"Ruptura"
El cielo estaba nublado, la humedad se pegaba a la ropa. El grupo rodeaba el venado que Oscar había cazado. El fuego chispeaba débil en el centro del claro.
Marcus se acercó con los brazos cruzados.
—Dividan la carne. La mitad se seca, la otra se guarda en la cueva —ordenó.
Oscar, agachado junto al animal, levantó la vista.
—No. Si la guardamos cruda se pudre. Hay que ahumar todo.
Marcus lo observó unos segundos, serio.
—Te dije lo que vamos a hacer.
Oscar dejó el cuchillo a un lado.
—¿Desde cuándo decides tú, cabrón?
—Desde que tú haces lo que quieres —respondió Marcus, acercándose más—. No todo gira en torno a ti, Oscar.
El grupo los miraba sin intervenir. Se escuchaban solo el crujir del fuego y el viento entre los árboles.
Oscar se levantó despacio, con la mandíbula tensa.
—No es que gire en torno a mí, pero tus decisiones nos van a joder.
Marcus dio un paso más.
—Entonces lárgate. A ver cuánto duras sin el grupo.
Oscar lo empujó con fuerza. Marcus respondió con un golpe al pecho. El sonido seco del impacto quebró el silencio.
Oscar lo derribó al suelo con el hombro, rodaron entre hojas y tierra. Marcus alcanzó a conectar un puñetazo al costado de su rostro, pero Oscar lo sujetó del cuello de la chamarra y lo levantó con la fuerza de la rabia.
—Ya basta, ¡basta! —gritó Yumi, interponiéndose entre ambos.
Oscar lo soltó con brusquedad. Marcus retrocedió, con el labio partido y respirando con furia.
—Haz lo que quieras —escupió Marcus, limpiándose la sangre—. Pero no vuelvas.
Oscar no contestó. Caminó hacia el árbol donde colgaban sus cosas. El grupo guardó silencio mientras él subía por la cuerda hasta la casa. Dentro, recogió su arco, su cuchillo militar, el hacha táctica y el reloj.
Miró alrededor. Había construido ese lugar con sus manos.
Sin pensarlo más, bajó y comenzó a talar la base del árbol.
Cada golpe retumbaba en el claro. Marcus dio un paso adelante, pero no dijo nada.
El crujido final sonó como un trueno. La casa se vino abajo con un estruendo de madera rompiéndose y polvo en el aire.
Oscar dejó el hacha colgando del cinturón.
—Ahí tienen su refugio.
Se giró y comenzó a caminar. Yumi lo alcanzó.
—¿A dónde vas?
—Lejos. —respondió sin detenerse.
Ella miró atrás, al grupo, luego lo siguió sin decir palabra.
Nadie los detuvo.
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🌄 Dos horas después
El bosque era más denso a medida que avanzaban. El sonido del agua los guiaba cuesta arriba. Oscar mantenía el paso firme, aunque el cansancio se notaba en su respiración.
Yumi caminaba detrás, sujetando su mochila con ambas manos.
—Llevamos casi una hora… —dijo, con voz baja.
—Falta poco. —respondió él sin voltear.
El terreno empezó a nivelarse. Entre los árboles, se abría una meseta amplia y plana. Había un lago pequeño, piedra firme y buena visibilidad hacia el valle.
El aire era más frío, limpio.
Oscar se detuvo, observando el terreno.
El reloj en su muñeca emitió un leve zumbido y una proyección azul se desplegó frente a él.
> ISAAC: "Terreno estable. Recursos disponibles: agua, madera, piedra. Riesgo ambiental: bajo."
Oscar exhaló.
—Bien… parece el lugar indicado.
> ISAAC: "Módulo de construcción disponible. Activar proyección de planos."
Oscar asintió y movió su mano sobre el holograma. Varias líneas y estructuras se proyectaron en el suelo: bases de madera, cercos, almacenamiento.
