WebNovels

Chapter 3 - Capitulo 2

—Hablando

(Pensando)

Narración

/Entre medio del dialogo/

Tiempo:

|Sistema:|

Diálogos Especiales

----------------------------

Aclaración: Ninguna obra, personaje, música, o imagen mas allá de los hechos por mi en esta historia son de mi propiedad. Todos los derechos y agradecimientos para sus respectivos autores.

-----------------------------

.

.

.

Capítulo 2: El mundo 1 y el primer viaje.

.

.

.

.

.

.

.

.

Frente a frente, cara a cara y persona a persona, se encontraban dos seres que desafiaban abiertamente, ya sea por naturaleza o accidente, todo lo que existía en este vasto universo. Uno de ellos era algo que ningún mortal o genio podría entender. Después de todo, ¿cómo podrías comprender a un ser que ha visto horribles verdades y mentiras hermosas, y que se dedicó en cuerpo y alma a ser una entidad llena de risas rotas, alegría sin razón y caos sin precedentes?

¿Y el otro? El otro aún era un hombre mortal. Poderoso en potencia, pero aún así un mortal que desafiaba TODO solo por el simple hecho de existir. Que no tenía idea de por qué estaba allí, por qué fue o qué lo trajo hasta este lugar. Aceptando su mundo tal como era, porque no valía la pena llorar o patalear; solo quedaba aceptar y avanzar, con la cabeza en alto, buscando respuestas no solo para lo que deseaba ahora, sino también para descubrir quién fue, o qué fue, realmente.

Aha y Lucas se quedaron viéndose en un silencio dramático, mientras el viento de las colinas azotaba sus cabellos con belleza. Ninguno movió un músculo. Lucas se sorprendió, claro. ¿Cómo no hacerlo? Frente a él había un dios. ¡Un D.I.O.S! Algo que todos los genios y aquellos que buscan conocer los secretos del universo desearían ver. Y, ¿por qué no? ¿Cuántas veces algo tan elevado se digna a mostrar su voz y su rostro a aquellos que están por debajo de él?

Pero Aha... Aha era diferente. Él era un caos andante, un bufón en toda regla que seguía al pie de la letra el concepto filosófico de la exaltación. ¡Incluso ahora! Lucas podía ver cómo su máscara cambiaba de expresiones y emociones tan rápido que ningún ojo o máquina normal podría calcular qué expresión había, ni notar la diferencia. Pensó que debía sentir miedo, dudas, tal vez enloquecimiento. Pero más allá de su inicial sorpresa por su aparición tan repentina, y el hecho de que no sabía si estaba o no en el lugar que debía estar, no sentía hostilidad, ni siquiera miedo. Solo curiosidad, como la de quien ve a un conocido nuevo.

Al principio, para Lucas era confusa la brecha entre la realidad y la simulación del universo simulado. Pero aún así, sintió sus músculos tensarse ante la presencia de Aha. Su postura se volvió rígida y sus ojos se fijaron en el payaso de ópera. Sin embargo, después de escuchar sus palabras, de ver sus movimientos y su actuar, no podía diferenciar entre un humano y un dios en este sujeto, o cosa.

Lucas se relajó y bajó las manos mientras deshacía sus guantes y su postura se volvía más suave y tranquila. Suspira mientras parpadea ligeramente y luego enfoca su atención en su presentador.

—Así que tú eres un Eon, ¿no? Creo que decir que no me decepcioné es lo justo. Digo, no es como si esperara que un sujeto que representa algo como la exaltación decidiera mostrarse de una forma tan... humilde, y mucho menos frente a un mortal. —Lucas habló con tono sereno, mientras Aha se reía ante sus palabras, tranquilamente. Para el Eon, no parecía importarle lo más mínimo que el le dijera eso, ni que no enloqueciera frente a él.

—¡Ah! Pero, mi amigo Lucas, por favor, ¿por quién me tomas? ¿Por la Misericordiosa ama de las plagas? ¡No, no, no! Oh, qué triste estoy. ¡Esperaba que mi forma se hiciera más grande! No esto... ¡Oh, pero es tan adorable ser tan pequeño como una hormiga ahora! —Aha decía mientras se desvanecía y aparecía en la espalda de Lucas, quien por primera vez volteó rápidamente hacia donde escuchó el sonido, solo para verlo en el costado contrario con una máscara triste. —Ah, en serio, me gustaría poder hablar más contigo, viejo amigo, pero aparte de ser un simple código en esta computadora, no soy más que un reflejo de lo que tu otra mitad deja ver.

—(¿Otra mitad? ¿Se refiere al sistema? ¿Y la Misericordiosa ama de las plagas? ¿Cuántos de estos putos fenómenos existen por ahí?) Bueno, si ese es el caso, entonces ¿puedo preguntar por qué el señor de los payasos se dignó a mostrar su cara ante mí? ¿Acaso para burlarse? ¿O quizás para darme advertencias? Oh, quizás solo para jugar. —Volteó a ver a Aha en su hombro izquierdo, y aunque en cuanto sus ojos se posaron sobre él, el bufón desapareció y reapareció frente a él, Lucas no reaccionó tan rápido como antes. No había razón para hacerlo; si el Eon quisiera hacerle daño, ya lo habría hecho. Entendió de inmediato que Aha estaba jugando con él, y, de hecho, Lucas en cierto modo estaba disfrutando de ello.

Aha volvió a desaparecer en un parpadeo, solo para reaparecer justo donde estaba antes, tocando su ukelele con un tono melancólico. Era un cambio tan drástico con respecto a su actitud juguetona de hace unos momentos que resultaba casi desconcertante.

—Oh, es tan lindo, tan lindo que preguntes, viejo amigo. Pero la razón por la que estoy aquí es obvia, ¿no? ¡Para jugar! O quizás... para molestar a mi nuevo mejor amigo! —su voz fluctuaba entre la nostalgia, la felicidad y la burla en cuestión de segundos, como si cada emoción estuviera atrapada en un ciclo interminable.

Lucas cruzó los brazos con una expresión de fastidio. Nunca le agradó la gente más excéntrica que él, y menos en momentos en los que tenía cosas más importantes en qué pensar.

—Ve directo al punto, Aha. Tengo dudas que necesito responder pronto. Si quieres jugar, lamento decirte que te voy a mandar a la mierda, ahora y casi siempre —dijo sin rodeos, dándose la vuelta para enfocarse nuevamente en la ciudad medieval que había captado su interés antes de la llegada del bufón.

Pero antes de que pudiera dar un solo paso, el entorno se distorsionó sutilmente. De pronto, se encontraba en otro lugar. No necesitó pensarlo mucho para saber quién era el responsable. Giró la cabeza y vio a Aha sentado sobre una roca, tocando su ukelele con una melodía suave y casi imperceptible.

—Ah, viejo amigo, tan apurado, tan tarde estás... Pero te entiendo. Oh, por las estrellas, te entiendo. Pero por favor, la escuela de payasos está más cerca de lo que crees —comentó con una sonrisa teatral, aunque su expresión transmitía un deje de tristeza.

Lucas esbozó una sonrisa burlona. —Sí, porque lo tengo enfrente.

Aha soltó una carcajada estridente. —¡Ahahaha... Suicídate!

Lucas frunció el ceño, pero no mordió el anzuelo. No estaba de humor para juegos mentales. El bufón se puso de pie, y de entre sus ropajes sacó una máscara completamente blanca, sin expresión alguna. Ni ojos, ni boca, ni una sola marca. Algo tan simple parecía fuera de lugar viniendo de él, pero al mismo tiempo, tenía perfecto sentido. La máscara flotó hasta Lucas, quien la tomó en sus manos sin apartar la vista de Aha. El payaso siguió tocando su ukelele, ahora con un tono aún más bajo, como si su voz se apagara con cada nota.

—Mi viejo amigo, hay muchos que te observan ahora. No solo yo. Todos ansían conocerte... pero eso será a su debido tiempo. Tu otra mitad no permitirá que lleguen a ti a menos que estén listos —su voz se tornó grave, casi susurrante, como si esa verdad le pesara.

Lucas sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero no permitió que su expresión cambiara. Aha se alejó caminando en dirección opuesta, con la despreocupación de alguien que nunca ha estado verdaderamente atado a nada.

