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Chapter 16 - Capítulo 16 Thor

Capítulo 16 Thor parte 3

 

Al llegar al SGC, 00 empezó a transportar a los soldados

heridos a su bionave para reparar sus extremidades perdidas. Después de quince

minutos, los quince soldados afectados fueron devueltos al SGC, y ella activó

el portal de su nave para ir al planeta del Creador.

00 llegó detrás de un sillón. Era una habitación que tenía

afiches colgados de personajes de videojuegos, y a un hombre sentado en frente

de un nuevo modelo de pc, con luces led y cables brillantes que adornaban todo,

parecía la decoración de una tienda de electrónica.

El hombre sentado en la silla, que parecía la silla de un

auto de carreras, era alto, cabello blanco cenizo y por lo que parecía tenía un

cuerpo atlético y llevaba ropa y zapatos deportivos, que parecían cómodos. Él

estaba de espaldas y no se le veía la cara, pero por su porte, se podía decir

que tenía entre veinte y treinta años, más cerca de los veinte que de los

treinta.

—Creador, el comandante supremo de la flota asgard, Thor,

desea verle —informó 00. El hombre que jugaba un videojuego ni siquiera volteó

haciendo un ademán con la mano.

—Hola 00, dile que soy una persona muy ocupada, hablaremos

después, también leeré el informe de la misión luego —dijo el hombre sin

prestarle atención.

—Creador, él insiste —dijo 00. El hombre negó con la cabeza

mientras seguía prestando toda su atención al juego.

—00, Shaiya ya está online, y gracias a la velocidad de mi

red, he logrado registrarme de primero y ganarme un brebaje tiro fijo para full

críticos, un brebaje veloz que aumenta mi velocidad de movimiento en uno, un

brebaje de maestría, que aumenta mi velocidad de ataque en un nivel.

»Gracias a esto, apenas hace media hora que he empezado y ya

soy nivel 5. Todavía me queda hora y media de brebajes, no puedo dejar el juego

ahora, dile a Thor que estoy demasiado ocupado —insistió el hombre.

—Creador, él estuvo a punto de insistir con vehemencia —dijo

00 con indiferencia.

—¿Insistir con vehemencia? ¿Qué significa eso? —preguntó el

hombre sin dejar de jugar ni mirar para los lados.

—Significa que puede ponerse violento si no habla con él

—explicó 00. El hombre suspiró con abatimiento.

—¿Se enteró de que eres una versión mejorada de los

replicadores? ¿No es algo cobarde? Pensé que Thor era un tipo duro y que eso no

le perturbaría demasiado —dijo con extrañeza—. Pero si está molesto es mejor

hablar. Cuando los asgard amenazan con violencia es que ya tienen la mano en el

gatillo del arma para disparar si la respuesta no es positiva. Está bien, dile

que podemos hablar pero no voy a dejar que se pierdan los brebajes, hablaremos

en dos horas.

»00, ¿crees que tengo que ponerme mi traje de dios y sentarme

en mi trono? Si es tan arrogante para amenazar a mi enviado supongo que yo

tengo que ser igual de arrogante. Por cierto, por si acaso activa tus escudos

al máximo —aconsejó mientras seguía jugando.

—¿Piensa usar algo más para impresionarle? —preguntó 00.

—Sí, ¿crees que debería decirle a los niños que se aparten

del trono? Antes pensé que sería genial e intimidante ver mi colección de

sirvientes y me haría ver arrogante, orgulloso y algo peligroso, pero Egeria

primero me acusó de maltratar criaturas y luego trató de abusar sexualmente de

mí. Si no llegas a salvarme esa desvergonzada de trasero redondo me hubiese

convertido en su perro faldero —suspiró el Creador con abatimiento.

El Creador, en ningún momento él apartó su atención del

juego. 00 suspiró en su interior. Si el asgard hubiera insistido, ella lo

hubiese conectado directamente con su Creador, y lo sucedido luego sería

memorable. 00 se preguntaba si su Creador le ordenaría borrar los recuerdos de

todos, o se limitaría a enviarlos a la bodega, para mantener sus bocas

cerradas.

—Creador, creo que es preferible que se encuentre con el

asgard en sus oficinas de la Tierra, eso dejará ver parte de su posición en la

negociación —explicó 00, avanzando y haciendo lugar para acurrucarse en su

pecho. El Creador le hizo espacio.

—00, ¿has logrado algún avance en el despertar de 01?

—preguntó el Creador. 00 se había olvidado por completo de 01.

—Creo que en un par de días podré despertarle con seguridad

—dijo 00. Ella no dudaba que 01 ya había aprendido la lección después de

pasarse dos años durmiendo.

Korr cerró su juego haciendo una mueca. El Shaiya mejorado

era una maravilla, con millones de jugadores en él. Korr ya era un guerrero

nivel ocho. También había conseguido algo de equipo basura, y podía hacer la

quest de nivel 8, para el set noble. En el juego original, el set noble era una

basura para principiantes, y no se podía recrear, pero ahora él había

modificado las misiones para obtener un set real, algunas joyas para enlazar y

martillos enlazadores para mejorar las posibilidades. Los lápices eran nivel

cuatro y no valían mucho, pero harían el leveo más fácil para aquellos que se

preocuparan por entender el juego y cómo funcionaba.

Korr suspiró, y se levantó con abatimiento. Él se transportó

al stargate.