—Vamos a quedarnos aquí —dijo finalmente.
Yumi se quitó la mochila y se dejó caer sobre una roca.
—¿Crees que podamos levantar algo antes de que oscurezca?
—Lo necesario.
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🔥 Una hora después
Habían levantado un refugio temporal con ramas gruesas, hojas y una lona. Lo justo para pasar la noche.
Oscar cortaba madera cerca del lago mientras el reloj proyectaba un plano simple sobre el terreno: la base de una futura estructura.
> ISAAC: "Refugio provisional registrado. Guardado en plano principal. Recursos restantes: limitados."
Oscar se limpió el sudor de la frente.
—Mañana comenzamos bien —murmuró.
Yumi, junto a la fogata, observaba las brasas reflejándose en el agua.
Por primera vez en días, el silencio no pesaba.
> ISAAC: "Zona segura establecida. Vigilancia pasiva activada."
El viento sopló suave.
Oscar se sentó junto a la fogata y miró hacia el lago, el reflejo de las estrellas temblando sobre la superficie.
No tenían un grupo. Pero tenían un comienzo.
El primer rayo de sol se filtró por las rendijas del refugio improvisado, un pequeño techo de ramas y lona que apenas aguantó la noche. El aire estaba frío, y el canto de los pájaros rompía el silencio del bosque.
Oscar abrió los ojos lento, sintiendo el peso del cansancio en cada músculo. Tardó unos segundos en darse cuenta de la posición.
Yumi estaba dormida pegada a él, la cabeza apoyada sobre su pecho, una mano entre su abrigo y su camisa. Dormían de cucharita, cubiertos por una manta improvisada hecha con dos chaquetas.
Oscar respiró hondo y cerró los ojos un segundo.
—Mierda… —susurró apenas.
Se quedó quieto. No quería despertarla, pero el cuerpo le pedía moverse. Al final se separó despacio. Ella murmuró algo entre sueños, palabras rápidas y suaves en japonés.
—…おはよう… (Ohayō...)
—Buenos días…
Oscar soltó un suspiro, mirándola.
—Buenos días… supongo.
Ella se sentó poco a poco, el pelo desordenado, la cara todavía con sueño. Lo miró y sonrió un poco antes de apartar la vista.
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🍞 DESAYUNO IMPROVISADO
Abrieron la mochila. Quedaban dos barras energéticas, una lata de comida militar y dos botellas —una de agua y otra de refresco que habían encontrado en las cajas del helicóptero.
Oscar partió la barra por la mitad y le dio un pedazo a Yumi.
—No es mucho, pero alcanza para arrancar el día.
Ella asintió.
—ありがとう… (Arigatō...)
—Gracias…
—De nada.
Comieron en silencio, solo escuchando el viento. El sol apenas subía sobre las montañas.
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📡 ACTIVACIÓN DEL RELOJ – ISAAC
De pronto, el reloj en la muñeca de Oscar vibró. Una proyección naranja se alzó frente a ellos, mostrando el perímetro del terreno en holograma.
ISAAC: "Energía estable. Recursos disponibles. Módulo de construcción habilitado."
Oscar se incorporó, ajustándose la manga.
—Muéstrame el perímetro.
El holograma se amplió, mostrando líneas naranjas alrededor de la meseta: cada muro se dividía en secciones de unos cinco metros. En total, cuatro por lado, cien metros de cierre total.
ISAAC: "Área recomendada: defensa perimetral de 100 metros. Material sugerido: troncos de pino. Recurso disponible en un radio de 60 metros. Prioridad: lado norte."
Oscar asintió.
—Entonces empezamos por ahí.
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🌲 TRABAJO DE LA MAÑANA
El sonido del hacha marcaba el ritmo. Golpe tras golpe, la madera crujía, vibrando por dentro. Oscar trabajaba concentrado, sudor cayendo por la frente.
