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Chapter 5 - Capítulo 5: La Danza Mortal y el Eco de Otra Magia

El aire se electrificó. El Androide 17 y la Androide 18 nos observaban con esa expresión mezcla de curiosidad y desdén, como quien mira a insectos molestos. Trunks, a mi lado, estaba tenso, su pequeño cuerpo vibrando con la energía del ki que apenas empezaba a dominar.

"¿Detenernos?", se burló 17, haciendo un gesto con la mano. "Qué divertido. Pensé que su tipo ya se había rendido. Parece que la lección anterior no fue suficiente."

Mi mandíbula se apretó. La "lección anterior" era la masacre de los Guerreros Z. Un nudo de ira se formó en mi estómago, pero lo canalicé. La ira era un arma, pero la rabia descontrolada era una debilidad.

"Tal vez la lección no ha terminado", respondí, adoptando una postura de combate que había perfeccionado en simulaciones y entrenamientos agotadores. "Quizás ustedes son los que necesitan aprender."

18 soltó una risita. "Qué boquita. ¿Quieres bailar, mocoso?"

Y sin más preámbulos, 17 se lanzó. La velocidad era asombrosa, un blur. Trunks gritó y se preparó para defenderse, pero yo fui más rápido. En un instante, canalicé mi Aura Mística a mis piernas, propulsándome hacia adelante con una explosión de velocidad que superó con creces lo que un Saiyajin normal de mi edad podría lograr. Me interpuso entre 17 y Trunks, bloqueando el golpe del Androide con mi antebrazo.

El impacto fue brutal. El suelo bajo mis pies se agrietó, y el viento de la colisión nos sacudió a Trunks y a mí. El brazo de 17 era como una viga de acero, pero la capa defensiva de mi Aura Mística lo absorbió parcialmente. Los ojos de 17 se abrieron ligeramente. No había esperado esa resistencia.

"¿Oh?", siseó. "Interesante. No te rompiste el brazo. No sentí ki en ese escudo."

"Hay más cosas en el universo que el simple ki, Androide", repliqué, impulsando mi propia Aura Mística hacia el brazo de 17. Un destello de luz blanca brotó de mi piel al entrar en contacto con la suya, y 17 emitió un pequeño gruñido de sorpresa, sintiendo un leve shock recorrer su brazo. La Aura Mística, a diferencia del ki, no era una energía que sus sensores detectaran fácilmente, y su naturaleza "mística" lo hacía vulnerable a una forma de impacto que no esperaba.

Trunks, viéndome actuar, se lanzó también, disparando una ráfaga de ki que 18 desvió con un movimiento casual. Ella se burló, pero la distracción fue suficiente. Aproveché el momento en que 17 estaba momentáneamente desconcertado. Canalicé mi Aura Mística no para el impacto físico, sino para la manipulación del entorno. En mi mente, visualicé una barrera de energía intangible entre nosotros, una sutil distorsión en el espacio mismo.

17 sintió un tirón, una resistencia inesperada en el aire, como si de repente estuviera moviéndose a través de agua espesa. Frunció el ceño.

"¿Qué demonios fue eso?", exigió.

"Solo un pequeño truco", respondí, lanzándome de nuevo. Esta vez, cada golpe, cada patada, iba imbuido no solo de mi ki creciente, sino también de esa energía mística. Era una danza brutal. Me movía con una fluidez que superaba mi edad, esquivando sus golpes, sintiendo la brisa de sus puñetazos apenas rozando mi piel. No estaba ganando, no aún, pero tampoco estaba siendo aplastado. Y cada vez que lograba conectar un golpe, o utilizar una de mis habilidades de Aura Mística, podía ver un destello de genuina confusión en los ojos de los Androides.

18, aburrida de jugar con Trunks, decidió unirse a la refriega. Su velocidad era aún mayor que la de 17. Lanzó una patada devastadora que me envió volando a través de los escombros. Sentí el impacto, pero mi Aura Mística defensiva absorbió la mayor parte del daño. Aun así, aterricé con fuerza, rodando y jadeando.

"¡Gohan!", gritó Trunks, disparando otro ataque de ki para mantenerlos a raya.

Me puse de pie, mi cuerpo dolorido pero mi mente clara. No podía seguir a este ritmo. Su energía era ilimitada, la mía no. Necesitaba un golpe decisivo, una retirada estratégica.

Concentré mi ki y Aura Mística, sintiendo ambas energías entrelazarse en un torbellino dentro de mí. Mis músculos se tensaron, y una luz dorada comenzó a rodearme.

"¿Qué es esto?", preguntó 17, sus ojos escaneándome.

"Solo el comienzo", rugí.

Lancé una ráfaga de ki, pero en lugar de ser un ataque directo, la imbuí con mi Aura Mística, haciendo que la energía se distorsionara y refractara de forma errática. No buscaba golpearlos, sino crear una cortina de humo energética. Mientras su visión robótica se adaptaba, lancé una segunda ráfaga, esta vez hacia el suelo, para levantar una gran nube de polvo y escombros.

"¡Trunks, ahora!", grité, agarrando a mi hermano y propulsándome hacia el cielo a máxima velocidad, envuelto en un aura que ocultaba nuestra verdadera ubicación a sus sensores.

Los Androides gruñeron con frustración. "¡Cobardes!", exclamó 17.

"No es cobardía", susurré para mí mismo mientras nos alejábamos, observando la destrucción en la distancia. "Es estrategia. Hemos sembrado la semilla de la duda. Han sentido un poder que no comprenden. Y ahora, volveremos, más fuertes, con más trucos. Esta no es la misma historia, Androides. Esta vez, las reglas las pongo yo."

Mientras volábamos de regreso a la base oculta de Bulma, el sabor amargo de la derrota se mezclaba con una extraña euforia. Había sobrevivido. Había luchado. Y lo que es más importante, les había mostrado un atisbo de lo que estaba por venir.

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