Después de casi una hora en las que Thorin pidió que mantuvieran estables a sus sobrinos para poder reunir el cofre con las gemas que el rey elfo había pedido pudo finalmente darle un cofre entero con esas piedras luminosas.
—Aquí tienes tu paga —refunfuño con desagrado mientras Dwalin le entregaba al guardia que estaba junto a Thranduil.
—Vamos entonces —señaló hacia la sala donde los dos príncipes descansaban. Su respiración se notaba que era lenta y débil, sobre todo en Kili, quien tenía un aspecto de muerte. Estaba pálido, irreconocible. Mientras que Fili jadeaba agónicamente, como si necesitara expulsar algo de su ser.
—¿Que sucede con Fili? —preguntó un poco alarmado Thorin mientras el resto de la compañía acompañaba a su rey durante este agónico y desagradable evento. Nadie estaba de acuerdo con darle esas gemas, sobre todo después de saber que Tauriel había muerto. Algunos, sobre todo Bofur y Oin habían doblado su voluntad ante la dama elfo que había salvado a Kili de una muerte agónica, pero a pesar de su desagrado con el elfo del bosque negro no podían abandonar la única salida para salvar a los príncipes.
—La espada que atravesó al príncipe ha dejado un residuo de veneno Morgul en sus pulmones es por eso que la recuperación será ligeramente dolorosa —casi se podía oír el suspiro de frustración de los enanos que sabían lo dolorosa que podía ser una de esas heridas, lo habían visto en Kili y como se había revolcado de dolor.
—¿Pero puedes solucionarlo? —pregunto Dwalin de manera poco amable, mientras que la sanadora elfo movía sus manos de un lado a otro pronunciando algunas palabras en lenguaje élfico. Sonaba como una canción, pero era difícil de descifrar lo que decía.
—Puedo, pero tardará en sanar —la sanadora respondió casi susurrando como temiendo decir algo incorrecto mientras la mirada de Thranduil estaba plenamente fijada en Kili.
—Tauriel, ella, sano a Kili de ese veneno —Bofur pidió de manera amable como si deseara que la doncella elfo estuviera en esa habitación en lugar del arrogante rey elfo.
—Eso era más sencillo, estamos hablando de que están comprometidos órganos internos —Thranduil se atrevió a dar una explicación. Nada lo llenaría de más satisfacción que dejarlos morir, pero quería recuperar sus gemas y asegurarse que no hubiera simpatía entre ambas razas.
—Athelas, necesitaran esto para la recuperación del príncipe —la sanadora les entrego un ramillete de yerbas, asi como una hoja con algunas especificaciones, pero eso simplemente duraría para un par de días, tendrían que ir a buscar más de esas yerbas.
—Seguramente podremos conseguirlas —Balin anotaba en una libreta las cosas que se debían hacer, no quería dejar nada al azar, menos si se trataba de los herederos de Erebor.
—¿Porque tú no brillas? —le pregunto tímidamente Ori a la sanadora de nombre desconocido, Kili les había comentado lo que había pasado mientras Tauriel le sanaba. Dolor y una luz brillante que lo cegaba.
—¿De qué hablas? —Thranduil prestó atención a lo que el enano de mirada amable estaba pronunciando.
—Tauriel, cuando ella sano a Kili ella brillaba o al menos eso es lo que Kili nos dijo —Bombur se atrevió a entrometerse en la conversación. Thranduil pensó por un momento en sus palabras tratando de entender si realmente Tauriel había llegado a unir su alma con el enano por medio de la curación,
—¿Estás seguro? —trató de quitarse las dudas, aunque de poco servía, porque tal unión no se daría nuca,
—Eso fue lo que Kili dijo —Oin le respondió un poco exasperado de que el elfo dudara de la veracidad de lo que le estaban contando. Thorin vio un pequeño cambio en la mirada de Thranduil y casi que temía preguntar de qué se trataba todo esto.
—¿Qué significa? —Dwalin pregunto en lugar del rey, quitándole un peso de encima.
—Eso no importa ahora —Thranduil no mentía, porque no importaba lo que sucediera, ya sea que Kili viviera o muriera no podría reunirse nunca más con Tauriel, pero si llamo su atención como un perfecto desconocido, de una raza inferior y salvaje, desde el punto de vista de Thranduil, había podido llevar a Tauriel a usar la magia élfica de sanidad la cual solo se utilizaba con la persona amada. No podía entender como logro ese enano ganarse ese derecho.
—¿Que le estas dando? —Thorin se percató que un nuevo brebaje se le estaba siendo administrado a Fili, él quería saber cada cosa que los elfos le dieran.
—Es algo para reducir el dolor, pero a la vez produce mucho sueño, necesita mucho descanso y nada que pueda estresarlo —la sanadora fue muy clara en la última parte de sus recomendaciones.
—Podemos solucionar eso —dijo Thorin con un poco de desdén, un poco ofendido, como si el no supiera que Fili y Kili necesitan descanso.
—¿Qué pasa con Kili? —Ori parecía ser el más preocupado por el descuido del que parecía ser el más cercano a la muerte. El rostro de Kili brillaba bajo la luz de las antorchas por el sudor y la palidez de su piel.
—No escuche tu juramento —Thranduil parecía haber propuesto desquiciar al rey enano recordándole sus exigencias. Thorin refunfuño cansadamente, pero no había vuelta atrás.
