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Chapter 50 - Capitulo 50: Cambio de planes

*THYRA*

Mi respiración era pesada, cada inhalación una lucha mientras las gotas de sudor resbalaban por mi rostro. El último grito de poder había sido abrumador, una explosión de energía que sacudió mi ser y el espacio que me rodeaba.

Mi cuerpo, ahora arrodillado en el suelo, parecía estar completamente agotado, pero había algo en mi interior que ardía con fuerza, algo que se había reactivado. Sentía la voluntad de mi familia, una conexión que jamás había desaparecido, pero que ahora ardía con más fuerza que nunca.

El sonido del suelo crujió bajo mi peso, como si la propia tierra estuviera reaccionando a la liberación de mi poder. Era como si el aire a mi alrededor estuviera denso, caliente, cargado de una energía que todavía podía sentir recorriendo cada fibra de mi ser. Pero cuando finalmente dejé de liberar todo lo que tenía, un dolor punzante me recorrió la espalda y las piernas, mi cuerpo aún temblaba de la intensidad de la energía desbordante.

Entonces, sentí las presencias de Harak y Nyssa acercándose a mí. No podía levantarme sola, no con la fatiga que ahora invadía mis músculos. Ambos se inclinaron para ayudarme a ponerme de pie, sus manos firmes y seguras, pero incluso con su apoyo, no pude evitar sentirme más débil de lo que me gustaría admitir.

Harak, con su tono serio pero preocupado, me miró directamente a los ojos. "La cantidad de poder que desbordaste... Este nivel de poder es impresionante, Thyra, pero es evidente que tu cuerpo no está preparado para ello."

Lo miré fijamente, luchando por encontrar la fuerza para responder. A pesar de lo que había liberado, el cansancio me estaba venciendo. Sabía que lo que había hecho era peligroso, pero no pude evitarlo. Algo dentro de mí me empujaba a llegar hasta el fondo, a liberar todo lo que tenía, incluso si mi cuerpo no podía manejarlo.

"Lo sé", respondí con dificultad, mi voz rasposa. "No lo planeé, pero... algo dentro de mí necesitaba salir. Necesitaba saber que no estaba completamente rota, que aún puedo... aún puedo luchar."

Nyssa observó en silencio, su rostro reflejaba una preocupación que no podía ignorar, pero no dijo nada. Solo me sostuvo con su mirada, como si estuviera esperando que recobrara algo de fuerza, como si sus ojos estuvieran diciéndome que estaba ahí para mí, al igual que Harak.

"Esto tomará tiempo", continuó Harak, su tono ahora más suave, pero cargado con la gravedad de lo que acababa de suceder. "El proceso de estabilización será largo, y tu cuerpo tendrá que acostumbrarse a lo que acabas de liberar. No será fácil."

Asentí lentamente, mi cabeza aún dando vueltas, mi cuerpo agotado, pero algo en mi interior se negaba a rendirse. Sabía que este proceso no sería rápido, pero la señal que acababa de sentir, la conexión con mi familia, me dio un nuevo propósito. No iba a detenerme. No iba a permitir que todo lo que había pasado hasta ahora fuera en vano.

"Lo haré", murmuró, con la determinación lentamente tomando fuerza en mi pecho. "Voy a recuperar el control. No me rendiré."

Me dejé ayudar por Harak y Nyssa, sintiendo el peso de mi cuerpo al no tener fuerzas para mantenerme erguida. A medida que me acomodaba en el suelo, Harak me indicó suavemente que me recostara, y aunque en ese momento todo lo que quería era descansar, entendí la necesidad de hacerlo. Mi cuerpo aún temblaba de la intensidad de lo que había liberado.

"Acostada por un momento", dijo Harak, su voz firme pero tranquilizadora. "Necesito ver cómo está tu energía después de todo lo que acabas de liberar. Tu cuerpo aún está en shock por lo que sucedió."

Me dejé caer de espaldas, sintiendo el frío suelo contra mi piel, algo que me ayudó a mantenerme en el presente mientras trataba de recuperar algo de control. Cerré los ojos como me indicó, y me concentré en mi respiración, dejando que todo el caos que había causado mi poder comenzara a calmarse poco a poco.

Pronto, sentí una presencia familiar. Harak, quien ya había comenzado a liberar parte de su mana, se acercó a mí. Su poder se desbordaba de una manera controlada, fluyendo hacia mi cuerpo, suavemente como un río que recorre un lecho rocoso. Era extraño y reconfortante al mismo tiempo. Senti cómo mi energía comenzaba a ser absorbida y equilibrada, el exceso de mana que había liberado comenzaba a asentarse.