A cada árbol que caía, Yumi ayudaba a quitar ramas o a sujetar las cuerdas. Aunque le costaba, no se rendía.
—気をつけて…! (Ki o tsukete...)
—Ten cuidado...
—Tranquila, lo tengo —dijo él, mientras empujaba el tronco hasta hacerlo rodar cuesta abajo.
El reloj volvió a proyectar una línea.
ISAAC: "Segmento norte: 25 metros. Se requieren 14 troncos para el primer muro."
Oscar soltó aire.
—14 troncos... nos va a llevar todo el maldito día.
Siguieron. Cortaron, midieron, arrastraron. El sonido de las sierras improvisadas y los golpes de hacha se mezclaban con el viento.
En una de las pausas, Oscar se dejó caer sobre una roca, tomando el último trago de refresco.
—Si esto sigue así, mañana me levanto con los brazos de gorila.
Yumi lo miró sin entender, ladeando la cabeza.
—ゴリラ…? (Gorira...?)
—¿Gorila...?
—Sí... fuerte —dijo él, levantando el brazo y marcando el bíceps.
Ella sonrió, apenas.
—...ゴリラ.
—Exacto. —soltó una leve risa y volvió a levantarse.
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🔧 TARDE – PRIMER MURO
Con el sol ya en lo alto, empezaron a encajar los troncos. Oscar usó las cuerdas y algunas piezas de metal reciclado de las cajas del helicóptero. El reloj proyectaba el esquema en tiempo real, mostrando el avance.
ISAAC: "Segmento 1 completado. Estructura estable. Durabilidad: 87%."
Oscar se limpió el sudor con el antebrazo.
—Uno menos…
Yumi se acercó con una rama larga, la clavó junto al muro, probando la firmeza.
—強い… (Tsuyoi...)
—Fuerte...
—Sí. Va a aguantar.
El sol empezó a bajar. Cuando terminaron de reforzar el último tronco, el primer muro norte estaba en pie. Veinticinco metros de defensa sólida. No era bonito, pero era suyo.
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🔥 NOCHE – FOGATA
Oscar encendió la fogata en el centro del claro. El humo subía recto, sin viento. La luz del fuego iluminaba las sombras del muro recién levantado.
Ambos se sentaron frente a las llamas, en silencio.
ISAAC: "Segmento norte asegurado. Recomendación: descanso. Nivel de energía: 63%."
Oscar miró el reloj y lo apagó.
—Ya escuchaste, hora de dormir.
Yumi asintió, acomodándose la manta sobre los hombros.
—おやすみ… (Oyasumi...)
—Buenas noches...
Oscar la miró unos segundos.
—Buenas noches, Yumi.
El fuego crepitó despacio. El bosque se tragó el ruido del día. Y entre el cansancio y la calma, los dos se quedaron dormidos frente a la muralla que habían levantado juntos.
El amanecer fue más frío que el anterior.
Oscar despertó primero, con el cuerpo adolorido y los brazos entumidos. Afuera, el bosque apenas respiraba entre una neblina ligera que cubría el lago. La fogata de la noche anterior ya era un montón de cenizas humeantes.
A su lado, Yumi seguía dormida, enroscada dentro de la manta. Oscar se levantó con cuidado, buscando no despertarla, pero el crujido de sus botas en la tierra bastó para que ella abriera un ojo.
—おはよう... (ohayō...)
(Buenos días…)
—'Mornin'... —murmuró Oscar, frotándose el cuello—. Dormiste bien, ¿eh? Yo parezco un maldito tronco viejo.
Ella soltó una risita leve y se estiró, el cabello despeinado cayéndole sobre la cara.
Oscar abrió la caja metálica donde guardaban las provisiones. Sacó una lata de frijoles y dos botellas de refresco tibio que habían rescatado del avión.
—Desayuno de campeones —dijo, girando la lata con su cuchillo militar hasta abrirla.
—"Cam…peones?" —repitió Yumi, con acento torcido.
