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Chapter 34 - Tiempo de actuar II

PIPER

Yo estaba lejos de donde los había dejado, sabía lo que tenían que atravesar para poder llegar a la cima del monte Tamalpais, enfrentarse a Ladón y las Hespérides era un primer buen desafío eran 4 armados hasta los dientes y con un plan para poder liberar a las Parcas. Me mantuve expectante de la señal hasta que esta llego, habían pasado muchas horas desde que se habían ido, por lo que en cuanto vi el humo me trasladé hacia donde estaba el humo y aparecí a las espaldas de los titanes y cuando el humo se disipó vi a Annabeth debajo de la maldición del titan sosteniendo el cielo. Se veía hecha un desastre, de hecho, me imaginé que así debió verse Percy cuando le toco sostenerlo. Debo reconocer que demoré mi forma de pelear para que pudiera experimentar el dolor de esa maldición, eso la dejaría devastada y sí que se lo merecía, a su lado estaba el cuerpo de una Hespéride, de seguro la mataron para evitar que ellos escaparan.

Luego de enfrentarme a Atlas entendí que los semidioses habían tenido una larga batalla y que si o si necesitaban ayuda para poder sacar adelante la misión y no tener que dejar a Annabeth como rehén. Si pude ver que Atlas tenía más heridas que Prometeo que se veía un poco más entero, por lo que decidí encargarme directamente de Atlas, luego necesitaría de las flechas arpón de Frank para poder arrastrarlo. Al final pudimos llevar a buen puerto en la misión, pudimos poner a Atlas nuevamente bajo el cielo y Annabeth logró escapar, pero se veía sumamente débil y le costaba mantenerse en pie. Luego fue el momento de Prometeo y logramos aprisionalo con una cadena de plata caótica y ya solo faltaba salir de allí. Pero entonces las Parcas habían despertado solo para escucharlas decir algo que no quería… hija de Afrodita, me quedé un poco impresionada de lo que habían dicho, se venían días solitarios, eso me preocupaba por todo lo que podía implicar. La presencia se sintió como si la noche estuviera cayendo de un momento a otro y podía ver como destilaba maldad en cada paso que daba hacia nosotros, los chicos se quedaron un tanto impresionados, pero no hicieron nada y yo tampoco.

—Donde creen que van con mi titanes —su voz era oscura y llena de maldad, en cada paso que daba dejaba un aura negra que se disipaba. Los chicos reunieron agallas y pusieron sus armas al frente, incluida Annabeth, pero yo sabía quién era, no tenía sentido prolongar este encuentro. No pude reconocer su rostro porque estaba velado por una sombra negra.

—No busques lo que viene en camino, Piper McLean —cuando dijeron eso las Parcas maldije en mis adentros ya no tenía sentido seguir escondiéndose, más aún cuando los chicos se quedaron helados de impresión por lo que las Parcas acababan de decir. Saqué mi capucha y les di una ligera sonrisa, pero ellos estaban muy impresionados, pero la risa que vino a continuación sí que hizo que reaccionaran, era una risa malvada llena de terror.

—No puedo creer que una hija de Afrodita os haya vencido, pensé que lo había visto todo —lo dijo sin dirigirse a nadie en particular, ya no podía regalar mis reacciones por lo que me enfoque en no reaccionar, solo concentrarme en sacar a los chicos de aquí. Todos estaban preparados para pelear, pero no era una opción para ellos.

—La vida puede sorprenderte —le respondí con una sonrisa sarcástica. Su aura reaccionaba a mis comentarios.

—Si, asi parece, pero dime… ¿Cómo llegaste a esto? Según supe estabas desaparecida —me señalo la espada y la armadura, sabía que tenía curiosidad yo también la tenía, pero no podía dejar de estar enfocada. Miré de reojo a Clarisse y ella también me miró supe que estaba entendiendo lo que quería hacer.

—Es una larga historia —él se cruzó de brazo mientras avanzaba un paso a la vez. —No tenemos mucho tiempo —negó rápidamente abriendo un portal detrás del cual había cualquier cantidad de monstruos.

—Puedo hacer tiempo para que hablemos —todos se pusieron alertas y apuntaron sus espadas hacia el campeón de Nix y Érebo, pero él se rio y luego su voz se puso seria. —Na, na, na no tan rápido semidiós… los adultos deben hablar —los chicos no reaccionaron bien a esto, pero me adelanté y puse mi mano al frente para que no hicieran nada precipitado pues él ya tenía una espada en cada mano listo para atacarlos.

—Estás hablando conmigo, no te atrevas a tocarlos —le dije con voz potente que lo hizo reaccionar, pero luego sacudió la cabeza.

—De acuerdo, soy un poco impulsivo —desapareció sus espadas y volvió a cruzarse de brazos y cerrar el portal. Empecé a caminar pasando por encima de Prometeo pisándolo y señalé a Atlas quien estaba rugiendo de cansancio y botando icor de la mano que le faltaba.

—Ese titan se quedará allí y a este me lo llevaré, fin de la conversación —pise con fuerza a Prometeo, pero este seguía desmayado del zarpazo que le había propinado Frank.

—No estoy de acuerdo, tal vez puedas salir de aquí, pero nada asegura que estos niños lo logren —activo nuevamente el portal y por el paso un minotauro resoplaba listo para atacar y el campeón de la oscuridad reía de manera enfermiza.

—¿Entonces lo único que te importa es conservar a tus titanes? —el asintió, pero claramente podía ver que su objetivo eran las Parcas, las quería, quería cortar los hilos de vida de quien quisiera con sol tenerlo en su presencia.

—Por ahora si… ya viene el tiempo en que nos veremos en otras circunstancias —su voz era amenazadora. No podía ceder si llevarme algo de trofeo. Me importaba más tener a los chicos a salvo, me gire para ver que Frank, Clarisse y Hazel tenían ya en sus espaldas a cada una de las Parcas, quienes sonreían con cansancio aún, pero esa sonrisa era siniestra. Me arrodille y le di de bofetadas a Prometeo y lo tomé del cabello para levantarlo y que mirara al campeón de la oscuridad.

