La sangre seguía evaporándose del campo de batalla. A su alrededor, los cuerpos distorsionados de los Engendros del Vacío se deshacían como ceniza maldita. Dominic respiraba agitado, las venas marcadas de energía arcanos vibraban en su piel como raíces vivas.
Seraphyne lo miraba, arrodillada, con un corte en el muslo y su lanza clavada en la tierra.
—Tu poder... es inestable, brutal. Como si tu alma hubiera sido arrancada de otro mundo. —Sus ojos dorados brillaban como brasas—. Y sin embargo... me atrae. Me llama.
La interfaz flotó entre ellos:
[Pacto de Sangre: Pendiente][Iniciar Ritual de Unión: Sí / No][Advertencia: El vínculo consumará una conexión arcana permanente. Requiere energía emocional y física. Riesgo: Despertar mutuo de habilidades ocultas.]
Dominic no lo dudó más.
—Sí. —Su voz sonó grave, como si se hablara a sí mismo desde lo más profundo—. Si esto me da poder... y si es contigo, lo haré.
Seraphyne se incorporó, con sus cabellos plateados danzando por la brisa. Con un gesto mágico, una barrera translúcida se alzó a su alrededor. El aire se volvió cálido, denso, como si la noche se detuviera.
Ambos sabían que esto no era simplemente deseo. Era destino... y una fusión de esencia mágica.
Se acercaron. La elfa colocó su frente contra la de él.
—Este rito... se hace con todo el cuerpo. Y el alma abierta.
El primer beso fue fuego contenido: labios que se buscaban como dos soldados cansados de esperar la guerra. Las manos de Dominic se deslizaron por su espalda, mientras la túnica de Seraphyne caía al suelo, revelando su figura esculpida por la disciplina mágica y la gracia élfica.
Sus cuerpos se entrelazaron sobre la hierba ardiente de energía residual. No era solo físico. Cada toque, cada respiración compartida liberaba partículas mágicas visibles. Rojos, dorados, símbolos flotando sobre sus pieles como escrituras vivas.
[Fusión de núcleos mágicos: 50%][Habilidad despertada: Sincronía Carmesí – Permite canalizar hechizos combinados en combate.][Nivel aumentado: +3]
Ella lo montó con la elegancia de una sacerdotisa y la intensidad de una guerrera. Sus gemidos se fundían con el canto de los símbolos, el sistema brillaba más y más con cada movimiento.
Hasta que una explosión de energía arcana estalló como una aurora carmesí.
Ambos cayeron sobre el suelo, jadeando, con los cuerpos cubiertos por tatuajes mágicos brillando en silencio.
Seraphyne le acarició el pecho, ahora marcado con su símbolo.
—Ahora... eres mío. Y yo, tuya. Para bien... o para el caos.
Dominic sonrió, mientras el sistema mostraba nuevas notificaciones flotantes.
[Nueva misión desbloqueada: “La Torre de las Consortes”][La próxima guardiana se aproxima…][Advertencia: Las almas conectadas atraerán la atención de enemigos mayores.]
El vínculo estaba sellado.
Y el verdadero juego… apenas comenzaba.