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Chapter 32 - Acercamiento II

3 MESES DESPUES

PIPER

Habían pasado más de 3 meses después de que Percy me llevara a recorrer las grandes montañas en Grecia que eran la morada de los espíritus de las montañas llamados Ourea. No había sido fácil conversar con cada uno de ellos, pero Percy y yo dimos una muestra de poder primordial para que prestaran atención a lo que teníamos que decir. Nos quedó claro que Nix y Érebo tenían a Gaia de su lado si es que estaban tan interesados en tener el control total de toda forma de fuerza terrestre y dominar a Olimpo morada de los dioses. De la poca información que pudimos recabar porque eran seres de pocas palabras fue que el mismo campeón de los primordiales les había visitado con una amenaza de destrucción sino se unían a la cruzada de Érebo y Nix. Percy les juró por Caos mismo que reuniría el poder primordial completo de Caos y Orden para no permitir que la paz fuera robada de la tierra y que resguardaría sus dominios para que pudieran seguir existiendo. Ellos ofrecieron mantenerse neutrales hasta que Percy obtuviera el poder que decía en ese momento entrarían en la guerra a nuestro favor. Percy acepto eso, era lo único que pedía de ellos una oportunidad.

En muestra de buena fe Oreo nos mostros algo que no esperábamos, mucho menos Percy quien se quedó impactado con lo que estaba viendo. Nos mostró la nueva ubicación en América del monte Othrys donde en lugar de Atlas se encontrabas cargando el cielos. Eran las Parcas. Percy no había dicho nada por un tiempo, pero después empezó a hablar en lenguaje caótico maldiciendo a Nix y Érebo. Luego de nuestro viaje había reunido al equipo para contarles lo que habíamos visto y con quienes nos habíamos reunido, también comentamos que esto debía ser una venganza por la profecía que se había emitido como advertencia a los campamentos. No nos sorprendía la profecía que se había dado porque sabía que hablala de nosotros. Excepto por la parte de los 6 que se reunirán y la muerte del antiguo amor del amor de la sabiduría. No hablábamos de ello para no generar ansiedad en Percy, solo íbamos pensando en cómo las cosas se iban desarrollando. Pero todos sabíamos que Percy sería parte de esto de una u otra forma, aunque también Mark estaba dentro de esto.

Percy había mantenido un perfil bajo dentro del equipo mientras que todos nosotros nos encargábamos de organizar los entrenamientos, él puso mucho interés en los líderes de cabañas que ahora teníamos por partida doble, tanto griegos como romanos. Percy se quedaba horas extras junto conmigo para entrenar a los líderes del campamento junto sus padres piadosos, ambos sabíamos que necesitábamos que estuvieran plenamente sincronizados para que pudieran encargarse de los gigantes, titanes y monstruos mientras que nosotros nos encargaríamos de los primordiales y del campeón. Los dioses bajaron los ánimos tensos que tenían, luego nos enteraríamos que Hestia había tenido que ver en ellos, se había reunido con todo el consejo para decirles que no debían vernos como una amenaza porque estábamos aquí para preservar la vida del Olimpo y que no nos importaba apoderarnos de ello. Percy se había fastidiado con que Hestia se hubiera arriesgado nuevamente con los dioses, pero al final fue positivo para ello. Era gracioso ver a diosas como Deméter y mi madre usando armadura y entrenando. Lucy y Katie también estaban esforzándose para que sus madres que no eran precisamente guerreras se pusieran al día en cuanto a la destreza en combate.

Con respecto a las cazadoras, Artemisa no había dado su brazo a torcer y a Tyson no podía importarle menos, él se mantuvo al margen de todo concentrándose en el proyecto que Percy le había encomendado junto con los ciclopes que había rescatado del tártaro, había pasado 1 año para él desde que se había ido, trabajaban día y noche para poder surtir un arsenal completo para nuestro ejército de esas granadas que para la oscuridad que íbamos a experimentar serían de gran ayuda. Tenían una modificación que estaban enfocadas a iluminar de manera constante por un espacio de tiempo para que pudiésemos sobreponernos a la densa oscuridad que estábamos seguros usarían para frenar nuestros ataques, todo el ejército de Nix y Érebo estaban acostumbrados a la oscuridad y podrían moverse en ello, nosotros necesitábamos contrarrestarlo. Tyson vendría muy de vez en cuando para poder dar mantenimiento a los sistemas de seguridad que estaban montando con Beck y los hijos de Hefesto porque habíamos sentido presencias fuera de la barrera y Peleo había alertado de ello, la barrera los había resistido de tener un espía, pero Beck y Tyson pesaban que necesitábamos usar alguna clase de trampa para ver si podíamos atrapar a alguien.

Percy había pasado cada noche desde que volvió de hablar con Hestia fuera de casa, el solamente se despedía y se iba caminando por el bosque y no volvía de ese mismo lugar hasta la mañana siguiente donde entraba, tomaba una ducha, desayunaba con nosotros y pasaba todo el día entre entrenamientos, proyecto con Tyson, forja con Beck, más entrenamiento con los campistas, entrenamiento con dioses y líderes del campamento y en la noche hacía guardia por el contorno más alejado del campamento. Me preocupaba eso, porque yo lo veía irse cada una de las noches, había tratado de persuadirlo para que pudiéramos darle una mano con ello, pero siempre había dicho que nos necesitaba descansados para que pudiésemos llevar el entrenamiento cada día. Hubo varios días en que Hestia le acompañaba, al final nadie le contradecía porque mucho de Percy había cambiado, ya no se trataba de aislarse de nosotros o rehuir de nuestra compañía, sino de una precaución, algo real que podía estar sucediendo en las inmediaciones del campamento. También había autómatas en guardia por toda el área de las cabañas.

Esta noche era diferente, no iría a dormir, acompañaría a Percy, aunque se negara. Ya casi todos se habían ido a sus cabañas, Beck había activado la mayoría de autómatas, aunque ellos no reaccionaban a nosotros, solo al resto del campamento. Empecé a caminar hacia por el borde del campamento, viejos recuerdos de mi tiempo aquí surgían a medida que caminaba, eran muchos recuerdo como cuando gané el ser líder de cabaña. Mientras caminaba, sentía la necesidad de bajarme la capucha y respirar el aire sin ocultar nada, pero todavía no era el momento. Solo ver como mi madre miraba a Jason y lo hacía esconderse de entre la multitud era gratificante. Su puesto de pretor no iba a regresar, eso al menos me daba tranquilidad, no a costa de mi orgullo. Con Percy habíamos convenido no provocar más enfrentamientos luego de sanar a Mark y Annabeth por el bien del campamento, necesitábamos un frente unido y no darle a nadie un motivo para un potencial traidor, la profecía hablaba de eso por lo que no queríamos dar ninguna opción.

