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Chapter 137 - Capitulo 126: En busca de Recuerdos

*TREVOR*

Después de meses de espera angustiosa, él día finalmente llegó. Therius había despertado, pero la alegría estaba teñida de tristeza y confusión. Max e Iesel estaban allí, junto a Sonia, Dominic y Viola, quienes habían llegado apresuradamente tras recibir la noticia.

La sala estaba llena de un silencio cargado mientras Therius, con una mirada perdida en sus ojos, intentaba procesar la presencia de todos. Elowen se acercó tímidamente, como si esperara que algo mágico hiciera que Therius la reconociera.

"Trevor", murmuró Therius, rompiendo el silencio. Su voz era débil pero llena de emoción contenida.

"Estoy aquí, hermano", respondí con un nudo en la garganta. La última vez que me miró, no me reconoció. No sabía si esta vez sería diferente.

Therius frunció el ceño, como si estuviera luchando contra un recuerdo lejano que se escapaba de su mente. "Lo siento, no puedo recordar...", murmuró con pesar.

Max se acercó con cautela. "Therius, somos amigos. Iesel y Max. ¿Recuerdas algún momento juntos?"

Therius parecía esforzarse por conectar los puntos dispersos en su mente. Sacudió la cabeza lentamente. "Lo siento, no lo hago."

Viola se acercó tímidamente, con los ojos llenos de tristeza. "Therius, soy Viola. Solíamos jugar juntos cuando éramos niños..."

Therius la miró con una mezcla de confusión y angustia. "No... no te recuerdo", admitió con sinceridad.

La habitación se llenó de un silencio incómodo, roto solo por la respiración entrecortada de Therius y el suave sollozo de Elowen. Mamá se acercó con lágrimas en los ojos, rodeando a Therius con un abrazo amoroso. "Está bien, cariño. Todo está bien", susurró, tratando de consolarlo.

Papá con Calafell en sus brazos se mantuvo en silencio, pero su expresión era una mezcla de dolor y determinación.

Sonia y Dominic intercambiaron miradas de comprensión. Viola, en un gesto de solidaridad, puso una mano en el hombro de Elowen, ofreciéndole un apoyo silencioso en este momento difícil para la familia.

A medida que el tiempo pasaba, Therius mostraba signos de cansancio. Era evidente que su mente luchaba por procesar todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Max e Iesel intercambiaron miradas preocupadas, conscientes de la distancia emocional que ahora los separaba de su amigo.

Nos quedamos en la habitación, rodeando a Therius con amor y apoyo, mientras él intentaba encontrar su camino de regreso a nosotros.

En medio de la tensión, la puerta se abrió suavemente y entró Layra, con una mezcla de alivio y preocupación en su rostro al enterarse del despertar de Therius. Sus ojos encontraron los míos, compartiendo silenciosamente la esperanza y la incertidumbre que sentíamos todos.

"Layra", susurré, sintiendo un atisbo de alivio al verla allí.

Ella asintió levemente, sin decir una palabra. Se acercó a Therius con cautela, sus ojos examinando cada gesto y cada expresión en su rostro. Elowen, al ver a su hermana mayor, corrió hacia ella y se aferró a su pierna, buscando consuelo en medio del caos emocional.

Therius levantó la mirada al escuchar su nombre. "Lay...ra...", murmuró con voz entrecortada, como si una parte de él reconociera la familiaridad en su nombre.

Ella se arrodilló junto a él, tomando su mano con ternura. "Soy Layra, Therius. Estoy aquí", dijo con voz suave, tratando de transmitirle seguridad.

Therius la miró con ojos llenos de desconcierto. "Lo siento, no te recuerdo", murmuró, su voz llena de pesar.

Layra asintió, tragando el nudo en su garganta. "Está bien. Todo estará bien", respondió con firmeza, aunque su corazón latía con fuerza.

Iesel se acercó con cautela, colocando una mano en el hombro de Therius. "Tomémonos nuestro tiempo, amigo. Todo está bien", dijo suavemente, compartiendo un gesto de solidaridad.

El ambiente en la habitación era tenso pero lleno de amor y apoyo mutuo. Elowen se aferraba a Layra mientras observaba a Therius con ojos llenos de tristeza y esperanza.

Papá se acercó, poniendo una mano reconfortante en mi hombro. "Dale tiempo, Trevor", dijo con voz tranquila pero firme, expresando determinación en su mirada.

Sonia y Dominic intercambiaron una mirada significativa, entendiendo el dolor y la esperanza entrelazados en esta situación difícil.

