Nicole llegó a la escuela con pasos lentos y mirada baja.
No tenía ganas de hablar, pero sabía que debía hacerlo.
Se acercó a Michelle, que ya estaba sentada en su pupitre.
—Perdón por haberte ignorado estos días —murmuró Nicole, sin mirarla directo.
Michelle la miró con suavidad.
—No te disculpes. No tenés la culpa si te sentís mal.
No sé qué te pasa, pero… estoy aquí, ¿sí?
Nicole asintió.
No dijo nada más.
Pero por dentro, algo se aflojó.
Durante la clase, trató de concentrarse.
Tomó apuntes, subrayó, fingió estar atenta.
Pero su mente murmuraba cosas que no podía callar.
"Nadie quiere a alguien como tú."
"Sos muy tímida."
"No le gustás."
Las palabras de Shantell se mezclaban con sus propios pensamientos.
Y aunque intentaba ignorarlas, dolían.
Cuando terminó la clase, bajó la cabeza sobre la mesa.
—Despertame cuando sea el recreo —le dijo a Michelle, con voz apagada.
—Claro —respondió ella.
Nicole cerró los ojos.
No durmió.
Solo se quedó quieta, deseando no sentir tanto.
En el recreo, no fue a los columpios.
Se sentó sola en un banco, con su desayuno en las manos.
No tenía hambre, pero tampoco quería estar en el aula.
Alex pasó cerca.
La saludó con una sonrisa rápida.
Nicole solo levantó la mano.
Sabía que no era lo mismo.
Y eso dolía.
Entonces vio pasar a Elian.
Lo llamó con un gesto.
—¿Te podés quedar un rato? —le preguntó—. Necesito hablar con alguien.
Elian se sentó a su lado, sin preguntar nada.
Nicole le contó todo.
Desde el primer recreo con Alex hasta la frase de Julieta.
Todo.
Cuando terminó, Elian la miró con calma.
—Vos no dejás de enamorarte, ¿eh?
Nicole bajó la mirada.
—No puedo evitarlo.
—Y no tenés que. Pero tampoco podés dejar que eso te destruya.
Si te gusta, decíselo. Si no te habla, seguí.
Pero no te olvidés de vos.
Nicole lo miró.
Y por primera vez en días, sonrió.
—Gracias.
Le dio un beso en la mejilla.
Elian no se sorprendió.
La conocía desde hacía mucho.
—Sos fuerte, Nicole. Solo te falta creértelo.
Después del recreo, Nicole subió al aula con una idea clara.
Sacó una hoja, escribió una carta bonita, con palabras sinceras.
Al final, escribió su número de teléfono.
La dobló con cuidado y fue a buscar a Grey, que estaba en el aula de Alex.
—¿Podés darle esto a Alex? —le pidió.
Grey la miró con una ceja levantada.
—¿Otra vez? Nicole, siempre te gusta alguien nuevo…
—Solo dásela, porfa —dijo ella, sonriendo.
Grey suspiró, pero aceptó.
Nicole volvió a su aula con el corazón latiendo fuerte.
No sabía qué iba a pasar.
Pero al menos, esta vez, no se iba a quedar callada.
Nicole volvió al aula con una esperanza tímida.
Tal vez Alex le escribiría.
Tal vez el número que le dio a través de Grey funcionaría.
Durante toda la clase, miró su teléfono en silencio.
Nada llegó.
Pero no se rindió.
Si él no me busca… yo lo haré.
Cuando sonó el timbre, fue a almorzar con sus amigas.
Rió un poco, comió despacio.
Y cuando terminaron, fue al baño de chicas.
Sacó su cepillo, se arregló el pelo.
Se veía muy bonita.
Y lo sabía.
Respiró hondo.
Y se dirigió al pabellón, donde estaba Alex.
Subió los escalones con el corazón latiendo fuerte.
Lo llamó.
—Alex…
Los amigos de él la miraron sorprendidos.
Uno incluso susurró:
—Wow, qué linda se ve.
Alex se sonrojó un poco.
No lo esperaba.
Pero no quiso ser maleducado.
—¿Querés hablar un momento? —preguntó Nicole.
—Claro —respondió él.
Caminaron juntos hacia un lugar más libre.
Y mientras se alejaban, los amigos de Alex los "shipeaban" entre risas.
Ya solos, Alex la miró.
—¿Qué necesitás?
Nicole bajó la mirada.
—Es que… te has distanciado tanto.
Hasta extraño que te sientes a mi lado.
Alex se quedó en silencio.
Ella lo miró de nuevo.
—¿Hice algo malo?
Él negó rápido.
—No. No te culpes. No tenés la culpa de nada.
Nicole sonrió apenas.
Y susurró:
—Me gusta lo amable que sos.
Alex apenas la escuchó.
Pero lo sintió.
Entonces le explicó:
—No quiero una pareja.
Siento que mi vida sería más pesada.
Y en realidad… no me gusta nadie.
Nicole lo escuchó atenta.
No interrumpió.
Solo lo miró.
—Está bien —dijo al fin—. Me gustás.
Me gusta cómo sos.
Cómo sonreís.
Pero respeto tu decisión.
Bajó la cabeza.
Alex se quedó pensando.
Y entonces, sacó su teléfono.
—¿Me das tu número otra vez?
Nicole lo miró sorprendida.
—¿En serio?
—Sí.
Y… ¿querés salir conmigo algún día?
No como novios. Solo… para hablar.
Nicole se sonrojó.
Pero sonrió.
—Sí. Me encantaría.
Alex la miró con ternura.
—Podés acompañarme cuando quieras.
—Gracias —dijo ella, con una sonrisa que esta vez sí era feliz.
Cuando terminó el recreo y volvió al aula, todos la elogiaron.
—¡Qué linda te ves hoy, Nicole!
Ella sonrió.
No por el peinado.
Sino porque, por fin, se sentía más feliz.
Al llegar a casa, le escribió a Elian.
—Gracias otra vez.
Él respondió rápido.
—Siempre, Nicole. Siempre.
Y aunque no sabía si él la elegiría algún día… por primera vez, Nicole se eligió a sí misma.
"Fin del Capitulo 4"