Sentí un par de presencias a mi alrededor, presencias poderosas y me puse en alerta. Rápidamente saqué Riptide y cree 2 sombras revestidas de fuego y giré con fuerza para encargarme de quien sea que estuviera siguiéndome, de un tajo limpio me encargue de una de una de las presencias, que eran sombras y mis dos sombras se encargaron de la otra, pero no terminó aquí porque sentí en el aire una presencia que estaba a punto de cargar sobre mí, chasqueé mis dedos y aparecí unos metros atrás y me lance hacía adelante con mi espada y mi fiel Katropis, su espada y la mía chocaron y nos quedamos mirando por un momento.

—Percy, que demonios —susurré y bajo su espada rápidamente.

—Piper ¿Qué haces aquí? —también susurró, me tomó del hombro y empezó a revisar si estaba herida en alguna parte. Inmediatamente hice desaparecer la sombra que quedaba de pie.

—Vine a ver cómo iban las cosas —negó con la cabeza mientras empezaba a avanzar.

—Todo está bien, debes ir a descansar —no podía simplemente quedarme atrás.

—No me hará daño patrullar un poco —se detuvo mientras se quedaba en silencio, sabía que estaba buscando un argumento para mandarme a dormir. —Ni pienses que puedes obligarme a dormir —se giró mientras enfundaba su espada.

—No estaba pensando en ello —dijo susurrando.

—Que bien, entonces vamos —empecé a caminar, pero me detuvo.

—¿Tengo otra opción? —negué rápidamente. —En ese caso, vamos a revisar una trampa activada —se había rendido de convencerme.

—Suena como una buena idea —empezamos a caminar sin un rumbo fijo.

Caminamos en silencio, sin siquiera suspirar como para intentar entablar una conversación. Percy había estado volviendo a la normalidad poco a poco, pero seguía siendo reservado, ya no tenía más esos episodios en que huía sin decir nada y se recluía sin más. Ahora solamente estaba en silencio haciendo cosas por el campamento y cuidando de nosotros. Llegamos a la sección más lejana del campamento, era un descampado con menos arboles de lo que me gustaría ver, Percy puso su mano delante de mí para detenerme y hablo a mi mente "delante hay una trampa, escucha", me concentré y empecé a escuchar el susurró de la respiración agitada que en el silencio de la noche se escuchaba. Empezó a hacerme señas con la mano para que avancemos uno para cada lado. Dentro de la trampa había una furia que tenía una red de bronce celestial encima dentro de una fosa profunda. Cuando nos vio empezó a gritar enfurecida, en medio de la noche se escuchaba aterrador para cualquiera, no para nosotros, haber entrenado con Ananké había llevado nuestras mentes a un nivel superior con respecto al miedo. Bajamos a la fosa y de un solo golpe de espada Percy abrió un espacio para que entrásemos. La furia chillaba delante nuestro, pero sin atreverse a lanzarse sobre nosotros ya que tenía las patas enganchadas en cadenas de bronce celestial.

—Debemos mantenerla con vida —me susurró, supongo que Percy tenía razones para interrogarla.

—Supongo que un par de preguntas no le harán daño —casi podía adivinar que esta furia no hablaría.

—No pienso hablar —su voz era maldad pura, estos monstruos cada vez renacían con una maldad superior.

—Eso vamos a averiguarlo —dijo Percy acercándose sin miedo a ser atacado por las alas llenas de garras de la furia. Todo el equipo en general había ganado un espíritu inquebrantable que nos hacía encarar las cosas sin el más mínimo de los remordimientos y sin ningún temor. Pero aun así podía sentir que la pulsera de Percy vibraba ligeramente.

—Creo que deberías hablar por tu propia voluntad, él tiene algunos trucos debajo de la manga que harán que desees no haber caído en esta trampa —la furia siseaba con determinación sin atreverse a atacar.

—Lo que sea que puedas hacerme no es nada comparado con el campeón —aleteó tratando de intimidar a Percy, pero no funciono por saco una de sus dagas y clavo una de sus alas contra la tierra.

—Sabes, tengo curiosidad sobre ese campeón —escuchar de un campeón sin nombre ni rostro era sin duda una buena información necesaria.

—La oscuridad es su estado natural, no hay nada que le detenga —Percy resoplo, no estábamos impresionados por ello. Me señalo con el dedo y le susurro que casi no pude escuchar. Casi.

—Bueno ves a esa hermosa chica, a ella tampoco la detendrá nadie —me sentí un tanto avergonzada por lo que acaba de decir, pero no tenía tiempo para esas cosas. Supongo que Percy se dio cuenta porque presionó la otra daga sobre la furia para que se centrara en el dolor antes que en el comentario.

—No han conocido oscuridad ni maldad como la que Nix y Érebo han depositado en él —sabemos por regla general que la maldad no conoce de límites y que nosotros tendríamos que estar al nivel que se requería para no detenernos ante ellos o cualquier circunstancia que se presente.

—¿Quiénes están de su lado? —pregunté mientras me acercaba con Katropis en mano.

—No hablaré —escupió literalmente cada palabra.

—Creo que no necesitas esa ala —dijo Percy y demore nada en empezar a cortar lenta y dolorosamente su ala, se retorcía sin emitir sonidos de dolor, pero podía sentir como temblaba bajo mi cuchillo.

—No… no pienso hablar —susurró.

—Te dije que ella no se iba a detener —la mira asesina de la furia se dirigió hacia mí.

—No tenemos miedo de ustedes —no estaba con ganas de escuchar su charla improductiva.

—Deberían —susurró Percy clavando una daga en su otra ala. —Veamos cómo te vez sin la otra ala —esa vez fue el quien corto la otra ala dejándola clavada gimoteando de dolor.

—Grrrrrrrr… él les hará vivir los horrores más grandes —Percy se acercó a la furia sin ningún temor de alguna mordedura o patada, la furia murmuraba cosas que no podíamos entender.

—No me hables de horrores, he visto lo peor de este mundo —le dijo mientras retorcía las dagas en sus alas. La furia empezó a olerlo en la parte donde Percy tenía su herida y empezó a reír asquerosamente.

—Fobosssss — Percy no retrocedió. Me sentí asqueada de la forma en que se burlaba de Percy.

—Creo que no tienes nada más que decir —le dije poniendo mi mano sobre su hombro. Sentí que se estremeció en mi toque y su pulsera vibraba más que nunca.

—Ellos vienen y todo esto ardera —Percy saco sus dagas y la furia se derrumbó al suelo mientras se arrastraba para ponerse a salvo.

—Ahora que hablas de arder —tenía en mi mano las llamas de Hestia en alta concentración, Percy me detuvo y formo fuego en su mano y le agrego una llama negra, se volvió una llama purpura intensa que hizo que la furia chillara de terror y se la arrojo en toda la cara, empezó a gritar de agonía que se escuchaba tan fuerte que tuvimos que tapar nuestros oídos. Después de unos minutos estaba disolviéndose lentamente, pero en un polvo gris que parecía ceniza.

—Creo que se te paso la mano —le dije mientras pateaba los restos de ceniza.

