WebNovels

Chapter 4 - Capítulo 3.5 — La Flor que Descendió del Cielo

Las puertas se cerraron detrás de ella sin hacer ruido.

Pero el silencio… fue más cruel que cualquier estruendo.

Yun Yun, vestida con una túnica blanca que flotaba como seda en bruma, dio su primer paso dentro de la Puerta de la Vida y la Muerte. Sus pies apenas tocaron el suelo grisáceo cuando una sensación de vacío absoluto le rozó el pecho, como si todas sus emociones se hubieran evaporado de golpe.

El Dou Qi desapareció.No como si lo hubiera sellado una técnica externa.Desapareció de su cuerpo como si nunca hubiera existido.

Yun Yun apretó los labios. No dijo nada.Los ancianos de la secta le habían advertido: "Aquí solo sobrevive quien tiene alma… y carne."

"Veinticuatro años de oscuridad. Esa es la prueba final. Solo así demostrarás que mereces guiar a otros."

Guió la mirada hacia el horizonte.

Pero no había horizonte.

Solo piedra, niebla, rugidos lejanos… y muerte.

Bajó lentamente por una colina de piedra fracturada, con el pelo atado en alto y su espalda recta, como si cada paso fuera parte de una ceremonia.

Su rostro no mostraba miedo. Pero por dentro, una grieta se formaba.

No por el dolor.

Sino por la soledad.

Desde niña había sido tratada como símbolo. Un prodigio. Un ejemplo de conducta. Una líder nacida para llevar la antorcha de la secta.

Pero ¿quién era ella sin Dou Qi?

¿Quién era Yun Yun cuando no tenía el viento danzando a su alrededor?

El silencio le respondió con un rugido.

Un eco de algún lugar profundo, húmedo, carnívoro.

Yun Yun giró suavemente, sin sobresaltos, como lo haría un loto en un estanque agitado. Sacó una aguja de plata oculta entre su ropa, la única arma que había podido conservar… y siguió caminando.

Horas pasaron. O días.El tiempo no avanzaba.Solo respiraba.

Y entonces… vio algo que la hizo detenerse.

Una figura. A lo lejos. Sentado junto a una roca.

Un hombre de túnica rasgada, con cabello largo y blanco, caído como cascada de ceniza sobre los hombros. Su espalda era ancha. Su postura relajada. Pero su presencia…era como una montaña dormida.

Yun Yun entrecerró los ojos.

¿Otro discípulo?¿Una ilusión?

No emitía Dou Qi.No se movía.Pero la piedra a su alrededor parecía curvada… como si gravitara en torno a su alma.

Ella retrocedió un paso, instintivamente.

La figura levantó la cabeza, y por un instante, sus miradas se cruzaron.

No hubo palabras.

No hubo amenaza.

Solo ese extraño latido en el pecho… como si el corazón hubiese reconocido algo que el cerebro aún no entendía.

Yun Yun dio media vuelta y se ocultó entre las rocas.

—Un alma no marcada —murmuró—. Pero… no vacía.

Esa noche, mientras dormía bajo una grieta de roca caliente, no pensó en su secta. Ni en su prueba. Ni en el camino que debía completar.

Pensó en esos ojos.

Profundos. Tranquilos. Y silenciosamente peligrosos.

More Chapters