—Juro por el hacha y la sangre de Durin, que Kili, príncipe de Erebor y sucesor del trono no volverá a pisar el maldito bosque del magnífico rey Thranduil —algunos enanos rieron al escuchar el sarcasmo en la voz de Thorin, el rey elfo en su lugar lo miraba impasible con la frialdad en sus ojos.
—Mi sanador me informa de algo extraño, mucho de hecho y tal vez sea lo que lo mantiene con vida hasta ahora —la curiosidad atrajo la atención de todos los enanos.
—¿Qué es? —preguntaron todos al mismo tiempo un poco impacientes de que el elfo se demorara en dar las explicaciones.
—Tiene el corazón del lado derecho —explicó Thranduil mientras la sanadora le aplicaba Athelas en la herida de la pierna y murmuraba unas palabras en élfico. Kili gimió de dolor, pero inexplicablemente aún estaba en la inconsciencia.
—¿Del lado derecho? —Thorin no podía creer lo que estaba escuchando, sonaba más como una demarcación que como una buena noticia, pero su sobrino tenía esperanzas de vivir y eso era lo importante. Todos los enanos de la compañía estaban asombrados por la explicación del rey elfo, se susurraban el uno al otro un sinnúmero de cosas, pero la evidencia saltaba a la vista, Kili tenía una perforación justo donde debería estar su corazón, pero aun asi respiraba, con dificultad y débilmente, pero respiraba. Rápidamente Thorin inclino su oído sobre el lado derecho de Kili y sintió la débil pulsación de un corazón cansado.
—Puede ser algo hereditario, pero al parecer eso lo ha salvado de morir en el instante —todos escuchaban atentos las palabras de Thranduil, podía ser una persona repugnante, pero si se trataba de salvar a Kili podían escuchar lo que él tuviera que decir al respecto.
—Entonces porque esta tan pálido —Thorin le preguntó un poco angustiado por el aspecto tan debilitado de su joven sobrino. Aún tenían muchas cosas que hablar por delante. Pero si él podía vivir sería un gran comienzo.
—Depende de sus ganas de vivir, además que tiene una herida profunda de veneno Morgul que no está completamente sanada es un conjunto de males, su vida depende de el mismo —sonaba como una luz de esperanza, pero también como muchas probabilidades de que Kili se rindiera.
—Tauriel… —susurró tiritando por una nueva aplicación de Athelas, esta vez en la herida de su pecho, la sanadora estuvo a punto de susurrar un par de cosas a Kili, pero Thranduil le puso la mano en el hombro rápidamente.
—Déjanos —le ordenó con fiereza, mientras le recitaba unas palabras en élfico que hizo que la sanadora abandonara rápidamente la habitación ante la mirada atónita de los enanos que no comprendían lo que acababa de suceder. —Él tiene un pulmón perforado y varias heridas infectadas y lo que yo pueda hacer por el no cambiara si él no quiere vivir —trató de explicar Thranduil esperando que el nombre de Tauriel no se pronunciara, menos si el príncipe enano quería la presencia de Tauriel. Eso restaría sus probabilidades de querer vivir.
—El querrá una vez que vea que Fili vive —Bofur dijo de manera concluyente como si eso fuera lo único que le importaría a Kili una vez que el despertara. Él había visto el arrojo de sentimientos antes de partir de la ciudad del lago.
—Sería bueno hacer venir a Dis —Dori trató de dar un par de ideas, pero a Thorin no le pareció una buena idea.
—Bromeas, con todos los orcos merodeando sería un peligro —recriminó el rey a las palabras de Dori.
—Pero el necesita… —Nori trato de reforzar la idea de Dori tratando de convencer al rey, pero Thorin también había pensado en eso antes, pero rápidamente se había desanimado, no era un lugar seguro, al menos no aún.
—Lo sé, pero que prefieres ¿decirle que mandaremos a traer a Dis y que una horda de huargos los destrozo en el camino? —la frialdad de sus palabras sonaba lo suficientemente convincentes como para cesar cualquier intento de dar cabida a esa idea.
—¿Que le has hecho? —Dwalin frunció el ceño cuando vio que Thranduil puso una mano sobre la herida en el pecho de Kili y un pequeño resplandor se dejó ver.
—La sanidad no es mi especialidad, pero le he dado un poco de energía élfica, debe servir para que se recupere de la perforación en el pulmón, enviare a mi sanador para que los ayude a trasladarlos a sus habitaciones, de preferencia juntos, asi como los remedios que cada uno debe beber —todos asintieron esperando a ver si había algo más que el elfo quisiera decir.
—Gracias —dijo Thorin a regañadientes, hizo un asentimiento con la cabeza el cual fue devuelto de manera rápida por Thranduil.
—Aquí termina mi parte del trato, si algo más surge —dejo sus palabras flotando en el aire.
—¿Algo como qué? —pregunto Oin un poco desconfiado de que el elfo no hubiera hecho el trabajo completo.
—Una complicación, envía un mensajero por mí, mi parte del trato es que vivan y pienso cumplirla, espero que honres tu palabra —dijo con determinación en sus palabras buscando la mirada de Thorin. El cual guardó un momento silencio antes de responder.
—Lo haré —el pago de las gemas ya estaba hecho. Y luego de que Kili se enterara de lo de Tauriel no sería del todo difícil mantenerlo lejos del Bosque Negro, eso y que el honor de Thorin estaba en juego por su juramento.