PERCY
Logre recupera un poco de fuerzas con un poco de descanso, abrigado por la fogata que Lady Hestia me dejo, y más los poderes para convocar a la comida, pude comer hasta saciarme por todos los días que no había podido comer. Pero no podía quedarme donde estaba por mucho que quisiera, porque tarde o temprano la manada de monstruos que Hestia había visto me encontrarían, así que a la mañana siguiente me levante, convoque unos panqueques azules (mis favoritos, me hacían recordar a mi mamá) y un vaso de leche, luego de ofrecer parte de mi comida a lady Hestia empaque mis cosas y me fui de ese lugar con rumbo incierto.
Pasaron un par de días desde que me alejé del lugar, caminaba por un bosque, de elevaciones rocosas enormes, débilmente pude sentir que había una fuente de agua cercana, las aves emitían una melodía tranquila dándole al bosque un ambiente pacífico. En un momento las aves se calmaron y como si algo las hubiera ahuyentado las bandadas de aves surcaban los cielos despavoridos, me alarme y rápidamente saque mi Riptide, atento a cualquier amenaza. Mis ojos se posaron sobre 3 perros del infierno que empezaban a correr en dirección hacia mí ¿ni un día de paz? pensé con amargura, esta maldición se estaba volviendo más pesada de lo que podía soportar.
Corrí tan rápido como pude, hacia las formaciones rocosas, si era difícil trepar y escabullirme también lo sería para esos monstruos, sabía que no podría luchar con mis poderes porque no estaba del todo recuperado y solo sería desperdiciar la única oportunidad que tenia de sobrevivir. No había otra opción habría que luchar. Corrí hasta que me encontré con un acantilado, se veía un poco algo, desembocaba en un lago, por un momento pensé en saltar, pero había muchos salientes y arbusto en el camino al lago, sería demasiado riesgoso. Saque mi espada, y allí estaban los perros acorralándome, suspire y me lance contra uno de los perros, le travesé mi espada en el hocico, este se retorció de dolor arrebatándome la espada de la mano, no pude ser tan rápido para esquivar el zarpazo de otro de los perros, que me arranco la camiseta y la piel del costado haciéndome gritar de dolor, podía sentir la sangre corriendo por mi ropa, mi vista se nublaba por el dolor, pero me concentre para darle a mi agresor un golpe fuerte y seco en las costillas, pude sentir el CRACK, supe que le había roto un par de costillas y el golpe lo lanzo contra un árbol dejándolo fuera de combate.
El último perro no espero para lanzarse contra mí y ambos caímos por el acantilado, el perro fue atravesado por un saliente, mientras que yo caí de lleno en un arbusto, sino tenía una fractura el impacto de mis costillas con el arbusto me la provoco porque sentí como si me hubiera atravesado el costado con una lanza, rebote en el arbusto siguiendo mi camino a la orilla, no podía enfocarme, el dolor era demasiado sentía que me desvanecía, el héroe del olimpo encontró su muerte a la orilla de lago, que irónico.
Sentí que una mano tomó la mía, y trato de acunarme, pero el movimiento hizo que gritara de dolor, y agonía, me arrastro en medio de mi lamento hacia el agua, y casi podía sentir que la vida se me iba porque se arrastraba llevándome mientras sentía que me iba a desmayar. Solo se me ocurrió acudir a la única persona que podría salvarme de esta.
—Hestia…ayuda…pide —luego no recuerdo que más paso.
PIPER
—FLASHBACK—
Me decidí a averiguar qué estaba pasando, porque Jason estaba actuando tan raro, ¿porque no quería estar conmigo? Gracias a los dioses estábamos en época de frío así que tomé mi abrigo con capucha y decidí colarme en la reunión de esa noche donde Jason debía tomar una decisión.
Cuando empecé a escuchar el discurso del principal del senado, comprendí a donde apuntaba todo, y de porque Jason tenía tanta preocupación y a la vez conflicto dentro de él. Por un momento logré comprenderlo, pero yo necesitaba saber que él estaba dispuesto aun a dejar su puesto por nuestra relación. Y entonces él se puso de pie, y camino lentamente hacia el medio, bajo la atenta mirada de Reyna, a ella nunca termine de caerle bien, supongo que tenía sentimientos por Jason. Sentí una voz en mi conciencia, era mamá.
