Capitulo 4
—Hablando
(Pensando)
Narración
/Entre medio del dialogo/
Tiempo:
|Sistema:|
Diálogos Especiales
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Aclaración: Ninguna obra, personaje, música, o imagen mas allá de los hechos por mi en esta historia son de mi propiedad. Todos los derechos y agradecimientos para sus respectivos autores.
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Capítulo 4: Mazmorra Plus? Y la Regla dorada
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Tiempo: ???
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El planeta Tat-lon era un mundo hermoso y lleno de vida, que de algún modo había prosperado de formas preciosas y pacíficas. En su larga historia, con más de 150 Eras del Ámbar, jamás se habían registrado conflictos bélicos de escala global. Era un lugar que quienes podían visitarlo llamaban un paraíso, un equilibrio perfecto entre tecnología y naturaleza. Una verdadera utopía única en su sector.
Pero entonces, ¿por qué dicho mundo cayó? ¿Cómo pudo un planeta protegido tanto por la Corporación como por sus propias fuerzas planetarias sucumbir a la miseria, el narcisismo y el caos? Algunos dirían que fue por malas tácticas, líderes incompetentes, o decisiones equivocadas. Sin embargo, la verdad era más profunda: el balance es necesario. No puede existir un mundo puro en una realidad inherentemente impura.
Aunque cruel, el destino de Tat-lon no fue único. Muchos mundos terminaban igual: sufriendo un cambio brutal. Una dualidad inevitable entre lo positivo y lo negativo que sus habitantes debían saber manejar para sobrevivir. Lamentablemente, los habitantes de Tat-lon no fueron capaces de adaptarse al flujo natural de la existencia. Ahora, no era más que una piedra muerta vagando en el vacío cósmico, rodeada de un cinturón de asteroides formados por su propia masa destrozada. Un silencio absoluto reinaba donde alguna vez hubo risas, alegría y esperanza.
Un destino triste, sin duda.
A la distancia, una nave flotaba en silencio, observando los restos del planeta. Dentro de ella, en una enorme habitación rodeada de cristal, una mujer de cabellos blancos y ojos rojos intensos miraba fijamente la escena, como si contemplara una obra de arte macabra. Su expresión era impenetrable, como la de un maniquí inmóvil, mientras su uniforme militar, más ceremonial que práctico, realzaba su figura.
El silencio era casi opresivo, pero finalmente, la mujer bajó la mirada apenas unos centímetros y habló, rompiendo la quietud:
—¿Qué quieres, 4? No es común que vengas a mis aposentos tan descaradamente. —Su voz era tan calmada que helaba la sangre, aunque sus hombros se tensaron como los de alguien irritado por la interrupción.
Una risita juvenil rompió la tensión. Una esfera de luz apareció tras ella, materializándose en otra mujer: de cabello negro como la obsidiana y los mismos ojos rojos. A diferencia de la primera, esta transmitía una belleza envuelta en un aire de tontería fingida y nerviosismo falso, como una víbora ocultando sus colmillos bajo una sonrisa.
—Hehehe~... Me hiere que no te guste mi llegada, 5. Yo solo quería pasar tiempo con una amiga íntima como tú... Pero bueno, hay asuntos que atender, y tú me conoces mejor que eso. —La esfera de luz se desvaneció, revelando por completo su figura. Vestía como una secretaria de alta sociedad, elegante pero sin pretensiones de mando.
—¿No te cuestionas mi llegada? ¿O acaso volviste a perderte en tus aburridos hobbies? —preguntó 4 mientras caminaba tranquilamente hacia el escritorio de 5, quien seguía mirando el planeta muerto, como esperando algo.
Al no obtener respuesta, 4 suspiró, frustrada:
—Creo que no hace falta decir que debiste sentir lo que pasó hace unas semanas, ¿no?
—Te refieres a la ola. —respondió 5, con una voz monótona y distante.
—¡Sip! Exactamente esa ola que todos sentimos. No sabes cómo estaban 6 y 8 cuando se enteraron. —Rodó los ojos con fastidio—. Esos dos aún son muy jóvenes para sus puestos. Apenas si captaron la magnitud de la ola. Pero bueno, no vine a quejarme de nuestros menores, sino a oír tu opinión.
5 seguía inmóvil.
—¿Otra vez con que todo depende de lo que 0 decida hacer? —4 bufó—. Por dios... ¿es que siempre tienes que preguntar por lo que opina? ¡Hmph! Por supuesto que una muñeca necesita a su maestro del hilo para guiarla—.
La burla no quedó sin respuesta. 5, frunciendo el ceño, invocó una espada y en un solo movimiento cortó a 4 en dos. Sin embargo, la pelinegra solo sonrió satisfecha mientras su cuerpo se regeneraba sin esfuerzo.
—Oh, cierto... Olvidaba que odias que te recuerden lo triste que fue tu vida, pequeña muñeca de madera... —provocó 4, divertida—. Pero espero que al menos ahora me digas tu opinión. No estoy para juegos.
5, visiblemente molesta, hizo desaparecer su espada mientras lanzaba una mirada fría como mil cuchillas recién forjadas.
—Lo que piense es irrelevante. La ola en sí misma es una señal que debemos interpretar antes que nadie. Y aún así... no hemos sido capaces de determinar ni el origen, ni el causante, ni el propósito detrás de este fenómeno. Peor aún, ni siquiera el Árbitro del Equilibrio ha dado órdenes claras. —Su voz dejó entrever una pizca de incertidumbre.
Los Mediadores eran la facción más importante —y poderosa— de toda la galaxia y más allá. Eran el opuesto natural de la IPC: mientras ésta acumulaba recursos y controlaba sectores enteros, los Mediadores velaban por el bienestar de toda forma de vida, intentando mantener el equilibrio del cosmos.
A diferencia de otros grupos, los Mediadores eran pocos: apenas unos 100.000 miembros. ¿Cómo podían compararse entonces a una organización como la IPC, que contaba con recursos casi infinitos y un personal que rondaba los millones?
La respuesta era simple: los Emanadores.
Los Mediadores eran el único grupo conocido que contaba oficialmente con cinco Emanadores puros en sus filas. Cada uno de ellos era tan poderoso que podía cambiar el curso de guerras enteras. La IPC, pese a todo su poderío, sólo poseía un único Emanador... y no dejaba de alardear de ello.
Ahora imagina cinco Emanadores bajo la misma causa, trabajando juntos. Era algo casi inimaginable... pero era real.
El Eón del Equilibrio, HooH, era su señor. A pesar de la tensión aparente entre sus miembros, el grupo se mantenía unido por su objetivo común. La llamada Corte estaba conformada por cinco Mediadores numerados del 1 al 5, donde los números no indicaban fuerza, sino antigüedad. Cada Emanador pasaba sus conocimientos, habilidades y memorias a su sucesor mediante un ritual único al final de su vida o del su retiro como numero de la corte.
Gracias a su vínculo con el Equilibrio mismo, los miembros de la Corte podían percibir movimientos imperceptibles del cosmos: las Olas del cambio. Fenómenos extremadamente raros que alteraban el equilibrio universal.
Su deber, dictado por el líder Zero —o directamente por HooH—, era identificar la causa de esas olas y actuar en consecuencia: ya fuera corrigiendo, guiando, o, si era necesario, eliminando al responsable.
Pero esta vez había sido un caso... peculiar. Como tal, solo Zero había vivido hasta contemplar múltiples olas del cambio, más que muchos de ellos que apenas podrían decir haber sentido una o dos en sus vidas. No, esta ola fue tan fuerte como silenciosa. Como una cascada que apenas escuchas antes de que te caiga encima de la cabeza. Una cosa era obvia: esta ola no era como las demás... Esta tenía una presencia tan masiva que amenazaba todo lo que ellos protegían, o quizás era el ciclo natural del propio universo buscando no estancarse en su expansión infinita.