Jet, su primado, llegó en un destello de luz, acompañado de

otros diez jaffas, con sus armaduras y cascos cerrados. Ellos no llevaban nada

en sus manos, todas sus armas estaban en sus brazaletes de almacenamiento.

—¿Mi dios abandonará el planeta? —preguntó Jet.

—Sí, me dirijo a la Tierra a una reunión con los asgard —dijo

Korr dando un paso y cambiando su traje de dios por un traje ejecutivo de traje

y corbata.

Jet tocó un dispositivo en su mano y su armadura fue

reemplazada por un traje formal y su marca de primado desapareció. Por su

estatura, musculatura y rostro amenazador, Jet era el perfecto ejemplo de un

guardaespaldas. Los jaffas detrás de él le imitaron, cambiando su aspecto.

Korr siguió avanzando y activó el portal con un gesto de su

mano para cruzarlo y llegar a la bionave de 00. Cuando los jaffas cruzaron,

Korr desactivó el portal y los transportó a todos a sus oficinas en la Tierra.

Sus oficinas estaban ubicadas en la sede de su empresa de

videojuegos, que ocupaba tres pisos de un edificio en Nueva York.

Un piso era para los servidores, donde estaba una bioesfera

con capacidades casi ilimitadas y que nunca requeriría mantenimiento, porque un

programa automático se encargaba de la administración y riesgos de seguridad.

También aseguraba de que no se produjeran robos en el juego o de que los

jugadores no hicieran trampas al eliminar el factor humano de la ecuación.

El segundo piso era para los desarrolladores, guionistas y

demás empleados encargados de la historia, desarrollo de escenarios y evolución

del juego. Ellos hacían que todo se viera mejor y se encargaban de que hubiese

miles de modelos de objetos que los jugadores podían usar e intercambiar.

El tercer piso era para las oficinas ejecutivas y era donde

estaba ubicada su oficina de quince por diez metros.

Su oficina tenía un diseño sencillo, con un escritorio, un

gran sillón negro sin sillas para invitados porque era una sala del trono y no

se permitían peticionarios sentados, un pequeño bar, palmeras enanas en las

esquinas, una pecera y paredes adornadas con impresiones realistas en 3d de

personajes de su juego Shaiya. No había computadoras porque Korr no las

necesitaba.

Korr tomó asiento en su sillón y los jaffas tomaron

posiciones de guardia detrás de él. Korr envió una señal a la nave asgard en

órbita.

Apenas unos segundos después de enviar las coordenadas, un

escáner pasó por el edificio y Thor apareció en frente de él, sentado en un

trono asgard. Él no parecía dispuesto a estar de pie.

Los jaffas se tensaron al ver al asgard. Korr hizo brillar

sus ojos para indicarle que él era un simbionte, aunque el asgard ya había

escaneado el lugar, y debía tener todos los datos biológicos de él y sus jaffas

que no estaban usando ningún escudo para cubrirse, solo las bioesferas que le

protegían a él estaban ocultas.

—Goa’uld, soy Thor, comandante supremo de la flota asgard.

¿Qué pretendes brindando ayuda a la Tierra? —preguntó Thor con tono solemne.

—Comandante Thor, puede llamarme emperador Korr —dijo Korr

recostándose del espaldar de su sillón para ponerse cómodo, después de volver a

activar todos sus escudos—. En cuanto a los humanos de la Tierra, creo que mis

intenciones son evidentes, ya que les estoy dando tecnología. Por lo que mis

intenciones para este planeta son muy diferentes al resto de los señores del

sistema —explicó Korr.

—No fue eso lo que dijo en nuestro último encuentro —acusó

Thor.

—En nuestro último encuentro, no quería que se inmiscuyeran

en mis asuntos, y comprometieran mis planes para este planeta —dijo Korr.

—Ahora puedo revelar su identidad al SGC, por lo que no veo

que haya cambiado algo —amenazó Thor. Korr sonrió.

—Adelante, los humanos siempre han sabido valorar las

oportunidades y a sus aliados —dijo Korr sin ninguna preocupación. La única

razón de que él no se presentara en el SGC era simplemente que era el

emperador. Él no se presentaba, los peticionarios venían hasta él.

Thor reflexionó por unos segundos y pareció llegar a la misma

conclusión. Si apostaba su alianza con los humanos en contra de la suya, serían

los asgard los que salieran por patas. Korr les había dado naves, mucha

tecnología y un apoyo constante a la Tierra. Los asgard solo les incluyeron en

su tratado de paz, que era un farol y no ofrecían nada más.

—¿Emperador? ¿No se presentó la vez anterior como un dios?

—preguntó Thor después de reflexionar.

—Como dije antes, quería mantenerles lejos. Ahora ya no es

necesario y podemos hablar —ofreció Korr.

—¿De los replicadores? —preguntó Thor y era evidente que no

se refería a los replicadores humanos—. Ahora entiendo cómo construyó su

astillero —dijo Thor—. Los replicadores ponen en peligro a toda esta galaxia,

son una tecnología inestable e imposible de controlar —advirtió Thor.

—Estos no son los mismos replicadores que infectan su

galaxia. Estos fueron creados por mí y, aunque poseen una programación similar,

la orden de replicarse no está presente y su orden central también es diferente

—explicó Korr.

—Son lo suficientemente parecidos para plantear el mismo

nivel de amenaza —replicó Thor. Korr no lo negó. Thor reflexionó por otros

segundos.

