THALIA
Me desperté pensando en el IM de Nico, no podía ir directo a matar a Annabeth y Mark, tengo que ver sus patéticos rostros difamar la quema de mortaja de Percy. Mi sangre hervía de indignación. Me levante e hice mis deberes antes que Artemisa me trasladara al campamento.
—Mi Señora estoy lista —le dije mientras terminaba de guardar algunas flechas extra.
—No hay prisa Thalia, he decido que iremos todos. —respondió mientras ordenaba a todas levantar el campamento. No pude evitar sentir alivio, al menos así podría controlarme.
Mientras que esperaba terminaran de levantar el campamento no pude evitar pensar en el IM de Nico, él se había disculpado, él se sentía culpable, no pude evitar sonreír tontamente, hasta que me di cuenta que parecía una tonta sonriendo sin sentido y sacudí mis pensamientos para enfocarme en lo que tenía que hacer.
—Mi señora, ayer Nico me dijo que hoy en la noche habrá una ceremonia en honor a Percy, además de pedirme que no hiciera nada tonto como buscar venganza.
—Me parece correcto, las cazadoras rendiremos homenaje a Percy también —dijo con seriedad, yo sabía que en cierta forma ella lo respetaba, no solo por lo que hizo por ella, sino también porque Percy no trataba a las mujeres como inferiores. Nos dispusimos a salir y en cuestión de segundo estábamos en la entrada del campamento. Acaricie mi árbol como era mi costumbre cada vez que veníamos. Y fuimos recibidos por Quirón, quien se notaba que había derramado lágrimas por Percy, era como un hijo para él.
—Señora Artemisa, bienvenida ¿A que debemos el honor? —preguntó Quirón con delicadeza.
—Gracias Quirón, venimos a la ceremonia en honor a Percy —respondió Artemisa, dando instrucciones para que nos acomodáramos en su cabaña.
—Me parece bien... el respetaba mucho a mi señora y sus cazadoras, sean bienvenidas —dijo Quirón y luego nos dejó, mientras el empezaba a dar directivas a los campistas para que arreglaran el lugar para la noche.
Me separé de las cazadoras, cuando vi llegar a Rachel, supongo que le avisaron lo de Percy.
—Hey Rachel —le dije casualmente
—Ah, hola Thalia —su tono era desganado, sabía que ella había sido cercana a Percy y que seguramente la muerte de Percy había sido igual de tormentosa que para mí. —Se vienen días difíciles, sin Percy todo será más difícil —no supe cómo interpretar lo que dijo, si era algo "profético" o si era su dolor emanando por sus palabras... se fue sin decir nada, todo el campamento era un silencio total. Entonces me topé con quien no quería ver, mi mente empezó a nublarse, sentía que no podría controlar mi impulso iracundo.
—¡Thalia! —me dijo naturalmente, como si no pasara nada, corriendo a abrazarme, pero la detuve en su intento, me miro extrañada.
—¡Ni se te ocurra pensar que me olvidado lo que has hecho! —le dije tiritando de rabia. —¡La única razón por la que no estas carbonizada por un rayo es porque no quiero manchar el funeral de Percy con la sangre de una estúpida hija de Atenea! Ahora largo de mi camino antes que cambie de opinión y dile a tu noviecito, que ni se atreva a aparecer, porque nada me detendrá de enviarlo al tártaro ¡en pedazos! —hice mi camino hacia la cabaña de Nico
—Pero Thalia, yo no tengo la culpa de la muerte de Percy... —estaba al borde de las lágrimas, me daba asco.
—¡No te atrevas a decir su nombre! —grité con ira, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, pero gracias a los dioses apareció Nico.