—No sé ni yo qué hay allí, pero eso hace las cosas divertidas, ¿no? Ver lo que no entendemos, enfrentarlo... descubrirlo o morir en el intento. ¡Ah! Por favor, mi amigo más viejo... ¡por favor, encuéntrame y mátame!

Rió como un demente mientras se desvanecía en un parpadeo. Lucas sintió que un peso invisible se deslizaba fuera de su pecho al notar que Aha ya no estaba. Respiró hondo, sintiendo el sudor frío en su frente. Bajó la mirada a la máscara en sus manos. Fue entonces cuando el sistema hizo su aparición con un nuevo mensaje.

----------

|Has obtenido [Máscara del Bufón Silente] como regalo de Aha, el Eon de la exultacion|

[Máscara del Bufón Silente]

|Rango: D|

|Tipo: Accesorio Ligado|

|Descripción: Una máscara de un blanco puro, sin rasgos ni expresión. Su superficie es suave, pero cuando la miras demasiado tiempo, parece cambiar sutilmente, mostrando emociones que nunca existieron. Aha, en su infinita diversión, la dejó caer en las manos tuyas sin razón aparente, salvo el simple deseo de ver qué harías con ella. "Un rostro vacío es la mayor de las bromas. ¿Quién eres cuando nadie te ve? ¿Quién eres cuando ni tú lo sabes? ¡Ja! Diviértete con eso, amigo."|

|Habilidades Pasivas|

Cara del Engaño: – Mientras lleves puesta la máscara, tu presencia es más difícil de percibir. No te hace invisible, pero la gente se distrae o simplemente no te nota a menos que llames su atención directamente.|

|Rostro Cambiante: – Con un poco de concentración, la máscara puede imitar rostros simples, aunque solo en lo superficial. No altera la voz ni la altura, pero es útil para confundir a alguien por unos instantes.|

|Habilidades Activas|

|Risa Sin Voz: – Golpea la máscara con dos dedos y exhala. Durante 10 segundos, cualquier sonido que hagas no puede ser oído por los demás. Puede ser útil para moverse en sigilo... o para jugar una broma. (Tiempo de recarga: 5 minutos)|

|Penalizaciones:|

|Eco Silente – Cuanto más uses la máscara, más difícil se vuelve recordar tu propia voz. Si abusas de su poder, puede volverse incómodo hablar después de quitártela.|

|Juego de Aha – No puedes desechar ni destruir la máscara. Si intentas perderla, de alguna forma, siempre vuelve a aparecer en tu inventario... y a veces, en tu rostro sin que la recuerdes haber puesto.|

////////

|La misión de la rama de los Trazacaminos se ha actualizado como sus recompensas|

|Misión Del Trazacaminos: El autentico Universo Simulado|

|Rango: E|

|Descripción: El Universo Simulado (AKA: Meta-Verso) Era el proyecto de 4 genios del circulo de genios. Herta, Ruan Mei, Tornillum y Stephen Lloyd. Cada uno aportando su debida parte en este proyecto tan único e importante. El objetivo? Saber mas sobre los Eones, su creación y razon de existir. Pero al fin de cuentas un proyecto como este esta condenado a fracasar. La expansión empezó cuando entraste. Descubre aqui y ahora lo que aguarda y se esconde debajo de párrafos y párrafos de datos que difaman a la realidad que conoces.|

|Objetivo Principal|

|Descubre los misterios de este mundo y complétalo.| 

|Objetivo Secundarios|

|1°: Encuentra las llaves de entrada| 0/4

|2°: Descubre los misterios de las mazmorras abandonadas| 0/4

|3°: Averigua una forma de salir|

|Recompensa Primaria: Acceso Y salida del Universo Simulado / Tienda del US / Recompensas Diarias Habilitadas / 1000S / Acceso Al Mundo 2 / [Caja De Recompensa Triple] X3|

|Recompensa Secundaria: 1 MS= 100S / 2 MS= 200S + [Caja de Arma Baja] / 3 MS = 300S + [Libro Marcial Bajo] + [Bestiario]|

-----------

Lucas observó la ciudad en silencio, su mente procesando la revelación. —(Así que fue por el sistema... Este universo simulado terminó así por su culpa. No creo que Herta esperara esto, y mucho menos que sea su estilo. No hay tecnología en ninguna parte... Dudo que ella o su equipo supieran cómo se veía una ciudad medieval.) —Eso solo significaba una cosa: estaba en una región fuera del control de Herta. Mientras tanto, Stelle y ella seguramente estaban donde originalmente planeaban que él fuera. —(No queda de otra. Si quiero salir de aquí y entender qué pasó en realidad, tengo que seguir el juego.) —Recordó las palabras de Aha. No era el único interesado en él... pero su "otra mitad" no los dejaría acercarse hasta que estuvieran listos. ¿No hasta que él estuviera listo, sino ellos? —(¿Qué demonios es realmente este sistema...?)

Lucas exhaló pesadamente y miró la máscara en su mano. La descripción solo confirmaba lo que ya sabía: Aha era un hijo de puta. Un regalo tan interesante como peligroso. Sin pensarlo dos veces, la arrojó a su inventario. No tenía tiempo para sus juegos.

Su prioridad era clara: encontrar la salida.

Normalmente, se habría tomado su tiempo con la misión principal, pero ahora le preocupaba demasiado Stelle y su seguridad. No se detendría a jugar con este mundo. Al menos, no hasta que encontrara la manera de salir. Luego, si tenía el tiempo y el espacio... lo conquistaría..

.

.

.

La caminata fue simple y sin complicaciones, pero la inquietud se colaba en su mente como una sombra persistente. Con cada paso que daba dentro de la ciudad, la sensación de vacío se volvía más evidente, más asfixiante. No era solo que el lugar estuviera deshabitado—eso habría sido fácil de aceptar—, sino que todo a su alrededor parecía suspendido en un momento que nunca debió terminar. Las calles eran anchas y bien pavimentadas, los edificios altos y firmes, sus ventanas intactas reflejaban la luz con una perfección casi antinatural. No había signos de abandono: ni grietas en las paredes, ni estructuras derruidas, ni el desgaste natural que el tiempo debería haber impuesto sobre la piedra y la madera. Pero tampoco había nadie. Ni una sola alma. Ni un sonido que rompiera el aire quieto.

Había rastros, sin embargo. Demasiados rastros de vida pasada, y eso lo hacía aún peor. Una carreta con ruedas impolutas estaba volcada de lado, su carga de frutas desperdigada por el suelo. No estaban podridas ni marchitas, sino perfectamente frescas, como si hubieran caído hace solo unos minutos. Una silla de madera reposaba junto a una mesa en la que aún había platos servidos, esperando a comensales que jamás regresarían. Ropas colgaban de un tendedero, sin signos de haber sido tocadas por la intemperie, como si la brisa las hubiera ignorado por completo. Era una ciudad que había respirado, que había vivido, pero ahora yacía en un estado de muerte sin descomposición, sin decadencia, como si alguien hubiera congelado el tiempo en el instante exacto en que su último habitante desapareció.

Lucas sintió su piel erizarse. Su cuerpo reaccionó antes que su mente, su instinto gritándole que nada de esto era normal, que algo estaba profundamente mal. Su mano se cerro mientras estaba listo para invocar sus guantes por puro reflejo. En un lugar tan vasto y tan silencioso, el propio eco de sus pasos se sentía como un intruso, un ruido demasiado fuerte en una sinfonía de nada. No era el único que había sentido esto antes. No podía serlo. Había algo en la forma en que las puertas de las casas estaban abiertas a medias, en cómo algunas ventanas tenían cortinas ligeramente corridas, como si alguien hubiera mirado afuera justo antes de... desaparecer. El viento sopló de repente, arrastrando consigo una hoja de papel, haciendo que el sonido rompiera la quietud con un susurro casi imperceptible. Fue suficiente para que Lucas apretara los dientes.

Porque en ese instante, lo entendió.

No era solo que la ciudad estuviera vacía.

Era como si la ciudad supiera que él estaba allí.