—¿Su imperio tiene planes para los demás goa’uld? —preguntó

cambiando de tema.

—Planeo traer a todos los goa’uld a mi territorio y fundar un

imperio goa’uld, sin los esclavos humanos. Puedo crear anfitriones lo que

significa que ya no les necesitamos. Por otro lado, una reina goa’uld puede

producir cientos de larvas por vez así que tampoco nos hará falta población. En

cuanto a la locura goa’uld ya he arreglado eso y aquellos de mi especie que no

lo acepten tendrán que dormir por un largo tiempo hasta que las cosas se

estabilicen —explicó Korr.

—Si eso es lo que planea no creo que le falten recursos para

lograrlo —dijo Thor.

—Mis planes tienen un precio, y es que en cuanto los goa’uld

desaparezcan, la galaxia quedará en el caos, y formará organizaciones

anárquicas y toda clase de alianzas criminales, lo que no sería mejor que su

actual estado.

»Por eso necesito que alguien se encargue de los humanos, y

ponga algo de orden. Ese alguien son los humanos de la Tierra, por eso he

estado haciendo mejoras, y ayudándoles a mantener todo en orden, al tiempo que

se promocionan por la galaxia, para que al final, todos sepan que gracias a

ellos son libres —explicó Korr.

—¿Cómo planeas hacer que tu especie colabore contigo? Los

goa’uld son una especie violenta, que es hostil con otras especies inteligentes

y los ve como especies inferiores —replicó Thor.

—Eso es falso. Los goa’ulds actuales son el resultado del

adoctrinamiento y el lavado de cerebro que hacen las reinas en ellos, combinado

con una memoria genética corrupta, y la locura causada por los sarcófagos.

Prueba de ello es la Tok’ra. El anfitrión también influye en ellos, por lo que

me propongo darles cuerpos en blanco, como el que uso yo —explicó Korr. Thor

volvió a reflexionar por unos segundos.

—Emperador Korr, su argumento es razonable, pues los asgard

conocemos a los Tok’ra. Nosotros también hemos visto el potencial en los

habitantes de la Tierra, lamentablemente, no podemos guiarles de forma

apropiada, debido a la guerra que libramos —dijo Thor cambiando su actitud por

completo, y dejando ver un atisbo de abatimiento.

—Puede llamarme Korr. Y quizás puedo ayudarles con eso, los

replicadores menores son los más peligrosos, pero también son los más fáciles

de derrotar, porque no poseen inteligencia, solo un programa adaptativo

—explicó Korr—. Pero creo que su mayor mal no es la guerra —agregó mirando al

pequeño asgard de cuerpo esquelético y cabeza enorme.

—Puede llamarme Thor. Samantha Carter me ha informado que

parte de la tecnología que usas tiene una base orgánica. ¿Puedo saber dónde la

has obtenido? —preguntó Thor.

—Un encuentro fuera de esta galaxia, con una especie cuyo

desarrollo tomó otro rumbo —dijo Korr.

—Has recorrido muchos lugares —dijo Thor.

—Me gusta explorar, pero sobre todo, me gustan mis días de

paz —dijo Korr. Thor lo miró y asintió.

—La tecnología genética presente en su cuerpo y en el de los

guerreros jaffas que le sirven es prometedora. Presentaré su propuesta al gran

consejo asgard —dijo Thor—. Sin embargo, mi posición sobre los replicadores es

compartida por los míos, ellos no estarán de acuerdo en que esta tecnología sea

de uso libre, como dicen los humanos, es un artefacto explosivo sin ningún

control temporal —agregó Thor. Korr se rio.

—«Es una bomba de tiempo» —corrigió Korr—. Y me temo que no

estamos de acuerdo en ello, porque desde mi punto de vista no corro ningún

peligro —dijo Korr.

Thor no pareció satisfecho. Korr supuso que los asgard

podrían seguir tramando en su contra, pero para este momento Korr ya poseía una

buena relación con la Tierra y si ellos atacaban se convertirían en un enemigo

externo de toda la galaxia de la vía láctea. Los asgard también llevaban todas

las de perder debido a su escasez de naves y recursos por su guerra con los

replicadores. Thor pareció llegar a la misma conclusión porque asintió.

—Plantearé esto ante el consejo, Goa’uld llamado Korr nos

volveremos a ver —dijo Thor.

—Asgard Thor —dijo Korr a modo de saludo y Thor volvió a su

nave. Los sensores de la Amaterasu enviaron el informe de su partida de la

órbita de la Tierra.

Korr ya había hecho todo lo que pudo para llevarse bien con

ellos, ofreciéndoles el arma antirreplicantes y una cura para su enfermedad

genética, pero Thor no puso nada de su parte, y Korr no suplicaría una alianza,

ni daría nada gratis. Los asgard serían un gran apoyo a sus planes, pero si se

ponían necios, él simplemente dejaría que se extinguieran y asunto arreglado.

Korr se encogió de hombros y se transportó junto a sus jaffas

para volver a la Amaterasu y a su propio planeta.

Dos semanas después de la partida de Thor, Daniel estaba en

medio de una reunión estratégica con el presidente de los Estados Unidos, que

quería escuchar de boca de su equipo insignia lo que opinaban de la situación

con los goa’uld, motivado a que ya disponían de recursos e instrumentos de

defensa para enfrentar una invasión.

