Dos horas después de que Anyael despertara, pasaron muchas cosas. Any estaba molesto con Dio por llevarse tan bien con Kael en tan solo dos días, y quizás sentía algo de celos.
Dio, por su parte, conocía el camino a la aldea más cercana, que estaba a tres semanas de distancia. Se sumó también Kaiser, quien se unió a Any en forma de espíritu, según él "para recuperar energía". Pero Any desconfiaba de esta versión.
—Jajsjsjsajaj, esto está aburrido, ¿no crees, Lector? ¿Por qué mejor no nos vamos a La Terra?
Después de dedicarte esas palabras, Kaiser desgarró la Nada, afectándote a ti.
༻Omnisciencia parcial ha sido afectada por ruptura de la nada, ajustando POV༺
En La Terra, todo estaba normal. Los pájaros cantaban, las flores florecían, y los niños jugaban y estudiaban.
En un callejón, se veía a Rhys y Elara matando a una bestia convergente. Esta solo era de rango animal, una escoria entre las bestias aurales. Los chicos no podían hacer nada; ese era su castigo por dejar morir a los únicos dos pecadores del octavo departamento.
Casualmente, en la misma escuela a la que Anyael asistía, pero en el pabellón de primaria, se veía a unos niños tomando su clase de geografía.
—Okay, clase, ojos en mí…
—¡Voces en cero! —gritó toda la clase de alrededor de treinta y dos niños.
—Hoy hablaremos de nuestro geoide, el planeta Terra. Este está conformado por cuatro continentes y treinta naciones…
En la clase, una manito se alzó. Podríamos decir que era el chico listo.
—¿Sí, Carlitos?
—Maestra, los cuatro continentes son: nuestro continente Draconia al occidente, Umbraxia al oriente, Azyr al norte y Chronomia al sur.
—Muy bien, Carlitos —dijo la profesora con un tono dulce en su voz—. Hoy aprenderemos cuáles son las naciones de cada continente.
Toda la clase se quedó en silencio y la profesora empezó la explicación.
—El primer continente es Azyr, al norte. Aquí se encuentran cinco naciones muy geniales y la primera es Ircel…
—Profe —dijo Carlitos, interrumpiendo a la maestra—. Yo escuché de un primo que Ircel es un distrito —dijo el niño con curiosidad.
—Bueno, Carlitos, si me hubieras dejado terminar, hubieras escuchado que "distrito" y "nación" son básicamente sinónimos a la hora de hablar de estos asentamientos humanos —después de estas palabras, la maestra le dedicó una sonrisa.
—Bueno, niños, Ircel es un distrito un tanto salvaje. La vida allá no es fácil y se tiene que ganar. Es una tierra congelada y con abundante permafrost. Tiene fenómenos naturales increíbles como las auroras boreales y tormentas de nieve, posee hermosas colinas nevadas…
—Oohhh —decían los niños con intriga.
—Las casas y los asentamientos son una mezcla de la arquitectura moderna adaptada al frío y la arquitectura medieval.
Los niños la miraban con admiración y casi con estrellas en sus ojos, lo que le recordó por qué ella amaba ser profesora. Ese sentimiento de enseñar, forjar el futuro y la admiración de sus estudiantes lo era todo para ella. Que alguien la admirara era raro debido a su pasado…
Nunca fue la niña más inteligente ni de su casa ni de su escuela. Venía de una familia grande, humilde y unida, por eso mismo, desde muy pequeña se acomplejaba sintiéndose menos que los demás. Pero al ver cómo enseñaban sus profesores en la escuela, se llenó de unas ganas de que alguien la escuchara de esa forma, como ella escuchaba a sus profesores.
Fue por eso que se esforzó el cuádruple que cualquier otro. Siempre supo que no era la mejor, pero eso la llenaba de más determinación. Ella creía firmemente que el esfuerzo vence al talento, pero más pronto que tarde tuvo un golpe de realidad.
En una competencia para ganar una beca, se encontró con un muro que no fue capaz de mover: un chico que la hizo darse cuenta de que el esfuerzo sí supera al talento, pero solo hasta que el talento se esfuerza.