—(Dios... y pensar que creía que me gustaba el silencio y la soledad. Necesito calmarme. No hay nada aquí que pueda lastimarme... pero eso es lo que me molesta.) —Sus propios pensamientos eran una molestia constante, una espina clavada en su mente mientras recorría con la mirada aquel paisaje congelado en el tiempo. Todo en este lugar le gritaba que algo estaba mal, y esa sensación pegajosa no lo dejaba en paz.

Suspiró con frustración, frotándose la cara en un intento de despejarse. Necesitaba enfocarse en otra cosa. Su vista se posó en un edificio a unos metros de distancia, uno que, por el fuerte aroma a alcohol que flotaba en el aire, solo podía ser una taberna. Sin dudarlo más, se encaminó hacia la puerta y la empujó con facilidad. No hubo chirridos, ni resistencia, como si hubiera sido usada hace apenas unas horas. El interior estaba en la misma condición inquietante que el resto de la ciudad: impecable, intacto... y vacío. Las mesas estaban ordenadas, algunas con jarras medio llenas sobre la madera. El olor no era tan repulsivo como esperaba de un bar medieval, lo que solo añadía más preguntas a su lista. Lucas se adentró en el silencio, sintiendo que cada uno de sus pasos resonaba demasiado fuerte en aquel vacío. 

Este se sento en una de las sillas mientras pensaba que hacer o donde ir. El palacio sonaba como el lugar obvio de ir, pero habia varios puntos ahi. Las llaves de entrada y lo que abrian. Tenian que ver con las mazmorras que el sistema menciono? Debia ser algo mas quizas, si estaban abandonadas no tenian por que tener una llave. Lucas exhalo brevemente para luego abrir su inventario y sacar algo de ahi. El ticket de habilidad que gano antes. No lo habia usado como con la pildora ya que no tuvo tiempo del todo para ver. Pero ahora? Ahora que no tenia mucho que perder y necesitaba pensar en algo mas mientras replantea sus objetivos.

—(Deberia conseguir si puedo una habilidad que aumente mis sentidos. No tiene sentido gastar algo como esto en una habilidad ofensiva o defensiva ya que ya tengo los guantes y el escudo. Veamos como es y que hay.) —Lucas al tomar el ticket y sostenerlo se lo mostro una nueva pantalla que le pregunto sobre si queria usarlo. Este puso que si y el ticket se rompio al instante en 2 para que la tienda se abriera. Para su mala suerte? Solo tenia un total de 10 casillas disponibles. —Me tenes que estar cagando...Fuuu...Concha mi vieja. —Maldijo en voz baja mientras se lamentaba tener tan pocas opciones.

Cada casilla tenia un máximo de 10 habilidades y todas eran jodidamente redundantes! Aumento de fuerza, resistencia a ciertos dolores, etc. La búsqueda tenia que ver con los sentidos, no con esta mierda! Rogo en su mente que no fuera decepcionado y no tuviera que tomar una habilidad tan mediocre y redundante para su gusto. Para su suerte? Encontró algo que si le llamo la atención y que podía ser la respuesta a sus deseos.

------

|Ojos De Mono|

|Rango F|

|Tipo: Habilidad activa|

|Descripción: Unos ojos que le pertenecieron a un mono del Monte Huaguo|

|Efecto: Al activarse incrementa tu visión y fortifica tus 5 sentidos.|

---------

—Monte huaguo?...Uhm siento que ese nombre lo oi antes, pero donde no se. —Lucas murmuro mientras revisaba sus ultimas opciones en la tienda disponible. Pese a que habia mas habilidades sensoriales en las ultimas paginas, todas solo aumentaba un sentido o daban como desventaja perder un poco de otro sentido. Lo que lo llevo a tomar los ojos de mono. Al fin de cuentas eran los unicos con nulas desventajas.

--------

|Has comprado [Ojos De Mono] con el [Ticket De habilidad Activa Gratis]|

|Has obtenido la habilidad activa [Ojos De Mono] LV1|

----------

—(Nivel 1? Entonces no es como las pasivas que es como una barra de competencia, si no niveles. Uhm, bueno no importa eso, lo que importa ahora es ver como funciona. Quizas simplemente tengo que pensar y decir Activar Ojos de mono, o algo asi.) —Lucas tomo aire y penso en activar la skill. Con los guantes era mas simple por que al parecer solo necesitaba apretar sus puños mas fuerte que nunca para usarlos. Con una habilidad propia? Era de ver. Pero 

—Asi que estos son los ojos de mono, huh? Es muy increible. —Lucas comento mientras ahora sus ojos podian ver con una mayor calidad y proceso de informacion. Incluso detalles tan vagos como las motas de polvo eran visibles para el. Sus otros sentidos tambien incrementaron y fue ese mismo incremento que le hizo darse cuenta de algo, o mejor dicho de un olor. —(Ese olor? Tan repulsivo que me hace querer vomitar...) —El se movio para la parte de atras de taverna, donde estaria la cocina. Dentro no habia nada raro a simple vista, pero con sus nuevos ojos lucas podia ver que esa normalidad era falsa. Este camino mas hasta donde habia un cuchillo de carnicero con sangre fresca. —Sabes? Realmente ya sentia yo que habia algo raro aqui desde el minuto que puse un pie en esta ciudad. Pero aun asi me siento indignado conmigo mismo. —Parecia hablar solo mientras caminaba con el cuchillo en mano, pero su postura cambio de golpe a una velocidad increible cuando antes de pisar con todo su pie este giro sobre su talon para lanzar el cuchillo a algo oculto en el suelo.

—AAAAAH! MOCOSO OLOROSO DE MIERDA!. —Una voz ronca y vieja grito con una furia que parecia dejarla sin voz. Desde una esquina oculta una mujer anciana dio acto de presencia mientras tenia un corte alrededor de la cintura por el cuchillo de lucas. Su apariencia era asquerosa y digna de una pesadilla de pelicula. —TU!...Sabes cuanto me va a costar coser esto!? LO SABES!.

La mujer mayor estaba hecha un desastre en todos los sentidos. Sus ropas eran un montón de harapos mal cosidos, poco más que basura unida con hilo sucio, lo que combinaba perfectamente con su aspecto. Su cabello grisáceo y grasiento caía en mechones desordenados, y el hedor que despedía su aliento era tan nauseabundo como su presencia. Sus brazos y rostro estaban deformados, con cicatrices irregulares que dejaban claro que en algún momento se había cosido a sí misma con manos torpes y desesperadas. Sus dientes amarillentos asomaban en una mueca depravada, y su mirada... su mirada era pura malicia. No había duda: la vieja disfrutaba el dolor ajeno, y su expresión prometía un destino horrendo para quien tuviera la mala suerte de cruzarse con ella.

—Uhm... No sé cómo me pudiste detectar. Oculté muy bien mi olor, pero tú, mocoso asqueroso, te atreviste a lastimar mi ropa. —Escupió las palabras con desprecio antes de lanzarse hacia él con una velocidad que no encajaba con su apariencia O edad. No tenía sentido. Nadie en su estado debería moverse así. Pero Lucas no se quedó a analizarlo. 

En el último segundo, su cuerpo reaccionó por instinto, esquivándola con facilidad mientras ella pasaba de largo y se estrellaba contra una mesa llena de utensilios. El estrépito de metal y madera quebrándose llenó el aire, seguido por un grito de furia y dolor.

—¡AH, HIJO DE PUTA! ¡¿CÓMO TE ATREVES A ESQUIVARME?! ¡VOY A DESOLLARTE VIVO Y SACARTE ESAS RICAS TRIPAS MIENTRAS TE TENGO COLGADO COMO UN CERDO! —Lucas ignoró sus amenazas. Caminó con una calma antinatural hasta la mesa donde antes había visto un cuchillo de carnicero y lo tomó con un movimiento lento y deliberado.

—Lo siento, vieja, pero no tengo tiempo para esto —su voz era casi indiferente, pero su mente estaba lejos de estar tranquila—. La verdad, estoy muy confundido con todo esto, así que te haré hablar... aunque me des más asco que pisar meo de perro con medias.