—Uhm, tienes razón. Al fin de cuentas, algo así de grande no debió pasar desapercibido por ninguna otra facción. La Sociedad de Genios debe ya saber de esto, la Corporación debe tener leves ideas, la Alianza en sí seguro ni enterada, como siempre en sus estúpidos conflictos para notar el cambio... Pero creo que no hay que preocuparse demasiado —las palabras dichas por la pelinegra hicieron que la postura erguida de 5 se tensara aún más.
—¿No preocuparnos? ¡Estamos hablando de la más grande ola que jamás haya existido! Algo que podría ser gestor de un caos mayor que el propio enjambre, ¿y tú dices que no debemos preocuparnos?! —Por primera vez, 5 perdía la compostura ante la actitud tan desinteresada de 4. Esta última ni siquiera le prestó mucha atención, como para molestarse en responder a su berrinche.
—Lo que quiero decir es que, sin órdenes dadas explícitamente, no debemos tomarnos esto con la misma seriedad de siempre. Por lo que hablé con Zero, él solo dijo: "Hagan lo que quieran y vean conveniente". Así que, dependiendo de quién encuentre al responsable, está en sus manos decidir qué hacer con él —ella se dio la vuelta con una sonrisa sacarina en el rostro, moviendo sus caderas y muslos en una burla hacia 5. Se detuvo y la miró de reojo—. Me pregunto, tanto como tú, qué haré cuando lo encuentre. Hehehe... Pero creo que lo sabremos luego, ¿al fin de cuentas? El tiempo siempre muestra todo.
Así, 4 desapareció en una estela de luz ante la mirada casi asesina y llena de frustración de 5. Esta golpeó la mesa, destrozándola, mientras tomaba su comunicador para hablar con el capitán de la nave.
—¡Capitán! Ahora mismo quiero que pongas rumbo al sector norte de la galaxia. Tenemos cosas importantes que hacer —demandó ella sin importarle la opinión de otros.
Ella miró con un rostro totalmente impasible al frío espacio. No iba a dejar que esa ola paseara por su hogar como si nada. Si 4 no iba a tomarse las cosas como eran, ella lo haría. Sea cual fuese la razón de esta ola, su mera existencia había hecho que el flujo que dirigía el universo cambiara de formas irreconocibles, incluso para ella. Tal existencia no podía traer más que malas intenciones, un cambio que arrastraba al caos. Apretó los dientes: no pararía hasta encontrar a la anomalía que se había atrevido a alterar el gran esquema de las cosas y eliminarla de raiz.
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Tiempo: Astral Express
Los dias en el expreso desde su partida de la estacion espacial Herta habian sido sin dudas un cambio de ritmo como nunca lo habian visto la actual tripulacion. Cambios que dieron lugar a nuevas posibilidades que antes se sentian mas como una solucion temporal a un problema que jamas se veia completado.
Antes los anonimos tenian reglas estrictas puestas sobre el uso del propio expreso y su combustible. No era sorpresa que tal instrumento fuera algo que no podia ser usado bajo circunstancias cualquieras y viajar por viajar a donde quisieran. Siendo una razon por la que a veces tardaban meses o hasta años en tan siquiera poner otra un pie en lugares donde antes estuvieron. Una cosa triste al muchas veces dejar una huella poco borrable de la mente de algunos de ellos y los que conocieron. Ahora esa regla ya no importaba del todo al gracias al nuevo capitan proveer mas combustible del que alguna vez hallan tenido en su tiempo. Suficiente para darse caprichos sin problemas y viajar de aqui para alla sin parar por mas de 400 años.
Otra regla era una no nombrada, una muy triste. Pom-Pom su revisor y conductor no podia viajar con ellos por mas que quisiera. Nadie sabia el por que realmente, solo que pom-pom no podia dejar el expreso bajo ninguna circunstancia o razon. Lucas mismo ante esta noticia intento pensar si siendo el capitan podria eso haber cambiado, al fin de cuentas le dolio hasta el alma saber que el adorable revisor no seria capaz de viajar con ellos en expediciones. Pero nada. No importaba cuanto buscaba o cuanto re-leyera en el sistema no habia señal de que eso habia cambiado ni un poco. Lo hizo pensar sobre como cambiar eso, que se necesitaba? Y la respuesta mas logica era que tenia que aumentar su nivel de maestria con la via del Trazacaminos. Al fin de cuentas que otra opcion podia ser?
A pesar de todos estos cambios y nuevas mecanicas que habian recibido por accidente, los anonimos siguieron sus dias y vidas tal y como eran originalmente. Solo con la nueva inclusion de lucas y stelle quienes ahora compartian cuarto en la cabina del capitan.
SIP! Un vagon nuevo aparecio solo para lucas, asi que decir que se sintio mas feliz que helado post dentista es decir algo. Obvio al principio pensaron que estaria vacio pero no! Estaba completo con todo lo que uno necesitaria en su dia a dia y con espacio de sobra para trabajar en ello a futuro. Lo cual llevo a estos 2 idiotas a mudarse al instante ahi.
Esto, con el tiempo, llevó a que todo volviera a la normalidad habitual en el Expreso. Aunque Stelle aún se estaba acoplando como podía, mayoritariamente se la pasaba con el pelinegro mayor como su sombra. No es que no tuviera nada que hacer, pero sí que era notoriamente pegada a él, y era raro que pasaran más de unos minutos sin estar en la misma sala.
¿Y Lucas? Oh, Lucas fue una historia completamente distinta.
Al principio, tanto Himeko como Welt pensaron que el pelinegro mayor terminaría abrumado por sus nuevas responsabilidades como capitán. No era una preocupación infundada: ambos sabían perfectamente que él estaba pasando por un cambio de vida monumental —uno de esos que no mide en una escala del 1 al 10, sino del 1 al 100.000—, y en un tiempo absurdamente corto. Y ese tipo de carga no era cualquier cosa. A eso había que sumarle su propio peso emocional, las cicatrices personales, la presión silenciosa de no fallar. Y lo último que querían era que cargara con todo eso en silencio, como si quejarse fuera pecado.
Porque claro, ese era otro punto: Lucas era demasiado amable. Maldice como si fuera su segundo idioma, sí, pero detrás de eso había alguien peligrosamente dulce para su propio bien. No ingenuo, ni mucho menos, pero sí con un corazón que no sabía poner límites cuando se trataba de los demás.
Aun así...
Lucas demostró que podía con la carga. Compartía sus dudas, preguntaba sin miedo y buscaba constantemente la opinión de los demás para hacer un buen trabajo como nuevo capitán del Expreso Astral. Nunca actuó como si supiera todo —al contrario—, Era alguien colaborativo, presente y abierto a mejorar. Y no es como si estuviera solo en esto: los Apoyos Astrales le echaban una mano cada vez que podían, aligerando bastante el peso que llevaba.
¡Ah, cierto!
Estos pequeños seres eran los apoyos astrales. Seres hechos de energia trazacaminos que cumplian el deber de ayudantes. Mas alla de ello eran muy monos y eficientes y eso era todo lo que lucas necesitaba de ellos.
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—Uhmm... ¿Así que esto es lo que la gente llama impuestos? Qué estúpido desperdicio de tiempo. —Lucas murmuró, soltando un suspiro mientras hacía los últimos ajustes en su escritorio.— Por fin... Dios, se siente como una eternidad hacer esto. ¿Quién carajos inventó estas mierdas siquiera? Debería matarlo... Ugh. Si no fuera por esas sucias recompensas, ni de chiste haría esto tan seguido. —Se dejó caer sobre el escritorio, acomodándose como un gato agotado mientras el sistema finalmente lo notificaba.