—Descuida, ese monstruo no va de regreso al tártaro —ladeé mi cabeza en interrogación. —Esas llamas tienen el mismo efecto que una espada de hierro estigio —me asombre de ello, pero luego Percy había pasado mucho de su tiempo en probar fusiones, ataques y nuevas cosas para potenciar sus poderes, yo también tenía mis secretos, pero aún no era momento de revelarlos. Caminamos un buen rato y la luna ya estaba en su punto más alto cuando se detuvo frente mío y se sentó a la sombra de un frondoso árbol invitándome a unirme a él.

—Hace mucho que no hacíamos esto —suspiró mientras miraba la luna con un toque de nostalgia.

—Ha pasado un tiempo —le dije chocando su hombro con el mío, respondió el gesto, había pasado mucho desde ese gesto que teníamos entre nosotros. —Creo que no sabía cuánto ha pasado hasta hace un momento —sentía que había pasado una vida entera desde nuestro último momento cómodo juntos.

—Lo siento —su voz era sentida y llena de significado.

—No hace falta —le respondí rápidamente. —Estamos aquí… ahora —volví a chocar mi hombro con el suyo de manera juguetona.

—Aquí y ahora —susurró con un tono feliz. —Se acerca el tiempo en que vamos a tener que pelear sin parar —sabía a qué se refería, teníamos muchas cosas en mente, salvar a las Parcas era una de ellas. Hacer volver a Grover estaba dentro de las mías. Hacía 1 mes que no había llegado ningún nuevo semidios, por lo que empecé a preocuparme, Tyson había hecho tratado de contactar, solo había logrado obtener unos cuantos segundos de comunicación. Percy nos había dicho que por experiencia cuanto más al norte del país se está más difícil es mantener la conversación.

—Si, también puedo sentirlo —respondí con un toque de seriedad. Habíamos entrenado tanto tiempo para esto y ahora llegaba el momento en que tendríamos que defender el campamento y la era de los dioses.

—Cuando ese momento llegue quiero que me prometas algo —se giró y saco su capucha ligeramente, casi podía ver su rostro, estaba serio.

—Solo si también puedes prometerme algo —susurré a lo cual asintió.

—Prométeme que protegerás al equipo, sobre todo —el tono de su voz era urgente, solo me dedique a escucharlo. —Todo el campamento depende de ustedes —en ello tenía razón, el campamento dependía de que estuviéramos allí para defenderlo. Ellos podían lidiar con monstruos, titanes y gigantes, pero primordiales y titanes tan oscuros como Kronos y Tártaro necesitaban del equipo.

—No sé a qué te estas refiriendo exactamente —Percy no dijo nada, solo se quedó mirándome esperando una respuesta. —Pero si es lo que pienso, prométeme que no tomarás decisiones por tu cuenta —me dio una media sonrisa chocando su hombro con el mío, ya lo habíamos hecho más que todo el tiempo que estuvimos en el Vacío.

—No importa que, nuestros caminos siempre se volverán a encontrar, de eso no tengo duda —lo dijo tomando mi mano, podía sentir su pulsera vibrar sobre mi mano, pero esta vez no la apartó, aunque si sentí que su mano se tensaba. Me quedé en silencio disfrutando de este momento, no sabía si íbamos a tener más momentos como estos.

—Ha sido un largo camino —soltó mi mano luego de unos minutos. Suspiró asintiendo.

—Se que no te lo he puesto fácil… nada salió como lo esperábamos —se notaba la tristeza en su voz, sabía que se estaba disculpando por todas las cosas difíciles que habíamos tenido que pasar todo este tiempo.

—No me quejo, ha sido una aventura en todo momento —esta vez fui yo quien estaba tocando su mano para que no se sintiera culpable de nada.

—Hemos logrado muchas cosas —su mano se estaba calentando, ya hacía frío, no es que lo necesitara porque ambos teníamos ese poder de mantenernos a buena temperatura.

—He llegado a nivel que no pensé poder llegar nunca, gracias a ti —susurré, me dio una sonrisa del viejo Percy.

—Eras tú, siempre fuiste tú —no sabía exactamente a que se estaba refiriendo.

—Gracias por confiar en mi —sabía que cualquiera del equipo estaba desde el inicio por encima de mí, pero el me eligió para poder estar a su lado.

—Bromeas, no hubiera podido llegar hasta hoy sino hubieras sabido que estabas cuidando de mi —su voz emocionada me emocionó también.

—También me hizo bien saber que estabas detrás mío —sentí en cada paso que el avanzaba que debía avanzar también para poder cuidar de él como también practicaba para cuidar mis espaldas. Disfrutamos en silencio de como avanzaba la madrugada, ya casi estaba por ocultarse la luna y fusionarse con la salida del sol, pronto tendríamos que volver al campamento. Se levantó y me tendió la mano para que me levantara, seguimos caminando de vuelta por el recorrido que ya habíamos hecho. En silencio cómodo mientras veíamos a algunas ninfas del bosque del campamento iniciar su día, no queríamos interferir y ellas aún seguían siendo tímidas y retraídas aun con los mismos campistas. Una vez que estábamos cerca de casa él se desvió para otro lado no sin antes mirarme.

—Hay alguien a quien quiero presentarte —su voz era tímida. —Organizaré todo, en la reunión de fin de año posiblemente —me quede muy curiosa de a quien quería presentarme, el corazón se me aceleraba porque no estábamos cerca del final del año y tendríamos una reunión especial para poder compartir, no sabíamos que pasaría después y el equipo quería darles a los chicos del campamento un momento memorable para estar todos juntos.

NARRADOR

La oscuridad espesa y aterradora se apoderaba de todo el salón, entre pequeños murmullos se distinguía la sonrisa malvada de los dos primordiales que estaban a cargo de esta nueva arremetida contra la paz y el orden que el Olimpo le daba a la tierra. Pero para ellos esa paz significaba estar condenados a estar el resto de sus existencias a las profundidades del tártaro.

El aire era pesado y dolía inhalar ese aire que parecía que traía consigo metales pesados que raspaban dolorosamente las fosas nasales, pero uno se termina acostumbrando luego de varios años en esas condiciones o al menos así lo había hecho el campeón de Nyx y Erebus. No había sido sencillo, no había sido un camino con ausencia de dolor, las marcas y heridas frescas así lo revelaban. Solamente ser elegido ya fue doloroso, porque no empezó con la muerte, sino que era un plan de contingencia planeado mucho antes y que se había llevado a cabo con el fin de su vida terrenal, todo para un fin aun superior, que ahora se estaba llevando a cabo, los primordiales estaban de pie, y el ejército preparado. El entrenamiento fue otra historia, pero no hubiera podido sobrevivir a eso sin las bendiciones de Nyx y Erebus, el solo hecho de pensar en ese momento fue suficiente para enviar un escalofrió por toda la espalda. Una de las experiencias más dolorosas que había tenido que pasar, solo si la sangre de sus venas empezara a trasportar esquirlas que rasgaban cada vaso y vena, quemando con cada bombeo del corazón mientras recorrían su cuerpo entero, no lo superaba, haciendo que se retorciera en el suelo sin poder ser aliviado, anhelando la muerte definitiva para no tener que soportar más ese suplicio.