La anciana volvió a lanzarse sobre él, esta vez con un cuchillo en la mano. Lucas no se movió hasta que estuvo lo suficientemente cerca. Entonces, con la misma facilidad que antes, se apartó de su camino y, sin dudarlo, hundió el cuchillo en su pierna. Su grito de dolor quedó ahogado cuando él la agarró del cabello y, con un giro brusco, la estrelló contra la pared con la fuerza suficiente para romper los estantes de madera que estaban allí. Luego, silencio. Lucas bajó la mirada al cuchillo en su mano, observando cómo la sangre escurría lentamente por el filo. Sus dedos seguían firmes, sin temblores, sin dudas. Se quedó allí, quieto, y la sensación lo golpeó como una ola de hielo. ¿Por qué había sido tan fácil?

Recordó la pelea contra la Legión, el torrente de adrenalina recorriendo su cuerpo, el peso del miedo y las dudas sobre si mismo. Su corazón latía con fuerza, su mente se enfocaba en cada detalle, cada movimiento, cada amenaza. En ese momento, todo se sentía real. Pero ahora... nada. No había pánico, ni ansiedad, ni siquiera un atisbo de emoción que lo hiciera dudar. Sus movimientos habían sido precisos, mecánicos, como si su cuerpo supiera exactamente qué hacer antes de que él lo decidiera. Como si no fuera la primera vez. Pero sí lo era.

Matar no es fácil. No debería serlo. Las personas tiemblan, entran en shock, sienten el peso de lo que acaban de hacer como una losa sobre sus hombros. El primer asesinato debería dejar una marca imborrable, grabada en la memoria como un tatuaje de culpa y horror. Y sin embargo, aquí estaba él. Con una anciana asesina hecha un guiñapo en el suelo, con la sangre caliente manchando su cuchillo, con su respiración tan serena como si acabara de cortar un pedazo de carne en la cocina. Algo estaba mal. Lucas apretó el mango del cuchillo con más fuerza, como si eso pudiera arrancarle una respuesta. Pero lo único que obtuvo fue la certeza de que... esto no debía ser tan fácil.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando este escucho que la anciana seguia viva. Sus ojos de mono se posaron sobre para notar ahora cosas que antes no noto por culpa de esas ropas. Su piel...su piel era demasiado blanca y tenia una notación mas putrefacta. Como si aquello fuera mas un maldito cadaver que una persona. Lucas se acerco y agarra el pelo de la vieja para meterle una madera entre la boca para luego clavar el cuchillo de carnicero en su brazo en la zona cocida para arrancarla, repitiendo esto con el otro que arraco con mayor ferocidad agarrando a la vieja del pelo y pisarle el brazo hasta arracarlo como si fuera un pedazo de piel muerta. La anciana gritaba de dolor pero lucas la callo de un bofetazo.

—Que mierda eres, y sera mejor que digas la puta verdad ahora antes que te arranque tambien las putas piernas. —Amenazo lucas con voz alta mientras acerco el cuchillo a las piernas de la anciana. Ella parecia en una agonia poco natural, esta como pudo le devolvio la mirada y como si perdiera la cabeza por completo trato de atacarlo con sus dientes, pero lucas le clavo el cuchillo por debajo del menton y luego lo saco para patearle la cara con su bota una y otra y otra vez hasta que la mujer dejo de moverse.

Lucas se detuvo, sintiendo por primera vez su respiración alterarse, pero no por la adrenalina, sino por la rabia. Rabia porque no tenía respuestas. Y su reacción había sido patear a alguien hasta la muerte. Un asesino, sí, pero aun así...

Su mente trató de analizar la situación, de razonar si debía sentir algo. Pero, ¿qué emoción podía valer la pena para basura como esa? ¿Lástima? ¿Remordimiento? No, no era lógico. No ganaba nada sintiéndolo.

Volvió a fijar su mirada en el cadáver. Primera regla en películas de horror: asegúrate de que el asesino está muerto. Así que lo hizo. Le clavó el cuchillo en la cabeza, en el corazón y en cada punto vital que se le ocurrió. Solo cuando estuvo completamente seguro, desvió su atención hacia el lugar de donde había salido la mujer, el mismo de donde provenía aquel hedor nauseabundo. Un olor que, de alguna forma, había estado oculto... Si no fuera por los ojos de mono, tal vez no lo habría detectado antes de ser atacado.

Sin rodeos, sin ganas de pasar un segundo más en esa habitación, Lucas avanzó hacia el túnel.

El pasadizo era estrecho, incómodo, pero no al punto de forzarlo a arrastrarse. Cada paso que daba hacía que el hedor de putrefacción aumentara, volviéndose insoportable. No hacía falta ser un genio para saber qué era lo que la anciana ocultaba ahí.

Y aun así, su curiosidad mórbida lo empujó a seguir adelante.

Llegó hasta una puerta sellada con llave. No era completamente de metal, pero tenía suficiente refuerzo como para evitar que alguien escapara de ella con facilidad.

Lucas dudó.

Solo por un momento.

No iba a volver por la llave. No tenía paciencia, no tenía ganas. Su irritación crecía con cada segundo que pasaba en ese agujero inmundo. Así que mandó todo al diablo.

Tomó aire y pateó la puerta con toda su fuerza.

Y entonces...

Su garganta se secó. Sus labios se apretaron. Sus manos temblaron.

La escena ante él no era digna de una película de terror. No. Era peor.

Las paredes estaban bañadas en sangre. Cuerpos en descomposición se amontonaban en distintos puntos de la habitación, muchos mutilados, sin extremidades ni órganos. En el centro, como el epicentro de un infierno personal, una mesa de carnicero. A su lado, instrumentos quirúrgicos y de tortura.

Lucas sintió la ira subirle por la garganta.

Hombres, mujeres, niños. Todos habían sido víctimas.

Apretó los puños. Contuvo un grito.

Finalmente, dejó escapar un suspiro y permitió que la rabia se asentara en su pecho. Se cubrió el rostro un momento, tratando de contener la sensación de asco y frustración, antes de moverse entre los cuerpos, buscando algo, cualquier cosa...

Entonces, lo vio.

Un libro.

Un diario.

El diario no contenía más que anécdotas enfermizas que le revolvían el estómago. Cada página destilaba un disfrute retorcido, una perversión escrita con el placer de alguien que veía el dolor ajeno como entretenimiento. Y lo peor no era solo el contenido, sino cómo estaba escrito: las letras estaban marcadas en sangre, como si cada palabra hubiera sido un tributo más a su locura.

El inglés era tosco, roto, pero entendible. Lucas leyó con atención, aunque parte de él deseara no haberlo hecho. Hablaba de un ritual, uno que prometía inmortalidad a cambio de sacrificios humanos y el consumo de carne virgen. No importaba la edad o el género, siempre que su "pureza" no hubiera sido manchada por la vida. Absurdo. Ridículo. Patrañas de un lunático desesperado por escapar de lo inevitable, sacrificando vidas inocentes para prolongar la suya propia.

Pero entre toda esa mierda, hubo algo que llamó su atención. Un nombre. Topard. El diario mencionaba su implicación y, además, describía una antigua mazmorra oculta en el norte de la ciudad. Un lugar que, de no ser por estas páginas, jamás habría encontrado.

Lucas cerró el diario con fuerza. Su siguiente objetivo ya estaba claro.

-------

|Información de la misión actualizada! Has descubierto la ubicación de una de las mazmorras|

--------

.

.

.

Tiempo: 20 Minutos después / Astral Express

El Astral Express descansaba en el hangar de la Estación Espacial Herta, rodeado de luces frías y estructuras metálicas. Un suave zumbido mecánico recorría el aire mientras los sistemas de mantenimiento revisaban la maquinaria del tren, asegurándose de que todo estuviera en condiciones para el próximo salto.

Dentro del vagón principal, el ambiente era tranquilo, pero no del todo silencioso. El sonido ocasional de herramientas resonaba a la distancia, junto con el murmullo de la estación operando en el fondo.

Welt Yang estaba sentado frente a un tablero de ajedrez, aunque no prestaba atención al juego. Sus dedos tamborileaban levemente sobre el brazo del asiento mientras su mente divagaba en pensamientos más profundos. A pesar de la calma que lo rodeaba, algo lo mantenía inquieto, como una pieza fuera de lugar en un rompecabezas que debería encajar.

Esa pieza tenía un nombre: Lucas.

La puerta del vagón se deslizó con un leve siseo, y Welt alzó la vista justo cuando Himeko entraba con su característico aire relajado.

