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Chapter 9 - Capítulo 9: Entre Llamas y Pétalos

El jardín estaba en silencio, pero el aire ardía como si las emociones hubieran encendido fuego en las raíces mismas del Reino de la Rosa Invertida.

Lysara yacía aún desnuda entre los pétalos que se agitaban lentamente con su respiración. Dominic se vestía con prisa, pero sus manos temblaban. No por debilidad, sino por lo que venía.

Evelyn fue la primera en hablar.

—¿Fue necesario que lo hicieras así... con ella?

Su voz era como una llama contenida. No gritaba, pero cada palabra quemaba.

—Fue parte del ritual —respondió Dominic—. No podía...

—¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?! —interrumpió ella—. ¡¿Por qué ella pudo tener ese... momento contigo y yo... yo apenas soy una llama más en tu estúpido sistema?!

Lysara se incorporó con lentitud, su cuerpo brillando con la energía recién sellada.

—Oh, pequeña guardiana del fuego... ¿es envidia lo que siento?

—Cierra la boca, flor marchita —espetó Evelyn, y el aire se volvió rojo. Las plantas se alejaron de ella. Seraphyne dio un paso al frente, intentando calmarla.

—Evelyn, basta. Dominic no es solo tuyo... ni mío. Todas sabíamos que esto iba a suceder. Es parte del destino, del sistema... Del Pacto.

—¿Tú también vas a defenderla? —preguntó Evelyn con una mueca amarga—. ¿Después de lo que viste?

Seraphyne apretó los labios. Miró a Dominic.

—No la culpo, ¿sabes? A veces siento que tú... que todos ustedes me dejarán atrás. Soy una guerrera, no una princesa mágica, ni una hechicera brillante. Solo soy buena... para matar.

—Eso no es cierto —dijo Dominic con dolor—. Seraphyne, tú...

—¡No! —gritó Aria de repente, interrumpiéndolos por primera vez con verdadera ira—. ¡Basta de palabras bonitas, Dominic! ¡Siempre sabes qué decirnos para calmarnos, pero eso no borra lo que somos ni lo que nos está haciendo este sistema!

Todos la miraron, en silencio.

Aria caminó hacia el centro del altar, levantando un pequeño espejo de obsidiana. Su voz se quebraba, pero no su convicción.

—He estado estudiando los lazos... y hay algo que ustedes deben saber. No fuimos elegidas al azar. El sistema no solo nos trajo aquí por nuestras habilidades o personalidades. ¡Nosotras somos... fragmentos!

Extendió el espejo, y una imagen se formó: una mujer dorada, de cabello largo y mirada melancólica.

—Ella... todas nosotras... fuimos parte de la misma alma en vidas pasadas. La mujer que Dominic perdió. Cada una de nosotras es un pedazo de su amor original. El sistema nos dividió... y ahora, al reunirnos, lo está forzando a recomponerla.

Silencio.

Evelyn bajó la mirada, con lágrimas hirviendo.

Seraphyne apretó el puño.

Lysara entrecerró los ojos. Por primera vez, temió.

Dominic, paralizado, cayó de rodillas.

—Entonces… ¿ustedes son…?

—Sí —dijo Aria con frialdad—. Somos la resurrección de un solo amor. Y mientras tú nos eliges… también nos destruyes. Porque solo una podrá quedarse. Solo una será la “verdadera”... si no rompemos el sistema.

Lysara caminó hacia él, seria por primera vez.

—Dominic… ¿estás dispuesto a renunciar a todas para salvarnos? ¿O nos consumirás, una por una, para sanar tu alma rota?

La pregunta lo atravesó como una lanza.

El sistema emitió un zumbido agudo:

[Ruptura emocional detectada.][Riesgo de colapso del Árbol de Lazos Eternos: 42%][Opciones disponibles:A) Continuar con la fusión del alma original.B) Romper el lazo y liberar a cada consorte de su destino.]

Decisión pendiente: Dominic Lewis

Dominic se levantó, la mirada herida, pero firme.

—No decidiré ahora. No hasta que cada una de ustedes me diga lo que quiere. No como fragmentos… sino como personas.

Y así, las cuatro consortes se miraron entre sí. Ya no solo como rivales. No solo como partes de un destino escrito.

Sino como mujeres con corazón propio, deseo, y miedo.

La batalla más difícil no era contra Caelum…Era contra el amor que los consumía.

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