Debido a esto, su gobierno ya se estaba planteando revelar el

proyecto stargate y solicitar ayuda a los demás países en contra de la amenaza.

Jack le explicaba por qué los goa’uld eran serpientes

traicioneras y por qué no debían confiar en los Tok’ra, que eran de la misma

especie y que los miraban mal, cuando el stargate se activó con una llamada no

programada y la reunión fue cancelada.

—Cierren el iris y activen los escudos —ordenó el general

Hammond apenas entró en la sala de mando, pero la electricidad falló y todo

quedó a oscuras.

—Los sistemas no funcionan —dijo el encargado.

El portal se activó sin un iris y sin escudos para proteger

la sala de mando. Unos segundos después, Thor salió por el portal.

—Es Thor —dijo Jack y corrió a la sala del portal. Daniel se

apresuró detrás de él.

Si los asgard llegaban por el portal, era que algo grave

pasaba, pues sus naves cruzaban la galaxia en minutos y nunca habían usado el

stargate.

Unos minutos después, Thor les había explicado la situación.

La guerra contra los replicadores no marchaba bien y Thor vino a solicitar

apoyo estratégico.

Su grupo se miraron unos a otros, indecisos sobre quién debía

hacer la pregunta obvia, pero al final se decidió cuando el general Hammond lo

miró a él, porque era el diplomático del grupo.

—Comandante Thor, ¿ha hablado usted con nuestros aliados?

Ellos ya han sugerido que podrían ayudarles con este problema —tanteó Daniel.

Thor lo miró por unos segundos y Daniel se puso algo nervioso.

—Hemos tenido una reunión, pero el consejo asgard ha decidido

no tratar con sus aliados, pues consideran que ponen en peligro esta galaxia,

debido a que tenemos indicios de que estos usan la tecnología replicadora —dijo

Thor.

Daniel hizo una mueca, pero eso era muy posible, debido al

origen de 00 y 03. Era evidente que ellos no veían problemas en usar la

tecnología de los replicadores y como los asgard estaban en guerra con ellos

esto crearía un conflicto de intereses.

—Es una tecnología increíble… —Daniel carraspeó antes de que

Sam hiciera que los asgard les colocaran en su lista negra a ellos también.

Daniel a veces se preocupaba del poco entendimiento

diplomático de su equipo.

—Comandante Thor, entendemos el punto de vista asgard sobre

esta tecnología, nuestros aliados nos han hablado de ella, y cómo los

replicadores han diezmado civilizaciones enteras en diferentes galaxias —dijo

Daniel, para dejar claro que eran conscientes del peligro. Thor lo miró y

asintió, para indicarle que podía seguir en su explicación.

—Bueno, sabiendo esto, ¿cree que ellos usarían esta

tecnología sin tomar medidas? ¿Los asgard han investigado el asunto, o ellos se

han negado a facilitarles información al respecto? —preguntó Daniel.

—No, pero conocemos en profundidad esta tecnología, y estamos

seguros de que no puede ser controlada, por lo que las explicaciones son

innecesarias —explicó Thor con calma.

Daniel se quedó aturdido por todo un segundo, comprendiendo

que su equipo no era el único que tenía problemas con la diplomacia.

—Thor… —Daniel volvió a carraspear antes de que Jack metiera

la pata y le dificultara el trabajo.

—Comandante Thor, ¿no cree que es posible que nuestros

aliados posean un conocimiento que quizás esté un poco por encima del de

ustedes? Como ha dicho, ellos en efecto han controlado, o eso parece, una

tecnología que ustedes no han podido dominar.

»Por supuesto, quizás yo estoy en un error, pero si no se

habla de ello, difícilmente se podría llegar a un entendimiento. Quizás si

hablaran de ello, los asgard también podrían indicarles de forma directa dónde

están fallando sus cálculos y por qué cree que están obrando de forma

equivocada —propuso Daniel.

Thor se tomó unos diez segundos para reflexionar.

—Es posible —dijo al final—. Enviaremos una delegación

diplomática luego. Este asunto de ahora es prioridad —agregó. Jack puso los

ojos en blanco.

—Thor, toda tu especie está en peligro, solo ve y pide hablar

de nuevo —dijo Jack. Thor lo miró y Daniel suspiró.

—Creo que su consejo es apropiado —dijo Thor de mala gana y

el artefacto que llevaba en su mano brilló, luego desapareció, y el stargate se

cerró.

—Siempre es bueno hacer que nuestros aliados reconsideren sus

posturas y no se maten entre ellos a causa de unos tecnobichos del espacio

exterior —dijo Jack. Daniel volvió a suspirar.

Thor había enviado un mensaje con una solicitud de audiencia

con el goa’uld llamado Korr. La respuesta fue un transporte al frente de un

portal que empezó a activarse delante de él.

Esto quería decir que el goa’uld tenía una base o una nave en

las cercanías de la Tierra, que era invisible a sus sensores.

Thor hizo una mueca, pero como dijeron los humanos, el

destino de los asgard no debía tomarse a la ligera. Él era el comandante

supremo de la flota asgard y tenía una responsabilidad con los suyos, incluso

si debía tratar con ese goa’uld arrogante, por lo que él cruzó el portal.

Thor no vio a dónde le llevó, pues apenas salió fue

transportado de nuevo y ahora estaba en el puente de una nave. Su baliza

localizadora le dijo que estaba al otro lado de la galaxia, en el territorio

del goa’uld llamado Korr.