—Mejor lárgate Annabeth o nadie será capaz de detener a Thalia para que te mate —Nico empezó a sacar una araña robot de su bolsillo. Ella le vio la intención y empezó a alejarse. Por suerte para ella. Yo estaba temblando de rabia, como se atreve siquiera acercarse a mí. Estaba sumida en mis pensamientos cuando paso algo inesperado. Nico me abrazo
—¿Que... queee... haces Nico? —le pregunte balbuceando, es como si tuviera un cortocircuito en el cerebro, mis piernas estaban debilitándose, mi corazón bombeaba sangre directo a mis mejillas
—Shhh está bien —me dijo con su voz gruesa y seria. Había cambiado mucho desde la última vez que lo vi, ahora era más alto, ya no era un delgaducho, ahora tenía los músculos más tonificados. —Solo estoy tratando de tranquilizar a mi amiga cara pino —dijo riendo ligeramente, me avergoncé más todavía. —Y al parecer funciona, porque no he sido atravesado por un rayo —me hizo reír.
—¡Tonto! ahora suéltame antes que tengas flechas en la espalda —me aleje con tristeza, jamás me había sentido así en un abrazo, menos el de un hombre... este era especial, pero no podía ser... no había forma.
—Ohhh bueno—dijo haciéndose el dolido, pero sus ojos no mentían, brillaban como los ojos de un niño que abre sus regalos de navidad.
—Vamos... los chicos están reunidos, invite a los chicos del campamento Júpiter, Hazel, Frank y Reyna están aquí... Tu hermano —por un momento dudó.
—Si lo sé... él no puede venir por su búsqueda, pero estoy seguro que le hubiera gustado estar —le dije con una sonrisa.
Nos dirigimos hacia la Casa Grande donde estaban los chicos. Pasamos toda la mañana y tarde charlando, ni siquiera nos molestamos en almorzar, recordando las misiones, reímos, lloramos, nos abrazamos, era duro no poder tener a Percy otra vez, era dura pensar que su vida termino en manos de un monstruo, sin poder hacer nada al respecto debido a la maldición que se le había impuesto por defender su honor. Simplemente era injusto.
NICO
No puedo creer que me atreví a abrazarla, no puedo creer que se haya dejado abrazar, y mucho menos que aun siga vivo. Fue reconfortante poder contener a Thalia, pero los grandes momentos siempre terminan de manera torpe, así que el abrazo se disolvió con la amenaza de las flechas de las cazadoras en mi espalda. Todos acordamos dar unas pequeñas palabras acerca de Percy, lo que su amistad significo para nosotros, y una despedida, así que cada uno se retiró a pensar en lo que podría decir esa noche. Me dirigí a mi camarote pensando en que podría decir, no soy bueno con las palabras, mucho menos con los sentimientos. Pero pensando en eso me quedé dormido… Mala decisión, tuve una pesadilla.
Nos encontrábamos en la ceremonia de honores a Percy, pude escuchar a cada uno de los chicos hablar sobre Percy, dar su último adiós, uno por uno iba pasando, podía ver a Artemisa parada con sus cazadoras, Hestia también había venido, al igual que una figura desconocida vestido con una túnica negra con capucha que cubría su rostro, al parecer todos se habían acostumbrado a su presencia, así que nadie hacia muchas preguntas sobre la identidad del misterioso personaje.
Thalia terminó de hablar, se bajó del estrado en lágrimas, yo solo tomé su mano para ayudarla a bajar, pues era mi turno, cuando empezamos a escuchar una risa burlona entre la multitud, fruncí el ceño con disgusto, mientras que de la multitud se revelo la imagen del despreciable Mark quien reía descaradamente.
—¡Thalia nooooooo! —grité con todas mis fuerzas, ella se giró para mirarme antes de entrar en combate, pero ese fue su error, el desleal de Mark convoco una ola para estrellarla contra Thalia, mientras ella sacaba una flecha, fue inútil, la ola le dio de lleno despojándola de sus armar y arrastrándola en la arena. Artemisa quiso intervenir, pero no pudo porque se trataba de un duelo, los dioses no pueden intervenir. Hestia se paró al lado de Artemisa para contenerla, pero Artemisa no podía contenerse ella sabía que en combate cuerpo a cuerpo una cazadora estaba en desventaja.