—Sí, los que trabajan aunque el cuerpo se queje. —le pasó la lata—. Hoy toca seguir levantando el muro, ¿vale?
Ella asintió, tragando un poco y señalando el horizonte.
—Este… muro... grande.
—Exacto, el lado este. Y ahí —Oscar apuntó hacia el borde de la meseta— pondremos el portón principal.
Terminó su bebida y encendió el reloj. El cristal proyectó un haz azul frente a ellos.
ISAAC:
> "Energía del núcleo al 72%. Construcción disponible: muro defensivo, módulo portón y anclajes de refuerzo."
"Recomendación: continuar línea este. Distancia: 50 metros. Recursos estimados: 34 troncos gruesos, 21 medianos, 12 metros de cuerda natural."
Oscar exhaló, mirando el holograma que se desplegaba sobre el terreno.
—Bueno… manos a la obra, agente —dijo con una sonrisa cansada.
Yumi imitó su gesto, golpeando su hacha contra el aire como si entendiera el chiste.
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Las horas pasaron lentas.
El sonido de los golpes del hacha contra los troncos se mezclaba con el viento y el crujido de la madera cayendo. Cada tronco debía limpiarse, cortarse a medida y transportarse hasta el perímetro.
Oscar cargaba dos a la vez, el sudor corriéndole por el cuello.
Yumi, jadeante, se encargaba de las ramas y el refuerzo de cuerda. En ocasiones tropezaba, decía algo rápido en japonés y Oscar solo respondía con una media sonrisa.
—(くそ...重い!) Kusso... omoi!*
(Mierda… qué pesado!)
—No hace falta traducir eso —rió él, dejando el tronco en su sitio—. Lo entendí perfecto.
La estructura del portón empezó a tomar forma al mediodía. Dos postes gruesos anclados con piedra y tierra, y un travesaño de tronco pesado arriba.
Oscar se agachó, observando el plano holográfico del reloj.
ISAAC:
> "Alineación correcta. Requiere bisagra improvisada."
—No tenemos metal para eso. —Oscar bufó.
Yumi lo miró, pensativa, y luego sacó un pedazo de una vieja mochila militar.
—皮…(kawa)—dijo, señalando la tela gruesa.
(Cuero.)
—¿Cuero? —repitió Oscar.
Ella asintió.
Isaac reconoció el material de inmediato.
> "Material aceptable. Reconfigurando soporte flexible."
Oscar la miró con una ceja levantada.
—Eres lista, eh.
—りすと? (risuto?) —preguntó, confundida.
—List… inteligente. —corrigió él, sonriendo.
Ella asintió despacio.
—Ah… inteligente.
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Para cuando el sol comenzó a bajar, el muro del este estaba completo.
Una hilera sólida de troncos amarrados y apuntalados, con el portón provisional en medio. No era bonito, pero era firme.
Oscar se dejó caer junto al fuego recién encendido.
—Dos días, dos muros. Si seguimos así, en una semana esto parecerá una maldita fortaleza.
Yumi se sentó a su lado, las manos sucias, el rostro cubierto de ceniza y polvo.
—フォルテ…サ? (Forutessa?)
(¿Fortaleza?)
—Sí, eso —dijo él, sonriendo—. Nuestra casa.
Ella sonrió leve, mirando las llamas bailar frente a ellos.
Feliz de su decisión de seguirlo a el
ISAAC:
> "Muro este: completado.
Energía del núcleo: 49%.
Recomendación: descanso y recuperación muscular."
Oscar soltó una risa baja.
—Por primera vez, estoy de acuerdo contigo, ISAAC.
Se recostó hacia atrás, con el crepitar del fuego y el sonido lejano del agua del lago.
Yumi, sin decir nada, se recostó también, apenas rozándole el hombro.
No hablaron más.
Solo respiraron el mismo aire, en medio de la nada…
mientras su base empezaba a tomar forma.