La sensación de poder ilimitado aumentaba a medida que la energía de dos primordiales invadía cada fibra de su menudo cuerpo, poder… poder real fluía en él y era completamente capaz de usarlo sin reparo. Se sentía doblemente fuerte y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro mientras apretaba con fuerza sus puños. Por otra parte, nadie le dijo lo que sería entrenar con estos primordiales, entrenar de sol a sol, con una sola consigna: no fallar. Una de las mayores preocupaciones de los primordiales tenía nombre propio. Percy Jackson y para eso tenía que entrenar duro, muy duro en realidad, horas y horas de entrenamiento con dos seres en los cuales la paciencia y las buenas formas no tenían cabida y que solo eran reemplazadas por severos cortes y heridas y ser sometido a alguna clase de torturas para "endurecer" el espíritu de manera que sea inquebrantable para que pueda cumplir su misión sin fallar.

—Mi campeón —la voz de Erebus resonó en la cueva con potencia sacando al muchacho de sus pensamientos sombríos. Con una sonrisa orgullosa levanto la cabeza y se aproximó ante las deidades primordiales sin temer ni dudar, sabía el poder que se le había concedido y el motivo. —Infórmanos sobre la situación —estaban reunidos los primordiales lideres Nyx y Erebus, así como también Gaia, Tártaro, Kronos y Eros quienes eran los que comandaban todo este ejército contra el Olimpo y sus deidades.

—El ejército está listo —dijo con severidad mientras se paseaba bajo la atenta mirada de dichos primordiales quienes sonreían con arrogancia y felicidad de ver que finalmente se acercaba el tiempo de atacar. —La estrategia está trazada —como jefe de las fuerzas del grupo de primordiales era completamente capaz de trazar una estrategia completamente eficaz. —Perseo Jackson está muerto, así que…—todos asintieron con una sonrisa torcida.

—Será más fácil sin él en medio —rugió Kronos desde la esquina donde se encontraban algunos titanes que habían logrado regenerarse gracias a la intervención de los primordiales. Entre los titanes que estaban reunidos estaban Hiperión, Oceanus, Prometeo, Perses, Atlas y varios dioses como Deimos y Fobos.

—No estoy tan seguro en cuanto a fácil —dijo estremeciéndose un poco debido a que sabía cuan inoportuno podría ser dar noticias no tan agradables y las diferentes reacciones que esto podría provocar.

—¿Qué quieres decir muchacho? —con un tono peligroso Nyx mientras se acomodaba en su trono.

—En una de mis rondas, pude sentir presencias muy poderosas dentro del campamento —el campeón explicó con recelo. —Tal vez solo sea por la presencia de los dioses entrenando a sus hijos… o tal vez no, lo averiguaremos durante la batalla —respondió con determinación y dándole un énfasis de positivismo, lo último que necesitaban era más problemas.

—¿Qué noticias tienes de los Ourea? —Gaia preguntó con voz seria, como diciendo: no quiero malas noticias.

—Hable con los 9 espíritus de las montañas —el campeón dudaba porque sabía lo que tener a los Ourea significaba.

—¿Y bien? —pregunto Eros, siempre había sido el primordial que menos había aportado a toda esta cruzada, pero todos sabían que no era un enemigo que uno quisiera ganarse, porque era tan bueno como el mejor en combate.

—Ellos dijeron que se mantendrán neutrales —todos miraron al campeón con rabia.

—¡¿Qué?! —Nyx se levantó de un salto y en un abrir y cerrar de ojos tenía a su campeón suspendido en el aire mientras ella lo sostenía del cuello con determinación. —¡¿Neutrales!? ¡No existe tal cosa! —la furia en su mirada hizo bajar la mirada del joven campeón, quien no dudo en mantener la compostura. Nyx lo arrojo levemente de su agarre, mientras refunfuñaba con furia, porque uno de los aliados que podría ser determinante no estaría de su lado. Gaia también tenía una mirada furiosa, porque a pesar de que era parte de la tierra, no eran sus dominios y eso sería una ventaja para Olimpo y sus bastardos.

—Cambio de estrategia —susurró Erebus con odio, mientras apretaba los dientes. Todos se quedaron en silencio. Tenían que averiguar qué extrañas presencias había logrado detectar su campeón en ese maldito campamento.

NICO

Explicar cómo me sentí el día que descubrí que Sky era Thalia era imposible, sentí un remolino de emociones que se revolcaban dentro mío y que me hacían completamente inestable, me costaba mucho decir lo que quería decir, preguntar todo lo que necesitaba saber y me mente no podía entender como este momento surrealista me estaba pasando a mí, en medio de todo esto escuché en mi mente las palabras de Caos: No olvides. Me martillaban la cabeza, no recuerdo exactamente como hice para que no se me salieran las lágrimas, para no abrazarla y sobre todo como pude ser tan osado de sacarle la capucha sin su permiso. Las palabras se habían quedado pegadas en mi paladar y solo hice lo que pude hacer que fue darle un beso en mejilla, creo que también ayudo a que me recompusiera el hecho de que Lucy se había aparecido y me había sacado de mi trance.

Luego de ver el enfrentamiento de Tyson con Artemisa cada uno de nosotros se había ido por su lado ella entrenando semidioses y yo con Aetos y Thyra. Luego de eso solo miradas que se cruzaban y pase toda la noche pensando en todo lo que había pasado. Los días que siguieron a eso eran extraños porque cada que quería acercarme lo pensaba dos veces antes de hacerlo porque no quería que esto fuera una distracción y más de una vez me percaté que quería acercarse a mi cuando me terminaba el entrenamiento, pero los chicos siempre me buscaban para una u otra cosa y adicionalmente teníamos entrenamiento directamente con nuestros padres piadosos para poder sincronizar el entrenamiento que teníamos con ellos. Thalia no participaba de estos entrenamientos solo era con Thyra y Aetos, por lo que difícilmente volvía a verla después de ese entrenamiento.

Cada día que pasaba mi corazón me pesaba más y más. El descubrimiento de quien era Sky me estaba matando, tener que fingir no saber era aún más difícil, pero sabía porque tenía que hacerlo y eso me tenía intranquilo. Thalia también lo entendía mucho más después de ver como había terminado el encuentro entre Tyson y Artemisa, él podía darse el lujo de enfrentar a la diosa porque tenía una ventaja obvia sobre ella, Thalia no quería ponerme en una posición donde tuviera que hacer lo mismo que Tyson y yo había pensado mucho en ello en este tiempo no quería tampoco poner a Thalia en una posición difícil con Artemisa, ella había mostrado buena disposición conmigo por lo que no quería ser objeto de su ira, pero no dudaba ni por un minuto de lo que sentía por Thalia, pero no me atrevía siquiera tratar del tema o profesarle la naturaleza de mis sentimientos porque no quería que eso complicara las cosas. Ella tampoco me había dicho nada al respecto de lo último que habíamos hablado cuando murió aquel día.