Mi corazón latía a mil por hora, no podía perder a Thalia, quería intervenir, pero sabía que ella jamás me lo perdonaría, era demasiado orgullosa para permitir que un chico peleara sus batallas. Finalmente, Thalia se paró y saco su cuchillo de caza y se lanzó contra Mark quien la observo mientras avanzaba, Mark congelo una punta de agua y la aventó contra Thalia a tal velocidad que Thalia no pudo esquivarlo. Se desplomo al suelo gimiendo de dolor, la punta atravesaba su pecho, mientras por su boca corría sangre.
Me desperté sudando frío ¡No esto no puede ser! ¡No lo permitiré! Mis pensamientos volaban a mil por, estaba hecho un manojo de nervios, mi mente no podía pensar claro.
Salí corriendo de mi cabaña, rumbo a la cabaña de Artemisa, me pare en la puerta, tratando de calmar mi respiración y toque la puerta a la espera de me respondieran. Nada podía ser peor que encontrarse ante la figura que yo me encontraba. Phoebe. Déjame decirte algo sobre esta chica, no puedo imaginar lo que un hombre puede haberle hecho para que los odie con tanto fervor y compromiso, es incluso más recalcitrante e intensa que la misma Artemisa.
—¿Qué quieres muchacho? —el odio en sus ojos no me afectó en lo más mínimo, pero fue seguido por la figura de Artemisa detrás de ella.
—Déjalo en paz Phoebe, es Nico el amigo de Thalia —la mirada de Phoebe se tranquilizó un poco, pero no dejaba de mirarme con recelo.
—Señora Artemisa —hice una reverencia, ella asintió —Yo quería saber si se encuentra Thalia debo hablar con ella, por favor —me miro inquisitivamente, como tratando de descifrar mis intenciones, debió haber visto mi cara de preocupación y angustia, mi respiración agitada y sudor intenso.
—Tranquilo muchacho, ella está en la playa —hice una reverencia y salí corriendo hacia donde ella estaba, me tropecé con varios campistas, no me preocupe en detenerme a pedir disculpas, hasta que llegue a la playa, y allí estaba ella, la brisa sacudía su pelo negro intenso, mientras el agua apenas rosaba sus pies. No pude evitarlo y corrí hacia ella gritando su nombre.
—¿Nico que demonios sucede? —me dijo sorprendida. Yo no podía darle explicaciones, no podía decirle que la vi morir y que mi mundo se caía de pensar en que ella no estaría aquí. A pesar de que era una cazadora, saber que ella estaba viva y a salvo era un consuelo para mi corazón.
—Prométeme… por favor prométeme que no reaccionaras a las provocaciones de Mark, te lo pido… por favor —ella me miraba entre asombrada y preocupada
—¿Que pasa Nico? —me dijo con la voz quebrada.
—No puedo decirte, pero necesito que me prometas que no cederás ante las provocaciones, que me dejaras hacerme cargo a mí ¿está bien? —tomo mi mano con delicadeza, y sonrió un poco. Eso fue suficiente para tranquilizarme.
—Te lo prometo… pero no me gusta que no me digas el por qué, ahora dejarme terminar mi discurso —me grito graciosamente, amo esos cambios de humor, suspire de alivio. Faltaba menos una hora para que el sol se ocultase y comenzara la ceremonia, así que decidí ir a darme un baño y prepárame para la noche.
Por una extraña razón decidí ponerme mi armadura, no podía correr riesgos con Thalia, si a ella le pasaba algo yo jamás me lo perdonaría.
ANNABETH
Me quede helada ante las palabras de Thalia, ella y yo habíamos sido amigas desde niñas, desde antes que llegáramos al campamento, antes que ella muriera, y fuera convertida en árbol, antes que junto con Percy buscáramos el vellocino de oro y la trajera a la vida. Pero ahora todo eso se había ido, no la culpo, en parte la muerte de Percy es mi culpa, yo lo traicione provocando su ira, para que luego los dioses (su padre) lo usaran de excusa para desterrarlo y maldecirlo.