—Cariño, ahora sabes de que se trata, puedes hacer dos cosas: puedes mostrarte y usar tu charmspeak y estoy segura de que lo convencerás para que se quede contigo o puedes esperar y ver lo que realmente le importa a Jason. La decisión es tuya Pipes. Yo no tengo nada que ver con esto, Jason solamente se está enfrentando a su defecto fatal: el hambre de poder —eso tenía lógica ya que era un hijo de Zeus.
—Pero mamá yo lo quiero —le dije en mi mente con todo el dolor de mi corazón. Sabía a lo que me estaba enfrentando. O bien la infelicidad, el dolor o la alegría. No había otras opciones.
—Lo sé, pero el verdadero amor es una cosa tan confusa que solo logras disfrutarla cuando encuentras a la persona indicada... ten cuidado con lo que elijes —y la voz se fue. Mi corazón luchaba por decidir. Pero decidí optar por el consejo de mamá. Sabía que esta encrucijada estaría entre Jason y yo ya que era su defecto fatal, así que mejor era averiguar la respuesta de una vez por todas.
Entonces habló... la determinación de querer afrontar este hecho no lo hizo más fácil. Nada te prepara para sentir que tu corazón se empieza a romper lentamente con cada palabra que sale de su boca. Eran como si mi corazón lo estuvieran apuñalando vez tras vez, y aunque ya no queda más sangre dentro de él, las puñaladas continúan. Las lágrimas brotan si pedir permiso, como un río. No podía contenerlas. A veces envidio a otros semidioses que tienes poderes —destructivos —los cuales pueden desfogarse cuando el dolor y la ira les invade. Tenía ganas de destruir todo a mi paso, pero para una hija de Afrodita lo único que me quedaba era llorar, o tal vez manipular a través de mi charmspeak.
—FIN DE FLASHBACK—
||||—||||—||||—||||
Dolor, tristeza, decepción, ira, desenfreno, eso es lo que sentía mientras huía del campamento Júpiter, no quería que nadie me detuviera. No quería mirar atrás, allí solo había dolor y la humillación de valer menos que un cargo de Pretor. La hija de la diosa del amor había sido despreciada y decepcionada por un hombre al cual amó, uno por el cual dejo de lado todo: amigos, campamento mestizo, mi lado griego para estar con él en el lado romano. Todo lo que obtuve fue un corazón roto.
Huir hacia donde sea, esconderme para que nadie vea mi vergüenza y mi corazón destrozado. Estoy tan lejos de casa, pero tampoco volvería al campamento mestizo, no, allí solo sentirían lastima de mi fracaso amoroso. Así que solamente avance hacia donde me llevara el camino. Gracias a los dioses, en realidad a mi mamá, mi olor semidiós no es para nada atractivo a los monstruos, pero aun así procure andar con cautela.
Han sido días difíciles, los recuerdos suelen atormentarme, las pesadillas odiosas, recordándome que estaba sola, que tenía el corazón roto. Caminaba por un bosque, hace casi 1 día que había abandonado el campamento Júpiter así que estaba lo suficientemente lejos como para bajar el ritmo el cartel del lugar decía "Parque Nacional Yosemite". No quería ser encontrada y aun me encontraba en California ¡rayos! Baje por un acantilado hacia la orilla de un lago para descansar un poco. Estaba remojando mis cansados pies cuando vi una escena a lo lejos en el acantilado. Un muchacho luchando contra 3 perros del infierno, tenía la ropa destrozada, al parecer lo habían estado persiguiendo, lo acorralaron contra el acantilado. Me asusté y corrí a esconderme, pero sin apartarme para poder como terminaba todo esto.