—Aquí estás —comentó, con una ligera sonrisa mientras se acercaba.

—¿Dónde más estaría? —respondió Welt con un tono tranquilo, aunque su expresión sugería que su mente estaba en otra parte.

Himeko se dejó caer en un asiento cercano, estirando un poco los brazos antes de entrelazar los dedos sobre su regazo.

—Pom-Pom ya nos informó que pronto podremos hacer otro salto. Solo un poco más y estaremos en camino otra vez.

Himeko asintió, pero su atención no estaba realmente en el viaje. Ella lo notó al instante. Era fácil darse cuenta cuando Welt tenía algo en la cabeza. No era un hombre que se dejara llevar por preocupaciones triviales, y cuando algo lo inquietaba, significaba que había razones de peso detrás.

—Estás pensando en él, ¿verdad? —preguntó, sin necesidad de dar más contexto. Welt exhaló lentamente y desvió la mirada hacia la ventana, observando las luces del hangar.

—No puedo evitarlo.

No era solo la extraña naturaleza de Lucas lo que lo hacía dudar. Era él como persona. Su actitud era tan contradictoria que resultaba difícil definirlo con claridad. Su lengua era filosa, su tono muchas veces mordaz, e incluso tenía una tendencia a soltar improperios sin mucha consideración. No se esforzaba demasiado en endulzar sus palabras, y por momentos daba la impresión de que no le importaba lo que los demás pensaran de él y tenia miedo en decir lo que pensaba a nadie.

Pero luego estaban esos momentos fugaces, casi imperceptibles, que desmentían esa imagen. Como cuando salvo a los investigadores y a arlan. Cuando salvo a marzo de la bestia del juicio final o el como su manera de ser daba esa sensación de calidez. Como alguien que sabia que hacia sin darse cuenta. 

—Nosotros llegamos aquí con algo a lo que aferrarnos —murmuró Welt, aún sin mirarla—. Una misión, un propósito, incluso si no estaba del todo claro en un principio. Pero él... él no tiene nada. —Abrió los ojos de nuevo, su expresión sombría. —Está completamente solo. —Las palabras flotaron en el aire por un momento, dejando un peso difícil de ignorar.

Himeko se cruzó de brazos, pensativa. Era cierto. A diferencia de Stelle, quien había despertado sin recuerdos pero con un propósito inmediato, o de March, quien tenía al menos un nuevo comienzo con la tripulación del Expreso, o incluso dan heng, quien huia de su pasado. Lucas estaba varado en un limbo incierto. Había despertado en medio de una batalla, en un lugar lejano en el futuro sin saber porque estaba ahi. Lo peor de todo era que ni siquiera podía aferrarse a sus recuerdos. ¿Qué le quedaba, entonces, para seguir adelante?

—Nunca lo sabremos, ¿verdad? —comentó Himeko en voz baja. Su tono no era triste, sino casi como una aceptación. Como si, a veces, no importara cuán lejos viajara, había ciertas cosas que no podían cambiarse. Welt asintió, pero sus ojos no se apartaron del vacío exterior.

—¿Cómo se sigue adelante cuando lo has perdido todo? Cuando no eres capaz de siquiera saber si eres tu o no quien actua?. —Himeko no respondió de inmediato. Observó a Welt, viendo cómo su mirada se oscurecía por un momento. Luego, suspiró profundamente.

—Lo que importa es lo que haces con lo que te queda —dijo, con calma. No era una respuesta fácil, pero era la única que conocía. La conversación quedó en silencio, y las luces de la estación continuaron parpadeando suavemente. Himeko se recostó en su asiento, pensativa. Al final, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. —Pero... —dijo con un toque de ligereza—. Hay algo que sé con certeza. Él se subirá al Astral Express. —Welt la miró con curiosidad, pero Himeko ya estaba sonriendo de forma cómplice.

—¿Por qué lo sabes?

—Porque, al igual que nosotros, Lucas tiene esa chispa. Esa necesidad de ver más allá de lo inmediato, de descubrir lo que hay más allá. Aunque no lo diga, aunque esconda su dolor con sarcasmo y actúe como si nada le importara, al final... él también quiere saber qué hay más allá de lo que puede recordar y confiar. Y eso, más que cualquier otra cosa, lo hace como nosotros. Como todos los que han subido a este tren. —Welt guardó silencio un momento, mirando las luces parpadear en el infinito más allá de la ventana. Después, dejó escapar una risa suave, pero genuina. Himeko se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo justo antes de salir. —Y además, si también es de la Tierra, ¡seguro que al menos comparte tu pasión por esos viejos programas de televisión!

Welt levantó una ceja, con una sonrisa irónica.

—No me haría demasiadas ilusiones. Si viene de una era diferente, todo lo que conozco podría no significar nada para él.

—O tal vez termine enseñándote algo a ti —respondió Himeko con un guiño antes de desaparecer en el pasillo.

Welt volvió su mirada hacia el tablero de ajedrez frente a él, una leve sonrisa aún en sus labios. Lucas subiría al Astral Express. De eso no tenía duda.

Y a partir de ese momento, su viaje realmente comenzaría y el como la posible respuesta vendria.

.

.

.

--------

|Felicidades! Has completado la mazmorra norte. Se te será recompensado por ello|

|Recompensas: [Llave de Entrada Norte] / 30S / [5 Pociones de salud básicas] / [Esencia del tejedor de cuerpos] / [Hilo de hierro]|

|Has conseguido una de las 4 llaves entradas y limpiado la mazmorra norte con éxito!|

--------

—¿Ah?... ¿Ya terminó? Qué bien. —Lucas murmuró mientras se apoyaba en una pared, exhausto mentalmente después de todo esto. Este lugar, esta mazmorra... realmente lo había llevado al límite. Con la mirada perdida, se encaminó hacia la puerta de salida de la sala del jefe, pero una voz lo detuvo.

—¡Ahí estás! ¡Por fin logré encontrarte, zoquete! —La voz de Herta resonó antes de que Lucas siquiera pudiera reaccionar.

Cuando volteó, lo primero que vio fue al avatar de Herta lanzándose contra él, golpeándolo con su pequeño cuerpo sin ningún tipo de sutileza.

—¡¿Qué carajos hiciste para que mi simulación se reescribiera a sí misma?! ¡Esto no es posible... pero pasó! Explícame. ¡No, mejor aún, dame TU CEREBRO! —El tono de Herta era una mezcla de enojo, frustración y una curiosidad casi peligrosa. Lucas apenas pudo alzar las manos en un intento de defenderse de los golpes del dron. Herta, finalmente, dejó de atacarlo y miró a su alrededor con desinterés y fastidio.

—Bueno, al menos no estuviste aquí de paseo... —Bufó con molestia—. Ese sistema tuyo tiene un sentido del humor bastante visceral como para formular una imagen tan retorcida y anticuada de una simulación. Como sea, sigues vivo y eso es lo que importa. Vamos, sostente de mí para salir de aquí y volver a la región del Universo Simulado. —Lucas miró a Herta por un segundo y no pudo evitar sonreír un poco ante lo fuera de lugar que se veía en este entorno.

—Sí... gracias, Herta. —Se sujetó del dron, y en cuestión de segundos, todo se volvió oscuro.

.

.

.

Lo primero que notó Lucas al abrir los ojos fue a Stelle mirándolo con preocupación. Tomó un respiro profundo, asegurándose de que estaba de vuelta en la realidad que conocía. Entonces, levantó la vista hacia la mapache y habló con su tono habitual.

—¿Qué pasa con esa cara tuya? No me digas que en serio pensaste que no volvería después de toda la mierda que dije. Sabes que soy un hijo de puta demasiado difícil de matar para quedarme muerto, ¿no?

—Pff... Sí, sí, sí, lo sé. Eres como una cucaracha que se niega a morir. No hagas una escena, no estaba preocupada. —Stelle se cruzó de brazos y desvió la mirada con fingida indiferencia.

—No ha parado de quejarse desde que la saqué del Universo Simulado, casi se pone a llorar por ti.

—¡OYE! —Stelle gritó avergonzada, pero Lucas solo se rió en su cara.