No creo que ella lo supiera, pero yo seguía yendo a aquel árbol donde iba a pensar, porque me relajaba el hecho de tener un lugar calmado para mí, no iba al inframundo porque era un lugar un tanto deprimente, nunca se lo diría a mi padre, pero este lugar era un lugar de paz. Sentí que alguien se acercaba y pensé por un momento que era Lucy, pero no fue asi, casi era la hora en que tendría que volver a mi cabaña.

—Con que aquí estás —su voz ahora era inconfundible para mí, habían pasado tantos años, pero después de saber quién era siempre que la escuchaba mi cabeza a veces volteaba de manera instintiva.

—No sabía que me buscabas —le respondí con un fingido desinterés. Ella solo se me acercó un poco más.

—¿En qué estás pensando? —hice una cara pensativa, seguramente era momento de hablar esto de una vez por todas.

—Pensando sobre en que estabas pensando para no decirme quien eras desde el comienzo —ella se quedó quieta por un momento y luego giró su cabeza hacia mí, casi podía adivinar que estaba sonriendo de manera burlona.

—Tres meses después piensas en eso —asentí devolviendo una sonrisa irónica.

—No es como si hubiésemos tenido tiempo de hablar… aparte del hecho que pareces ignorarme —ella miró a todo lado antes de bajarse la capucha su mirada era de fingida indignación.

—¿Perdón? Siempre eres tú quien sale corriendo de tu entrenamiento y siempre pareces tener una u otra cosa en tu apretada agenda —no podía creer que me estuviera recriminando que tuviera que entrenar, no tenía tiempo para otra cosa, Thyra y Aetos nos tenían asolados de entrenamiento para todo.

—No puedo creerlo… siempre pareces ser tu quien escapas de mi mirada y no creas que no he notado las veces que Silena, Zoe y Beck te han cubierto cuando pregunté por ti —visiblemente se puso nerviosa, dudando de cómo responder.

—Sobre eso, tenemos muchas responsabilidades adicionales al entrenamiento —parecía estar justificándose y no podía dejarlo pasar, no esta vez.

—En ese caso, perdón por incomodarte con mi interés —dije haciendo una pequeña reverencia y emprendí mi camino a mi cabaña, pero ella me detuvo presionando mi brazo.

—Hey no se trata de eso —susurró con algo de timidez. Luego me di cuenta que era fingida porque después sonrió con descaro. —No vengas con engreimientos —resoplé, no podía creer que me estaba diciendo eso.

—Eres increíble, Thalia Grace —le dije con sarcasmo.

—Eso me dicen a menudo —sonrió mientras soltaba mi brazo y me invitaba a sentarme a su lado.

—Se trata de no querer hacer las cosas más difíciles para ti una vez que Artemisa sepa quién eres —era todo verdad no quería ni imaginar el revuelo que haría si es que se entera que sus dos ex tenientes se encuentran vivas y ambas no quieren saber sobre volver a la caza y más ahora que sus cazadoras estaban cegadas.

—Excusas —me replico con desgano. No podía dejar que me desestimara.

—¿Entonces quieres que actúe de manera precipitada? —me acerque rápidamente poniendo mi cara cerca de su rostro, ella no retrocedió, pero claramente podía ver que estaba ansiosa por la situación y sus mejillas se sonrojaban.

—No… no dije eso —era un Thalia que me agradaba, era algo que yo podía provocar, aunque si era sincero también temblaba por dentro, pero con todo lo que mi mente y espíritu habían meditado sobre ella durante todos estos año me contenía lo suficiente como para no titubear.

—Vuelves a balbucear —ella solo negaba y no decía nada. —Me gusta esta costumbre de verte nerviosa —ella dejó a un lado sus mejillas sonrojadas para poner una mirada asesina.

—¿Nerviosa? Soy campeona de Urano. Nada me pone nerviosa —su determinación era de otro mundo una confianza en como lo decía, sabía que lo que iba a decir la iba a bajar.

—Vamos a probar mi punto cazadora —su rostro se desfiguro en una seria mueca.

—No me digas así —es como si de un momento a otro el ambiente se enfrió. —Mataste el ambiente —se puso su capucha nuevamente, sabía que iba a escapar porque formó un portal.

—Espera, espera —quise tomar su brazo, pero se zafo de mi agarre. —Bueno creo que alguien no tiene sentido del humor —resoplé con cansancio, sabía que iba a bajar todo el ánimo por el contexto que vivíamos, pero no pensé que fuera para tanto. Volví mi cabeza para encontrarme con una Lucy de pie mirándome con detenimiento.

—Nico ¿con quién hablas? —negué mientras buscaba una explicación, pero no hacía falta.

—Oh, nadie, solo hablaba solo —ella me dio una ligera sonrisa mientras me hacía una seña para que le siguiera.

—Bueno, Thyra y Aetos te están buscando —me dio curiosidad por la hora en que me estaban buscando, pero supuse que debía haber algo urgente para ello.

—Bueno, vamos entonces —caminamos en silencio, pero vi llegar a la Casa Grande a Artemisa y Phoebe, por otro lado, llegó también Reyna. Dentro de la Casa Grande estaban Dionisio, Quirón, Thyra y Aetos revisando un mapa lleno de puntos marcados lo que pude ver era la parte norte del país, era momento de una misión.

—Lo que van a escuchar es mejor que no lo sepa el resto para evitar cualquier pánico innecesario —dijo Dionisio mientras Thyra y Aetos susurraban entre ellos.

—Como saben, Atlas atacó el campamento Júpiter hace unos años, nunca se investigó como salió de su prisión y quien toma su lugar. Las Parcas fueron secuestradas y puestas a cargar el cielo —fue Quirón quien dio esa noticia.

—Imposible —susurró Reyna y creo que a todos nos recorrió un escalofrío porque nuestras vidas más que nunca corrían peligro.

—También Delfos ha sido capturado —todo estaba pasando como aquella vez hace tanto años, estábamos a ciegas con respecto a cómo sucederían las cosas.

—¿Cómo tendremos nuevas profecías? — todos empezamos a balbucear cosas yo mantenía mi mirada en los campeones de Caos que tenían una conversación aparte.

—Tiene que ver con que con la última profecía fuimos alertados, quieren evitarlo —Artemisa intervino con una Phoebe que estaba absorta en sus pensamientos.

—No es lo único, Poseidón reportó que antiguas criaturas marinas han sido despertadas usando profundos terremotos que han estado fastidiando las profundidades marinas —eso ya estaba siendo un patrón de parte del enemigo para tenernos ocupados por todos lados.

—Están atacando por todo lado —susurré y Quirón asintió.