"Deja que tu mana fluya libremente", dijo Harak, su voz baja y profunda. "Deja que el flujo sea natural, sin forzarlo. Esto permitirá que tu cuerpo se recupere más rápido."

Mientras lo hacía, sentí cómo mi energía comenzaba a estabilizarse, aunque aún había destellos de poder desbordante que parecía no querer calmarse. Pero, por extraño que fuera, no sentía dolor, solo una sensación de calor reconfortante, como si mi propio cuerpo estuviera sanando desde lo más profundo.

En ese momento, escuché la voz de Nyssa, que observaba en silencio. "Nunca había visto algo así", dijo, casi con admiración. "La cantidad de poder que guardas... Es impresionante. No es algo que se vea todos los días. Bueno, además de los miembros del consejo, claro, pero tú... Tú tienes una magnitud de poder completamente diferente."

Sonreí, aunque no pude evitar sentirme un poco avergonzada por la atención que me prestaban. "No lo hice a propósito", murmuré, incapaz de ocultar mi leve incomodidad. "Todo eso salió sin que pudiera detenerlo."

Nyssa se acercó un paso más, inclinándose para mirarme con una expresión mezcla de fascinación y respeto. "No te preocupes por eso. Lo que acabas de hacer, la magnitud de tu poder, no es algo que uno pueda controlar con facilidad. Sin embargo, ahora que lo has liberado, será importante aprender a manejarlo."

Harak, que no había interrumpido, asintió con la cabeza mientras seguía evaluando mi flujo de mana. "Es cierto", dijo. "Ahora que has demostrado el alcance de lo que puedes hacer, lo siguiente será enseñarte a controlarlo. El control de tu poder es crucial, y no será algo que se logre de inmediato. Pero con entrenamiento, podrás lograrlo."

Me quedé en silencio mientras el mana de Harak seguía fluyendo en mi cuerpo, estabilizando todo lo que había desbordado. A pesar de la fatiga, sentí una sensación de calma.

Harak dejó de concentrarse en mi cuerpo, y tras unos momentos de silencio, se sentó frente a mí, su mirada enfocada en mis ojos con seriedad. Aún sentía las vibraciones de mi energía desbordante, pero ya no era tan incontrolable como antes. Los ecos de mi poder comenzaban a estabilizarse poco a poco, aunque mi cuerpo seguía débil por el esfuerzo.

"Escucha con atención, Thyra", dijo Harak en voz baja pero firme. "Ahora que hemos identificado la magnitud de tu poder, debemos abordar el proceso de estabilización. Lo primero será comprender que tienes más que una sola fuente de energía. Como seres humanos, todos poseemos una única energía, nuestro mana natural. Pero tú... tú no solo posees esa energía básica. Tienes tres."

Mis ojos se abrieron un poco sorprendida, no porque lo dijera, sino porque noté la sorpresa en su voz. A pesar de todo lo que había liberado, había algo en lo que no me había detenido a pensar. Harak y Nyssa intercambiaron miradas, claramente sorprendidos, pero también con cierta inquietud.

"Eso no es normal", murmuró Nyssa, apenas un susurro. "Nadie... nadie tiene más de una energía. ¿De dónde vienen esas otras dos?"

Harak asintió lentamente, su rostro concentrado mientras analizaba mi flujo de energía, como si intentara comprender todo lo que estaba pasando. "Una de tus energías es tuya, claro. Es tu mana básico, el que corresponde a cualquier ser humano. Pero las otras dos... no tengo idea de dónde o de que son. Nunca he sentido algo así. Hay una energía que está por encima de todo, más poderosa y peligrosa que la usual... La energía que siento con más intensidad proviene de un poder incalculable."

Al escuchar sus palabras, un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. Había algo en su tono que me hizo sentir que había tocado algo mucho más grande de lo que había imaginado. La energía que él identificaba como más poderosa, esa que lo hacía temblar de manera sutil, era la energía que emanaba del Dragón.

"Lo que puedo decir con certeza", continuó Harak, "es que esa energía es la causa principal de tu inestabilidad. No solo es más fuerte que tu mana natural, sino que también está fuera de control. Si no puedes estabilizarla, podría consumirlo todo. Si no la aprendes a manejar, tu cuerpo será incapaz de soportarla."

Nyssa me miró, una expresión de sorpresa y preocupación cruzando su rostro. "¿Tienes alguna idea de cómo controlarla?" preguntó, su tono grave. "Si no lo logras, todo esto podría terminar mal."