El chico tenía una gran habilidad, una vez tras otra lograba esquivar las garras y las mordidas de los perros. Se lanzó contra uno de los perros para atravesarle el hocico con su espada, el perro se sacudió de dolor, arrebatándole la espada, al poco tiempo se disolvió. Desarmado no pudo evitar ser atacado por uno de los perros que le dio un zarpazo en el costado, se escuchó un grito de dolor desgarrador que seguro se escuchó en todo el bosque. Le dio con el puño en las costillas, con tanta fuerza que envió contra el árbol al perro. El último perro no perdió su oportunidad y se lanzó contra el muchacho y lo arrastro por el acantilado. Tenía la esperanza de que sobreviviera, no era demasiado alto, pero había ramas y uno que otros salientes. Solo escuche un golpe seco contra el suelo a la orilla del lago.
Decidí que no me quedaría solo a ver como mataban a ese muchacho. Corrí hacia el acantilado, buscando los rastros del muchacho, estaba gimoteando, me acerqué con cuidado, porque no quería asustarlo. Estaba lleno de contusiones de todos los colores, una fractura expuesta de una costilla, pero aun respiraba. Trate de girarlo un poco para poder ver su rostro, empezó a gritar de dolor.
—Me llamo Piper, solo quiero ayudarte —moví su cabellera para poder ver su rostro. Me quede sin habla.
—Percy... —sus ojos verde mar eran inconfundibles y su collar de cuentas del campamento lo confirmaban, tenía un tridente entre las cuentas. Estaba tan sucio y lleno de laceraciones por la caída. Entré en pánico, no sabía qué hacer.
—Oh por los dioses que te han hecho —sabía que lo que estaba por hacer le produciría un gran dolor. Lo acune entre mis brazos, poniéndome debajo de él tanto como pudiera para que fuera yo quien hiciera el movimiento de arrastrarme al agua. Necesitaba agua. gimoteaba de dolor, mientras sentía como mi ropa se empapaba con su sangre. Hice todo el esfuerzo necesario para arrastrarme. —Ya casi, ya casi estamos allí Percy —le dije mientras me esforzaba más por llegar. Finalmente pudimos entrar en contacto con el agua.
—Hestia....ayuda... pide —y luego se desmayó. Empecé a revisar su cuerpo y el agua no estaba actuando tan rápido como se necesitaba, estaba devastado. Me desesperé y lo dejé en la orilla para que el agua hiciera su tarea y corrí por mi mochila, encendí una fogata y lance la última ración de comida que tenía al fuego y eleve una plegaria.
—¡Hestia, ayúdame! se trata de Percy
HESTIA
Me dolía ver así a Percy, yo soy una diosa virgen, pero no significa que no me hubiera gustado tener hijos, después de todo soy diosa del hogar. Veía en Percy el hijo que siempre hubiera querido tener. Mis sentimientos maternales se hicieron aún más grandes cuando Poseidón abiertamente le dio la espalda en favor de su estúpido hijo Mark.
Un año después de que Percy fue desterrado del campamento sus padres murieron de manera misteriosa, fueron encontrados en su apartamento en Manhattan muertos, no se pudo determinar la causa de sus muertes y el Olimpo tampoco quiso iniciar una investigación, pero todo hacía pensar que era una venganza. Yo lo sabía, como también sabía que la hermana de Percy, Estelle estaba viva, no había sido asesinada, pero su paradero no era claro aún. Sabía que los servicios familiares de la ciudad la habían tomado cuando el asesinato había sido expuesto, pero no quería decírselo a Percy, eso destruiría lo que le quedaba de corazón, haría que su alma se sumiera en el resentimiento y la venganza, un terreno muy peligroso para un hombre tal leal como Percy. Pero sabía que tarde o temprano tendríamos que afrontar ese tema y me dolía el corazón. Pero ya me encontraba trabajando para poder tomar a esa niña inocente bajo mi cuidado.
Estaba en mi palacio, sentada en mi trono, sumida en mis pensamientos, cuando pude sentir que una fuerza poderosa se aproximaba, me puse alerta, cuando todo se volvió oscuridad, sentí pánico, temor.
—¿Quién eres y que quieres? —dije con un poco de determinación.