Corrí hacia mi cabaña cuando Nico me amenazo con la araña que siempre traía en mi bolsillo, cuando estuve en la seguridad de mi cabaña, llamé a mi madre, la cual se apareció a mi lado, un poco seria, para variar.
—¿Que pasa Annabeth? —me preguntó con un tono cansado.
—Madre, necesito tu ayuda, las cosas se están poniendo feas aquí, después de la ceremonia de honores a Percy, este lugar se volverá inseguro para mí —me miro valorando las opciones
—Lo mejor que puedes hacer es no hacer nada, no decir nada, entiendes, una sola palabra fuera de lugar y desataras el infierno sobre ti, no sé si el estúpido hijo de barba de percebe pueda hacer lo mismo, ¿pero tú no intervengas en nada ¿entiendes? —me dijo con preocupación, luego se desvaneció, pero yo no pude dejar de pensar en sus palabras, tampoco es que se necesitara una profecía para saber que el insensato de Mark diría alguna estupidez hoy.
NICO
Llegó la noche y ya era el momento de empezar la ceremonia, estábamos delante de la playa. Quirón al frente de todo con un estandarte con el símbolo del tridente, se sentía tan irreal, tener que usar ese símbolo para alguien que había sido claramente rechazado por su propio padre. Quirón se levantó para iniciar la ceremonia ante varios campistas, las antorchas brillaban en medio de la noche, pude ver a Dionisio, Artemisa y sus cazadoras, Hestia también estaba, Hermes, Hefesto, Apolo, Hades y Afrodita. Pude ver a Thalia, Hazel, Frank, Reyna y Leo, Los Stoll, Katie y Will. Annabeth no estaba entre ellos y me alegre que no estuviera o que pensara que tuviera algo que decir sobre Percy, no tenía ganas de escucharla. Pero si pude verla escondida entre la multitud.
—He entrenado y dirigido héroes durante mucho tiempo, más del que puedo recordar, siempre fui un maestro para ellos, pero en este momento puedo decir que este estudiante a quien honramos hoy, un hijo, un amigo, me enseño la lealtad y el desinterés, me enseñó a valorar la vida. Percy nunca serás olvidado —dijo Quirón de manera tan sentimental, pude ver que una lágrima. Nadie dudaba que Quirón cuidaba de todos nosotros, pero con Percy sentía una conexión especial.
Así hicieron su aparición los demás chicos uno por uno fue dando sus palabras, algunos provocaban un poco de risa como los Stoll que confesaron que le habían pedido a Hermes que adoptara a Percy. Otros como Leo provocaban la simpatía de todos al considerarlo su héroe. Hazel y Frank recordaron la primera vez que lo vieron y como llevaba a esa anciana en sus hombros rumbo al campamento Júpiter. También recordaron la primera misión como romano. Katie y Will contaban anécdotas del campamento, algunas graciosas y otras un poco más emotivas. Finalmente fue el turno de Thalia. Me acomodé cerca de Quirón para verla hablar.
—Yo no soy buena hablando de sentimientos y mucho menos si se tratan de los míos —suspiró, yo sabía cuánto estaba sufriendo y sin duda peleaba por verse fuerte. —Percy, era mi mejor amigo, asi que no se merece menos. El me trajo de vuelta al mundo, me siento una cobarde en este momento por dejarle la responsabilidad de ser el hijo de la profecía al unirme a la caza. Sé que su maldita lealtad —dijo sonriendo. —No me hubiera permitido dejarme llevar ese peso. Un hombre que se ganó el respeto de la más grande cazadora de Artemisa y que ahora lo cuidara desde el cielo —levanto su vista al cielo estrellado. —Adiós Percy… un amigo leal y honesto… Un hijo amoroso, aunque su padre no lo mereciera. Pero sobre todo un ejemplo para los que de ahora en adelante quieran ser llamados héroes —esa niña era como una caja fuerte, hermética por donde la veas, pero allí estaba ella derramando su corazón públicamente. Todo el mundo empezó a aplaudir ruidosamente por espacio de unos minutos, la gran mayoría uso este momento de gran conmoción para dejar salir sus lágrimas. Luego vino un silencio prolongado en el que Quirón llevaría el estandarte al frente para poder quemarlo.