—También sabemos que está destilando sangre de las puertas de la muerte, que actualmente están ubicadas al norte del país, lejos de la influencia de los dioses —la cara de Artemisa era una mueca desagradable.

—Thanatos debe haber sido aprisionado —agregué porque él era el guardián de dicha puerta y nada entraba o salía de allí sin su permiso.

—Por ultimo y no menos importante Grover y Gleeson Hedge perdieron contacto cuando se encontraban buscando a hijos de Aura[1], Eos[2] y Circe[3] que estaban apostados en el estado de Washington —me preocupé por eso, sabía de la misión de los sátiros para poder traer a todos los semidioses al campamento ya sea que pudieran o no pelear pero que estuvieran a salvo con nosotros.

—Su misión es ir a buscarlos para traerlos a casa —habló Thyra con un pensativo Aetos. Sonaba como una misión sencilla, pero aventurarse al norte era estar expuesto a que tus poderes naturales fallaran y dependía exclusivamente de tu habilidad para sobrevivir. Tenía una gran duda en mi mente, pero no sé cómo la deje salir de mi cabeza.

—Con todo respeto me siento un tanto abrumado de ir rodeado de mujeres… sin ofender —todas me miraron con ganas de asesinarme y Artemisa dio una risa burlona.

—No me hace ilusión ir contigo tampoco —respondió Phoebe.

—Hubiera sido una misión para Artemisa y sus cazadoras, pero ellas están… fuera de servicio —dijo rápidamente Aetos a los que Artemisa giró su cabeza con rabia.

—Solo porque no quieren resolverlo —le respondió con odio.

—Artemisa, ya sabes cómo resolverlo —suspiró Thyra.

—Nunca, eso nunca sucederá —nadie dijo nada por un momento hasta que Aetos rompió el silencio.

—En ese caso Nico estarás a cargo de esta misión, Artemisa va como un apoyo para trasladarlos de vuelta al campamento en cuanto estén dentro del rango para que use su poder —tragué saliva mientras Artemisa y Phoebe me miraban con desconfianza. Reyna me dio una sonrisa de compasión.

—No pienso ir a una misión bajo el mando de un hombre —Artemisa le dio un asentimiento a Phoebe.

—No fue una pregunta —respondió Thyra luego agregó. —Si quieres puedo poner a cargo a Tyson —la cara de rencor era terrible y Reyna y yo no pudimos evitar sonreír.

—Les daré las direcciones donde prevemos se pueden encontrar —dijo Quirón mientras me entregaba un file lleno de fotos y documentos. Abrí la carpeta y empecé a ver, eran como 10 semidioses más Grover y Gleeson, sería un grupo importante que estaba perdido.

—No abusen de la curiosidad —increíblemente fue Dionisio quien nos advirtió, tenía su mirada fija en mí.

—Nico, tú sabes lo que puede pasar allí —me di advirtió Quirón. Asentí y Artemisa también me dio una mirada de reojo.

—Deberíamos revisar que está pasando allí —dijo Phoebe, pero Thyra negó rápidamente.

—Estoy seguro que los que van a rescatar tendrán mucho que decir sobre los planes del enemigo —Dionisio respondió no dando lugar a una réplica, desde que había estado entrenando con todos los dioses se había vuelto un poco más concienzudo, aunque no faltaban su "accidentales" fallos en los nombres.

—No podemos permitir que ellos tengan ninguna "moneda de cambio" que nos pueda perjudicar asi que debemos priorizar tener todos a salvo —sentenció Aetos, creo que fue en lo que todos estaban de acuerdo.

—Necesito alguien más —me encontré con un pensamiento que no pensé que podría suceder y me odié un poco por eso, pero me fue sencillo aceptar ese pensamiento por mi reciente descubrimiento de que Thalia estaba viva. —Llevaré a Jason, siento que sus poderes sobre las tormentas pueden servir —el silencio fue sepulcral y hasta Quirón me miró con un poco de desconcierto, junto con Mark y Annabeth eran lo más despreciados del campamento, aunque se había vuelto menor la aversión hacia ellos con el pasar de los meses.

—No, esa escoria no —susurro con total desprecio Artemisa y podía entender el porqué, pero también sentí que sería una total sorpresa cuando supiera de Thalia.

—Lo necesitaremos —dije tratando de encontrar comprensión y me encontré con una Thyra que me dio el ok necesario.

—Llévatelo, pero debes protegerlo de cualquier daño, ya sabés hijo de Zeus —me advirtió jocosamente.

—Supongo que también puedo ser niñera —resople con cansancio iba a ser todo un desafío.

—Salen mañana a primera hora, deben buscar a Beck y Tyson para llevar equipo especial —la cara de Phoebe fue un poco de terror, pero la de Artemisa era desprecio puro y duro.

—Nosotras no necesitamos más que nuestros cuchillos y arcos —Aetos negó con la cabeza y solo se despidió y salió de la habitación. Thyra se despidió de Quirón y Dionisio antes de dirigirse a mí.

—Nico, quedas a cargo —dijo dándome un golpe en el hombro. —Los acercaremos hasta Olympia mañana —luego también desapareció de la sala.

—Creo que debemos preparar el equipo. Nos encontramos frente al cuartel de los campeones de Caos al amanecer —Phoebe trató de decir algo, pero Artemisa la frenó, asintió y salió sin decir nada. Miré a Reyna y supimos que primero debíamos ir con Beck y Tyson para ver que tenían para nosotros.

TYSON

Muchas cosas habían cambiado para mi desde que Percy me había dado el proyecto junto con los otros ciclopes, teníamos una labor entretenida, pero ardua. Casi no podía saber exactamente cuánto tiempo pasaba para mí y para el resto del campamento, y a veces sentía un jet lag terrible, pero nada que una buenas horas de sueño no solucionaban. Hacíamos diferentes tipos de granadas, después que Percy vio lo que podían hacer no quiso detenerse en las que yo había hecho sino en otras funcionalidades como iluminar en medio de la densa oscuridad, teníamos nuestra arena para recrear ese tipo de situaciones para nuestras pruebas, había tenido que buscar a Silena más de una vez para poder curarnos porque nuestros experimentos habían salido mal. Caos ayudo y mucho con el sintetizar el poder de los primordiales para poder contenerlos en las esferas, le pareció un buen plan, aunque no fue muy feliz cuando supo cómo la había usado en primer lugar, pero nuestra idea era que lo usaran los lideres semidioses como herramientas para ganar ventaja, tiempo y en el peor de los casos para poder cubrir una retirada que esperábamos no fuera necesaria

También trabajamos con Piper para poder generar granadas incendiarias con el poder Hestia, servirían para poder rodear al enemigo y poder acorralarlos de tal manera que no se retiraran sino acabar con ellos. Solo los capitanes y ellos tendríamos la versión que contenía la mezcla con energía de Caos que hacía arder enemigos de la manera más despiadada posible e incineraba su esencia para que no volvieran al tártaro. Con Thalia hicimos algo sin duda espectacular porque con la granada que contenía su poder debíamos activarla agitándola para que los átomos de energía empezaran a estrellarse uno contra otro y acusar una reacción en cadena que al explotar lanzaba esquirlas cargadas de electricidad, capaz de cualquier cosa, no nos atrevimos a probarla en seres, pero con las rocas simplemente fue fatal.