—Pero bueno... Oye, zoquete, ¿qué fue lo que viste ahí? —Lucas se quedó en silencio un momento, lanzándole una mirada a Herta mientras retenía a Stelle para que no lo golpeara con el bate. Luego, pensó por un instante y respondió con naturalidad.

—Ah, pues... la verdad, no mucho. Llegué a una ciudad medieval, maté a una vieja asesina, robé fruta, conocí al Eón de la Exultación y me dio una máscara... y creo que no voy a poder comer carne por un tiempo. Pero nada fuera de lo ordinario. Herta suspiró y cruzó los brazos.

—Entonces, al final no pasó lo que esperaba que pasara... Bueno, no sé qué más podía esperar de un sistema tan raro como el tuyo... Un momento.

—Espera... ¿Qué dijiste antes?

—¿Que no voy a poder comer carne por un tiempo? —preguntó Lucas con cara de póker ante su reacción.

—¡NO! ¡Antes de eso! —Herta se le acercó de golpe, haciendo que Stelle se escondiera detrás de él por el susto.

—Ah... que conocí al Eón de la Exultación y me dio una máscara. —Los ojos de Herta se abrieron de par en par. ¿Él? ¿Él conoció a ese insufrible de Aha? ¿Cómo diablos no lo había notado antes?

—¡Muéstramela ahora! —Lucas, sin entender muy bien su urgencia, sacó la máscara de su inventario y se la entregó. Herta la examinó por un rato en silencio. —¿Qué más te dijo? Ese charlatán no se iría sin antes molestarte... ¿Qué más dijo? —preguntó, mirándolo con seriedad. —Lucas tragó un poco de saliva antes de responder.

—Pues... Aha se presentó ante mí, hablamos un poco, bromeamos, y luego me dio la máscara. Me llamó su nuevo mejor amigo y también mencionó que no era el único que tenía sus ojos en mí... pero que mi sistema no dejaría que me conocieran hasta que estuvieran listos. —Herta bajó la mirada, pensativa. —¿Crees que se refería a los otros Eones? —El brillo en los ojos de Herta se intensificó. ¿El sistema podía limitar a un Eón? ¿Era eso siquiera posible?

—Es muy probable. —Su tono se volvió más bajo—. No conozco otras entidades que podrían haberse interesado en ti que no fueran los Eones. ¿El motivo? No estoy segura. Puede ser por tu viaje en el tiempo... por tu mera existencia en el cosmos... o por ese sistema tuyo. —Se quedó en silencio por un momento antes de soltar una risa casi inaudible que hizo que ambos se apretaran el culo. —Sabes, Lucas... gracias a ti ahora tengo una visión más clara sobre lo que debo hacer para obtener las respuestas que tanto busco. —De repente, alzó el dedo y lo señaló con determinación. —¡Desde ahora en adelante, tú, Lucas, me ayudarás a hablar con los Eones mismos! ¡No con sus simulaciones! Si tu sistema es lo que creo que es, entonces el Universo Simulado no será tan necesario como creía... ¡No! ¡Será solo la llave para obtener respuestas! Con tu sistema y el US, podemos lograr más de lo que jamás imaginé. ¡Esto es un descubrimiento sin precedentes! —Lucas y Stelle intercambiaron una mirada incómoda mientras observaban a una Herta más emocionada de lo que jamás habían visto.

—Entonces... ¿ya nos podemos ir? —preguntó Stelle, incómoda. Esta los miro y por unos segundos ambos se quisieron dar la fuga por esa mirada que les dio.

—¿En serio? ¿Después de estos resultados piensan que los dejaré ir? Bueno... a ti sí, ya no te necesito. —Dijo, haciendo un gesto con la mano para espantar a Stelle como si fuera un insecto—. Con Lucas ahora es más que suficiente. No, en realidad, es incluso más de lo que tú podrías aportar en cualquier situación. —Stelle hizo un puchero y bufó indignada. Herta se giró hacia Lucas con una mirada perturbadoramente calculadora. —Aunque quiero meterte de inmediato en otra simulación para ver qué más puede pasar... No soy tan cruel. Está claro que ese sistema tuyo busca beneficiarte de alguna manera, así que forzarte sería un error. Podría hacerme su objetivo. —Se cruzó de brazos con firmeza antes de continuar. —Así que haremos esto: quiero que, cada vez que tengas tiempo libre, vengas AQUÍ. No a otro lado. Y no voy a aceptar un 'no' como respuesta, Lucas. —Lucas tragó saliva.

—Uhh... ¿eso significa que tengo que firmar un contrato o algo así? —Herta sonrió con una dulzura inquietante.

—Oh, no te preocupes. Ya estás dentro.

Lucas sintió un mal presentimiento. Un muy, muy mal presentimiento, de cual no podria escapar ahora.

—(Mi vida puede empeorar mas? O esto solo será temporal o una constante?) 

.

.

.

Tiempo: Estación Espacial Herta / Sala de mando

Desde el ataque de la Legión Antimateria, Asta había estado haciendo todo lo posible para reorganizar la estación, con el objetivo de llevarla a un estado más manejable. Estaba agotada, tanto mental como físicamente, y parecía que esa sensación no iba a irse pronto, hasta que todo estuviera en su lugar. Pero justo cuando pensaba que por fin podría tomarse un pequeño respiro, dos voces que conocía desde hacía poco la llamaron.

—¡Che, Asta! Ya terminamos con Herta y venimos a despedirnos por ahora. —Lucas comentó desde atrás, y al escuchar su voz, Asta sintió una oleada de energía renovada. Se dio la vuelta y vio a Lucas y Stelle, ambos con cara de agotados. Especialmente Lucas, que parecía estar llorando... aunque sin lágrimas.

—¡Oh... Hola! ¿Están bien? Pareciera que han pasado por algo intenso. —Asta preguntó, mientras una gota de sudor resbalaba por su frente al ver la expresión de ambos.

—Solo... un pequeño episodio con Herta. —Respondieron ambos, bajando la cabeza. Asta no pudo evitar sentir un poco de pena por ellos.

—Ah, entiendo. Bueno, dijeron que venían a despedirse. ¿Decidieron irse con el Astral Express, entonces? —Asta preguntó, observándolos con una mezcla de lástima y tristeza, deseando poder pasar más tiempo con ellos.

—Sí, definitivamente no me quedo. Sin este mono aquí, me muero del aburrimiento. —Stelle dijo con una sonrisa, dándole un golpecito en la espalda a Lucas. Él respondió colocando su mano en la cabeza de Stelle y apoyándose en ella.

—Alguien tiene que vigilar la vida de esta mapache... Dios se apiade de lo que hará si no la tengo a la vista. —Ambos rieron un poco, mostrando un vínculo más profundo del que Asta habría imaginado, considerando lo poco que se conocían. Parecía que llevaban años siendo amigos. Algo en Asta se apretó en el pecho, pero decidió ignorarlo y continuó.

—Bueno, espero verlos de nuevo algún día. ¡Ah, cierto! Tengo algo para ustedes antes de que se vayan. —Dijo Asta, justo cuando Arlan apareció con una caja. ¡Parecía que el chico podía leer su mente!

—¡Ah, Arlan, qué bien que llegaste justo a tiempo! —Exclamó Asta, mirando a ambos con una sonrisa. —Ahem, antes de que se vayan, quería darles un pequeño regalo. Es una forma de agradecerles por todo lo que hicieron por la estación. —Asta sacó dos celulares de la caja y les entregó uno a cada uno. —¡Tada! Los dos últimos modelos. No hace falta que digan nada. Ya tienen todos los contactos, incluido el mío, para lo que necesiten.

—Ah, Asta, no hacía falta. —Lucas dijo, mirando el dispositivo con una mezcla de sorpresa y algo de incomodidad, mientras Stelle lo observaba con curiosidad.

—¡Claro que hacía falta! Además, es un regalo de Arlan y mío, por la ayuda que nos dieron. No acepto un "no" como respuesta. —Asta cruzó los brazos sobre su cadera, mirándolos con determinación. Arlan suspiró y miró a Lucas.

—Lo siento, Lucas, pero la señorita Asta no va a aceptar un "no". —Lucas lo miró, suspiró y, a regañadientes, aceptó el regalo.