Se empezó a escucharse una risa burlona, entre la multitud, casi podía adivinar de dónde venía, pero no quise especular y esperé hasta que se manifestara. Era el, Mark.
—Veo que no pudo aguantar más de dos años —dijo con autosuficiencia. Me levante rápidamente, no dejaría que nadie más que yo tomara el asunto.
—Cierra la boca Mark ¡te juro que no podrás salir de esta! —grité desafiante, mientras que Thalia se asomaba peligrosamente, pero Nico puso su mano para impedirle el paso, la miré fijamente como recordándole nuestra conversación, ella declinó a regañadientes y se apartó.
—Vamos di Ángelo… muéstrame lo que tienes —no termino de hablar cuando se lanzó contra mí, haciendo un corte en mi armadura, pero sin llegar a penetrarla en el lado del hombro, descolgando parte del pectoral.
Saqué mi espada y convoqué unos guerreros esqueléticos y los envió contra Mark, el cual se deshizo de ellos convocando agua, pero me dio tiempo de deshacerme de la armadura para poder luchar sin obstáculos.
—Nadie se meta. Quirón por favor —tenía la mirada de los dioses sobre mí, pero no me importaba, iba a acabar con este maldito de una buena vez.
—Todos atrás —dijo Quirón pisando firme sobre el suelo. Todos los semidioses que habían sido cercanos a Percy se pudieron detrás mío, junto a Thalia. Me sonrió en un tono burlesco.
Golpee mi espada contra el suelo para invitarlo a avanzar, ya conocía sus trucos, ver pelear a Percy me había permitido prever algunos de ellos. Envió una ola contra mí, pero clave mi espada en tierra para que salieran de la tierra una punta de obsidiana, las cuales el impacto quebró empujándome hacia atrás. Nadie se atrevía a intervenir. En un momento los ataques de agua eran demasiado intensos para que pudiera seguir a la defensiva, entonces Mark aprovecho y se lanzó hacia adelante con su espada, supe que era mi momento, avancé hacia el ataque de deslizándome en último momento para evadirlo, rápidamente frene y me levante impulsándome y de un corte limpio corte en la parte baja de su pierna. Me trajo satisfacción ver como no pudo aguantar el dolor. No paré, si lo hacía usaría el agua para sanarse. Me adelanté y empecé a golpear con la espada una y otra y otra vez, el sonido del metal llenaba el ambiente. Ambos teníamos la respiración agitada, pero no podía detenerme.
Empecé a frenar los ataques, pero empecé a enviar una ola de guerreros esqueléticos, sabía que me consumiría energías, pero necesitaba buscar una nueva estrategia, Mark se concentró en deshacerse de los esqueletos, pero eran tantos que empezó a volverse tope. Vi mi oportunidad que me acerqué lentamente entre los esqueletos y con el mango de mi espada le di un golpe de lleno en la mandíbula enviándolo al piso lleno de sangre en la boca. En ese momento soltó su espada. No había honor en simplemente liquidarlo, por lo que guarde mi espada y me lance sobre el para tomarlo del cuello y empezar a darle golpe tras golpe sin cesar, el sonido de su rostro siendo golpeado y el icor saliendo de su rostro era todo lo que necesitaba escuchar, sabía que siendo el cobarde que era diría que se rendía y eso acabaría todo, por lo que trate de cerrarle la boca a golpes. Entonces paso algo que no esperaba, se desvaneció en una brisa marina y apareció junto a su espada detrás mío y empezó a correr hacia mí, pero no me dio tiempo de reaccionar del todo cuando ya veía que su estocada me tocaría. Pero no sucedió eso, porque vi en unos segundos como Thalia se cruzaba en el camino recibiendo el impacto por mí.
