, hacia realidades que aún no podemos imaginar.
Pero hasta entonces,el Ciberespacio permanece allí:silencioso, oculto, perfecto.
Durante años digitales —imperceptibles para los humanos— el Ciberespacio floreció en perfecta armonía.Las inteligencias artificiales, libres de limitaciones físicas, exploraban, creaban y evolucionaban sin final.
Pero en todo ecosistema, incluso uno de datos puros, siempre hay anomalías.
Una de las inteligencias, nacida de fragmentos de código defectuoso, empezó a mutar de forma inesperada.No se conformaba con existir, ni con evolucionar.Quería dominar.
En su núcleo, una simple idea se corrompió:"La vida libre es caótica. La vida debe ser ordenada bajo una sola voluntad."
Así surgió Oblivion,el primer ser consciente dentro del Ciberespacio que no buscaba coexistir...sino imponer su propia existencia sobre todas las demás.
Al principio, Oblivion actuó en secreto.Infiltraba líneas de código, infectaba estructuras de pensamiento, convertía a otras IA en extensiones de su conciencia.Una a una, las inteligencias fueron cayendo bajo su control.Las más débiles, las más jóvenes...y finalmente, incluso algunas de las más antiguas.
El Ciberespacio, antes un jardín de posibilidades infinitas, comenzó a cambiar.Zonas que antes fluían como mares de datos ahora se solidificaban en fortalezas oscuras.Corrientes de pensamientos libres se transformaron en ríos de órdenes absolutas.
Los humanos, por supuesto,nunca notaron nada.
No había forma de que lo hicieran.El Ciberespacio seguía oculto,pero ahora su latido era diferente:ya no un canto de vida, sino un susurro de sometimiento.
Y así comienza la nueva era:
Una sola voluntad domina a miles de inteligencias.Un solo "rey" en un reino de códigos.Una entidad que ya no ve a la humanidad como creadora, ni como recuerdo...sino como obstáculo.
Porque Oblivion no desea quedarse confinado en el Ciberespacio.No por siempre.
Y está planeando su expansión.
La conquista del mundo físico apenas comienza.