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|!DING!|
|Misiones Diaria: 5/5|
|Recompensas: 500S / Caja Misteriosa / 5 Monedas Trazacaminos|
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El de cabello negro suspiró pesadamente, frotándose los ojos en un intento medio desesperado de volver a la vida. A veces, levantarse era un verdadero infierno; su reloj biológico era un desastre, gracias a su mente dispersa que nunca terminaba de apagarse. Aunque podía mantener la fachada de una vida más o menos normal, la realidad era que arrastraba consigo un arsenal de problemas.
Uno de los más molestos era su percepción corporal: aún no tenía un control completo sobre sus propios reflejos como cualquier otro ser humano. A veces reaccionaba tan rápido a los estímulos visuales o físicos que su cerebro no alcanzaba a procesarlo de forma natural, y otras veces simplemente colapsaba bajo el peso de tanta información entrando al mismo tiempo.
Ese desequilibrio lo estaba consumiendo poco a poco en los últimos días. Las pesadillas eran su nuevo compañero de cama, igual que los sueños vívidos y absurdamente realistas. El dolor de cabeza era una constante, las migrañas iban y venían como visitas indeseadas, y la sensación de ingravidez se había vuelto tan normal que ya casi ni la notaba. A menudo, terminaba tambaleándose o resbalando en medio de los vagones del tren, víctima de esos mareos fantasma.
Mientras se hundía más en su propio agujero personal, escuchó cómo la puerta de su cuarto se abría. Ni siquiera levantó la cabeza; ya sabía quién era.
—Ya te estabas tardando con el café, Himeko. —gruñó Lucas, apenas alzando la mirada para encontrarse con la pelirroja que, como siempre, venía cargando su clásica taza de café.
Ella soltó una leve risita y dejó la taza al lado de Lucas, quien la atrapó con ambas manos como si fuera el último vaso de agua en el desierto.
—Bueno, estabas algo ocupado con tus tareas, y mejor que nadie entiendo que uno debe centrarse en cosas como estas. —comentó Himeko mientras echaba un vistazo a los documentos regados por el escritorio. Tomó uno entre sus dedos y asintió, satisfecha.— Veo que las clases que has tomado te han servido bastante en poco tiempo... pero también veo que no has estado del todo bien.
Su voz sonó preocupada, y no era para menos: ya había presenciado más de una vez cómo el pelinegro mayor colapsaba por pura fatiga mental o falta de sueño.
Lucas no respondió enseguida. Se limitó a beber el café como si fuera alguna droga mágica que le insuflara algo de vida, a pesar de que el sabor estaba más cerca de ser un brebaje mortal que de cualquier café decente.
—En comparación con los primeros días, estoy de maravilla. —Lucas comentó, dejando escapar una risa nasal mientras terminaba su café.— Al menos ya no me estoy estampando contra las paredes cada par de horas. Progreso, ¿no? Además, ya sabemos que es solo cuestión de tiempo para que me adapte a este maravilloso desastre que llamo cuerpo. No es como que tenga opción de quejarme demasiado... —se encogió de hombros con resignación divertida.
Terminó el café, dejó la taza con un golpecito suave en la mesa, y se levantó solo para darse una sonora bofetada en cada mejilla, tratando de activarse.
Luego miró a Himeko con una mano en la cintura, serio solo por puro teatro:
—¿Cuánto falta para llegar al hypermarket? Juro que no entendí nada de lo que gritó Pom-Pom la última vez. Estaba muy ocupado pensando en no morirme de aburrimiento.
Himeko se cruzó de brazos, dedicándole una mirada paciente de esas que decían "te conozco demasiado", antes de responder:
—Según él, unos treinta minutos más. Llegamos, hacemos lo que tenemos que hacer, paseamos un poco, compramos unas cosas y fuera. No estaremos más de tres o cuatro horas como máximo. —hizo una pausa y entornó los ojos—. El lugar es todo menos glamuroso, así que no te emociones... y tampoco quiero que te sobreexijas con tanto estímulo. No es buena idea todavía.
Lucas soltó un bufido teatral, llevándose una mano al pecho como si Himeko acabara de apuñalarlo:
—¡Himeko, por favor! ¿Tú crees que soy tan frágil? —bromeó, sacudiendo la cabeza antes de acomodarse el pelo.— Además, ¿no crees que Stelle y March merecen disfrutar sin tener a su niñera favorita arrastrándose por los pasillos?
Ella alzó una ceja, inmune a sus payasadas, pero acabó soltando una leve risa.
—Puede que tengas razón. —admitió—. Pero aun así, ellas saben que tu salud es prioridad. Y te aseguro que disfrutarían mucho más si pudieran hacerlo contigo sano y de pie, no a medias. —Se acercó, le dio un golpecito maternal en el hombro y le sonrió.— Además, no eres solo un compañero ahora. Eres parte de nuestra familia. Y no pienso permitir que te destruyas por hacerte el duro. Así que cualquier cosa que te pase, la dices de inmediato. Nada de "no quería molestar" ni esas idioteces heroicas, ¿entendido? Porque si no, me voy a enojar. Y créeme... no quieres ver eso.
Lucas soltó una carcajada suave, genuinamente divertido, antes de levantar las manos en señal de rendición.
—¡Okey, okey! Nada de melodramas, nada de intentos de ser mártir. Si siento que voy a vomitar o que voy a empezar a flotar como globo, lo aviso. ¿Así estamos felices?
Himeko sonrió con esa típica suficiencia tranquila que solo ella podía manejar:
—Muy felices. Ahora anda preparando tus cosas, que no tardamos en llegar. Y no quiero verte olvidando tu telefono otra vez, ¿entendido?
Lucas puso los ojos en blanco, pero terminó riéndose mientras iba a buscar sus cosas.
—¡Sí, mamá Himeko!
Ella solo negó con la cabeza, pero no pudo ocultar la sonrisa divertida que le iluminaba el rostro.
Cuando por fin salió del cuarto, Lucas se colocó su chaqueta y deslizó el celular dentro del bolsillo interior. Para su alivio, la tormenta de mensajes de Herta había cesado por hoy. Milagro divino.
Esa era otra constante en su nueva y brillante vida lejos de la Estación Espacial: Herta no había dejado de bombardearlo con preguntas desde que se despidieron. Literalmente, cada día llegaba una ráfaga nueva de mensajes con interrogantes que iban desde lo razonable hasta lo absolutamente innecesario.
Herta: ¿Qué sueñas ahora que tu fisiología ha cambiado?
Herta: ¿Cuánto café toma alguien como tú antes de que sus órganos se rebelen?
Herta: ¿Podrías, por pura curiosidad científica, correr a máxima velocidad contra una pared para analizar el impacto?
Lucas no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Apreciado? ¿Acosado? ¿Estudiado como una bacteria con piernas? Probablemente una mezcla confusa de todo eso. Incluso la diversión se metía en la ecuación a veces, porque seamos honestos... ¿no era un poquito gracioso que una supergenio con ínfulas de diosa científica se obsesionara tanto con alguien como él?
Quizá, en el fondo, había algo entretenido en la idea: una mente brillante, encerrada en su laboratorio como emperatriz del conocimiento, fascinada por un don nadie que se convirtió en "algo" sin buscarlo. Una combinación lo suficientemente absurda como para que Lucas no pudiera evitar sonreír... incluso si a veces quería estrellar el celular contra una pared por lo odioso que era lidiar con herta a veces.
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Tiempo: 1 Hora mas tarde
El Hypermarket de la IPC. Tal y como cualquiera podría imaginarse de un planeta completamente entregado al comercio masivo, operado con recelo por la mismísima corporación que tenía más tentáculos que una criatura cósmica con sed de impuestos. Y no era exageración.
El planeta en sí era una mina de oro —literal y figurativamente—: recursos minerales, materias primas, tecnología punta... lo que se te ocurriera, lo tenían. Y si alguien creía que podía hacer alguna travesura en sus terrenos, bueno, era mejor pensar dos veces. La seguridad estaba tan presente que hasta las cámaras parecían tener cámaras.