—Gracias, Asta. En serio, haré todo lo posible por devolverte el favor que nos hiciste. Sobre todo porque fuiste tú quien me dio esta ropa. —Lucas sonrió, metiendo el celular en su bolsillo, lo que hizo que Asta se ruborizara un poco. Ella desvió la mirada y trató de disimular.

—No seas tonto, alguien tenía que darte ropa. Y nadie aquí tendría tu medida... Aparte, te ves bastante bien. —Asta dijo, observándolo de arriba a abajo.

—¿De verdad? Yo no veo nada fuera de lo común... Pero si tú lo dices, ¿por qué no creerlo? —Lucas rió un poco, dándole unas palmaditas en el pelo a Asta, antes de volverse hacia Arlan. —Bueno, ya que hemos terminado, Stelle y yo nos vamos. De verdad espero que la próxima vez podamos charlar sin tanto quilombo. No les quito más tiempo. —Lucas se acercó a Asta, se agachó a su altura y le dio un beso en la mejilla, antes de abrazar a Arlan para despedirse, dejando a ambos en shock.

—¡OH, CIERTO! ¡Himeko nos está esperando para saber nuestra respuesta! —Stelle exclamó, guardando el celular y tomando la mano de Lucas, tirando de él para que se fueran rápidamente. Ni siquiera se dio cuenta de lo que había hecho antes, distraída con su nuevo celular.

Asta y Arlan los vieron desaparecer en la distancia.

—… ¿Qué acaba de pasar? —preguntó Arlan después de unos segundos. Asta se cubrió la cara con una mano y suspiró profundamente mientras el feroz rubor la superaba por ese inesperado beso.

—No lo sé..

.

.

.

Tiempo: Estación Espacial Herta / Zona del Hangar

Lucas y stelle finalmente llegaron donde el expreso para que lucas lo viera por primera vez, maravillado a mas no poder al verlo. Stelle que ya lo habia visto ni reacciono mientras vio a dan heng ahi en una esquina pensativo, pero este levanto la mirada al ver a ambos llegar.

—Oh, son ustedes, stelle y lucas. Les preocupa algo? —Dan heng hablo con su tipico tono serio pero curioso al ver a ambos llegar juntos al hangar. Stelle levanto una ceja mientras mira al peli negro de ropas verdes.

—Tu si que eres observador —Stelle dijo en broma mientras lucas le zarandeo por el comentario tan directo. Dan heng por su parte abrio un poco los ojos y mostro confusion.

—Eh? Hice algo malo?. —Dijo con verdadera confusion mirando a ambos.

—No no dan heng, no hiciste nada malo. Es solo que, bueno, creo que stelle se refiere a que tu siempre das como la imagen que vas un paso delante . —Lucas hablo mientras stelle era zarandeada por el y dan heng puso su mano en su cadera sin cambiar su expresion.

—Ah, si? Bueno, soy el guardian del tren. Supongo que es puro instinto. —Comento para luego mirar a lucas. —Creo que a ti mas que a nadie se te daria bien, lucas.

—Hey! Y yo no?. —Stelle dijo haciendo un puchero mirando a dan heng a lo que lucas se rio un poquito para sonreir a dan heng.

—Bueno, de todas formas no importa. Agradezco el voto de confianza dan heng. De todas formas ya stelle y yo decidimos. —Dan heng los miro y asintio.

—Ya veo, entonces espero que podamos llevarnos bien desde ahora en adelante. —Dijo en tono neutral.

—No pareces muy emocionado que nos unamos. —Stelle dijo y dan heng nego con la cabeza ante su comentario.

—Si te refieres a lo que pienso sobre que se unan al expreso astral, estas pensando demasiado. Mi opinion es muy sencilla: No me importa en absoluto. Les sugiero que no tengan en cuenta mi opinion y tomen sus propias decisiones. —Lucas asintio y stelle lo miro con cara de poker ante lo frio de dan heng, pero lucas notando que no tenian mas que decir miro a dan heng y dijo con calma.

—Bueno, ire a hablar con himeko para decirle nuestra decision. Te veo en el expreso dan. —Lucas se movio con stelle mientras dan heng solo asintio y desvio la mirada. 

—Dan heng es medio rarito. —Comento stelle en voz baja a lucas quien asintio un poco con risa.

—Nah, pa'mi que se hace el cachenro apropósito. —Lucas dijo con diversion, stelle lo miro rara.

—Y yo creo que tu aproposito hablas de formas raras. Voy a necesitar un diccionario para entenderte. 

—Ahaha...Andate a la mierda tu tambien, forra. —Lucas le dio un golpecito en el hombro.

—Bueno lo que sea, luego vere eso. Yo ire a hablar con marzo que esta parada ahi mirando las estrellas, te veo luego. —Stelle se fue a paso algo rapido a hablar con marzo mientras lucas rodo los ojos y se acerco a himeko, que estaba terminando de hablar con un miembro de la estacion. Ella sonrio al verlo acercarse

—Bueno ya decia yo que herta los iba a tener atrapados mas tiempo. Pero veo que sobrevivieron a ella. —Himeko dijo mientras hablaba con ese tono dulce que parecia siempre envolverla. Lucas solo hizo una cara graciosa mientras se pone una mano en la cadera.

—Por favor, no fue un viaje en bici señorita himeko. Me hizo cuestionar mi sanidad mental 2 veces y el desear tirarle por una ventana mas de 3. Decir que sobrevivimos es solo ser suaves. Pero como sea, no creo que sea del todo necesario decir porque stelle y yo vinimos no?.

—Me hago una idea. Pero prefiero oirte decirlo. —Dijo la pelirojja con tono jugueton a lo que lucas sonrio levemente.

—Uff okey okey, stelle y yo decidimos irnos con ustedes en el expreso. Feliz?.

—Uhuhu...Mucho diria yo. Pero bueno, si esas es vuestra decision no soy para negarlos a unirse. Y por favor no seas tan formal. Himeko es mas que suficiente. Nos ayudaste a vencer a ese grandullon y a salvar la estacion. Si seguimos con las cortesias, se hara de noches antes que terminemos.

—Pero no estamos en el espacio? No es siempre de noche? —Lucas cuestiono sin pensar ante las palabras de la sensual mujer, quien rio de forma divertida ante su comentario.

—Bueno, técnicamente sí, pero entiendes el punto —respondió, cruzándose de brazos bajo su amplio busto. Luego, con una expresión más suave, continuó—. Me hicieron un gran favor al defender la estación espacial de la Legión Antimateria. Aunque Herta no lo quiera admitir, me debe una, y no se negará cuando le pida un favor a cambio. Y pedir uno de los objetos raros de la estación espacial no es pedir mucho, ¿verdad? —Lucas notó la sonrisa de complicidad en el rostro de Himeko. Luego, ella negó con la cabeza mientras continuaba caminando y llegaron a la puerta.

—Entonces cual es la siguiente parada? —preguntó con curiosidad.

—Como siempre, seguimos las huellas de Akivili. Hasta ahora, nos hemos detenido en varios mundos y seguiremos así. Hay un sinfín de "siguientes paradas" en la galaxia —respondió con un brillo especial en los ojos, como si esta aventura fuera su verdadera pasión—. El mar de estrellas no es solo lo que yo ansío, sino que el Expreso quiere lo mismo. Quiero encontrar nuevos mundos, y el Expreso quiere volver a su antigua ruta. Lucas observó el interior del tren por primera vez, sintiendo una ligera sorpresa. Sin embargo, su expresión pronto se relajó. Himeko, notando su reacción, lo miró con curiosidad. —Dime, Lucas, ¿no tienes curiosidad por qué los invitamos a unirse al Expreso?

—Porque Stelle tiene un cáncer espacial que puede acabar con un planeta, y yo porque desafío las leyes de la física más fuerte que un protagonista de shonen en su segundo power-up del arco final, ¿verdad?

—Hahahahaha! Oh valla, si que tienes una forma tan exotica de hablar sabes? Pero aunque en parte es la razon principal, pero no la unica. Creo que tanto tú como Stelle necesitan la oportunidad de descubrir realmente cuán diferentes son.

Himeko habló con una dulzura tranquila, pero llena de significado. Luego, negó suavemente con la cabeza, como si ya hubiera escuchado demasiadas veces la misma historia.