—Mira, mira, papi vino por ti —Prometeo rugía de rabia, le hice una señal a la mano a Annabeth y lo siguiente fue un grito de dolor que hizo retroceder al campeón. Annabeth empalo la mano en una de sus lanzas cortas. —Puedes llevártelo —lo pateé con tal fuerza que sentí un crack de su costilla y dio a los pies del campeón que también lo pateó.

—Una cosa más, no puedo dejar que te lleves a las Parcas, son como de la familia —su risa hacía que me dieran nauseas. Me giré para verlas y el terror estaba en sus ojos.

—Vaya familia —susurró Annabeth.

—A veces la familia debe sacrificarse por el bien común —le respondió mientras acercaba su rostro de manera peligrosa.

—Ellas se vienen con nosotros, tú puedes llevarte a tus niños y ponerles un garfio en la mano —en mi mente tenía la idea de correr monte abajo para poder escapar sin que los monstruos atravesaran el portal.

—En ese caso, no creo que puedas salir de aquí —más monstruos pasaron el portal, hice mis cálculos, mejor pelear en la frontera del campamento, pero con los chicos a salvo. Asi que hice lo debía hacer para cumplir la misión y mantenerlos a salvo, incluida Annabeth. Le hice una seña a Clarisse, formé un portal a unos metros y empezaron correr hacia el portal yo por mi parte era tiempo de estirar los brazos por lo que lancé unas cuantas llamaras para asustar a los monstruos, el campeón de la oscuridad negó con la cabeza y aparecieron sus espadas en mano para matar a una furia que estaba a su lado de frustración.

—¡Que esperan malditas bestias, no los dejen escapar! —luego empezó a mover sus manos con las espadas empuñadas y unas sombras salieron de el para tirarse sobre las llamas y extinguirlas y se vino la estampida de monstruos, no quería quedarme a ver qué pasaba por lo que también empecé a correr, había formado el portal fuera de las fronteras de la barrera porque no quería arriesgarme a darle paso a nuestro campamento, una vez que los chicos estuvieran a salvo podría encargarme de los monstruos y del campeón de Nix y Érebo.

—No paren hasta estar dentro de la barrera —les grité y siguieron corriendo mientras yo iba dejando sembradas granadas de las de Tyson, en eso sentí que algo me raspó el hombro sin atravesar mi armadura era una flecha de sombra oscura que pasaban a toda velocidad, no podía arriesgarme a que traspasaran a uno de los chicos por lo que levante un muro de plasma entre ellos y yo mientras cruzábamos el portal, cuando estuvimos a las puertas del campamento deje el portal abierto mientras los chicos cruzaban la barrera mágica para toparme cara a cara con los monstruos que había sobrevivido a las granadas. Era una horda de no más de 50 monstruos, pero detrás de ellos fue abriéndose paso el campeón de la oscuridad. Sentí la presencia de Beck detrás de mí con varios campistas con sus arcos tensados y sus espadas listas entre ellos Will y Lucy.

—¿Es tu invitado? —susurró mientras me miraba con simpatía porque ya no llevaba la capucha puesta.

—Perdón mis modales, pueden llamarme Shadow —se presentó finalmente con tono aburrido. —Creo que nos volveremos a ver pronto, hija de Afrodita —todos se mantuvieron en alerta por cualquier movimiento extraño, sentí la voz de Percy en mi cabeza "dejalo ir, la misión está completa" supongo que me estaba observando y estaba más que dispuesta a no dejar que me menospreciara por ser una hija de Afrodita.

—Cuenta con ello —sentí el cielo llenarse de truenos y relámpagos, seguramente los dioses habían percibido la presencia extraña en los límites del campamento. Abrió un portal y los monstruos ya estaban a punto de cruzar detrás de él cuando los detuvo.

—Oh no, no ¿Dónde creen que van? —el minotauro rugió desconcertado. —Ustedes los dejaron escapar ahora pelearan hasta la muerte a menos que quieran enfrentarse con Nix —todos ellos resoplaron, pero no se opusieron. Él nos dio una mirada de diversión.

—Será un placer —le dijo Beck blandiendo su espada.

—Estoy seguro que sí, pronto no dirás lo mismo —la amenaza estaba hecha y en mi mente solo podía tener las palabras de las Parcas. Esto sería un dolor de cabeza total.

BECKENDORF

Quedamos los campistas, Piper y yo al frente contra los 50 monstruos abandonados por su propio líder. Se notaba que era un sádico por la forma tan agresiva en como hablaba y como disfrutaba la idea de perder sus monstruos por diversión. Los chicos habían entrado corriendo con las Parcas a cuestas, Percy había ido a hacer su ronda por los otros puestos de vigilancia, asi que en cuanto vi a los campistas supe que Piper se había quedado atrás por algo, asi que di la orden de avanzar mientras los hijos de Apolo de la enfermería estaban recibiendo a las Parcas para revisarlas.

Al frente nuestro estaban un minotauro, furias, trasgos, esqueletos perros del infiernos y lobos rabiosos, era un menú diverso para poder poner en práctica todos los entrenamientos para poder hacerles frente. Conmigo estaban de los campistas Will y Lucy quienes estaban de guardia en ese momento. Le hice señas para que se formaran son sus respectivos equipos. Will tenía en su mayoría arqueros, pero también gente con espada y Lucy era un grupo diverso de lanzas y espadas. El minotauro estaba al frente resoplando en modo de afrenta para retarnos.

—No quiero quitarte la diversión Beck —me susurró mientras el minotauro nos refunfuñaba con disgusto.

—Veo que te descubrieron —mi rostro era de pura diversión.

—Malditas Parcas, fueron ellas, será mejor que Aethos no se tope con ellas —su cara fue de preocupación sobre eso, yo quería que de una vez por todas supieran que tanto yo como Percy estábamos vivos.

—No hay forma de detenerlas —ella se rió mientras agitaba su espada.

