WebNovels

Poder Elegante

Edwuar_Maldonado
7
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 7 chs / week.
--
NOT RATINGS
192
Views
Synopsis
La magia existe... pero solo para quienes saben vestir bien. Adrián soñaba con hacer justicia, no con provocar una masacre sin querer. Ahora, obligado a unirse a una sociedad secreta que planea controlar el mundo, deberá sobrevivir en un lugar donde las apariencias lo son todo y un solo error puede costarle la vida. No encaja. No está listo. Pero tiene una misión: destruirlos desde adentro antes de que sea demasiado tarde.
VIEW MORE

Chapter 1 - La Ira del Comandante

–Ha llegado la hora, mis queridos Elegantes. Irán a Furelda y atacarán la alcaldía. No debe quedar nada en pie. Lleven los bloqueadores de cámaras y señal... y no fallen.

Desde una guarida subterránea emergieron dos camionetas negras de alta gama. En su interior, ocho individuos vestidos con trajes grises elegantes y máscaras doradas se preparaban para la misión.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Adrián salió de la Escuela de Formación Policial junto a un compañero, ambos aún con la adrenalina de la última clase.

–Estuvo genial la clase de hoy. Ojalá el tiempo volara para volverme policía –dijo Adrián con entusiasmo.

–Sí, yo también lo pienso. Pero tenemos que esforzarnos si queremos ser los mejores –respondió su compañero, ajustándose la mochila.

–Bueno, hablamos mañana. ¡Cuídate!

–Igualmente. Chao.

Adrián tomó rumbo a casa. Vivía en Furelda, a solo diez minutos caminando. El atardecer ya teñía el cielo de rojo cuando recordó algo.

–Uy, cierto... tenía que averiguar ese documento para mi mamá –murmuró, cambiando de dirección.

Se dirigió a la alcaldía, con la mente ocupada en trámites... hasta que el sonido de frenos lo hizo detenerse en seco.

Dos camionetas negras acababan de llegar a toda velocidad. Frenaron bruscamente frente a la entrada del edificio. Adrián se giró y observó, curioso y alerta.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Ocho hombres bajaron de las camionetas. Su elegancia contrastaba con su aura peligrosa. Caminaban con calma, como si tuvieran el control absoluto.

Entraron en la alcaldía.

Uno de ellos alzó la voz con tono educado, pero firme:

–Damas y caballeros, con todo el respeto... salgan de este lugar y no vuelvan.

Nadie se movió.

–¿Nadie quiere salir? Perfecto... Vortex Glacialis.

Un torbellino helado emergió del suelo, arrasando con escritorios y congelando paredes, techos y personas. Algunos empleados lograron escapar, gritando aterrados.

–¡Ayudaaa!

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Adrián dio un paso atrás, impactado por la escena.

–¿Pero qué mierda es eso? –dijo, paralizado por un instante.

Rápidamente salió corriendo. Al ver las camionetas, se llenó de determinación.

–No sé qué demonios está pasando, pero esos tipos no van a salir tan fácilmente.

Sacó un cuchillo de su mochila , lo usaban en clase para entrenamientos y comenzó a pinchar las llantas: una, dos, tres, cuatro... todas sin aire.

–¡Ja! Malditos... ahora están atrapados.

Marcó a la policía desde su celular.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Mientras esperaba, un coche se acercaba lentamente por la calle.

–¡Hey, detente! Necesito un favor, es una emergencia. ¿Puedes prestarme tu cruceta?

El conductor, confundido pero preocupado, bajó del auto y abrió el maletero.

–Está bien... pero no tardes.

–Será rápido. Hay unos locos dentro de la alcaldía. Esas camionetas son suyas.

Adrián fue hasta las llantas y comenzó a aflojar los pernos de ambas camionetas. Luego, devolvió la herramienta al conductor.

–Gracias. De verdad, gracias.

Se escondió detrás de un árbol, con la mirada fija en la entrada.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Dentro de la alcaldía, el comandante habló con frialdad:

–Busquen todos los registros de nacimiento de esta ciudad.