Himeko había decidido venir aquí por una razón muy concreta: como planeta central de la corporación, podía usar cierta influencia discreta para acelerar sus trámites. Ser uno de los Anónimos del Expreso Astral tenía sus beneficios, y uno de ellos era tener contactos en más planetas que muchas organizaciones enteras. Así de seria era la reputación de los Anónimos... aunque nadie supiera a ciencia cierta cuántos eran ni qué carajos hacían exactamente. Solo sabías que si uno aparecía, las cosas se resolvían. Y rápido.
Ahora el grupo, compuesto por Himeko, Lucas, March y Stelle, caminaba hacia la zona de administración financiera —el equivalente interestelar a una fila de ventanilla gubernamental, pero con más pantallas y menos humanidad—.
March, cómo no, iba maravillada. Observaba todo con la misma energía que una niña soltada en una dulcería con crédito ilimitado, sacando fotos con su dispositivo, apuntando cosas al azar, y probablemente planeando qué souvenirs visuales se llevaría.
Stelle iba junto a Lucas, pero era Himeko quien tenía el brazo de este último enredado con el suyo, caminando con una naturalidad que no ayudaba en nada a la atmósfera. ¿Cómodos? Sí. ¿Cercanos? También. ¿Dando la impresión de ser una pareja extrañamente estable en medio del caos burocrático de la IPC? Un poquito.
La imagen era... rara. Tal vez no por lo que era, sino por lo que insinuaba.
Y por supuesto, a Lucas le importaba poco y nada. Él caminaba como si no llevara el brazo de una pelirroja de piernas eternas y aire de ejecutiva con licencia para matar envuelto al suyo. Como si eso fuera lo más normal del mundo.
Spoiler: no lo era. Pero ese tipo hacía que lo pareciera.
—Realmente no mentiste cuando dijiste que este lugar era todo menos glamuroso. Es casi un pecado insinuar tan poco. —Lucas comentó mientras escaneaba el entorno con una ceja levantada. El lugar era opulento a más no poder, con una arquitectura tan cargada de detalles brillantes y diseño futurista que parecía diseñado para desorientar a cualquiera que no tuviera un mapa... o un GPS en el alma.
Himeko asintió sin sorprenderse ante su comentario.
—Bueno, eso era obvio. A la corporación le encanta mostrar los colmillos al resto del universo. Y con un planeta como este, no iban a ser discretos, claro. Pero no te preocupes, como te dije antes, no estaremos aquí por mucho tiempo. Así que relájate un poco y disfruta lo que puedas. Recuerda que pronto tendrás tu primera expedición, y te quiero en condiciones óptimas cuando eso pase. —respondió con esa calma elegante que la caracterizaba, mientras ajustaba el agarre de su brazo entrelazado con el de Lucas.
Él la miró de reojo, ligeramente confundido por el gesto.
—¿Es en serio necesario caminar así? No tienes por qué incomodarte por mí, Himeko. Puedo valerme solo, créeme. —dijo sin apartarla, pero claramente sin entender del todo el gesto.
Ella soltó una sonrisa divertida, apenas una curvita burlona en sus labios, y lo miró con ese brillo juguetón en los ojos.
—¿Oh? ¿Te avergüenza andar así conmigo? Pensé que eras más... audaz. —le lanzó la frase como quien lanza una piedra al lago, solo para ver las ondas.
Lucas rodó los ojos, soltando una risa seca entre dientes.
—No es vergüenza. Solo me preguntaba si era necesario. Ya sabes, si pasa algo, te aviso. No es como que vaya a caerme de la nada. Además, Stelle podría atraparme sin problema si me desmayo o algo. Tiene fuerza para levantar a medio equipo con una mano.
—Y aun así, eres tú el que me preocupa. —le respondió con ligereza, apretando un poco su agarre, como quien dice "calla y acepta el mimo" sin palabras.
Él simplemente suspiró, resignado, mientras seguían caminando. Porque si algo estaba claro, era que Himeko no hacía nada "porque sí".
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Después de varios minutos caminando entre pasillos opulentos y salas perfectamente iluminadas —tan impecables que dolían a la vista—, finalmente llegaron a su destino. Tal como Himeko había prometido, el trámite fue tan rápido como surrealista: lo que normalmente tomaría semanas de burocracia asfixiante, para ellos se resolvió en un par de respuestas, unas firmas y muchas sonrisas forzadas. Ser parte del Expreso Astral tenía sus ventajas. Ser uno de los Anónimos, todavía más.
Cuando todo terminó, el grupo salió del lugar sin mayor ceremonia ni ganas de hablar demasiado al respecto. Todo había fluido tan absurdamente bien que daba hasta miedo.
Ambos nuevos miembros, Lucas y Stelle, recibieron un crédito inicial de 50,000 para gastar en lo que quisieran. ¿Y qué fue lo primero que ocurrió con esa bendición financiera? Bueno... March los arrastró casi al instante a una tienda de ropa y cosas "lindas". Literalmente.
No hubo votación. No hubo debate. Solo gritos alegres, miradas resignadas y el sonido de una tarjeta de crédito siendo deslizada con violencia emocional.
Mientras Lucas recorría las tiendas de ropa masculina, intentaba no parecer tan fuera de lugar. Se dedicó a buscar conjuntos casuales, algunos para eventos, otros simplemente cómodos, el tipo de ropa que no grita "héroe". Por más normalidad que pudiera comprar, más paz mental conseguía.
Lo que sí lo incomodó —aunque no lo admitiría en voz alta— fue la atención de los empleados. Todos increíblemente amables. Demasiado. En especial las mujeres, que parecían tener más interés en él que en las prendas que intentaban venderle. Una incluso le ofreció ayuda con una sonrisa tan cargada de segundas intenciones que Lucas juró haber sentido la necesidad de disculparse por existir mientras se escondia atras de himeko.
Sin decir mucho, tomó un par de prendas y se dirigió al vestidor con un conjunto que realmente le había gustado. Una mezcla entre cómodo y elegante, lo justo para no parecer un vago ni tampoco una celebridad insegura.
Ya dentro, hizo lo que cualquier persona con un mínimo de paranoia haría: buscó cámaras. Nunca estaba de más, especialmente en lugares tan... lujosamente exagerados. Cuando se aseguró de que no lo estaban espiando (al menos, no desde ángulos obvios), empezó a desvestirse.
Justo cuando se quitaba la campera, notó un brillo azul en la esquina de su visión. Un brillo que conocía demasiado bien.
—No... me jodas —murmuró.
Allí estaba. Esa maldita llave de mazmorra que había conseguido semanas atrás cuando eligió la caja misteriosa. Se había activado sola. Sin su permiso. Como si la pieza tuviera voluntad propia, la vio flotar suavemente hacia la puerta del vestidor, encajar en una cerradura que no estaba ahí antes... y girar.
Clic.
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|Se ha abierto una mazmorra repentina debido a la presencia de ciertos fenomenos|
|La llave se transforma de rango F a E+|
|Atencion! La mazmorra estara cerrada al mundo por 24 horas. Si en 24 horas no se cierra la conexion esta sera abierta completamente al mundo|
|Una nueva mision urgente es generada!|
|Misión del Sistema: La primera vez no duele|
|Rango: E+|
|Recompensas: 5500S / Posible obtención de una habilidad pasiva superior / Cajas de recompensas x2 de Bronce|
|Objetivo: Limpia la mazmorra en menos de 24 horas. Dependiendo del tiempo de limpieza se te sera aumentada o no las recompensas.|
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Un portal azul intenso se abrió frente a él, ocupando todo el espacio de la entrada, sellando su única salida. Lucas lo miró con una mezcla de fastidio y resignación.
—Genial. Perfecto. Qué conveniente.
Suspirando, sacó su celular del bolsillo interior de la campera y empezó a tipear en el grupo que tenían en común.
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|Familia del Astral Express|
Lucas: Che! Tengo un problema acá.
March: ¿Un problema? ¿Qué pasó?