—Bueno terminemos con esto, encargate con Lucy del minotauro, Will y yo guiaremos al resto —asentí para luego darme la vuelta y ver la cara de asombro de Will y Lucy que no podían creer a quien estaban viendo junto con el resto de campistas que algunos la conocían tanto del campamento mestizo como del Júpiter.

—Piper, no puede ser —susurraban mientras yo ella se avergonzaba un poco.

—Hola, ha pasado un tiempo chicos —saludó con la mano y creo que fue el detonante porque el minotauro avanzo hacia mí. —Luego hablamos, terminemos con esto, Lucy con Beck, Will tu conmigo y los chicos —todos asintieron y empezamos a correr hacia los monstruos.

Ellos gritaban asquerosamente mientras saliva salía de sus fauces, los lobos y perros gruñían. Empecé a arremeter contra el minotauro con Lucy, ella tenía unos movimientos ligeros, veloces y llenos de elegancia, creo que por ser la hija de Afrodita siempre imprimía su estilo y gracia empezamos a atacarlo, tranquilamente podía aniquilar a este monstruo, pero yo quería que Lucy tuviera rodaje de batalla asi que solo me dedique a dar apoyo mientras ella daba los principales golpes. Pude ver que Piper hacía lo mismo con Will quien tenía su arco en mano mientras ataca uno a uno, pero dejándolos herido no los liquidaba. Seguramente Piper le estaba dando la dirección de dar el primer golpe y dejar que los chicos terminaran el trabajo, pero los lobos esos sí que eran un desafío. Pude ver de reojo que Will estaba luchando solo contra uno y tenía una de sus flechas metida en las boca del lobo mientras lo atravesaba con su espada.

Lucy por su parte repartía golpes y esquivaba el hacha de minotauro, aunque uno de sus cuerpo había rayado su armadura, hice una nota mental de darle una mano para repararla. Ella estaba defendiéndose muy bien, pero aún no tenía la fuerza necesaria para poder partir uno de sus cuernos, no quería robarle ese merito por lo que en un momento que vi que podía lograrlo llame su atención y lancé mi espada y ella me lanzó la suya y de un solo corte limpio le corto uno de los cuernos, estaba brincando de felicidad, la bestia rugió de rabia y avanzo contra ella disgustado y con su escudo la arrojó por los aires, me preocupe por un momento, pero no fue grave ya que estaba cayendo con tal gracia y luego se limpió el labio porque el golpe la había hecho sangrar, asintió hacia mí y volvimos a la batalla, vi en sus ojos la determinación de acabar de una vez con esto. Ella tenía mi espada asi que sus golpes a pesar de que no eran con mucha fuerza por tener una espada como la mía sí que iban dañando la armadura del minotauro y yo con su espada y con mi fuerza sí que hacía más daño aún. Finalmente, la bestia estaba desbocada de rabia y empezó a atacar sin control y sin un patón especifico por lo que fue un poco más difícil romper su defensa, al final Lucy había saltado sobre un árbol para treparse al minotauro y con mi espada atravesarlo por el lomo, su rugido llamó la atención del resto de monstruos quienes veían como se derrumbaba para luego disolverse en un polvo como ceniza.

—Buen trabajo, vamos a ayudar al resto, luego podemos recoger tu cuerno —ella asintió y fuimos a por las bestias más grandes, decidí dejarle mi espada, le daba un equilibrio a su falta de fuerza y potenciaba su capacidad de moverse con gracia y dar buenos golpes.

—Hey, estos monstruos son nuestros —dijo Will que estaba en modo berserker lleno de un líquido negro encima de sus brazos. Lucy le sonrió y se sumó a la lucha que estaba teniendo con Piper.

—Creo que podemos dejar a los chicos terminar con esto ya no quedan muchos. Will y Lucy están en buena forma —Piper asintió mientras dejábamos a cargo a Will y Lucy, luego nos fuimos hacia el campamento. Entramos al campamento con la imagen de los arquero liquidando un par de perros del infierno, ya casi no quedaban monstruos, algunos necesitarían atención médica pero solo para cortes y mordidas. Cuando pasamos la barrera todos estaban reunidos alrededor de Frank, Annabeth, Hazel y Clarisse quienes tenían a las Parcas que ya se encontraban restablecidas ya que los hijos de Apolo las habían atendido. Todos nos vieron llegar y se quedaron mirando como si un fantasma estuviera delante de ellos.

—Dioses, que incómodo —me susurro mientras todos dejaban a las Parcas con Clarisse, Hazel, Frank y Annabeth.

—No digas que no te avisé —le respondí pasando de ellas y todo mundo le llenaba a de preguntas. En ese momento brilló la figura de Afrodita, quien miraba a Piper con determinación, estaba temblando, no sabía si de rabia o estaba desfogando tensión.

—Por los dioses Piper —la abrazo fuertemente, yo sabía que más allá de la promiscuidad de Afrodita, había un cariño por sus hijas.

—Madre —susurró de manera tranquilizadora, Afrodita le dio una mirada incrédula, seguramente uso su charmspeak con ella.

—¿Cómo? ¿Por qué? —Piper negó, tratando de postponer hablar del tema ahora mismo, sabíamos que estaba volviendo de una misión. Percy estaba a unos metros mirando todo, se quedó mirando a Piper que ya no llevaba su capucha. Si tuviera que adivinar estaba impactado con la escena.

—Lo siento tanto —Piper se disculpó, ella sabía que seguramente había sido una preocupación latente para su madre y sin hablar de las cosas que habían pasado también con Jason.

—No, no, no debes disculparte, pensé que tendría que matar al estúpido hijo de Zeus –ella se rió un poco mientras el resto de los campistas que estaban presentes empezaron a hacer preguntas sobre ella, sobre cómo había llegado a conocer a Caos y cosas sobre el Vacío.

—Chicos, lo siento sé que tienen muchas preguntas, pero debemos seguir en guardia —todos reaccionaron a la voz de mando y volvieron a sus posiciones mientras el resto de chicos liderados por Will y Lucy entraban al campamento con Lucy cargando un cuerno de minotauro. Recibió su respectiva vitoreada y el orgullo de Afrodita quien choco los cinco con ella. Percy aprovechó su momento para poder acercarse y jaló de la capucha a Piper quien reaccionó a su presencia con una sonrisa nerviosa.