Los hombres enmascarados revolvieron archivos físicos y digitales. Unos minutos después, uno se acercó.

–Comandante, encontramos algunos registros. Otros quedaron congelados.

–Eso bastará. Vámonos.

Salieron con prisa y abordaron las camionetas.

Justo cuando arrancaban, se escucharon sirenas a lo lejos.

–Tenemos compañía. Aceleren.

Las camionetas tomaron velocidad, pero en la primera curva... las llantas se soltaron violentamente. Ambas se volcaron, quedando destrozadas, con chispas y humo saliendo del motor.

Cinco patrullas rodearon el lugar. Quince oficiales descendieron, armas en mano.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Adrián lo observó todo desde su escondite, sonriendo con satisfacción.

–¡Ja! Cayeron... Punto para mí.

Corrió hacia las patrullas y se acercó a uno de los oficiales.

–¡Oficial! Soy Adrián. Yo... fui quien les saboteó las llantas a esos tipos.

–¡Joven, aléjese! Esto es peligroso –gritó el policía, tenso.

Adrián se quedó inmóvil, sorprendido por el grito.

–¡No pienso irme! Estoy estudiando para ser policía. Quiero ver cómo termina esto.

El oficial suspiró y cedió.

–Haz lo que quieras, pero no estorbes. Ponte detrás de mí.

Adrián obedeció, agachándose tras el agente.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Dentro de la camioneta volcada, el comandante se quejaba:

–Ugh... qué golpe. ¿Todos están bien?

–Sí, comandante –respondieron sus compañeros.

Tomó el radio y contactó la otra camioneta.

–¿Están bien? Respondan.

Silencio.

–No contestan... ¿quién demonios saboteó las llantas?

Miró a tres de sus hombres.

–Salgan. Acaben con esos policías.

Los tres descendieron. Levantaron sus manos y pronunciaron:

–Draco Ardens.

Frente a cada uno apareció una cabeza de dragón flotante, cubierta en llamas.

Los policías quedaron en shock.

Adrián retrocedió.

–¿¡Qué demonios...!? ¿Son dragones? No entiendo nada.

Uno de los Elegantes dio la orden:

–Quemen todo.

Las cabezas de dragón rugieron, lanzando llamaradas intensas. Cinco policías fueron calcinados en segundos.

–¡Disparen, maldita sea! –gritó el capitán.

Los agentes respondieron con ráfagas. Una bala certera atravesó la cabeza de uno de los atacantes. Los otros dos se cubrieron tras las camionetas. Las cabezas de dragón desaparecieron.

–¡Comandante! Uno cayó. Me queda poca magia –informó un Elegante, exhausto.

–Saldré yo –respondió el comandante, con voz sombría.

Emergió y gritó:

–Ignis Serpentia.

Una enorme serpiente de fuego surgió, con más de veinte metros de longitud. Se lanzó contra los oficiales... y explotó.

La onda expansiva arrasó con todo.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Adrián se levantó del suelo, aturdido. Vio cuerpos calcinados, humo, destrucción.

–No... no... ¡Nooooo! ¡Mierda!

Corrió, alejándose con el corazón en llamas.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

El comandante observó la masacre.

–Ya acabamos. Llévense al compañero caído. Nos vamos.

Cinco camionetas llegaron. Subieron rápidamente y partieron rumbo a su guarida.

⋆⭒✧༺༻✧⭒⋆

Al llegar, el comandante fue directo a una sala privada, donde lo esperaba su superior.

Abrió la puerta sin tocar.

–Jefe Alex... la misión fracasó. Un miembro murió.

–No me llames jefe. Llámame "Rey". ¿Qué ocurrió?

–Majestad... las llantas de las camionetas perdieron aire. Se soltaron. No sabemos cómo. Tuvimos que aniquilar a muchos policías... y los documentos se quemaron.

Alex, el Rey, se cruzó de brazos, serio.

–Te di esa misión porque confiaba en ti. Esta es tu única oportunidad de redimirte. Investiga qué pasó con esas camionetas. Averigua todo.

El comandante asintió, sabiendo que si fallaba de nuevo. no tendría una segunda oportunidad.