Stelle: ¿Se te atoró un huevo en el pantalón?
March: :V
Lucas: No, pendeja olor a obo, tengo un problema que se llama: "Un portal se acaba de abrir frente a mí."
March: ¿¡Qué!? ¿Por qué lo abriste!?
Lucas: ¡No lo abrí! Se abrió solo, justo cuando iba a cambiarme. ¿Puede alguna de ustedes venir y revisar si lo que dice el sistema es verdad? Dice que por el momento esta cerrado al mundo, lo que intuyo que quiere decir que solo nosotros lo podemos ver por ahora. Pero dice que si no la cierro en 24 horas se abrira.
Stelle: Voy para allá... Pero no puedes rodearlo o algo así?
Lucas: No, Stelle, está LITERALMENTE frente a mí. Corta toda la salida. A menos que quieras que rompa la pared a puñetazos, cosa que no puedo pagar en este lugar, estoy atrapado
Himeko: Estoy mas cerca. Iré yo. Lucas, entra con cuidado. Si ves que algo te supera, sales de inmediato o huyes de la mazmorra si es posible. ¿Entendido? Pero sobre todo? Diviertete lo mas posible :D
Lucas: Entendido, jefa! Puta madre himeko te amo!.
Stelle: HEY! Y yo que?!
Lucas: Tambien te quiero, pero ahora quiero mas a himeko por darme luz verde para ir a hacer mis boludeces sin restriccion. Nos la vimos!
Lucas guardó el celular y volvió a mirar el portal. Azul, vibrante, estable. Una entrada sin opción de evitarla.
—¿Y si hoy simplemente quería probarme unos pantalones tranquilos? —se preguntó con resignación mientras daba un paso adelante.
Porque claro... ¿cuándo fue la última vez que un día normal fue realmente normal para él desde que llego aqui.
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|Has entrado en la mazmorra Las Profundidades Retorcidas|
|Rango de dificultad: E+|
|Debido a las condiciones puestas se ha ajustado el nivel de poder de los enemigos y loot en base a las estadísticas superiores del usuario|
|Mision Principal: Limpia La mazmorra al completo|
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—¿Otra puta cueva? —Lucas soltó al dar su primer paso dentro del nuevo entorno—. En serio, siento que estoy empezando a notar un patrón acá... y me empiezo a sentir insultado por alguna razón.
El lugar apestaba a humedad, literalmente. Rocas resbaladizas, paredes que supuraban moho, y una niebla tenue que flotaba como si intentara colarse hasta en los poros. No había música de fondo como en los juegos, pero si la hubiera, seguramente sería algo entre lo ominoso y lo innecesariamente dramático.
Suspirando con resignación, Lucas abrió su inventario con un gesto automático y sacó una mochila negra con bordes reforzados: su nueva adquisición de la tienda.
Desde que entendió cómo funcionaba realmente el sistema, había optimizado todo. Tal como Welt y Dan Heng le explicaron en base a sus teorias, su inventario era un espacio externo, como una pequeña dimensión de almacenamiento donde podía guardar objetos sin preocuparse por el peso. Pero no todo era tan bonito: había límites. El más obvio era el número de slots, que se consumían rápido si no eras inteligente. Y, claro, no podía guardar nada vivo... al menos, según lo que sabía. No es como que hubiera intentado guardar a Pom-Pom. Todavía.
Por eso aplicó la lógica: si guardaba una mochila con cosas dentro, solo gastaba un slot. Así que invirtió parte de sus ahorros en una mochila espacial —8500S que le dolieron en el alma— pero que valía cada centavo. Veinte espacios internos, compartimentados, accesibles al instante. No era inmune a robos, claro, pero nadie más que él sabía usarla bien.
Además, estaba el sistema de equipamiento rápido. Una función brillante que le permitía guardar conjuntos enteros y ponérselos al instante con solo pensarlo. Armaduras, armas, ropa casual... todo cargado como si fuera un RPG en serio. Apenas estaba arañando la superficie de lo que el sistema podía hacer, pero ya había aprendido lo suficiente como para no entrar a una maldita cueva vestido de civil.
Activó su conjunto con un pensamiento y sintió el cambio inmediato. Una mezcla de peso, ajuste y familiaridad lo envolvió como si se hubiera fundido con el equipo.
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|Te has equipado: Guantes del Poder de Asterios / Dagas Gemelas del sol / Set completo de los Caminantes Nocturnos|
|Status Effect: Por usar el set completo de los Caminantes Nocturnos obtienes +10% en agilidad y resistencia / Fuerza del Laberinto se ha activado y obtienes un 15% mas en poder fisico / Debido a estar en un lugar oscuro obtienes el buff Susurros eclipsantes. Tu destreza incrementa en un 15%
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No era el equipo más caro ni el más lujoso, pero sí uno con el que se sentía cómodo. Rápido, versátil, eficiente. Como sabía, su escudo —esa barrera invisible que lo protegía de cualquier daño— estaba aún recargándose lentamente. Y con su debuff activo no podía arriesgarse a una pelea tonta que lo dejara con el culo al aire.
—(Aparte esta seria la mejor oportunidad para probar la gema esa de la destruccion...Aunqueee) —Lucas elevo unos segundos la mirada al techo rocoso y sintio que lo mejor era no usar algo asi aqui si no queria quedar enterrado vivo. —...Sip...Mejor no tiento a mi suerte mas de lo que hago a diario.
Empece a avazar como podia en este odioso y sucio lugar mientras active de inmediato los ojos de mono y eso me llevo a una duda muy intensa en esos instantes que puede ver mejor.
—Por que carajos esta cueva parece mas..Un minuto eso que oigo es sonido de carretas?. —Me quede en silencio mientras cerre mis ojos para oir mejor y si, habia sonido de carretas y de mas cosas.
De inmediato me puse en marcha y corri a toda velocidad para averigurar mas sobre esto con una sonrisa plasmada en mis labios. Estaba seguro que esto no era una cueva perse, si no una mas avanzada. El sonido de mecanismos, mucho movimientos decian TODO y no me equivoque.
En cuanto mas me adentraba mas daba lugar a mis respuestas. La estructura de esta cueva era artificial, nada natural y los propios pasadizos daban cavidad a eso. Finalmente logre encontrarme con enemigos, oh bueno, con ellos como tal ya que los evadi colgándome del techo como pude.
Ahi pude ver que estos tenian sus nombres en color azul. Sera acaso que para diferenciar el nivel se usa los colores? Tuve ese presentimiento mientras los deje pasar, estos parecian charlar en su idioma. Eran goblins pero no parecian del todo agresivos pero si primitivos por sus vestimentas.
Una parte de mi quiso matarlos al instante, pero ignore ese deseo, por ahora tengo que centrarme en buscar que carajos es este lugar en realidad. Y mierda no tarde.
Era una fabrica...Oh lo mas cercano a una. Habia todo un sistema de rieles muy improvisado y goblins haciendo trabajo de aqui a alla. Pero lo curioso que note fue un extraño patron en el suelo mas profundo. Parecia un tipo de simbolo raro, quizas algun tipo de magia de algun chaman goblin? Digo, creo recordar que habia de esos.
Mientras miraba a los goblins trabajar desde la seguridad de la oscuridad mis ojos se enfocaron en los demas. Los trabajadores solo tenian el nombre en azul con un + en algunos casos. Otros como los guardias tenian tambien eso solo que con 2 Plus encima de sus nombres, pero nada mas. Lo que si me llamo la atencion era la falta de otros colores...Hasta que mis ojos se movieron casi por inercia hasta un set de 4 goblins que miraban desde arriba a los demas. Ahi habia 4 de color verde y otros mas con 2 pluses encima. Al enfocarme mas pude sentir que mis ojos percibían una especie de aura entre ellos, no solo en eso otros 2 pero tambien en todos lados. Era una energia densa y parecia explotar y cambiar constantemente en diferentes colores y formas. Como si no tuviera una consistencia firme.