—Piper ¿estas bien? ¿tu Beck? —ambos asentimos, pero era obvio que Piper tenía más que decir al respecto sobre su encuentro con el campeón de Nix y Érebo.

—Si, solo un par de rasguños, luego debemos hablar —le dijo Piper a Percy mientras ella no se atrevía a mirarlo, era una de las ventajas de usar esa capucha nunca se sabía si alguien esquivaba tu mirada, Piper ya no tenía ese beneficio.

—Aun no podemos irnos, son los primeros en regresar —sabíamos que tal vez la misión de Zoe iba a ser la más desgastante. Pero no esperábamos que la misión de Thalia tardara más. Tyson estaba en la parte final del campamento por el bosque cuidando de las trampas por si a alguien se le ocurría penetrar el perímetro.

—Ten cuidado con las Parcas, ellas me delataron —Percy se rió sacando una bola de hilos de colores de su armadura.

—Veamos a esas venerables ancianas —me reí de como ahora tomaba las cosas con más calma, no dejaba de usar su pulsera y de vez en cuando su vendaje necesitaba cambios, pero algo en él había cambiado, algo de lo que Hestia nos había hablado una luz en su vida que estaba devolviendo la calidez que había perdido.

THALIA

Me encontraba aún en Bellingham a la espera de la señal en caso era pistola con una bala de salva color rojo. Sabía que lo que tenían que ir haciendo de rescatar semidioses iba a tomar tiempo por más que los pudiera transportar de una ciudad a otra. Cuando habían visto sangre en Seattle sabíamos que iba a ser un rescate un tanto accidentado por lo que estaba pensando en cómo ayudarlos de la mejor manera, de ser necesario habría que pelear. Mientras estaba esperando alguna señal estaba pensando en mi relación con Nico y como no habíamos vuelto torpes entre nosotros, como si estuviéramos avergonzados el uno del otro, era como si estuviéramos en la escuela y por un momento me sentí avergonzada, no de él sino de la naturaleza romántica de mis pensamientos sobre él, negué rápidamente con la cabeza, no era momento de pensar en ello, pero simplemente no podía evitar esquivar mi mirada de él o de esconderme cada vez que sabía que podía buscarme. Odiaba esa parte tan infantil de mi ser que se resistía a ser honesta y dejar de darle vueltas al asunto. En medio de todo eso Nico no había sido inmaduro, solamente había pensado en todas las circunstancias que estaban sucediendo con Tyson y Artemisa y como eso podría afectarme a mí también.

Mi mirada estaba sobre el camino que habían recorrido rumbo al monte Baker cuando escuche la explosión de múltiples granadas, seguramente estaban en medio del rescate. Luego de unos minutos empecé a sentir un ligero temblor y creo que todos se percataron de ello porque se podía ver una ventisca en el monte que parecía una avalancha, pero yo sentía algo más una presencia extraña que se alzaba desde la montaña con una tormenta en su aura y un viento fío que empezó a invadir todo el terreno. Decidí moverme para poder estar cerca en caso de que fuera necesario mi intervención, pero no demasiado como para que me detectaran. Sobrevolé la zona y vi como estaban descendiendo de la montaña en deslizadores asi que me alejé, todo estaba yendo bien según lo planeado. Mientras me reubicaba empecé a pensar en todas esas misiones que había tenido con Artemisa y la caza, como habíamos enfrentado tantas veces a la muerte en con cada monstruo que habíamos vencido, era momento de seguir adelante y dar la cara, porque era lo mejor para mí y para Artemisa, tal vez ayudaría a que deje en paz a Tyson y a Zoe, aunque dudaba que dejara a Zoe en paz, tenían un vínculo de tantos siglos juntas. No sé cuánto tiempo paso, ya era casi entrada la noche y las ultimas luces del día estaban alumbrado el paraje inhóspito y frío, pero vi la señal en el cielo y rápidamente empecé a surcar los cielos para poder darles encuentro, lo que vi era algo que nunca pensé que sucedería. Había un aura mortal rodeándoles que me preocupes y descendí lo más rápido posible con mi lanza en mano. Era una manada de ciervos que traían en sus lomos a los chicos con Artemisa a la cabeza quien al veme aparecer dio un orden para que se detuvieran, los ciervos arrastraban las patas y se veían exhaustos, Artemisa dio orden de desmontan y los conto mientras yo me acercaba.

—Veo que todo salió bien —me acerque para darles la bienvenida con mis espada en manos, no entendía porque había hecho la llamada.

—¡Rápido, llevalos al campamento! —Artemisa desmontó y con ella el resto que ayudaban a Grover y Gleeson. —Hay algunos herido y debo volver por el resto —cuando dijo el resto empecé a buscar entre la gente y no vi a chicos. No vi a Nico.

—Nico, Reyna, Jason —susurré peligrosamente.

—Se quedaron para cubrir la retirada, están peleando con monstruos junto con dos semidioses —me preocupe, si ellos se habían quedado atrás era porque estaban atestados de monstruos, sino no hubieran tenido reparo en seguir con el grupo.

—Artemisa, debían volver todos —le susurré con dureza porque tampoco quería avergonzarla delante de todos, los semidioses estaban todos juntos dándose calor, porque el frío empezaba a arreciar.

—No la culpes, fue idea de Nico —dijo Phoebe entrando a la conversación.

—Tenemos heridos, Nico dio la orden de avanzar para ponerlos a salvo y que no nos persiguiera toda la horda de monstruos —Artemisa se exalto un poco señalando a los semidioses que estaban magullados y los dos sátiros que estaban heridos junto con Thanatos aún recostados sobre los ciervos que ya de por si eran enormes.

—Llevátelos, iré a buscarlos — le ordene a Artemisa mientras preparaba para despegar, pero me detuvo.

