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Chapter 17 - capitulo 17

El aire era denso, húmedo, cargado con el olor terroso de raíces y materiales oxidados. Una escalera metálica descendía hacia una oscuridad apenas iluminada por luces tenues, algunas parpadeando, otras completamente apagadas. Los adolescentes descendían uno por uno detrás del hombre que los había salvado de una muerte segura.

Leo aún no podía dejar de pensar en Félix. La imagen era demasiado fresca. Su grito. La sangre. La forma en que el híbrido lo había partido en dos. Pero ahora no podía quebrarse. No cuando sus amigos lo necesitaban.

—Vamos, no se queden atrás —ordenó el doctor Elias, con una linterna en la mano y voz firme—. Una vez que crucemos la compuerta estaremos seguros… por ahora.

Maya ayudaba a Kiara, que cojeaba levemente desde la caída en la escalera del complejo anterior. Tomás cargaba la mochila con lo poco que habían logrado rescatar. Dario, silencioso, apretaba los dientes como si el dolor emocional le atravesara la espalda. Y Leo, en el fondo, observaba todo, sintiendo que cada paso los alejaba del mundo que conocían.

Finalmente llegaron a un nivel más profundo. La compuerta se cerró detrás de ellos con un siseo hermético.

—¿Qué es este lugar? —preguntó Tomás, mirando alrededor.

—Una de las últimas instalaciones operativas de Isla Punto Cero —dijo Elias mientras se quitaba su chaqueta empapada y colgaba su rifle improvisado—. Diseñada para albergar científicos… y sobrevivientes. Aunque de eso ya no queda mucho.

El lugar parecía una mezcla entre búnker militar y laboratorio antiguo. Había pantallas apagadas, mapas colgados, fotografías de embriones, diagramas de genomas, y estantes con frascos y muestras. Algunos escritorios aún estaban cubiertos de notas.

—¿Quién es usted? —preguntó Maya al fin, con la voz quebrada.

Elias se acercó a una silla oxidada, se sentó con un suspiro largo, como si le pesaran los años de soledad.

—Mi nombre es Elias Rivas. Soy genetista. Fui parte del equipo de respaldo que permaneció en la isla cuando ocurrió… la caída.

—¿La caída? —repitió Kiara.

Leo dio un paso adelante.

—¿Usted no es el doctor del diario?

Elias negó con la cabeza.

—No, él… era el jefe de seguridad biológica. Murió los primeros días, devorado por uno de los carnívoros liberados. Yo he vivido en las sombras desde entonces. Aprendí a esconderme, a sobrevivir… y a comprender a estas criaturas.

Maya tragó saliva.

—¿Qué fue esa cosa… ese monstruo que mató a Félix?

Elias bajó la mirada.

—El experimento que jamás debió existir. Lo llamaban Proyecto Dreadaptor.

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