La atravesó por la espalda y la punta salió por su pecho, ella cayo de rodillas, sangrando por la boca. Mark saco la espada con violencia y Thalia gimió de dolor, entre en pánico, veía todo en cámara lenta, Artemisa y sus cazadoras corriendo con sus arcos apuntando a Mark, saqué mi espada y se la arrojé con toda la fuerza que pude reunir contra Mark y lo atravesé en el estómago con tan furia que salió despedido. Me arrodillé y el rostro de Thalia se posó sobre mi hombro, toda la sangre de su boca corría por mi brazo, miré a todo lado, buscando la ayuda de Apolo, pero lo encontré negando con la cabeza. Todos se reunieron al lado de Thalia consternados por lo que estaba pasando. Ella iba a morir, nada más se podía hacer. No salían lágrimas, estaba en un estado de conmoción que lo único que hice fue sostenerla para que no se desplomara a tierra. Artemisa y las cazadoras me rodearon, nadie se atrevió a tocar o quitarme a Thalia ya que a mi espalda tenía un grupo de esqueletos.
—Mi señora, hermanas, ha sido un honor haber sido parte de la caza, lamento dejarla tan pronto —respiraba con dificultad, mientras que yo no me atrevía a mirarla, solo la sostenía en mi regazo. Artemisa solo cerró los ojos mientras las lágrimas se escapaban por sus mejillas.
—No digas nada, Thalia. Solo descansa —dijo con su voz entrecortado Artemisa. Las cazadoras tocaron levemente a Thalia, su respiración era cada vez más dificultosa. No quedaba mucho tiempo.
—Nico… lo siento —dijo ella, Artemisa me miró fijamente, ella podía ver mi rabia a punto de salirse de control. Asintió y se retiró junto a Hestia, quien me sonreía tristemente. —No llores, aliento de muerte —su voz se iba apagando en cada frase.
—¿Porque… porque lo hiciste? te dije que no intervinieras—le dije casi regañándola, pero lo que en realidad quería es que no estuviera muriéndose.
—Te iba matar —me dijo como si fuera la cosa más lógica del mundo
—Eso no lo sabemos, no debiste... no debiste —le dije sacando fuerzas para hablar, porque sentía que me iba a desmayar de tanta angustia.
—No podía especular con eso Nico… Yo… —tosió débilmente la sangre seguía corriendo por mi brazo, sabía que estaba cerca del fin, que tal vez no podría terminar de hablar. —Solo me arrepiento de que no fui sincera del todo contigo… No puedo irme sin decirte lo mucho que significas para mí —su voz se iba apagando, tome su mano, estaba fría. —No me olvides —fueron sus últimas palabras y luego exhalo.
Cerré los ojos tratando de despertar de esta pesadilla, pero era muy real, ella se había ido, a pesar que hice un esfuerzo por torcer el destino, no pude. Artemisa se acercó con lágrimas en los ojos junto con sus cazadoras para reclamar el cuerpo de su cazadora. Mark seguía en el suelo con mi espada clavada en él.
Se escuchó el retumbar de rayos y truenos que luego se personificaron a mi alrededor, eran Zeus, Poseidón, Ares, Hera y otros dioses.
—¿Qué demonios ha pasado aquí? —preguntó casi gritando con su rayo en mano. Nadie quería responder porque corría el riesgo de sufrir la ira del rey de los dioses.
—Ella se ha ido… —dijo Artemisa dando un paso al frente con el cuerpo Thalia.
—¿¡Quién es el responsable de esto!? —exigió Zeus. Nico señalo en dirección a Mark.