Viola permaneció cerca de Elowen, ofreciendo un apoyo silencioso pero profundo.

El tiempo en la habitación pasó con Therius luchando por encontrar su lugar en un mundo que parecía haber cambiado drásticamente durante su ausencia.

Layra se dedicó especialmente a estar junto a Therius, tratando de reconstruir los lazos que el tiempo y la amnesia habían desgarrado. Cada momento, ella le recordaba historias de su infancia, tratando de despertar recuerdos perdidos en las sombras de su mente.

Una tarde, mientras caminaban por los jardines del castillo, Layra señaló hacia el cielo. "¿Recuerdas cómo solíamos observar las estrellas juntos, Therius?", preguntó con voz suave.

Therius miró hacia arriba, sus ojos escudriñando el firmamento como si buscara algo perdido entre las constelaciones. "No... no lo recuerdo", admitió con pesar, su expresión reflejando la frustración de no poder alcanzar los recuerdos que parecían escurrirse entre sus dedos.

Layra colocó una mano reconfortante sobre su brazo. "No te preocupes. Seguiremos intentándolo", dijo con determinación, decidida a no rendirse ante la adversidad.

Mientras tanto, Elowen se aferraba a la pierna de mi padre con una mezcla de curiosidad y afecto. Aunque Therius no la reconocía completamente, ella siempre buscaba su atención, segura de que algún día su hermano mayor volvería a ser el protector cariñoso que recordaba.

***

En el gremio, todos continuaban con sus labores diarias, pero la sombra de la preocupación por Therius se cernía sobre ellos también. Cada noticia pequeña de progreso traía un rayo de esperanza, mientras que cada estancamiento en su recuperación parecía pesar como una losa sobre sus corazones.

En la academia, Iesel y Max mantenían una rutina constante de estudios y prácticas mágicas, pero sus pensamientos siempre volvían a Therius. Max a menudo se encontraba perdido en reflexiones silenciosas, mientras que Iesel buscaba cualquier indicio de cambio en la condición de Therius cada vez que recibían noticias del castillo.

Los días seguían con tranquilidad y alivio ahora que el había despertado, mientras Therius luchaba con valentía contra los recuerdos esquivos y la incertidumbre que los rodeaba a todos. La vida en la Sede seguía adelante, pero con una sombra constante que oscurecía los momentos de alegría y logros.

Una tarde soleada, mientras Therius caminaba por los jardines con Layra a su lado, él detuvo sus pasos frente a un rosal en flor. Observó las delicadas pétalas color carmesí mecidas por la brisa, como si buscara en ellas respuestas que el viento se había llevado hace tiempo.

"Layra, ¿por qué siento que algo está siempre fuera de mi alcance?", preguntó Therius con una mezcla de frustración y tristeza en su voz.

Ella se acercó y colocó una mano en su hombro, sintiendo el peso de sus palabras.

"Los recuerdos son como estrellas en el cielo nocturno. A veces, están ocultos detrás de las nubes, pero siempre están ahí", respondió con ternura, esperando que sus palabras encontraran un eco en el corazón de su hermano.

**

Mientras tanto, en la academia, Max y Iesel seguían adelante con sus estudios, pero su mente y corazón estaban divididos. Max se sumergía en libros antiguos y hechizos complejos que encontraron en la academia y dentro dela habitación de Therius, buscando respuestas mágicas que pudieran ayudar a Therius, mientras que Iesel practicaba con determinación, canalizando su energía hacia su magia con la esperanza de que cada avance los acercara un poco más al día en que Therius despertara completamente.

Dentro de la sede, Elowen y Calafell se había convertido en la pequeña luz que brillaba en la oscuridad. A pesar de las barreras que la amnesia de Therius había creado, ella persistía en ganarse su atención, regalándole sonrisas y gestos de cariño que a veces parecían tocar algo profundo en su corazón.

"Sabes, sigo sin entender como acabe siendo el guardian de esta linda bebé cuando ni siquiera la reconozco" dijo Therius mientras jugaba con Calafell y Elowen a la vez.

Mi padre observaba con orgullo cómo Calafell y su hija menor y Therius lentamente construían un vínculo especial. "Ella nunca se rinde", murmuró para sí mismo, sintiendo un atisbo de esperanza en medio de la incertidumbre que los envolvía.

En la cocina del comedor, mi madre encontró consuelo en la rutina diaria de preparar comidas para su familia. Cada plato que servía era un acto de amor y fe, una manera de mantener viva la esperanza de que Therius algún día recuperaría no solo su salud física, sino también su identidad perdida.