—¿No hace falta temer Hestia, estoy aquí para ayudar —la declaración fue un poco confusa, ayuda ¿para qué? En ese momento se materializo un hombre alto, delgado, pero con los músculos tonificados, vestido con una túnica negra con detalles en los bordes de plata, me sorprendí, jamás había visto a nadie parecido a él, tenía los ojos negros puros con un aro de color plata que le daban a su mirada una profundidad que infundía temor. Entonces supe quién era. Caos. Hice una reverencia, pero él me hizo una seña con la mano para que me levantara.
—He visto los últimos desagradables acontecimientos, y también los que están por venir, estoy en la búsqueda de un semidiós, un hombre que sea mi voz y mi mano aquí. La guerra que se aproxima no puede ser ganada por los dioses, pero mi campeón si podría cambiar el curso de la guerra… Percy Jackson —me quede con la boca abierta, no, no puede llevarse a Percy, aunque sé que será lo mejor para él, porque no tendrá que ser perseguido nunca más. Pero por otra parte mi corazón se desgarraba, lo quiero y no quiero más guerras, más sacrificio, más dolor para él. Sonreí tristemente. En ese momento sentí que alguien elevaba una oración a mí. Era totalmente inusual, se sentía intenso, peligroso, doloroso.
—¡Hestia, ayúdame! se trata de Percy —me quede helada y creo que Caos lo noto, porque me extendió la mano.
—Percy... —susurre. Estaba entrando en pánico, no sabía que podría estar sucediendo con él. Pero la voz que escuche no era la de Percy.
—Necesito que vengas conmigo y hablemos con él, claro que no voy a obligarlo a hacer nada que no quiera, pero este mundo necesitará de él dentro de no mucho —dijo con seriedad. Me levanté de mi trono y nos flasheé hacia un bosque donde vi a alguien sosteniendo a Percy que yacía desmayado, inconsciente con múltiples contusiones, lleno de sangre.
PIPER
Percy estaba inconsciente, traje su cabeza sobre mi regazo, donde le acomodé el pelo, pude ver lo que los perros le habían hecho, tenía la piel rasgada en un costado, mientras que el otro tenía una fractura expuesta de una de sus cotillas, la imagen me aterrorizaba. El agua solo había sanado las heridas superficiales, algo no estaba bien, seguía siendo un hijo de Poseidón y esto debería sanarlo. Sabía que los dioses lo habían maldecido, para que los monstruos pudieran sentir su olor a grandes distancias, también supe lo que Annabeth hizo con él, entonces mi corazón se acongojo, supe entonces que Percy se había sentido como yo cuando me sentí traicionada y despreciada, con el corazón roto.
Lo retiré del agua, saque una pequeña manta que tenía en mi bolsa y se la coloque encima, no había forma de que dejara de tiritar por el frío que hacía, no tenía ropa como para cambiarlo, sabía que si no hacía algo pronto el moriría no por las heridas sino por un ataque de hipotermia. Lo abrigué lo más que pude y empecé a frotar sus brazos para mantenerlo caliente, pero no estaba dando resultado. El agua del lago se estaba tornando roja por la cantidad de sangre que estaba saliendo de Percy.
Sentí una presencia detrás de nosotros, desenvainé mi daga Katropis dejé a Percy sobre el suelo con cuidado y me di vuelta.
—Lady Hestia —dije con reverencia. —Ayuda, Percy… se muere —ella corrió y se arrodillo delante de Percy y puso sus manos sobre el pecho de Percy, y pude ver como su cuerpo empezó a abandonar el tono azulado que había tenido para recobrar su color natural. También sabía que tendría que acomodar esas costillas antes de que pudiera darle atención médica.
Pude ver que otra figura se acercaba, así que levante mi daga para detener su avance, pero él ni se inmuto, continúo acercándose.
—Alto, no se acerque más —le dije dubitativamente. No sé de dónde saque valor, pero no era tiempo para dudar.
—No te preocupes hija de Afrodita, he venido a ayudar —me dijo con seriedad, sus ojos eran negro intenso, profundos e intimidantes, que me hicieron apartar la mirada.