Thor miró a su alrededor. Él ya había visto este puente. Era

un diseño asgard, aunque el decorado era goa’uld. Él estaba en la nave a la que

se enfrentó hace algo más de un año y el goa’uld llamado Korr también estaba

sentado en el mismo trono aunque estaba solo.

Thor inspiró hondo, jamás pensó que llegaría el día en que

tendría que reconsiderar una postura con respecto a un goa’uld.

—Emperador Korr, es posible que nuestra conversación anterior

haya terminado de forma algo precipitada —dijo Thor. Él no iba a pedir

disculpas a un goa’uld, aunque este goa’uld fuera más similar a los llamados

tok’ra.

—Es posible que ambos hubiésemos precipitado las cosas —dijo

el goa’uld, sorprendiéndole al aceptar parte de la culpa—. He recibido una

comunicación de mis enviados en la Tierra, entiendo que su situación es

urgente, si me das las coordenadas, te ayudaré a resolverlo, y después podemos

continuar esta conversación —propuso Korr. Thor se apresuró a asentir, porque

en verdad la situación era urgente.

Thor envió las coordenadas y la nave desplegó un mapa

intergaláctico, para que Thor pudiera ver la dirección y velocidad de

desplazamiento de la nave. Thor mantuvo un rostro sereno, pero la velocidad de

esta nave superaba por mucho a sus modelos más rápidos, incluso la O’Neill,

actualmente en construcción, sería superada con facilidad, pues por lo que

podía ver, esta tecnología de desplazamiento, no era muy diferente a un

stargate.

—Esta nave usa una fuente de energía similar a un Potentian

de los alteran, y la tecnología de desplazamiento también lo es —explicó Korr.

Eso explicaba su velocidad. Thor transmitió nuevas coordenadas.

—Con esta fuente de energía y velocidad, no necesitaremos

refuerzos, podemos dirigirnos directo a la batalla —explicó Thor, que ya no

veía necesario buscar su propia nave. Korr asintió y el rumbo de la nave fue

cambiado.

La nave goa’uld llegó a su destino en segundos y sus sensores

recogieron los datos de los alrededores. A algunos cientos de kilómetros de

ellos había una batalla entre ocho naves asgard, tres de ellas infectadas por

replicadores.

—Tienes el control de las comunicaciones —dijo Korr y Thor

reconoció la interfaz de diseño asgard y también la tecnología de

comunicaciones, que era la suya.

Esto confirmaba lo dicho por 00, ellos de hecho poseía toda

su tecnología. Thor se apresuró a abrir un canal con su propia flota, porque

era evidente que a pesar de superar a las naves infectadas por replicadores,

estaban perdiendo la batalla y sus naves ya tenían daños graves.

Las naves replicadoras detectaron la señal y les clasificaron

como una amenaza mayor que su flota, por lo que las tres naves dejaron sus

blancos, ignorándoles por completo y concentraron el fuego en la nave de Korr,

que se identificaba en la interfaz como la Leviatán.

—Este es el comandante Thor, estamos actuando como refuerzos

—informó Thor, viendo cómo las naves de los replicadores concentraban el fuego

y a pesar de su potencia multiplicada por los replicadores, el escudo de la

Leviatán apenas sufrió un desgaste.

—Escudos Alteran, si algo hay que reconocer era que eran

especialistas en esta área —dijo Korr—. Además, si no es un haz de partículas,

pueden olvidarse de hacer algo —agregó y el sistema de comunicaciones informó

el despliegue de un arma de gran alcance.

—Espera…

—Tranquilo, no afectará a tus naves, es un arma

antirreplicantes. Los escudos de la Leviatán soportarán el daño sin problema,

pero no quiero que estos bichos sin cerebro obtengan ningún dato sobre la

Leviatán y después la persigan para ver si pueden darle un mordisco —explicó

Korr al tiempo que su nave disparaba un arma de ondas que abarcó cientos de

kilómetros.

Las naves asgard enviaron mensajes de alarma pero la onda los

alcanzó y no sucedió nada. Sin embargo las naves infectadas por los

replicadores perdieron sus escudos y partes de sus cascos que antes habían sido

reemplazados por bloques replicantes ahora habían desaparecido.

En las comunicaciones Thor recibió los datos del arma usada y

le fue fácil reconocer sus bases, pues ellos ya habían intentado usar un arma

similar, pero al final fue un proyecto fallido.

Thor respondió a las naves de la flota asgard, para

indicarles que los replicadores fueron destruidos y preguntar si captaron algún

mensaje enviado antes de su destrucción. A él también le preocupaba que los

replicadores se enteraran de esta nave, pues si obtenían la tecnología para

crear fuentes de energía como la que poseía esta nave, los asgard estarían

condenados. Su flota respondió que no habían captado ninguna señal, los

replicadores apenas parecían prepararse para obtener datos.

—Eso es bueno, tampoco he rastreado nada —dijo Korr que

también miraba las comunicaciones.

—Supongo que ahora podemos negociar —dijo Thor, sintiendo que

su pueblo tenía un poco de espacio para respirar.

—Por dónde comenzamos —preguntó Korr levantando una ceja.

La interfaz de comunicación indicaba que las naves asgard

habían enviado un mensaje.

—He solicitado que mi nave insignia sea traída a este lugar,

para negociar de forma apropiada —dijo Thor.