Sentí un nudo en mi estómago, pero no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Sabía lo que Harak decía era cierto. La energía que sentía en mí, que había liberado, era demasiado vasta para simplemente ignorarla. Y aunque mi cuerpo lo resistiera, no podía evitar sentir que esa energía... esa esencia, era parte de mí, algo fundamental.

"No sé cómo controlar todo esto", menti, antes supe cómo controlarla, pero era cuando era una mínima de poder, pero ahora era mucho más grande y captico, con mi voz un poco temblorosa seguí, "pero no creo que sea imposible. He sentido esta energía desde que... desde que todo cambió. Pero está conmigo. No creo que pueda abandonarme."

Harak asintió pensativamente, evaluando mi respuesta. "Eso es lo que temía", murmuró. "Es una energía muy peligrosa. Pero tienes razón en una cosa: no será fácil. Para estabilizarla, deberás primero aprender a manejarla poco a poco. La clave será reconocer cuál de tus tres energías es la dominante y cuál necesitas controlar primero."

"Entonces, ¿qué hacemos ahora?", preguntó Nyssa, mirando a Harak y luego a mí.

"Primero, nos centraremos en tu mana básico, ese es el más sencillo de dominar", explicó Harak. "Cuando logres controlar ese flujo, podremos abordar las otras dos energías. La más peligrosa, tendrá que ser contenida con precisión y paciencia, de lo contrario, cualquier intento de liberarlo de nuevo podría ser fatal."

Sentí el peso de sus palabras, y aunque no entendía completamente todo lo que implicaba, sabía que Harak tenía razón. El poder que había sentido, esa oleada de fuerza, era tanto un regalo como una condena. Si no aprendía a dominarla de nuevo, todo lo que había construido podría desmoronarse.

"Bien", respondí finalmente, determinación llenando mi voz. "Estoy dispuesta. Haré lo que sea necesario."

Harak me observó un momento, como si midiera la sinceridad en mi respuesta. Luego, asintió lentamente. "Entonces, comencemos con lo más básico, Thyra. Controla tu mana. De ahí, poco a poco, iremos más allá."

El proceso sería largo, probablemente doloroso, pero estaba lista. Había encontrado la voluntad de mi familia una vez más, y ahora tenía que encontrar el control sobre mi poder. No podía permitirme fallar.

****

Días habían pasado desde que comencé mi entrenamiento con Harak y Nyssa, pero mis avances eran lentos, casi imperceptibles. Cada intento de controlar mi poder, ya fuera el mana básico o las energías ajenas que albergaba dentro de mí, terminaba en frustración. Había momentos en que lograba mantener la energía bajo control por breves instantes, solo para perderla nuevamente cuando intentaba expandir mi alcance. Cada vez que fallaba, el peso de mi inestabilidad se hacía más pesado.

El sudor recorría mi frente mientras mi cuerpo agotado descansaba tras otro intento fallido, pero el sonido de un cuerno resonó en el aire, indicándonos que debíamos dirigirnos a los aposentos del consejal. Harak y Nyssa se levantaron rápidamente, y aunque yo aún estaba luchando por recuperar algo de compostura, los seguí hacia la sala del consejal.

Al llegar, la atmósfera era diferente, más tensa. Había seis figuras sentadas en los cojines finos, alineados en un círculo. Al frente de ellos, con una postura solemne, estaba Arlek, quien parecía estar aguardando la llegada de todos. Los otros seis eran los líderes de la facción del consejal, cuyos rostros no mostraban ninguna emoción.

Me quedé de pie junto a la pared, observando cómo Harak y Nyssa tomaban asiento sin mediar palabra, como si se tratara de una reunión que requería seriedad absoluta. El consejal, sentado al centro, comenzó a hablar, su voz grave y autoritaria llenando la sala.

"Como muchos ya sabrán", dijo el consejal, "el Consejo se reunirá en unas semanas para discutir los avances en los acuerdos con el continente vecino. Como miembro del Consejo, debo asistir para representar nuestra facción y nuestros intereses. Los avances diplomáticos son cruciales para lo que está por venir."

Mi mente rápidamente comenzó a conectar las piezas de información, sin saber exactamente a qué se refería el consejal con 'los avances diplomáticos'. Mi padre, Lord Auren, me había hablado anteriormente sobre las tensiones entre los dos continentes y las posibles negociaciones para una relación más estrecha. Pero lo que realmente me sorprendió fue lo que dijo a continuación.