—¿Quién eres? —le pregunte mientras mantenía mi daga al frente.
—Soy Caos —su voz resonó con seriedad, solo atine a hacer una reverencia, pero hizo una seña para que me enderezara.
Hestia tenía a Percy en sus brazos, mientras lo levantaba con cuidado, el seguía inconsciente, Hestia me hizo una seña con la mirada, entonces entendí que debía sostener a Percy para lo que estaba por venir. Puso su palma sobre la costilla expuesta, nos miramos por un momento y fue casi como un conteo mental, por lo que a la de tres Hestia presiono con fuerza la costilla y se escuchó un ¡Crack! aterrador, pero lo desgarrador fue escuchar a Percy gritar de dolor y retorcerse a pesar de que eso le produjera más solo para volver a desmayarse. Caos cerró los ojos por la escena que acaba de presenciar. Hestia convoco ambrosía, néctar y vendajes, con mucho cuidado lo puso alrededor de su costilla.
—No puedo hacer nada más por él, tendremos que esperar a que se recupere de manera natural, podría tomar un par de días —dijo tristemente. Yo miraba como ellos interactuaban. Hestia se volvió hacia mí mirándome con ojos de gratitud.
—El agua podría ayudar —susurre tristemente, su respiración era violenta, sentía que debíamos hacer algo más por él.
—Sería inútil, sus poderes sobre el agua y la filiación con Poseidón se debilita y será asi hasta que desaparezca —replicó Caos mientras observaba con detalle el estado de Percy. Hestia no parecía sorprendida.
—Tal vez no lo repudió delante de todos, pero el flujo de poder ha sido restado —explicó Hestia, era obra de Poseidón que Percy ahora fuera un semidiós casi sin poderes y que eso le impidiera salvarse.
—Se quedará aquí, vendré cuando se encuentre recuperado —chasqueó los dedos, al instante apareció una tienda, era de color negro total, con el símbolo del infinito a los costados de color plata. Lady Hestia se dirigió hacia la tienda y deposito a Percy en una cama. Caos alzo las manos y murmuro unas palabras en un idioma desconocido, y de sus manos salió una bola de energía blanca que se disparó al cielo, exploto a unos metros sobre nosotros formando una capsula de alrededor de unos 3 a 5 km.
—Es una barrea mágica, para que los monstruos no molesten a la recuperación, así como para que nadie lo encuentre —me dijo, yo estaba asombrada por el despliegue de poder Caos. Hestia salió de la tienda se acercó a mí y puso mano en mi hombro.
—Fuiste tú la que me invoco —asentí un poco avergonzada por la forma en que lo había hecho. —Lo hiciste bien, Piper —no sabía aún que clase de relación había entre Percy, Piper y Caos o por qué había venido a ver a Percy, me quede perdida en mis pensamientos. —Gracias por cuidar de él Piper, muchas gracias. Te llevaré donde quieras ir, él ahora estará bien —no pude evitar sentirme triste, sabía que sufría por estar solo, mis ojos decayeron, supongo que Hestia pudo verlo porque me dijo. —A no ser que quieras hacerme el favor de cuidarlo, por lo cual estaría muy agradecida —sonreí asintiendo, ella me devolvió la mirada y puso su mano en mi cabeza, sentí como la energía fluía en mí. —Te estoy dando uno de mis dones para que puedas cuidar de él, ya puedes convocar alimentos. Así nos les hará falta nada —hice una reverencia de gratitud. Ella me sonrió con simpatía.
Me sentía especial, podía cuidar de Percy, él había dado todo por nosotros, a cambio los dioses le dieron la espalda, su novia lo engaño, lo desterraron y como si no fuera poco lo maldijeron, para casi condenarlo a la muerte. Sentí que no era casualidad que hubiera huido del campamento Júpiter para encontrarme en esta situación. Caos nos llamó a Hestia fuera de la tienda, su mirada se volvió un tanto oscura.
—Hestia ¿Percy sabe que su familia fue asesinada? —mi corazón se encogió y pude sentir como la mirada de Hestia cayó al suelo. Solamente atino a asentir.