El consejo asgard no aceptaría negociaciones hechas mientras

su comandante de flota estaba en una nave goa’uld. Korr asintió.

—Interesante, has logrado colar una comunicación encriptada a

través de mi red de comunicaciones —alabó Korr.

—Lo he aprendido de los replicadores, ellos se han

especializado en infiltrar nuestros sistemas de comunicación —admitió Thor—.

Sin embargo el ritmo al que se adaptan a nuestra tecnología es muy superior al

que nosotros nos adaptamos a la suya —agregó con pesar.

—Sí, es una tecnología que se adapta para lograr la máxima

eficiencia en cada rama, aunque este también es su punto débil y lo que la hace

fácil de superar —dijo Korr.

—¿Hablas de las armas humanas? —preguntó Thor y Korr asintió.

—Si no les das nada a que adaptarse, entonces su ventaja

desaparece, porque no son inteligentes —sentenció Korr.

Thor debía admitir que hasta que los humanos no entraron a su

nave y barrieron a los replicadores de esta, usando armas de proyectiles, los

asgard no comprendieron que este era un punto débil de los replicadores.

—Ya es tarde para usar ese método, los replicadores ya poseen

toda nuestra tecnología —dijo Thor con pesar, mirando cómo sus naves escaneaban

las naves que antes habían estado infectadas y confirmaban la destrucción de

los replicadores.

Unos minutos después la nave de Thor llegó y este se

transportó a ella, ocupando su propio trono asgard. Los asgard de las otras

naves, ya empezaban las labores de recuperación de las tres naves que ahora

estaban libres de los replicadores.

Korr estaba satisfecho por la situación actual. La última

vez, su arrogancia pudo con él y tiró a un lado sus planes cuando el enano gris

se puso arrogante delante de él, por lo que no se molestó en seguir explicando

nada. Luego, se dio cuenta de que sin los asgard presentes él siempre tendría

que estar vigilando la Tierra y haciendo de guardián.

Eso significaba que había metido la pata hasta el fondo, pero

él no estaba dispuesto a llamar a los asgard y dar explicaciones, mucho menos

disculparse cuando el enano gris fue el primero en actuar de forma arrogante.

Puede que fueran a la guerra por ello y los asgard se extinguieran, pero eso

sería culpa de los asgard no suya.

Por fortuna para Korr, exterminar a los asgard no fue

necesario, porque Thor llegó y el SGC le convenció de volver a hablar, con lo

que Korr no tuvo que hacer nada. La confianza de la Tierra en él ayudó a las

negociaciones.

—Emperador Korr, el consejo asgard agradece su ayuda, pero el

uso de los replicadores es algo que nos preocupa a todos los asgard por igual,

pues comprendemos lo peligroso que es esta tecnología —explicó Thor. Korr

sonrió y envió su propia investigación y la programación de los replicadores

bajo su mando.

—Conozco esta tecnología y sus riesgos, por lo que he pensado

en cada eventualidad para su programación —dijo Korr con una sonrisa. Él estaba

bastante seguro de su trabajo y sabía que Thor estaba a punto de comerse su

propia arrogancia.

Thor examinó los datos por algunos segundos y luego le miró

sin querer hablar.

—Estos no son los replicadores que conocemos —dijo Thor con

renuencia.

—Como dije antes, en mis viajes, he encontrado otra base de

conocimientos sobre los replicadores, lo que me permitió crear mi propia

programación. Por supuesto, no cambié demasiado el programa base, porque en

este caso, los replicadores serían fáciles de piratear —explicó Korr—. ¿Con

esto, piensan los asgard que es posible que estos replicadores salgan de mi

control? —agregó.

Thor hizo una mueca casi imperceptible. La programación de

los replicadores que ellos conocían fue hecha por un androide con una mente

infantil. La de los suyos fue corregida por él mismo, que ya conocía cómo

actuaría el programa de los replicadores.

—Es poco probable —admitió Thor. Como tragarse sus palabras

debió costarle mucho, Korr no insistió y solo asintió.

—Es posible que la situación en la que pierdas el control de

los replicadores que has creado no llegue, pero ¿puedes asegurar que aquellos

que te sirven pueden asegurar lo mismo? —preguntó Thor.

Era evidente que él no se refería a 00 y a los demás, sino a

los goa’uld que le servían. Korr apretó los dientes, porque él no podía negar

esa posibilidad.

—¿Si los goa’uld que te siguen intentan programar esta

tecnología, podrían ellos hacerlo de forma segura? —preguntó Thor. Korr lo miró

con enemistad. Este troll gris era demasiado vengativo y quería que él también

se comiera sus palabras.

—Es posible —espetó Korr y Thor asintió.

Korr debía admitir que cualquiera de sus señores menores

podría causar un desastre si trataba de crear un replicador y uno de ellos ya

había intentado robarlo. Los goa’uld no eran un ejemplo de lealtad.

—Estoy dispuesto a destruir los replicadores luego de que la

situación en la galaxia sea estable —dijo Korr, pues los replicadores eran su

plan de respaldo si algo salía mal.

Korr no iba a deshacerse de su plan de respaldo por miedo a

un posible desastre. Sin embargo después de que ya no fueran necesarios sería

un riesgo innecesario.

—Me alegra que seas razonable en este punto —dijo Thor.

—Yo también me alegro de que los asgard sean razonables

—replicó Korr.