"Al parecer", continuó el consejal, mirando hacia mí de manera sutil mientras hablaba, "el otro continente finalmente ha decidido apoyar nuestra causa. Los representantes serán enviados y recibidos en un esfuerzo por fortalecer los lazos comerciales, políticos y, como no podría ser de otro modo, militares."

El consejal hizo una pausa, como si estuviera esperando una reacción de parte de los presentes. No era una noticia que sorprendiera a los líderes, pero algo en la forma en que lo decía me hizo sentir que había más detrás de esas palabras.

Miré a Harak y Nyssa, que se mantenían tranquilos, pero podía ver en sus ojos que estaban procesando la información con cautela. Si bien nunca lo habían mencionado abiertamente, ambos sabían que el otro continente era algo más que una simple cuestión política para mí. Era mi hogar, el lugar de donde provenía mi sangre, mi familia... y, de alguna manera, mi destino.

"¿Qué significa esto para nosotros?", preguntó uno de los líderes, interrumpiendo el silencio que se había formado. "¿Cómo nos beneficia todo esto? ¿Y qué riesgos implica?"

El consejal inclinó ligeramente la cabeza, su mirada calculadora. "Significa que debemos prepararnos para lo que está por venir. Estas negociaciones son cruciales, y si todo sale bien, nuestra facción tendrá una posición estratégica en la balanza política del continente. Pero, por supuesto, como siempre ocurre con estos acuerdos, debemos estar listos para cualquier imprevisto."

Me sentí un poco ajena a la conversación. Lo que estaba sucediendo en la sala no tenía nada que ver con mis propios problemas. Pero algo me decía que lo que estaba por suceder podría cambiar mucho más que solo el futuro político de los continentes. Algo me decía que el destino de mi familia, y el mío, se entrelazaba con esos acuerdos.

Mientras la reunión continuaba, el consejal dejó claro que nuestras acciones, en especial las mías, podrían tener un impacto importante en todo este proceso. Era algo que no podía ignorar.

Después de que la reunión se disolvió y todos los presentes comenzaron a retirarse, el consejal me pidió que permaneciera. Un sentimiento de incertidumbre creció dentro de mí mientras los demás salían de la sala, pero me quedé allí, sin decir palabra. Cuando todos se marcharon, tomé asiento en el lugar que usualmente ocupaba Arlek, mi mirada fija en el consejal mientras él servía una taza de té con calma.

El aroma del té llenó la sala, pero la sensación de tensión que me envolvía era mucho más densa. El consejal, como siempre, parecía tener todo bajo control, pero no pude evitar notar la seriedad de su rostro mientras me hablaba.

"Thyra," comenzó con tono grave, "al parecer tu plan inicial de ir hacia la costa del sur, tomar un barco y regresar a tu continente cuando te recuperaras, se ve afectado por los recientes cambios."

Me quedé en silencio, observándolo, mientras la taza de té que me ofrecía era recibida automáticamente, aunque no sentía sed alguna. Mi mente estaba ocupada con la información que él acababa de darme.

"Como sabes", continuó el consejal, "los miembros del Consejo están muy interesados en ti. Algunos, como Varek, incluso te están cazando. Otros consejales te quieren para sí mismos, y con los representantes de tu continente llegando pronto, cualquier movimiento entre los dos continentes será observado con atención."

Mi estómago se revolvió al escuchar su nombre. Varek. Ya había sentido su presencia antes, aquella sensación de ser observada, la presión que me seguía sin descanso. La idea de ser cazada por él, o por otros miembros del Consejo, era aterradora. Si pensaban que estaba débil o vulnerable, mi situación se complicaría aún más.

El consejal pausó, su mirada fija en mí, esperando que asimilara lo que acababa de decir. "Si decides irte con ellos, no te dejarán ir tan fácilmente. Tu viaje a casa no será tan simple como creías."

Me quedé allí, sin poder responder de inmediato. Sabía que tenía razón, no solo por la presión política que representaba, sino por la complejidad de la situación. Si me mostraba como una traidora o alguien con intenciones ocultas, los peligros que acechaban serían mucho mayores.

"Así que", dijo el consejal, finalmente rompiendo el silencio, "te pido que te quedes un poco más de lo que habías planeado. Espera hasta que tu cuerpo y tu energía estén completamente recuperados. Una vez que los representantes de tu continente lleguen y hayan hecho sus conexiones diplomáticas, podrás marcharte como una visitante. Usarás tu verdadero nombre y apariencia, y el mundo pensará que estás aquí como parte de las negociaciones, pero en realidad, estarás regresando a tu hogar."