—No, tu debes llevarte a los chicos ellos son prioridad —me respondió ella con seriedad y buscaba a uno de los ciervos que no habían cargado a ningún semidios para ir tras ellos.

—No vas a darme ordenes, ellos pueden cruzar ahora mismo —abrí el portal para que los semidioses empezaran a pasar, lentamente avanzaban porque el viento entorpecía el paso. —Iré por ellos —le susurré sin darle lugar a que me contradijera.

—Tu trabajo es vigilar no llevar a cabo la misión —era obstinada eso lo sabía. —Vamos Phoebe —le ordenó a su teniente mientras revisaba que todos avanzaran.

—Artemisa —dije con más fuerza.

—Sky —me respondió mirándome directamente.

—¿Qué hacemos con estos ciervos? —pregunto Phoebe tratando de bajar la tensión, por alguna extraña razón ella estaba aprensiva a esta clase de situaciones, supongo que por lo que había pasado con Tyson.

—Llevalos también han corrido mucho y los monstruos podrían matarlos por diversión, los llevaré a mi santuario —el que iba al frente de la mana resopló con cansancio y agradecimiento.

—Vamos chicos, es hora de ir a casa —ordené mientras abría el portal a las afueras del campamento. —Iré con Artemisa, llevalo dentro del campamento —Phoebe me miro con seriedad.

—Solo mi señora me da ordenes —me respondió y Artemisa se adelantó para evitar que algo le pasar a su teniente.

—No estoy para juegos, Phoebe. No tienes tu arco —le señale lo obvio y finalmente declinó por la mirada de Artemisa y cruzó el portal con los chicos. Me preocupaba el estado de Grover porque estaba inconsciente, pero seguro Silena le atendería detenidamente.

—Vamos, están como a unos 30 kilómetros — me sorprendí por la distancia que los ciervos habían transportado a Artemisa y a los chicos, afortunadamente no eran semidioses grandes sino de pequeña o mediana edad. Necesitábamos llegar rápido, no había más siervos porque todos estaban agotados.

—Sujetate —le dije y luego abrí mis alas mientras la tomaba de la cintura.

—No, no, no, nooooooooooooooooo —gritó en todo mi oído que sacudí la cabeza y el viento era tan irregular que se terminó por echar a atrás mi capucha y me puse tensa, sé que ella lo noto porque dejó de gritar y abrió sus ojos

—Thalia —susurró con incredulidad mientras yo chasqueaba la lengua con un poco de nerviosismo.

—Artemisa —respondí mientras miraba hacia el frente buscando el rastro.

—No esto no puede está pasando —ella decía muchas palabras por minuto entre molesta, nerviosa y feliz.

—No era la forma en que quisiera —me miró con grandes interrogantes en sus ojos.

—Mis dos tenientes vivas —dijo con alegría, sé que en la mente de Artemisa era que todos volviéramos a ser una gran familia feliz, pero no eran los planes de Zoe ni mío.

—Ex tenientes, ya no somos más de la caza —trate de decirlo con la mayor delicadeza posible, pero eso no pudo evitar ver la decepción en sus ojos. —Ahí están ellos, luego hablaremos —formé un remolino debajo de los pies de Artemisa y la hice descender para poder acomodarme la capucha.

—Llegan los refuerzos, retrocedan —dijo ella mientras tocaba el hombro de Reyna, se veían muy cansados, había sangre en el suelo manchando la nieve y dos arqueros estaban sobre una elevación que su flujo de flechas era cada vez más lento. Me encontré con un Jason que tenía múltiples heridas en el pecho de rasguños y una estaca en su hombro. Lo ayude a retroceder mientras Artemisa entraba con sus dagas a dar un par de golpes y hacer retroceder a los monstruos.

—Qué bueno, porque ya no podremos sostenerlo más. No dejan de llegar monstruos —dijo Nico mientras volteaba para ver que estaba sangrando por ambos brazos y tenía un pedazo de flecha en su pierna.

—Reyna, encargate de darle algo de medicina —ella asintió, pero su estado tampoco era el mejor, parte de su armadura se había desprendido y su gladius estaba partida a la mitad.

Delante de nosotros teníamos perros del infierno y lobos deformes con ojos rojos era una batalla que los chicos habían mantenido todo este tiempo, asi que debíamos darle descanso, Artemisa me miró y supe que debíamos pelear juntas nuevamente como en los viejos tiempos. No quería darle motivos para que pensara que las cosas iban a volver a ser lo mismo, nada volvería a serlo, pero debíamos optimizar nuestros movimientos para poder deshacernos de las bestias. Nuestra propia rutina de movimientos empezó con ella dando los primeros golpes un monstruos fue impactado con cada cuchillo de caza y lo estaba en su espalda terminando con los monstruos uno tras otro mientras esquivábamos los zarpazos y mordidas. Teníamos muchos monstruos encima, por lo que no era fácil llevar el ritmo, Artemisa empezó a sentir el peso de la pelea porque solo éramos nosotros, mientras que para mí el ritmo era completamente normal.

—Es momento de freírlos — le dije mientras agitaba mi lanza y se convirtió en mi rayo y alzándolo lo apunte al cumulo de monstruos friéndolos del solo impacto. Estas eran la clase de recursos que usas para estos momento, pero no todo el tiempo porque consumen una gran cantidad de poder.

—Hora de irnos —abrí un portal los chicos apenas podían levantarse por lo que tomé a Jason y lo puse sobre mi espalda, Artemisa hizo lo propio con Nico con algo de recelo y Reyna se ocupó de guiar a los dos semidioses a través del portal. Estábamos a salvo, pero había sido una misión en extremo llena de imprevistos.

—Debemos hablar —la mirada de Artemisa era seria, eso no traería nada nuevo. —Thalia —la mirada de Jason, Nico y Reyna se volvieron hacia mí y pude escuchar a los tres con asombro.

—¿Queeeee? —no estaba para esto todavía, por eso lo odiaba, por las preguntas, la interrogación. Vi la mirada nostálgica de Jason y casi pude notar que se le formaban lágrimas, pero no las soltaría era un ex pretor romano debía mantener su "dignidad", pero me dio un asentimiento de cabeza, entendí todo.