—¿Qué pedirías por la tecnología del arma antirreplicantes?

—preguntó Thor.

Korr ya había obtenido toda la tecnología de los asgard y

suponía que ellos ya estaban poniendo de su parte para no pedirle cuentas por

lo que no forzó la situación.

—Tiempo. No quiero forzar las cosas en la Tierra y quiero que

marchen a su propio ritmo y que la Tierra supere sus propios problemas. Con el

arma antirreplicantes, ustedes quedarán libres de ellos y podrán intervenir en

la Vía Láctea, protegiendo la Tierra.

»Si esto sucede, es posible que ellos decidan abandonar la

lucha y aceptar su protección, dejando al resto de la galaxia en caos. No

quiero que la Tierra acabe como un zoológico asgard —dijo Korr con sinceridad.

Los mundos protegidos por los asgard eran meras peceras de

exhibición, si hicieran lo mismo en la Tierra, esto sería una tragedia para él.

—Los asgard también pensamos que la Tierra podría convertirse

en una fuerza de paz para su galaxia, por lo que estamos de acuerdo en «no

interferir» en su desarrollo —dijo Thor remarcando sus palabras.

Korr lo miró con seriedad, al parecer su intervención tampoco

les gustaba, pero a él esas palabras le recordaron cosas que prefería no

recordar.

—No estoy tratando de crear un partido o corriente política,

solo me aseguro de que conserven la cabeza mientras avanzan, pues también

tienen el potencial de convertirse en un gran «desastre» —replicó Korr con tono

sereno.

—Esa sería su decisión…

—¿Su decisión? —preguntó Korr con ira y sus ojos brillaron,

pero se apresuró a controlarse.

Korr respiró hondo, en verdad detestaba esa palabra. La había

escuchado muchas veces en su vida pasada. Él había dudado si borrarla de su

memoria, a pesar de no ser un recuerdo implantado, eran cosas que le hacían

perder la calma y era evidente que nunca podría apartarlas de su cabeza. Ahora

también se daba cuenta de la razón de que no borrara esa parte de su memoria,

era que no podía dejar ir su odio.

Korr miró a Thor, que lo miraba con lo que supuso era una

expresión de sorpresa en su rostro.

—En la Tierra hay miles de millones de personas y sus

gobiernos no representan ni al cinco por ciento de ellas —explicó Korr de forma

somera.

—Entiendo —dijo Thor—. Evaluaremos más de cerca la situación

en la Tierra —agregó y Korr asintió. Él le pasó la información sobre el arma

antirreplicantes.

—¿Puedes hacer algo para ayudar con nuestra investigación

genética? —preguntó Thor, pasando al tema de su enfermedad genética.

—Si se trata de un nuevo cuerpo capaz de contener todos sus

conocimientos y memorias sin disminuir su inteligencia y hasta mejorar sus

capacidades cerebrales, no hay problema, porque es algo que ya puedo hacer

—dijo Korr señalándose a sí mismo—. Pero creo que eso no es lo que quieren los

asgard.

»Si cualquier cuerpo fuera aceptable para ustedes, bien

podrían pasar sus conciencias a un simbionte o incluso a una nave o cuerpo

androide —Thor asintió para confirmar sus palabras. Los asgard querían seguir

siendo asgard y no aceptarían nada más—. Su material genético ha degenerado por

miles de años, hacer ingeniería inversa en él al tiempo que se hacen mejoras

para adaptar sus nuevas capacidades es posible usando los conocimientos en

biotecnología que poseo, que son muy superiores a los suyos, pero tal investigación

tomará al menos tres años ya que solo podemos probar combinaciones diferentes

en su camino de evolución hasta lograr reparar el daño.

»Este tiempo no es exacto, sino el tiempo que a la bionave le

llevará ejecutar todas las simulaciones posibles sobre su material genético y

obtener una muestra estable. El experimento podría completarse en la primera

simulación o en la última, todo depende de la suerte —explicó Korr. Thor

pareció sorprendido.

—Los asgard no habíamos pensado en ese enfoque, no poseemos

la tecnología para calcular y simular el avance de una especie o sus mejoras

evolutivas futuras —explicó.

—Esta es una que he desarrollado juntando información de

varias bases tecnológicas y conozco una especie cuyo origen fue un experimento

genético y todo su material genético es un mapa completo para la ingeniería

genética —explicó Korr.

Korr ya tenía un cuerpo viable para los asgard, gracias a los

Wraith y a sus experimentos de simulación con el material genético de los

asgard, pero era un cuerpo que no evolucionaba ni se adaptaba, no más allá de

un droide. Korr no lo consideraba un éxito y él no presentaría un experimento

incompleto como su trabajo, eso estaba muy por debajo de él y más cuando podía

lograr la perfección.

—En cuanto esté listo me comunicaré con ustedes, pueden ir

aplicando estos pocos avances de momento —dijo Korr transmitiendo información

para estabilizar la degeneración genética de los clones asgard por medio de un

tratamiento de células Wraith.

Las células Wraith eran el origen de los bionanitos y los

asgard también podían convertirlo en un arma biológica, pero ellos no tenían

los conocimientos de los Wraith en genética, por lo que les tomaría una vida

modificar algo.

Thor revisó la información y volvió a parecer sorprendido.

—Parte de esta información genética corresponde a los

antiguos —dijo Thor.