—Es preciso que lo sepa en cuanto despierte. Lo que le propondré podría ayudar a su propósito —Hestia asintió, mientras se mantenía en silencio, yo miraba de reojo la tienda donde estaba Percy, el destino había sido cruel al arrebatarle también a su familia. —Puedo ver la conexión que hay entre ambos, por lo que deberías ofrecérselo —dijo con un tono serio, los ojos de Hestia se iluminaron como nunca, sus ojos irradiaban un fuego particular. No pude entender en primera instancia a que se refirió Caos.
—Quiero adoptarlo —las palabras de Hestia me conmocionaron, nunca había visto o sabido de una diosa virgen adoptar a un semidiós.
—Me parece bien, pero primero debe tomar sus propias decisiones, ya ha tenido suficiente de que otros tomen decisiones por él —Caos tenía razón, pero algo me decía que no sería difícil para Percy aceptar a Hestia como una figura maternal.
—Se lo diré —Caos asintió y luego en medio de una nube negra desapareció —Será su decisión —suspiró Hestia con un preocupado.
—No se preocupe Lady Hestia yo cuidare de el —ella me sonrió guiándome por hombro de vuelta donde estaba Percy.
—Gracias por este favor —su voz era frágil al ver a Percy acostado con la respiración agitada.
—No es ningún favor, es mi amigo, el haría lo mismo por mí, me quedare con él porque quiero hacerlo —dije con seriedad, ella asintió con la cabeza y casi que susurro.
—No le digas nada sobre Sally y Paul ¿sí? No pienso ocultárselo, pero no quiero que cometa una locura, aun no sé quién lo hizo, aunque tengo mis sospechas —mi mente empezó a viajar a toda velocidad por tratar de entender el quienes irían a por la familia de Percy. Cuando despierte y lo sepa querrá vengar sus muertes.
—Lady Hestia... —no quería que Percy se mantuviera en la ignorancia.
—Él ha sufrido tanto que quiero darle un respiro, al menos hasta que se recupere y Caos hable con él —ella tenía razón, a pesar de que no quería ocultarle esa noticia, el necesitaba un respiro, más de dos años de ser perseguido, necesitaba un poco de paz.
—Invócame cuando haya despertado —se acercó a Percy y le dio un beso en la frente y luego desapareció en una nube de fuego.
Vi como Percy dormía plácidamente, su aspecto se veía tan lamentable, lleno de manchas de sangre y con suciedad, tendría que solucionar eso pronto, quería que estuviera cómodo. Necesitaba descansar. No había muchas cosas que hacer mientras que él dormía, porque no hacía falta preparar los alimentos, así que decidí explorar el bosque, hasta los límites de la barrera mágica y recoger algunos leños para tener calor durante la noche. Teníamos mucho espacio para poder movernos a voluntad, agua limpia, un lugar donde dormir, podíamos estar en paz, sobre todo Percy.
Ya se estaba haciendo tarde, y empezaba a hacer frío así que decidí volver para ver cómo estaba Percy. En la tienda teníamos todo lo que necesitábamos, protección, vendajes, néctar, ambrosía, frazadas, no nos hacía falta nada. Afortunadamente también había una cama para mí. Iba a ser una noche larga, tendría que ponerme cómoda para poder estar cerca de él en caso despierte o sienta algún dolor. Moví las cosas que habían dentro de la tienda para que mi cama quedara cerca de la cabecera de la de Percy para que pudiera estar a mi vista todo el tiempo. Preparé la tienda para poder afrontar el frío de la noche, prendí las brasas para que pudiésemos mantenernos calientes.
Pasaron 3 días y Percy aún no despertaba, pero su respiración ya no era dolorosa y violenta, estaba en un estado de descanso ideal para poder recuperarse. Sus lesiones se habían ido sanando, la que más demoro fue la de la costilla, que ya había bajado la hinchazón. Di gracias a los dioses de que estaba inconsciente, así que si sintió dolor por lo menos no lo demostró, me hubiera partido el corazón verlo sufrir más.