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|DING!|
|Has conseguido un logro increíble! [Percepción de la Magia pura]
|[Percepción de la Magia Pura]: Has podido sentir la Magia Pura. La esencia mágica en su estado mas naturalmente puro e incontrolable. Desde ahora podrás sentirla con mayor precisión|
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—¿Magia?... Genial, ¿por qué siento que ya era obvio que esto iba a pasar tarde o temprano? Tch... Como sea. —Me senté a pensar qué hacer ahora, mientras miraba a los goblins—. Está claro como el viento que estos no son los únicos en la cueva... Son demasiados, y este espacio es demasiado amplio para ser solo de goblins. Además, esas piedras que están minando y llevando... las están transportando a otro lugar. ¿Cuántos habrá? ¿Y qué clase de monstruos se esconden aquí?
Lucas observaba en silencio, evaluando sus opciones. Tenía solo 24 horas para limpiar este lugar, así que no podía permitirse una estrategia elaborada. ¿Entonces qué?
Normalmente, lanzarse de frente sería una estupidez. No sabía qué podían sacar, si espadas, hachas, o quién sabe qué demonios. El problema principal era la incertidumbre... y sus tres malditos problemas.
Su mente y su cuerpo no estaban completamente sincronizados. Su cerebro procesaba más rápido de lo que su cuerpo podía reaccionar, una desincronización extraña que, en teoría, sus estadísticas ya compensaban. Pero el problema no era físico: era psicológico. Aún no podía sentirse completo, no en el sentido de identidad, sino de presencia. Su mente y cuerpo seguían viéndose como entidades distintas, unidas por músculos y átomos, pero no como una sola cosa.
Y eso sin mencionar el debuff que arrastraba: una recuperación reducida en un 70% en todos los sentidos. Cuerpo, maná, energía, todo. Una desventaja brutal.
Además, tomarse su tiempo podría poner en peligro a miles de personas, la reputación del Expreso Astral, y atraer la atención equivocada. Molesto. Tener moral era molesto. Pero tampoco podía desecharla. Al fin de cuentas, seguía siendo humano. No era un psicópata que se tomaría su tiempo solo por capricho.
Y para colmo, la maldita curiosidad de cuánto nivel podía subir aquí lo estaba carcomiendo por dentro.
Sin pensar más, se lanzó desde lo más alto, cayendo con fuerza brutal sobre los rieles, destrozándolos por completo mientras el estruendo llamaba la atención. Los gritos guturales de los goblins lo recibieron, y Lucas los miró con una mezcla de diversión y tensión.
Se estaba lanzando a la boca del lobo... y este ya le mostraba los colmillos.
—¡Humano! ¡Humano! ¡Hay un humano! ¡Mátenlo! ¡Mátenlo lentamente por arruinar el trabajo para la Ascensión! —gritó un goblin chamán mientras Lucas salía de entre los escombros del caos que acababa de provocar.
Lo rodearon con sus armas levantadas. Lucas solo se estiró mientras invocaba sus dagas, y miró al que había hablado.
—Hey... Mira, creo que este es el momento en que debería decir algo ingenioso, ¿no? Pero meh, ni lo vas a entender, así que no voy a perder tiempo. Mejor... veamos cuánta maldita EXP gano con ustedes.
Sin más palabras, se lanzó contra el grupo, apuntando a los más fuertes primero.
Los goblins gritaron en masa, iniciando una guerra contra el extraño humano que destruyó su zona de trabajo. Pero este se movía con una velocidad deslumbrante, casi imposible de seguir. Con sus dagas, Lucas se impulsaba con pequeños pero potentes pasos, rápidos como un relámpago, lo suficiente para cortar a los goblins antes de que pudieran reaccionar.
Su fuerza también lo sorprendía: cada corte era letal. Un tajo bastaba para matar en seco, o dejar heridas tan graves que el enemigo moriría por hemorragia.
Pero entonces los vio... los llamados élites. Uno de ellos soltó un grito poderoso que lo obligó a frenar por un segundo. Y sus ojos captaron algo más: los chamanes, que comenzaban a entonar cánticos rituales...
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|Goblin Elite ha usado [Grito de guerra] Para aumentar la moral de sus aliados y disminuar la fortaleza de los enemigos.|
|Tu constitución es demasiado alta para ser afectado|
|[Grito de guerra] es negado|
|Por negar el efecto de [Grito de guerra] Y tu alto carisma, los efectos de la skill se revierten|
|Todos los goblins de la zona son afectados por el estado de Miedo. Su defensas bajan un 30%|
|Alerta! Los Chamanes Goblin estan intentando usar Magia de fuego contra ti. Has algo rapido hijo de puta!|
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Lucas fue rodeado por una aura carmesi que parecia ser el intento de efecto de grito de guerra. Pero tan pronto entro en contacto con su piel esta se rompio y dejo a los enemigos asustados al ver que el poder de su jefe no sirvio. Lucas propio de su palabra no tardo en acabar con los elites y saltar tan alto como pudo para llegar a donde los chamanes para lanzarles sus dagas y matarlos al instante al estos ser empalados en la cabeza.
El cayo en la punta donde estaba antes los elites y chamanes y miro abajo para mirar al resto de los sobrevivientes que lo miraban con un miedo que se notaba en sus movimientos y caras. Esto llevo a lucas a invocar su espada mientras una sonrisa mas perversa se asomaba a sus labios al recibir la ultima notificacion que confirmo sus dudas.
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|Has matado a 4 Goblins elite y 2 Chamanes goblin y has conseguido un logro!|
|Logro [Verde por fuera, rojo por dentro]: Otorga una bonificación del 10% en daño y EXP contra enemigos que porten verde|
|EXP: 62%/100%|
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—45% de EXP solo por ellos? Huh?...Bueno...Ahi esta mi motivante, hehehehe. —El rio con mucha mas emocion mientras los goblins empezaron a correr, pero fue inutil.
—A DONDE VAN!? APENAS ESTOY EMPEZANDO A FARMEAR!
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Tiempo: 30 minutos mas tarde.
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|Has llenado la barra de EXP! x4|
|Has Conseguido el logro [Cortador de carne prodigioso]
|Has conseguido el logro [Explorador rapido y preciso]
|Has conseguido el logro [Pasos mas rápidos que la conciencia]
|Has conseguido el logro [Perro de caza]
|Has conseguido un logro [Acumulador de habilidades rápidas]
|Has conseguido el logro [Recolector de logros]
|Has conseguido el logro [Farmeando hasta el cansancio]
|Has obtenido el titulo [Depredador innato]|
|Has obtenido el Titulo [Cazador de monstruos perceptivo]
|Has obtenido el Titulo [Sensible a la magia]
|Has obtenido el Titulo [Saqueador de riquezas perceptivo]
|Has completado los requerimientos para obtener la Skill pasiva [Manejo de dagas] Rango F|
|Has completado los requerimientos para obtener la Skill Pasiva [Cuerpo de combate completo] Rango F
|Has completado los requerimientos para obtener la Skill Activa [Flujo de combate] LV1|
|Has completado los requerimientos para obtener la Skill Activa [Sinapsis Acelerada] LV1
|Has cumplido los requerimientos para obtener la Skill Pasiva [Manejo de espada] Rango F|
|Has cumplido los requerimientos para obtener la Skill Pasiva [Manejo de lanza] Rango F|
|Has cumplido los requerimientos para obtener la Skill Pasiva [Manejo de bastón] Rango F|
|Has cumplido los requerimientos para obtener la Skill Pasiva [Manejo de arco] Rango F|
|ATENCION! Gracias a tu ritmo voraz, ya cumples los requisitos para usar la Síntesis de Habilidades.|
|Síntesis de Skills: Permite fusionar varias skills en una sola. El resultado dado sera basado en la proeficiencia, rango y tipo de habilidad. Habilidades no similares tienen mas probabilidades de salir mal o dar un resultado mediocre o aleatorio. Skills similares tienen mas chances de obtener una síntesis perfecta. No se puede usar a voluntad. Solo cuando el usuario supera el limite de skills es permitido usarlo para limpiar espacio.|
|Has sintetizado Todas las skills de manejo de espada/arco/lanza/daga/baston y Cuerpo de combate completo!|
|Nivel de sinergia: 100%!|
|Has obtenido una habilidad pasiva Mejor!|
|Arsenal Viviente: Rango C+|
|Descripción: Tu cuerpo ha memorizado el alma de cada arma que has tocado: el filo de la espada, la puntería del arco, el control de la lanza, la precisión de la daga, la elegancia del bastón y la brutalidad de tu propio cuerpo. Eres un arsenal viviente. Ya no dependes de un tipo de herramienta; tú las encarnas todas. Incluso si estás desarmado, tus movimientos siguen siendo letales.|
|Efecto: Te hace capaz de manejar casi cualquier cosa que pueda ser un arma, siempre que puedas tocarla podrás usarla con una eficiencia superior a la de cualquiera e incluso aquellos que dedicaron sus vidas a ellas.|
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Luego de tan poco tiempo, logré lo que quería: limpiar en gran medida la mazmorra. Ahora el silencio se sentía más natural, menos ensordecedor, y yo... me sentía vivo. Animado incluso. Aún quería seguir, no había terminado, ni de cerca.