—Demonios —susurró Nico y maldije dentro mío todo lo quedaron mirando y Artemisa más aún con un

—¿Lo sabías? —pregunto con dureza ante un Nico que estaba herido en una de las piernas.

—No me correspondía revelarlo —dijo secamente.

—No puedo creerlo, Nico —Jason le dio una mirada un tanto herida y Reyna negó con la cabeza en desaprobación.

—Jason, no es a mí a quien debes reclamar —por un momento quería reír por la forma en que se salió de la responsabilidad.

—Jason detente, esto no tiene que ver con Nico —le increpé regañándolo porque no tenía nada que ver con Nico.

—Debiste decírmelo, Zoe lo hizo —su reclamo me hizo entender que esto no iba a dejarlo pasar y mucho menos iba a ceder al igual que con Zoe.

—Mis circunstancias y las de Zoe son diferentes —le dije y luego miré nuevamente a Nico en busca de darle alguna señal para que no interviniera, pero fui ignorada.

—Diferentes ¿cómo? —prefería zanjar este tema aquí y ahora antes que me estuviera incordiando delante de todos y más de las cazadoras.

—Tuve mis razones por las que acepte esto y acepte volver en lugar de quedarme en los Elíseos —ella me mira con dureza esperando una explicación. Todos nos quedamos en silencio.

—Me gustaría saberlas —Nico negó porque entendí que no quería que las revelará.

—Son mis razones y solo mías —fui lo más seca y tajante posible, no le gustó para nada, supongo que al igual que con Zoe sentía que tenía derecho a decidir por nosotras.

—¿Cómo puedes hablarme asi? Soy lady Artemisa —trato de sonar indignada, pero no tenía tiempo para eso. Era tiempo que alguien le pusiera pare a la situación.

—Artemisa, detente. No hagas esto, estoy más allá de tu control —puse mis manos sobre ella para que se calmara y dejara de hacer de esto un espectáculo. Los chicos miraban con atención como hablaba con ella.

—Zoe y tu pertenecen a la caza, me dieron su palabra —su mirada fue adusta y llena de reclamo.

—Y ambas morimos cumpliendo nuestra palabra —le dije de manera orgullosa a lo que tuvo que retroceder porque no podía quitarnos eso, no podía simplemente ignorarlo.

—No puedo creer que ambas tenientes dejen a un lado la caza por un par de chicos —sus palabras me dolieron por un momento, pero luego saque mi carácter y no deje que me afectara, empecé a brillar en mi aura celestial. Los semidioses que habían recatado se asustaron un poco por ello.

—¡Artemisa! —ella retrocedió un poco y fue Nico quien extendió su mano para tratar de calmarme, pero creo que mi aura le paso electricidad y retrocedió también. —No te equivoques, no soy como Tyson ni como Zoe, no tendré compasión de nadie que se atreva a cuestionar con mi forma de ver las cosas —la mirada de Artemisa me desafiaba y creo que la mía era aún peor porque no cedi hasta que desvió la mirada.

—Calmate, Thalia —me susurró Nico.

—Esto es entre Artemisa y yo —hice una seña a Artemisa sin desviar la mirada. —Pensé que te alegraría vernos de vuelta, pero solo te importa el maldito juramento, sabes que sin nosotros nada de lo que conocemos sobrevivirá, asi que empieza a pensar en el colectivo antes que tu propia nariz —su mirada de indignación era de chiste y creo que los chicos se contuvieron de reír, me di la vuelta y me dirigí hacia donde estaba Jason y lo puse sobre mi hombro.

—Thalia espera —dijo Artemisa poniéndose al frente para impedir el paso.

—Es hora de que los atiendan, ayudame Reyna —Reyna siguió mi orden y tomo a Nico y le hizo señas a los niños para que nos siguieran.

—Esto no ha terminado —trataba de ponerme freno, por lo que me plante frente a ella.

—Ha terminado para mí, asi que no vuelvas a molestarme con ese tema —y luego pase de donde estaba sin mirar atrás. Camine unos paso en la entrada del campamento y estaba en la entrada Beck.

—¿También tu? No creo que hayan sido las Parcas, esas están aquí. Piper fue descubierta —dijo riéndose señalando mi rostro para luego detenerse, supongo que al ver mi mal genio y a una Artemisa que venía detrás mío. —Llegó la misión de Clarisse, solo falta Zoe, Aethos está pensando en ir a ver cómo van las cosas —la misión de Zoe de buenas a primera iba a ser la más desafiante porque era un duelo directo con las grandes bestias marinas.

—Voy directo a la enfermería, no quiero preguntas, envía a Silena por favor —busque un atajo, pero podía ver a los semidiose reunidos en el centro del campamento rodeados de antorchas en guardia, no quería ser interrogada, el encuentro de Jason y Piper iba a ser un desmadre también. No era momento para eso.

—Debe estar en la enfermería atendiendo a los que rescataron —seguramente también podría ver a Grover con tranquilidad.

—Dioses, esto es demasiado —escuche a lo lejos truenos y relámpagos. —¿Escuchas esos truenos? papa debe haberse percatado —susurré mientras abría un portal hacia la enfermería, Reyna y los niños me seguían dejando a Beck con Artemisa. Jason y Nico estaban agotados, le guiñe un ojo para que disfrutara del momento con Artemisa.

PERCY

Mentiría si dijera que me sentía aliviado de quedarme en el campamento, quería estar en el campo, pero tampoco debíamos estar ambos fuera y estar expuestos a que supieran la fuerza que realmente teníamos, es por ello que todos teníamos la indicación de no salir del campamento a menos que fuera completamente necesario y en estas misiones no debíamos intervenir a menos que fuera complemente necesario. Cuando sentía la presencia de Piper me apresuré a deja mi puesto de vigilancia en manos de los Stoll quienes estaban asignados a la parte del campamento que vigilábamos junto con otros campistas. Beck estaba al frente con Silena lista para atender a cualquier herido y Tyson estaba en la parte más lejana del campamento con Octavio y Malcolm chasqueé los dedos para aparecer cerca de donde presumí podían estar, Clarisse, Hazel, Frank y Annabeth estaban con las Parcas rodeado de todos los campistas que quedaban porque no veía a Beck ni Will ni Lucy quienes debían estar con el vigilando, por lo que supuse que algo debía pasar fuera de la barrera mágica.