**

Los días se sucedían con una monotonía que parecía envolver la sede en un velo de espera y esperanza. Cada amanecer traía consigo la misma rutina: Therius haciendo ejercicios físicos bajo la atenta mirada de Layra y mia a la distancia, quien no cesaba en su empeño por reconectar los hilos rotos de su memoria.

Una mañana ahora con el invierno, mientras Therius levantaba pesas ligeras en el gimnasio de la sede, Max se acercó con una expresión que combinaba preocupación y expectación. "Therius, ¿cómo te sientes hoy?", preguntó con voz cuidadosa, consciente de la fragilidad de su amigo.

Therius dejó las pesas y se pasó una mano por el rostro, sintiendo la fatiga acumulada en cada fibra de su ser. "No lo sé, Max. Cada día es como una lucha contra sombras que no puedo ver", admitió con sinceridad, buscando en la mirada de Max alguna respuesta reconfortante que hasta ahora había sido esquiva.

Max asintió comprensivamente. "Entiendo. Pero no estás solo en esto. Todos estamos aquí para ti", aseguró con determinación, deseando con todo su corazón que esas palabras fueran suficientes para aliviar la carga que Therius llevaba sobre sus hombros.

Mientras tanto, en el corazón del gremio, Atheria y Valentina estaban absortas trabajaban con destreza mientras sus mentes vagaban hacia el joven mago que había dejado una marca indeleble en sus vidas. "¿Crees que algún día lo veremos sonreír de nuevo, Valentina?", preguntó Atheria con voz quedada, su mirada perdida en el fuego que ardía bajo el caldero.

Valentina se detuvo por un momento, sosteniendo un frasco de esencia con manos temblorosas. "No lo sé, Atheria. Pero mientras haya vida, hay esperanza", respondió con voz suave pero firme, convencida de que el destino de Therius estaba ligado a algo más grande que el dolor y la pérdida.

En la academia, Iesel y Max se reunieron con Volter y Amaranta, La noticia del despertar de Therius resonó en los pasillos, llenando el ambiente con un aire cargado de emociones encontradas. "No puedo creer que finalmente esté despierto, pero... ¿cómo lidiaran con esto?", se preguntó Amaranta en voz alta, su rostro reflejando la incertidumbre que todos sentían.

Volter colocó una mano reconfortante en el hombro de Amaranta. "Lo enfrentaran juntos, como siempre lo han hecho", respondió con serenidad, recordando las numerosas veces que habían superado desafíos aparentemente insuperables como equipo.

De vuelta a la sede, Elowen y la bebé seguían siendo la luz que iluminaba los días oscuros de Therius. A veces, se sentaba junto a él en silencio, compartiendo momentos de tranquilidad que parecían penetrar más allá de las barreras erigidas por su amnesia.

Mis padres observaban con una mezcla de esperanza y temor, conscientes de que cada pequeño avance de Therius traía consigo la posibilidad de una nueva decepción. "Es como verlo aprender a caminar de nuevo", susurró mi madre una noche, mientras observaban cómo Therius jugaba con Calafell y Elowen en el jardín.

Mi padre apretó suavemente la mano de madre. "Pero lo hará. Con paciencia y amor, lo hará", respondió con voz serena, decidido a mantener viva la fe en un futuro donde Therius pudiera volver a ser el hijo y el hermano que todos añoraban.

Así, en el corazón de la sede y más allá de sus muros, la vida continuaba con sus altibajos. Cada día era un paso hacia adelante en el largo camino hacia la recuperación de Therius, un camino que todos estaban dispuestos a recorrer juntos, sin importar los desafíos que el destino les deparara.

Al final de todo ya habían pasado casi otros dos meses desde que therius despertó y con pesar lo tuvimos que sacar de la academia, incluso los Descendientes se apiadaron de nosotros y permitieron que siguieramos aquí.

Incluso Iesel dejo de visitar a Therius, dijo que ver a alguien que aprecia no la recordaba y que sin eso ella estaba perdiendo esperanzas en él, ella decía que trataría de seguir creciendo y que si el llegaba a recobrar la memoria, ella regresaría como una persona fuerte y digna de admirar.

El invierno ya había llegado hace un mes pero la nieve empezaba a cubrir los jardines de la sede. Y el examen de admisión en la academia concluyo sin problemas, Viola fue admitida y sus padres regresaron a Shira con buenos deseos hacia nosotros.

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