El trabajo era arduo y cada día avanzábamos con el arsenal que pronto estaría en tierra para el uso de los semidioses y de nuestro ejército. Me dedicaba a entrenar con el ejército cuando pasaba mis días de semana en el Vacío y cuando iba a la tierra para estar con el equipo me concentraba en enseñar a los hijos de Hefesto y cualquiera que quisiera aprender el oficio sobre los avances en forja de armas y cualquier objeto, los ciclopes ayudaron mucho con ello, también para poder crear refugio para la gente del campamento Júpiter y semidioses que no estaban en edad de pelear, pero que estaban con nosotros para estar a salvo y no ser presa de las hordas de Nix y Érebo. Juniper, la novia de Grover había ayudado con crear un lugar en lo más espeso del bosque donde pudieran refugiarse la gente que no pelearía. Era parte del entrenamiento saber cómo evacuar a la gente para que estuvieran a salvo.

No había vuelto a cruzar palabra con Zoe desde ese día, solamente una mirada o asentimientos sobre cosas que debíamos hacer. No sentía ningún rencor por ella, pero ya no tenía la necesidad de mirarla o saber sobre ella, solamente me concentraba en lo que tenía que hacer y en el bien del equipo. Muchas veces me había tocado entregar cosas a su equipo de entrenamiento y necesitaba que me confirmara las cosas y todo era una plática ligera y sin ningún toque de nostalgia y agradecía que fuera así porque no quería ni pensar en que podría decirme luego de ese día. Tampoco me hablo sobre lo que había pasado con las cazadoras ni para pedirme que ayudara a sanarlas, por más que muchas veces vi a Artemisa acercarse a ella para hablar, pero siempre pasaba de mí, eso me hacía sentir tranquilo. Siempre me consideré un ser pacifico, pero no quería tener que aguantar las insolencias de Artemisa.

Entonces llegó el momento que sabíamos que llegaría, el de tener una misión fuera del campamento, ya Percy y Piper habían incursionado fuera para poder hablar con los Ourea y asi también se enteraron quienes estaban sosteniendo el cielo en lugar de Atlas. Con las Parcas prisioneras, el destino era incierto, con Delfos tomada no habría guía para lo que estaba por venir, eso solo nos dejaba movernos y tratar de recuperar lo más apremiante.

Todos teníamos un papel que cumplir, pero Beck y yo no saldríamos del campamento porque seríamos lo que nos encargaríamos de cuidar que todo estuviera a salvo. Tampoco es que ninguno de nosotros fuera a entrar en batalla, pero si supervisaríamos las misiones para evitar que seres superiores se aparecieran en medio y causaran problemas. Silena iría con la misión de Nico, Zoe iría en misión solitaria con Poseidón, Tritón y Mark para poner a dormir nuevamente a las criaturas marinas que se habían despertado, pero no contábamos con fuera una misión sencilla en principio, sin embargo, eran los único con dominio sobre el agua que no fueran Percy, Piper y yo, por obvias razones ninguno de nosotros queríamos tener nada que ver con una misión con Poseidón y Piper estaría en otro lugar de suma importancia. Deberíamos elegir nuestras misiones para nuestra conveniencia no para darles un motivo de enfrentarnos. No queríamos que los campistas se expusieran sin un buen motivo sobre todo porque las misiones eran en lugares complicados.

—Tyson ya vienen los clientes —escuché la voz de Beck y salí del fondo con las cajas que tenía para cada uno de los 3 equipos. Estaban de pie Mark, Reyna y Nico.

—Bienvenidos al bazar de Tyson y Beck o Beck y Tyson —Beck se rió un poco.

—Vamos en orden, misión de Mark —me disgustaba tener que ver a ese hijo de Poseidón, pero Percy había querido que lleváramos la fiesta en paz para evitar cualquier caso de traición desde adentro.

—Veamos… estira tu brazo —Mark me miró con recelo, pero finalmente estiró su brazo.

—¿Qué me estas poniendo? —le coloqué el artefacto y lo activé.

—Es un dispositivo que sirve para disparar granadas de ondas expansivas, te servirá para usarlo dentro del mar —le explicó Beck mientras yo terminaba de configurarlo.

—¿No puedo tener un arco como el de Zoe? —no podía darle algo como eso porque eso era un poder propio de Hydros.

—Creo que no tenemos eso para ti —le dijo con fingida tristeza Beck. —El siguiente —Mark se quedó revisando su muñequera. Quizás lo menos espectacular era del arsenal, pero valdría la pena.

—Nico y Reyna —ambos me dieron una sonrisa, me agradaba Nico, no había hablado mucho con reina, pero los romanos respetaban a los ciclopes.

—Siento que su misión les va a traer muchos inconvenientes para transportarse —Nico me dio una mirada de pesar, su misión en termino de accesibilidad parecía ser la más difícil. —Esto les ayudará a poder transportarse por la nieve —le entregué dos tablas deslizadoras a cada uno, eran tablas magnéticas en los que podían llevar un acompañante. Habíamos trabajado en el material y el peso para que fuese sencillo de transportar y tenía una tecnología especial de mejora en el centro gravitacional para que cualquiera pudiera montarse en ella y usarla sin temor a caerse.

—Se ve como algo útil —dijo Reyna luego de escuchar la explicación, Nico por otro lado examinaba la tabla

—Si tienen algún herido pueden ampliar la superficie con este botón para algún herido, pero deberás engancharlo de cada lado para que lo puedan guiar —quedaba como una mini camilla que debía ser guiada por dos del equipo. —Supongo que no vendrán las cazadoras y Jason asi que lleven unos adicionales —Nico estaba por recibir el equipo adicional cuando apareció el resto del equipo.

—No hará falta —cuando escuché su voz me tensé ligeramente, pero no pensaba retroceder ni un centímetro.

—Jason, Phoebe, Artemisa —saludo Beck, Jason hizo una pequeña reverencia, pero Phoebe y Artemisa se mantuvieron de pie sin saludar.

—Lady Artemisa —susurró Phoebe, pero fue detenida por la voz de Beck.

—Ustedes no aprenden ¿no? —la cara de desazón era para reír. No me demoré y puse sobre la mesada 2 arcos, los había hecho yo mismo junto con la caja que ellas habían dañado, originalmente los había preparado para Zoe hace mucho tiempo, lo cual era irónico.