Luego un momento ingresaron por la entrada Piper y Beck, pero para mi sorpresa ella estaba sin su capucha, podía ver que estaba nerviosa y sonrojada sobre todo cuando su madre apareció y se fundió con ella en un abrazo, luego tenía a todos los campistas que restaban alrededor con preguntas y murmullos, todo un barullo total. Finalmente, para cerrar el momento estaba entrando Lucy y Will con los campistas, ella traía en su mano un cuerno de minotauro, al verla la ovacionaron y Afrodita la felicitó también. Era mi momento de aparecer, por lo que me acerque y tire de su capucha solo para verla sonrojarse, creo que no deseaba demasiada atención, su armadura tenía muchas rayas, pero nada grave. Finalmente habían vuelto, la misión fue un éxito, solo nos quedaba aguardar que volviera la misión de Zoe y de Clarisse.

Cuando la multitud se hubo disipado, cada uno volvió a su puesto, me acerque a los chicos para preguntarles si tenían algo que contar aparte de lo que Piper pudiera contarme, las Parcas estaban sentadas en el suelo y al verme casi que querían hablar, pero me adelanté y lance ante ellas la bola de hilos que Ananké me había dado, al verla se tensaron mientras me miraban con una sonrisa descarada. Piper no podía creer que yo pudiera huir de eso.

—Ananké — dijeron las tres en diferentes tiempos. Sonreí porque mantenían la boca callada.

—Nada de nombres —ellas rechinaban los dientes mientras Piper resoplaba por esto.

—Un tipo listo — dijo Beck mientras ellas se acercaban.

—Si, tengo la bendición de Ananké —una de ellas tomó mi mano con fuerza frotando mi pulsera, su tacto era frío y mi pulsera reacciono a ello vibrando.

—Acepta lo que ya te ha sido entregado hijo de Hestia —asentí, pero no tenía ni idea de qué me estaban hablando. —El dolor no debe detenerte, la oscuridad no debe intimidarte, la muerte no debe frenarte —sus palabras calaron en mi mente, porque sabía que todo lo que tendría que pasar sería para poder asegurar que los Ourea estén de nuestra parte.

—Suena profundo —susurré mientras ellas me entregaban la bola de hilos.

—Guardala, la necesitarás… a su tiempo —el resto de los campistas me miraban mientras guardaba esa bola junto con la de Caos y Chronos. Piper miraba de reojo tratando de ver.

—Bueno, creo que eso es todo por ahora, portaos bien —ellas me dieron una sonrisa descarada. —Llévenlas a la cabina de Hera, estoy seguro que no le molestará —Frank, Hazel y Annabeth se llevaron a las Parcas mientras que Clarisse se quedó para acercarse donde estaba con Piper y Beck.

—Tuvimos un encuentro con el campeón de Nix y Érebo —comentó Clarisa mientras se tronaba el cuello, esta chica sí que era algo particular.

—Se hace llamar Shadow, tuve que intervenir, porque Annabeth termino cargando el cielo —agregó Piper mientras ocultaba su mirada, ya no podía esconderse en la sombras.

—Suena como algo molesto —dije con un tono burlesco que los hizo reír. Beck me dio un golpe en el hombro.

—Tiene un poder oscuro que no había imaginado —Clarisse se veía un poco preocupada por ello.

—Debemos estar dispuestos a ir más allá para no perder contra ellos —Piper y Beck sabían de lo que hablaba, una de las "ventajas" de la maldad era que no tenía límites para lograr sus objetivos, nosotros debíamos igualar la oferta para prevalecer.

—Dejamos a Atlas nuevamente con su carga —sonrió Clarisse con una mirada de satisfacción, definitivamente ella había nacido para esto.

—Prometeo estaba con ellos también —no era bueno que fueran por allí liberando a titanes que habían sido aprisionados por los dioses.

—Eso significa que alguien más toma su lugar —era completamente razonable, ellas asintieron.

—Tal vez un aliado —dijo Beck y era normal pensar en ello, pero o habíamos sabido de desapariciones.

—Tendremos que averiguarlo, en su momento —no era momento de aventurarse a más misiones, no por el momento sobre todo por la revelación del campeón de Nix y Érebo.

—¿Herida? —le preguntó Piper a Clarisse que movía sus brazos cansados.

—Solo un par de rasguños, lista para otra misión —respondió ella con total seguridad.

—Calma, la idea era recuperar lo que no podemos descuidar, de momento permaneceremos aquí —ella se vio un tanto decepcionada, pero no era ninguna broma toparse con Shadow.

—Aun debemos esperar a Zoe y la misión de Nico —agregó Beck mientras revisaba la armadura de Clarisse, estaba un tanto desgastada y necesitaría pasar por su taller.

—Ve a descansar —le dije a Clarisse, pero también podía a aplicar para Piper.

—Tú también deberías descansar —ella se m adelanto porque le habló a Piper quien negó rápidamente con la cabeza.

—Bromeas, iré con él a patrullar —negué rápidamente, no quería que estuviera en patrulla, menos después de una misión. —Ya no puedes decirme que no, he permanecido mirando de lejos mucho tiempo —Beck se rio de esto y perdí a mi único aliado.

—Está bien —dije en tono derrotado. —Lo siento —me disculpe, porque sabía que la había mantenido alejada mucho tiempo.

—Deja de disculparte o en serio te golpearé —levanto el brazo, pero no llego a mí.

—¿En serio crees que podrías? —ella tenía una mirada desafiante, podía ser intimidante para cualquiera en cualquier momento, pero yo todavía poder ver a la Piper de siempre.