—Este fue uno de sus muchos intentos por modificar su propia

genética y extender sus vidas. Desde mi punto de vista, es un éxito rotundo,

pero para los antiguos fue otro fracaso. Por otro lado, estas células son en

extremo agresivas y hasta ahora no he conseguido nada capaz de resistirlas, ni

siquiera un simbionte goa’uld, por lo que son ideales como instrumento de

bioingeniería —explicó Korr.

—Eso ciertamente es un uso alternativo —dijo Thor.

—Bien, creo que esto es todo, tengo asuntos importantes que

atender —dijo Korr y Thor asintió.

Las naves asgard infectadas por los replicadores ya

comenzaban a moverse de nuevo. Korr tampoco sugirió ninguna estrategia de

guerra, porque los asgard ya conocían a los replicadores y sabían que si se

ponían a usar la nueva arma de forma indiscriminada, tarde o temprano los

replicadores terminarían adaptándose a ella y volverían a tener problemas.

Korr activó la hiperpropulsión y volvió a su propio imperio.

Shaiya estaba iniciando y él debía aprovechar todas las ventajas iniciales, no

podía dejar su juego por asuntos menores con los asgard.

El Desconocido.

El Desconocido caminaba hacia el puente de mando de un

ha’tak. Mientras lo hacía observó a los jaffas que estaban por el camino y que

se detenían agachando la cabeza para saludarlo. Algunos pasaban de largo

considerando que sus labores de guardia eran más importantes que la presencia

de un dios ante ellos.

El Desconocido también había observado a otros goa’uld en

este ha’tak que tomaban este comportamiento como algo normal a pesar de que era

un signo claro de su propia decadencia.

El Desconocido no se molestó en corregirlo, solo anotó en su

mente a cada uno de los goa’uld presentes. Luego daría un ejemplo con ellos.

Al llegar al puente el Desconocido vio a Apophis sentado en

su trono, escoltado por cuatro jaffas y autocomplaciéndose con dos mujeres

humanas que acariciaban su rostro. «Parásito patético», pensó el Desconocido.

Siempre sería una vergüenza para él que esta criatura baja le obligara a

retirarse una vez.

El Desconocido miró a Apophis con desprecio, manteniéndose

firme. Su apariencia actual era su cuerpo, rodeado por un escudo de poder

psíquico que le permitía interactuar con este plano de existencia, pero lo que

Apophis veía era un huésped humano, de piel clara, 1.68 m, medio calvo y algo

regordete, que le hizo una reverencia.

—Nut, tu dios te felicita por tu éxito —alabó Apophis—.

¿Deseas alguna recompensa por tus logros? —preguntó.

—Servir a mi dios es mi máxima recompensa —dijo el

Desconocido, o eso creyó escuchar Apophis, porque él en realidad solo le

observaba con desprecio y todo lo que veía y oía Apophis era una ilusión.

El Desconocido podía controlar a este parásito vergonzoso con

facilidad, pero él no quería un puesto entre los señores del sistema. De

momento debía permanecer oculto, pues no había suficiente caos y si se

revelaba, tomando el lugar de Apophis, los señores del sistema y Korr caerían

sobre él.

El Desconocido no temía a los señores del sistema, pero Korr

era diferente, no podría enfrentarle habiendo moscas zumbando en sus oídos. Los

señores del sistema debían estar en el caos para que Korr no pudiera usarlos en

su contra.

Para completar este plan, el Desconocido se había infiltrado

en las filas de Apophis y ahora se ganaba su confianza para ponerle en contra

de Korr, lo que no le sería difícil, porque este había secuestrado a su reina y

tomado el cuerpo que Apophis planeaba usar para cambiar de anfitrión. Él no

atacaba porque sabía que Korr tenía una flota superior y había logrado un mayor

control sobre el naquadriah y eso le hacía retroceder. El Desconocido se había

encargado de quitarle ese miedo aumentando la eficiencia de la fuente de

energía de naquadriah al treinta por ciento.

—Nut, has hecho un gran trabajo, tu dios está complacido. Si

logras lo que has prometido, te nombraré comandante de diez de mis ha’tak

—ofreció Apophis—. De momento pondré a tu disposición uno de mis ha’tak —agregó

Apophis y la ilusión hizo una reverencia.

—Mi dios, también tengo otro proyecto que será digno de tu

gloria y con la nueva fuente de energía creo que es posible —propuso la ilusión

con algo de emoción y levantó la mano para desplegar un holograma de una nave

Ha’tak cinco veces más grande que las actuales, con más cañones y más potencia

de fuego.

A Apophis le brillaron los ojos. El Desconocido sabía que él

estaba trabajando en su propia nave insignia, por lo que el Desconocido le

ofrecía esta que era un modelo más avanzado. Él no quería que Apophis dudara en

atacar a Korr y la nave insignia de Korr era un gran disuasivo para los señores

del sistema.

Apophis no dudó y envió a una de sus sirvientas para tomar

los planos de la nave.

—Sin duda serás recompensado por esto —dijo Apophis con una

sonrisa que prometía venganzas futuras.

El Desconocido también sonrió con satisfacción. Hacer que

este parásito vergonzoso se suicidara le causaba cierta diversión.

NA 1: Korr y los asgard dan sus primeros pasos para llegar a

un acuerdo. El Desconocido sigue planeando su ascenso al poder, sin que Korr

pueda detectarlo. Heru-ur y Apophis están en su punto de mira.

 

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