—Los arcos que tienen no resistirán las bajas temperaturas, asi que aquí tienen un par de arcos hechos de madera de Populus nigra Itálica, soporta hasta una temperatura de -24 °C asi que no tendrán problema —Artemisa fue la primera en tomarlo y revisar el tallado y lo tenso hasta el máximo y no crujió ni sufrió para hacerlo era un arco especial con un cordaje más resistente del normal. Luego fue Phoebe quien no pudo

—El labrado es hermoso —susurró la teniente de Artemisa, fue Beck quien se atrevió a decirlo.

—Aquí Tyson talla la madera como ninguno, viene con un carcaj de flechas con puntas tipo arpón y en caso lo necesiten encordados para empalar y tirar del enemigo —no pude evitar dar una sonrisa de satisfacción mientras revisaban las flechas.

—Esto es para todos, este atuendo ligero y calzado para bajas temperaturas —todos tomaron la ropa y las botas especiales para nieve que habíamos preparado —Y lo más importante es esto —le entregue un botiquín lleno de medicina sintetizada de Silena.

—¿Qué es? —preguntaron mientras veían el líquido plomizo.

—Medicina, sabe asqueroso, pero les servirá para atender cualquier herida, ayuda a la regeneración —les respondí, si lo sabía yo que sabia asqueroso, pero funcionaba.

—Bueno llevaremos extra, debemos buscar a casi 12 personas —Reyna tomó un botiquín extra, era preciso tomar precauciones.

—Olvidé esto —le entregué a cada uno un par de granadas —Son granadas incineradoras, servirán para retrasar al enemigo en caso sean perseguidos —sabía que tendrían que pasar por mucho para poder escapar con todo el grupo a salvo.

—Creo que llegaron los de la última misión —me dijo Beck señalando a los semidioses que iban entrando. Les hice señas al resto para que se pusieran a un lado para poder entregar el equipo.

—¿Otra misión? —preguntó Artemisa, pero ignoré lo su pregunta, Beck me dio un pequeño codazo.

—¿Qué tienes para nosotros Tyson? —pregunto Clarisse chocando su puño conmigo, después de lo que había pasado con Artemisa, ella y los hijos de Ares se habían acercado a decirme que estaban de mi parte porque no toleraban la cobardía.

—Haber, Clarisse, Frank, Hazel y Annabeth —dije saludándoles y respondieron extendiendo el puño, excepto Annabeth. —Para Clarisse tengo una lanza desmontable que se convierte en dos espadas, será capaz de invocar la bendición de Ares y también tiene la habilidad del golpe eléctrico en ambos lados —se la entregué y la giró entre sus manos, su cara de satisfacción era todo lo que necesitaba. Luego separó la lanza para mostrar dos espadas gemelas que al chocarlas entre sí sacaban chispas. Todos estaban impresionados y miraban con un poco de celos. Me sentí un poco mal porque hubiera querido darles algo más al anterior grupo, pero no lo necesitaban tan como este.

—Está genial —me sonrió mientras se quedaba observando sus espadas.

—No sé cuántas lanzas has tenido —dijo Nico mientras tomaba una de sus espadas para revisarla. Ella le dio un codazo.

—¿Debemos devolver esto después de las misiones? —pregunto Jason y fue Beck quien no se resistió.

—Solo sino sobrevives —su voz era fría que los hizo tragar saliva.

—Beck por favor —trate de reírme para animarlo y finalmente Beck cedió.

—Lo siento, era solo una broma —Frank seguía un poco espantado y era Hazel quien lo sacaba de su transe cuando vio lo que estaba sacando de uno de los estantes. —Es un regalo para ustedes —todos se quedaron con una sonrisa ligera.

—Frank este arco es para ti y un carcaj con flechas infinitas con sorpresa —el arco de Frank era diferente al que había dado a las cazadoras era más a estilo romano, pero lo divertido, eran el tipo de flechas que podía tener. —No uses esas flechas para entrenar solo para pelear —le guiñe el ojo y pareció entender de que se trataba.

—Increíble, gracias Beck —se quedó mirando su arco y Artemisa y Phoebe miraban su carcaj con algo de celos.

—Hazel con todas la habilidades que tienes no sé qué darte, pero creo que esto te servirá —ella se avergonzó cuando Beck dijo eso. Frank le dio un suave golpe en la frente para que reaccionara, mientras Clarisse y Nico no dejaban de molestarla sobre todo lo grandioso que podía hacer. Saqué una caja de esas que habíamos rescatado del tártaro con armas míticas. Lo puse delante suyo y ella estaba como expectante.

—Estas son… —no pude terminar de decir lo que eran para el resto cuando Annabeth se adelantó.

—Oh por los dioses, es un pugio… siempre quise tener uno —todos se quedaron pasmados por la belleza de las pugios que tenía en la caja, eran hojas afiladas perfectamente y la empuñadura estaba impecable.

—Es una arma de estatus, para altos rangos y emperadores —explicó Reyna mientras miraba las armas con atención, Hazel estaba boquiabierta y no se atrevía a tocarlas, por lo que saque una de ellas solo para revelar que había otras más debajo.

—Bueno, alegrate aún más porque son dos —extendí ambas hacia ella y dudaba de tomarlas. —Pertenecieron a Marcus Aurelius Antoninus —un suspiro al unísono se escuchó y fue Artemisa quien se acercó impresionada a mirar lo que tenía Hazel en mano, casi podía saber que estaba ardiendo de ganas de quitárselas.

—Me va a dar algo —resoplo mientras el resto reía por la reacción de Hazel.

—Agarrala Frank, se desmaya —Frank también reía mientras felicitaba a Hazel por lo que le había tocado.

—Finalmente, Annabeth —ella salió de en medio de todos y se acercó al mostrador. —Tengo para ti estos cuchillos de caza tipo Bowie que tiene la particularidad de puede convertir cada uno de manera separada en una lanza corta, solo deberás presionar el botón aquí para ello —eran unos cuchillos de aproximadamente 25cm, la parte principal del cuchillo tenía un filo a base diamantes y la parte superior del otro lado la había afilado con obsidiana del Vacío. Sus ojos grises eran de asombro total, creo que no se esperaba que le diera algo tan particular e increíble. Pero la verdad era que todos queríamos que las 3 misiones tuvieran éxito.

—Gracias Tyson, serán de mucha ayuda —las tomo con cuidad o apretó ambos botones y se convirtieron en dos lanzas cortas. Beck interrumpió el momento.

—Chicos, recuerden algo. Nunca dejamos a nadie atrás. Nunca —todos se miraron con un sentimiento de peligro inminente, pero al final todos sabíamos que eran las misiones.

—Usen sus armas con sabiduría, pero que siempre sea para cuidar de su equipo —agregué para que todos asintieran excepto Artemisa y Phoebe de quienes no me esperaba menos. Entregué al último grupo los botiquines llenos de medicina. Al final solo quedamos Beck y yo, suspiramos al unísono, sabíamos que habíamos trabajado para darles las mejores oportunidades para defenderse y cuidarse entre sí.

[1] diosa de las brisas y del aire fresco.

[2] personificación de la aurora.

[3] diosa menor de la magia, no se debe confundir con Hécate.

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