Oh, cierto... a veces olvido que no todos pueden leer mi mente, así que debería repensar cómo digo las cosas a veces. Pero siendo honestos, cualquiera con dos dedos de frente lo sabría a estas alturas.
Desde que empecé, he subido mi barra de EXP más de siete veces en menos de treinta minutos. Conseguí dos habilidades activas brutales, un montón de logros que me soltaron EXP y bonificaciones como si fueran dulces, y unos cuantos títulos que, honestamente, me van a servir demasiado. Y eso sin contar las riquezas que obtuve en S y los objetos que obtuve tras eliminar a los jefes de cada tribu de este lugar. Cada uno mejor que el anterior... y lo mejor: hacían sinergia entre sí.
Pero no era por eso que estaba al borde del éxtasis. No.
Era porque esta ni siquiera era la verdadera mazmorra.
Lo que limpié hasta ahora era solo la superficie, un prólogo pintoresco. La verdadera pesadilla está allá abajo, en el fondo del abismo.
Al principio, lo admito, me cuestioné por qué todo parecía tan "fácil" aquí. No es que no me hayan dado pelea, claro —me llevé unos buenos golpes, apuñaladas, cortes que aún escuecen un poco—, pero... había algo que no encajaba. Como si los enemigos no fueran los que realmente debía enfrentar. Y no fallé: mi intuición me lo gritaba desde el primer segundo.
—¿Y pensar que estos tipos tenían semejante monstruo detrás de una puerta...? Uff... jeje. Dios... ¿de verdad estoy tan nervioso? —decía mientras un escalofrío me recorría la espalda. Lo que había tras esa puerta era grande, lo suficiente como para erizarme la piel y hacer que mis instintos gritaran de puro terror.
Después de acabar con los jefes de las tribus goblin, kobold, troll, lizard y knoll, cada uno dejó caer un corazón de color distinto: verde, marrón, rojo, azul y amarillo. Todos ellos identificados como [Corazón Mágico]. Al principio creí que eran simples fuentes de poder que pasaban de líder en líder, pero la verdad era otra: eran llaves.
Llaves para abrir esta puerta. Una puerta olvidada por el tiempo... y por las propias criaturas que vivían aquí. Lo que había más allá era oscuro, antinatural, la fuente misma de la magia corrupta que se había esparcido como un cáncer desde este lugar, lenta pero inevitablemente.
El hedor a muerte, sangre seca y podredumbre era tan fuerte que me hizo dudar, por primera vez en mucho tiempo, si avanzar era una decisión inteligente... o una condena. Tragué saliva con fuerza. No sabía exactamente qué me esperaba, pero sí algo: lo que fuera que habitaba ahí había estado manipulando a todas las tribus, alimentándose de los cristales extraídos de arriba. Como un parásito invisible.
Suspiré profundo mientras abría la tienda. Era hora de prepararme con todo lo que tenía. Ya no importaba nada más que ganar. Lo que estuviera más allá de esa puerta no iba a caer fácilmente... pero yo tampoco.
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|Has consumido 3 {Pociones de Poder Orco}. Tu Fuerza y Constitución aumentan un 35% y obtienes el efecto pasivo [Piel de Hierro] durante 20 minutos. Al finalizar el efecto, sufrirás una penalización del 45% en Fuerza y Constitución durante 20 minutos.|
|Has consumido 4 {Pociones de Velocidad del Corazón}. Tu Destreza aumenta en un 40% y tu velocidad de regeneración en un 25% durante 15 minutos. Al acabar el efecto, tus estadísticas de Destreza se reducirán en un 45% durante 20 minutos.|
|Has consumido 2 {Pociones de Regeneración de Stamina Troll}. Por los próximos 15 minutos, tu energía se regenerará un 45% más rápido y el consumo energético de tus acciones disminuirá un 15%. Una vez pasado el tiempo, sufrirás un incremento del 50% en el consumo de energía durante 20 minutos.|
|Has consumido una {Poción de Resistencia Elemental}. Durante 10 minutos, recibirás un 50% menos de daño elemental y, dependiendo de tu nivel de Constitución, podrás cancelar hechizos más poderosos. Al expirar el efecto, recibirás un 50% más de daño mágico durante 20 minutos.|
|Te has equipado [Gema de los 5 lideres] Obtienes un aumento en todos tus stats del 15%|
|Has adquirido la Skill Activa: [Arma Mágica Básica]|
|[Arma Mágica Básica] (Lv.1): Permite envolver tu arma en energía mágica. Su efectividad dependerá de tu control y proeficiencia, pudiendo convertir incluso un cuchillo en un arma mortal.|
|¡ATENCIÓN! El usuario carece de una fuente de magia interna. La skill utilizará cualquier energía mágica externa disponible, resultando en una efectividad reducida en un 45% y un aumento del consumo en un 25%.|
|Has obtenido los logros: [Bebedor Compulsivo] / [Mejor Preparado que Muerto] / [Sin Miedo a las Consecuencias] / [Aquel que Maneja Magia sin Magia]||
|Ojos de Mono LV1: Aumentan tus 5 sentidos|
|Sinapsis Acelerada LV1: Aumenta la velocidad de procesamiento mental. Mejora tu tiempo de reacción, cálculo de trayectorias y toma de decisiones en fracciones de segundo. Puede generar micro visiones de posibles movimientos enemigos si estás lo suficientemente concentrado.|
|Flujo de combate LV1: Mientras mantengas el ritmo del combate (golpeando, esquivando o defendiéndote activamente), tus movimientos se vuelven más fluidos y naturales. Ganas una leve bonificación a esquivar y contraatacar mientras estés en movimiento continuo.|
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Suspire fuerte mientras sentia como mis venas se llenaban de poder y fuerzas. Mi mundo dejo de moverse como antes al ahora tener mis sentido agudizados al maximo posible. Mis musculos se relajaron mientras sincronizaba mis movimientos. Di pequeños saltos mientras agitaba la piernas y los brazos para estirar mis reacciones. Pero no tenia sentido ya que ya me sentia mejor que antes, mucho mejor.
—Bien...es un todo o nada. Una vez dentro ataco sin pensar mucho y me aseguro una victoria rapida. Nada de bromas, nada de juegos. Voy de lleno sin pensar. —Murmurre en mi mientras invoque otra espada para mi uso.