—Todos dicen que son especiales, ya sea porque Stelle lleva un Estelaron dentro de ella o porque tú… —hizo una breve pausa, observándolo con una mirada perspicaz— tienes esa extraña conexión con los viajes temporales y ese sistema tan peculiar.

Lucas se cruzó de brazos, sin decir nada.

—Pero para ustedes, eso es lo obvio, ¿no? —continuó Himeko con una sonrisa ligera—. Y no importa cuántas veces lo diga yo, Herta o cualquier otra persona. No es lo mismo que descubrirlo por ustedes mismos.

Sus ojos se iluminaron con una mezcla de emoción y sabiduría, como si viera algo en Lucas que él mismo aún no había notado.

—Tienen que vivir suficientes experiencias para saber si realmente ganaron o perdieron algo… ya sea por el Estelaron o por el sistema. Solo así podrán descubrir quiénes son en realidad.

Lentamente, Himeko apoyó una mano en su hombro.

—Stelle tiene que aprender a controlar el Estelaron. Y tú… tú tienes que averiguar qué es ese sistema y por qué está contigo. Solo cuando entiendan lo que llevan dentro podrán decidir su propio destino.

Su sonrisa se suavizó, pero su mirada era firme, como si estuviera guiándolo hacia una verdad que aún no había comprendido.

—¿Destino...? Uhm. —Lucas murmuró la palabra en voz baja, sintiendo cómo algo en su interior se retorcía con molestia. No sabía por qué, pero la simple idea de aceptar el destino como algo inamovible lo irritaba. Levantó la mirada hacia Himeko y asintió con cierta resignación. —Siendo justos, Himeko… —suspiró, frotándose la nuca—. Estoy muy confundido todavía. No tengo ni idea de quién soy realmente o qué se supone que debo hacer. Pero hay algo en mí… algo que me hace ser quien soy, o quien fui… —Se cruzó de brazos, con una expresión más seria. —Y ese algo me dice que creer en el destino es cosa de imbéciles. —La frase salió sin filtros, directa y sin rodeos. Luego, parpadeó y ladeó la cabeza. —No es por ofender, pero así es como me siento. Es como si solo pensar que mi vida ya esta decidida me enoja. Uff...Lo siento si me excedi, creo que aun...Estoy intentando asimilar mi propia memoria. —Himeko nego mientras se cruza de brazos.

—Estás en todo tu derecho, Lucas. No porque algunos creamos en algo significa que todo el mundo deba hacerlo.

Himeko sonrió con comprensión.

—Es más, creo que es bueno que tengas esa sensación que te hace ser tú mismo. Y no voy a mentirte… Puede que ese sistema que tienes ahora esté rodeado de tantos misterios y enigmas como el Estelaron lo está para nosotros. Pero lo importante es que, de una forma u otra, ambos forman parte de ustedes. Y antes de seguir adelante, deben aceptar eso.

Rio suavemente mientras pasaba junto a Lucas, dándole una palmadita en el hombro con ligereza.

—Aunque, siento que tú ya diste ese paso.

Se detuvo un momento y lo miró con calidez.

—Si alguna vez tienes dudas, no dudes en preguntar. Y aunque no lo parezca, me gustaría que vieras al Expreso Astral y a sus viajeros como tu familia.

Lucas la miró con sorpresa, sin saber muy bien cómo responder a eso. Himeko solo rio de nuevo.

—Sé que es raro pedir algo así cuando apenas nos conocemos, pero… si puedes hacerlo, creo que disfrutarás mucho más este viaje. Ya sea como amigos, compañeros o incluso familia. —Luego sacudió la cabeza y sonrió con diversión.

—Vaya, mírame, estoy demasiado habladora hoy… En fin, iré a buscar a los demás para partir. —Giró sobre sus talones y, antes de alejarse, le dedicó una última sonrisa. —Bienvenido al Expreso Astral, Lucas.

—....Familia, uh?...Por que suena tan simple eso?. —Lucas suspiro mientras fue a buscar un asintio para esperar a los demas.

El viaje comienza.

Los nuevos integrantes se reúnen con los viejos, compartiendo miradas cómplices y silenciosos acuerdos. El Expreso Astral se prepara para zarpar, y las estrellas, esas titilantes luces en la oscuridad infinita, los esperan con promesas de aventuras por descubrir, de desafíos y risas que se cruzarán entre las galaxias.

La emoción está en el aire, palpable y fuerte, como si cada átomo del universo estuviera suspendido en el momento exacto en que los viajeros se embarcan en su destino.

Las despedidas no son para siempre, sino hasta pronto.

No hay tiempo para lágrimas ni palabras dolorosas, solo un pequeño gesto, un vistazo al futuro. Las manos que se alzan, las sonrisas que se cruzan.

Marzo, desde la ventana del Expreso, lanza una última risita alegre mientras saluda con la mano a todos los que quedan atrás. Su risa es un eco de optimismo, de alguien que ha aprendido a ver la vida con ligereza, a pesar de las sombras que se asoman de vez en cuando. Stelle está a su lado, observando todo con una sonrisa confiada.

Afuera, Asta y Arlan se quedan de pie, mirando hacia el tren en silencio, como si supieran que este no es un adiós, sino solo un paso más en el camino de la vida. Incluso Herta, distante como siempre, no puede evitar mostrar una pequeña sonrisa al verlos partir. Es la clase de sonrisa que rara vez se ve en ella, pero que en ese momento, parece perfecta.

Mientras el Expreso comienza su marcha, las luces del interior del tren iluminan las caras de los nuevos viajeros. Dentro de los compartimentos, el ambiente se siente cálido, como un refugio contra la vastedad del universo que se extiende fuera. Lucas y Stelle, aún con la emoción en sus corazones, se acercan a la ventana, mirando hacia el espacio infinito que los rodea. Las estrellas parecen danzar en el horizonte, un espectáculo que nunca dejará de asombrarlos.

Pero es la mirada de Lucas la que destaca, una mirada llena de fascinación y algo más: una mezcla de esperanza y fragilidad. Su sonrisa, aunque pequeña, brilla con una intensidad que solo se puede encontrar cuando uno se siente a punto de empezar algo verdaderamente grande. El universo está ante él, y por primera vez en mucho tiempo, algo dentro de él se siente completo.

Stelle lo miró en silencio, sintiendo el peso de todo lo que estaba por venir. Sin decir palabra, sus dedos buscaron los de Lucas, y él, al sentir su mano, la apretó suavemente, como si en ese gesto encontrara la fuerza que necesitaba. 

Lucas la miro unos segundos y le sonrio de inmediato mientras apreto su mano para mostrar que estaban en esto juntos. Lo que el cosmos les tiraran, 2 locos como ellos lo taquearían como lo que eran. 2 Testarudos.

¿Qué nos espera allá afuera?

Lucas se pregunta en silencio, mientras el sonido del tren y el brillo de las estrellas llenan el espacio. Pero, por un instante, el qué no importa. Lo que importa es estar allí. Y lo sabe. Este viaje, con sus misterios, con sus desafíos, será su oportunidad para encontrar su propio camino.

El viaje ha comenzado.

Y con él, comienza también una nueva etapa. No importa lo que el destino tenga reservado para ellos, lo que importa es que lo vivirán.

Quiero vivir este viaje. Quiero disfrutarlo... al lado de estas personas que, hoy y mañana, quiero llamar mi nuevo hogar.

—Ejem! —Ambos perdieron la concentracion para enfocarse en la voz y ambos abrieron los ojos ante lo que vieron. —Estoy aqui. 

.

.

.

Fin del Cap.

//////

Nombre: Lucas

Raza: Humano

Títulos: [Aquel que Vivió para contar la historia]

Edad: 24

Alineamiento: Caótico-Bueno

Escudo: 82%

Fuerza: 26

Constitución: 25

Destreza: 25

Inteligencia: 28

Sabiduría: 40

Carisma: 26

EXP: 11,8%/100%

Limit Break: 2%

S=300

/////////

|Habilidades Innatas|

/////////

|Habilidades Personales|

/////////

|Habilidades Activas|

|Ojos de Mono: Lv1|

/////////

|Habilidades Pasivas

|Rango F: : 45%|

----------

More Chapters