Las palabras del consejal me calaron hondo. Había algo en su tono que indicaba que no había margen para rechazar su propuesta, y aunque parte de mí quería escapar y regresar a mi hogar de inmediato, sabía que tenía que ser cautelosa. No podía irme sin más, no sin asegurarme de que mi regreso no provocara más caos.

Asentí lentamente, sabiendo que no había otra opción en ese momento. "Lo haré", respondí con firmeza, aunque no pude evitar sentir el peso de lo que eso implicaba. "Me quedaré más tiempo, hasta que sea el momento adecuado para partir."

El consejal asintió, un leve gesto de aprobación en su rostro. "Sabía que tomarías la decisión correcta. Aprovecha este tiempo para terminar de estabilizar tu energía. Una vez que estés lista, podrás irte sin que nadie sospeche nada. Y, mientras tanto, asegúrate de seguir las reglas y evitar llamar la atención."

El silencio llenó la sala por un momento mientras el consejal tomaba asiento. Mi mente ya estaba procesando todo lo que debía hacer, las decisiones que debía tomar. No solo era cuestión de regresar a casa, sino de hacerlo de una forma que me protegiera a mí y a aquellos que aún me quedaban. Mi vida, mis recuerdos y mi destino estaban profundamente entrelazados con la política de ambos continentes. La carga que llevaba sobre mis hombros seguía creciendo.

"Lo haré", repetí, y por primera vez desde que me encontré atrapada entre estos mundos, sentí que tal vez tenía una oportunidad para tomar el control de mi vida, aunque fuera por un corto tiempo.

"¿Cuánto tiempo exactamente llevará este proceso?" Pregunté, la incertidumbre pesando sobre mí. Sabía que tenía que esperar, pero la duda persistía en cuanto al tiempo que tendría que pasar aquí, en este lugar que, aunque en apariencia seguro, aún me mantenía cautiva.

El consejal parecía haber anticipado la pregunta. "No estoy completamente seguro," comenzó, su tono pensativo. "Según lo que me has contado sobre los miembros del Consejo de tu continente, puedo decir que solo piensan en sus propios intereses. La mayoría de ellos está más centrada en lo que pueden ganar personalmente de esta negociación. Esto podría crear conflictos dentro de las discusiones, o puede que no. Es un juego político complicado."

Suspiró, mirando hacia la ventana antes de continuar. "Todo depende de cómo se desarrollen esas negociaciones. Si todo sale bien y sin problemas, las discusiones diplomáticas podrían resolverse en unos meses que sería muy extraño, o uno o dos años. Pero si surgen disputas, podría tomar aún más tiempo."

El tiempo se detuvo por un momento en mi mente. Dos años... Había planeado estar en casa mucho antes que eso, regresar a mi continente, regresar a mi vida. Si no me hubiera involucrado con Varek, o si no hubiera sido tan confiada al creer que podía irme sin consecuencias, estaría ahora mismo en medio del mar, camino hacia mi hogar. Pero esa posibilidad se desvaneció, al igual que mi libertad inmediata.

"Un par de años…" murmuré para mí misma, sintiendo una oleada de frustración y tristeza. "Eso es mucho más de lo que había previsto. Si no me hubiera metido con Varek ni con su patrocinado, probablemente ahora mismo ya estaría en mi continente."

El consejal me miró con una mirada seria. "Las decisiones que tomamos siempre tienen consecuencias, Thyra. Lo sabes bien. No puedo decirte que todo saldrá como esperas, pero lo que es seguro es que si te quedas aquí, tendrás el tiempo necesario para estabilizar tu cuerpo, tu energía y tu mente. Así, cuando el momento llegue, podrás irte con un mínimo de riesgo."

La idea de esperar tanto tiempo me resultaba insoportable, pero sabía que no tenía muchas opciones. Regresar a mi continente ahora sería más peligroso que nunca. Si me quedaba, quizás tendría la oportunidad de encontrar una manera de asegurarme de que nada más me arrebatara mi libertad.

Suspiré y me recosté en el respaldo, mirando al consejal, que ya parecía haber esperado mi reacción. "Supongo que no tengo otra opción, ¿verdad?" dije con una leve sonrisa, aunque la preocupación seguía latente en mi pecho.

El consejal asintió con una ligera sonrisa en sus labios. "A veces las opciones son limitadas. Pero mientras tanto, aprovecha este tiempo. Fortalece tu control sobre ti misma y prepárate para lo que viene."

A pesar de su calma, su voz transmitía la misma sensación de urgencia que yo sentía en mi interior. Sin embargo, solo me quedaba esperar.

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