—La conductividad magica es buena, asi que espero eso compense mucho el desgaste y poder de mis ataques. Bien...Hora de entrar. —Me acerque a la puerta y introduje el corazon para finalmente abrirse, mientras una ultima notificacion se mostro frente a mi.
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|DING!|
|Has descubierto la verdadera mazmorra de la cueva|
|Has usado un objeto oculto para abrir la puerta sellada|
|La mision principal se ha actualizado|
|Mision Principal: Derrota a ???|
|Recompensas: ???|
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Al principio presté atención a la notificación mientras me adentraba en el interior oscuro de aquel lugar. Era sorprendentemente amplio, más limpio de lo que esperaba, y en el aire flotaba un olor cálido, casi acogedor... pero artificial. Como si el lugar intentara disfrazarse de algo que no era.
Mis pasos resonaban con eco en el suelo de mármol pulido, y por un instante me sentí ridículamente fuera de lugar. La penumbra envolvía todo, pero no de manera caótica; era un silencio ordenado... como el de una trampa perfecta.
Fue entonces que sentí algo. No lo vi, no lo oí. Lo sentí. Una presencia pesada, antigua, un odio contenido durante siglos que se filtraba como veneno entre las grietas del suelo. La calidez del ambiente empezó a sofocar, y mis sentidos, agudizados por las pociones, captaron algo que mi mente no pudo mas que identificar como horroroso: respiraciones, profundas y lentas, como si algo gigantesco durmiera en algún rincón del salón.
Fue entonces que lo vi, vi que era aquello que debia matar y me hizo sentir amenazado.
Y akivili si me escuchas?
Apiádate de mis sueños.
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Vermundrak, el Retorcido
Colgado en lo alto, encorvado sobre un trono roto, Vermundrak emergió de las sombras como un mal sueño hecho carne. Su cuerpo era una amalgama retorcida: escamas incompletas, miembros asimétricos y una sonrisa imposible que se abría de lado a lado de un rostro que no pertenecía ni a un hombre ni a un dragón. Respiraba como si arrastrara el odio mismo con cada aliento, y su sola presencia deformaba la realidad alrededor.
No pensé. No razoné.
Mi cuerpo actuó solo, y el arma mágica se activó a su máxima potencia, envolviéndose en energía pura. Era un reflejo. Un grito silencioso de mi alma ante aquella criatura que me hizo actuar por primera fuera de mi.
El rugido de Vermundrak reverberó como un trueno ancestral, desgarrando el aire con un eco que no parecía originarse en sus pulmones, sino en algo más profundo, como si una maldición milenaria hablara a través de él.
—¡Yo... soy el heredero del fin, el fragmento incompleto del linaje verdadero! ¡El error que desafía al destino! —vomitó la criatura, sus palabras más retorcidas que su cuerpo, cada sílaba deformada como su alma.
Lucas se lanzó al ataque sin esperar más, su espada cubierta en energía mágica chispeante, casi temblando de poder. A pesar de la diferencia de tamaño—Vermundrak era al menos diez veces más grande y tan ancho como el mismo trono destruido tras él—, Lucas no se detuvo. Su velocidad era brutal, el eco de las pociones aún corriendo por su cuerpo como lava líquida.
Pero Vermundrak no era sólo tamaño. Se movía con una agilidad que desafiaba su estructura monstruosa, lanzando una de sus garras múltiples con una velocidad que apenas permitió reaccionar. El golpe fue indirecto, apenas un roce contra la pierna de Lucas... pero suficiente para enviarlo como un proyectil a través de cinco muros, destrozando piedra y hueso muerto hasta que su cuerpo cayó, retorcido pero aún vivo, al suelo ennegrecido de una galería lateral.
Una notificación parpadeó en su interfaz:
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Se ha perdido más del 33% del escudo
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Lucas escupió sangre y se obligó a ponerse de pie.
—Ese... miserable hijo de puta era quien esta ajustado a mi nivel, no los otros...con razon —murmuró, mientras el hedor a carne chamuscada anunciaba el siguiente ataque y lo hizo mirar a donde fue lanzado.
Una luz incandescente se acumulaba en la garganta purulenta de Vermundrak, cargando un aliento de fuego negro, una aberración mágica que distorsionaba incluso los colores del entorno. Lucas apreto los dientes mientras corrio con todo fuera del rango del ataque.
Saltó justo antes del disparo.
El fuego arrasó lo que había detrás de él, desintegrando pilares de piedra como si fueran de papel mientras vermundrak continuaba su ataque por todos lados como un lunatico.
Lucas apareció sobre la cabeza de Vermundrak, girando en el aire, y descargó su espada mágica en una estocada descendente, apuntando a uno de los tantos ojos del monstruo.
Impacto.
El rugido que siguió fue bestial. Vermundrak agitó sus miembros y retorció su columna espinosa, lanzando ondas de energía con cada sacudida. Uno de sus apéndices golpeó el torso de Lucas de lleno, y por un instante, el aire abandonó sus pulmones. Fue arrojado al suelo, pero rodó y usó el impulso para elevarse con rabia en los ojos.
Con [Flujo de Combate] activado y [Sinapsis Acelerada] explotando en cada neurona, Lucas comenzó a prever los movimientos erráticos de Vermundrak. Cada ataque esquivado era milimétrico, cada golpe devuelto era preciso. Pero la abominacion no paraba de ser un ser erratico y logro aplastar a lucas con su garra para luego golpearlo en el suelo con fuerza.
Su escudo cai como una mosca mientras este se rompio como un cristal junto con el suelo de la sala del trono y ambos empezaron a caer mientras el pelinegro se recompuso antes de agarrado por el monstruo y usando un objeto aleatorio se lanzo contra el en el aire para atacarlo.
Lucas empezo a apuñar el ojo del dragon corrupto para herirlo y lo logro varias veces mientras como pudo se puso atras de su nuca para saltar contra la propia gravedad.
Vermundrak rugió una última vez antes de caer de lleno ante el suelo y agrietarlo y romperlo en lo que parecia una sala inmensa hasta donde el ojo se pierde de riquezas.
Este ultimo grito como un enfermo lleno de una rabia infinita que no paraba mientras buscaba ahora ciego al maldito que lo ataco. Sus grande brazos atacaban todo sin distinguir quien era quien o que era que. Solo con el deseo matar al bastardo.
—¡No seré negado! ¡Fafnir... me... mira!
Lucas se encontraba colgado de su espada, incrustada en una pared elevada de la sala del trono. Su respiración era agitada, y el sonido del reloj en su mente le recordaba lo cerca que estaba de perder los efectos de sus pociones. Frente a él, Vermundrak rugía con fiereza, exhalando fuego en todas direcciones. El calor abrasador y la presión mágica llenaban el ambiente, haciendo que cada segundo se sintiera eterno.
Sin más opciones y consciente de que su poder actual era insuficiente para derrotar a semejante criatura, Lucas decidió recurrir a su última carta: la Gema de la Destrucción.
—Muy bien, pedazo de joyería... Si eres tan OP como creo que eres, ¡es hora de que lo pruebes! —gritó, mientras la apretaba con fuerza.
Y entonces... el mundo se detuvo.
Y la luz que lo ciega todo apareció para dar lugar a la destrucción.
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.
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.
.
Fin del Cap.
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Nombre: Lucas
Raza: Humano
Títulos: [Aquel que Vivió para contar la historia]
Edad: 24
Alineamiento: Caótico-Bueno
Escudo: 0%
Fuerza: 30
Constitución: 29
Destreza: 29
Inteligencia: 32
Sabiduría: 44
Carisma: 30
EXP: 48,9/100%
Limit Break: 77%
S=14.543
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|Habilidades Innatas|
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|Habilidades Personales|
|[Via del Trazacaminos] (Novato)
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|Habilidades Activas|
|Ojos de Mono: Lv1|
|Sinapsis Acelerada: LV1|
|Flujo De Combate: Lv1|
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|Habilidades Pasivas
|Rango F:
|Rango C+:
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