—Vamos, vamos —me hizo señas para que me acercara un poco, mi pulsera vibraba un poco y sentía esa pequeña migraña que me alertaba de que lo peor podía volver a pasar, me puso un poco ansioso, pero me concentre en los mejor de mi vida, en Estelle, hacía unos días que no la había visto y aún tenía que conseguir el regalo que tenía para ella.

—Estamos aquí, saben —dijo Clarisse con una cara de desagrado.

—Tranquila, esto es parte del show —le susurró Beck dándole un codazo.

—Si, bueno, creo que nos reuniremos luego cuando todas las misiones estén completadas —dije despidiendo la reunión e hice mi camino hacia el puesto de vigilancia en el que estaba con los Stoll. Piper me seguía mientras se desabrochaba la armadura. Podíamos sacarnos eso de un chasquido, pero no valía la pena usar nuestros poderes para cosas tan cotidianas y que le daban sentido a nuestra naturaleza.

Caminamos en un cómodo silencio mientras hablábamos de la misión y de cómo era Shadow y las cosas que había podido percibir de él. Piper se mantenía a un distancia razonable, sabía que había percibido mi pulsera vibrar y no quería incomodarme con eso. Cuando llegamos todos los campistas que estaban apostados vieron a Piper se quedaron impresionados y la rodearon para poder llenarla de preguntas, por lo que en medio de eso la dejé para que pudiera reunirse con viejos amigos. Seguramente se sentía abrumada por la situación, pero algo que necesitaba, volver a la normalidad sobre todo que su madre pudiera saber que estaba bien y a salvo. De lo que ma hablaba Piper me preocupaba que se tratara de un sádico y retorcido ser que se divirtiera de asesinar y que eso produjera un sentido temor entre los campistas, también me llamaba la atención de como la maldad y sed de sangre de los monstruos hubiera crecido más y más. Piper me contó que evito enfrentarse a él porque el todo momento Shadow se mantuvo calmado y con un tono irónico de falsa tranquilidad que no invitaba a actuar. Pero yo no sería tan paciente. Ya era tarde casi noche y seguíamos apostado en nuestro puesto de vigilancia, aunque algo me decía que no necesitaríamos seguir vigilando porque él ya se había mostrado. Pero cada tanto se sentían temblores que no eran otra cosa que la incursión de Zoe en las profundidades del mar.

Recibí aviso de Silena para que fuera a la enfermería, era ya de madrugada, los semidioses rescatados por el equipo de Nico habían llegado guiados por Phoebe montados en ciervos. Le pedí a Piper que se quedara con los chicos por un momento para poder ir a ver al resto de los semidioses. Cuando llegué a la enfermería estaba llena de chicos conectados a intravenosas con suero.

—Silena ¿cómo están? —ella me miró sabiendo por quién estaba preguntando en el fondo.

—Grover y Gleeson habían perdido mucha sangre, pero ya están estables —me sentí un poco aliviado por ello, Grover era mi amigo, más que el sátiro que me había protegido por tantos años. No podía no estar preocupado por él.

—El resto de los chicos… —vi a muchos de ellos acostados durmiendo, solo algunos se mantenían despiertos y parecían estar bien del todo.

—Hematomas, deshidratación, falta de sueño y agotados —era un poco de lo mucho que tenían que sufrir los chicos fuera del campamento, no queríamos eso para nadie. —Los tendremos unos días aquí para que se recuperen, algunos están emocionalmente tocados, necesitaremos ayuda de Ananké—asentí mientras algunos de los hijos de Apolo se encargaban de dar atención a cada uno de los niños. Eran demasiado pequeños para vivir estas cosas. —Thanatos vino con ellos, estaba en estado crítico, está en la cámara de recuperación —si habían logrado encontrar al dios de la muerte era porque estaban muy cerca de las puertas y eso debió ser todo un desafío.

—Bien —asentí con la mirada perdida buscando a Grover. Silena debió notarlo me señalo una habitación.

—Está en aquella habitación —agradecí con asentimiento. —Hemos preparado una rica comida para ustedes —les dijo Silena a los chicos quienes aplaudieron, tal vez había sido una larga travesía para muchos de ellos.

Una de las cosas de mi pasado de las que me temía enfrentar era la vergüenza de alguien que ya sabía que estaba del todo roto pero aún asi siempre fue mi amigo, nunca me compadeció o me trato como si fuera alguien que necesitaba ayuda, sino que trato de estar allí para mí en cada paso, sé que le hubiera gustado irse conmigo al exilio de no ser porque tenía en Enebro a alguien especial para el ahora. Pero cuando nuestro vinculo se rompió a raíz del exilio nunca deje de sentir o pensar que era mi amigo y que seguiríamos siéndolo por mucho, mucho tiempo. No quería que Enebro lo viera asi, un poco magullado, por lo que aún no se había corrido la voz al resto del campamento de la llegada de Grover y Gleeson. Cuando entré a aquella habitación y lo vi con múltiples intravenosas me sentí apenado. Desde el comienzo había sido su idea rescatar semidioses y siempre lo había hecho bien. Tenía múltiples heridas y muñecas tenían signos de haber sido atado con rudeza, mil imágenes vinieron a mí en ese momento de todos los momentos despreciables que me había tocado vivir. Grover lo sabía, sé que lo sabía, pero nunca había dicho nada para no avergonzarme. Me sentí vulnerable, mi corazón latía a mil por hora cuando vi que tenían en su pecho signos de haber sido torturado, había marcas de puñaladas frescas.

—Lo siento tanto, amigo mío —me senté a su lado para poder cuidar de él. —No deberías haber pasado por esto —sabía que era parte de lo que le gustaba, el conocía los riesgos de esto e ir hasta los más recóndito del país para poder salvarlos era sin duda su elección, pero no dejaba de ser duro verlo tan frágil. Sentí un fuerte opresión en el pecho que no podía controlar. Me dio un poco de pánico pensar que podría darme uno de esos ataques que había podido estar controlando desde que Estelle y yo nos habíamos reunido, pero trate de controlarme lo mejor que pude.

—Yo… te conozco —escuché el susurro de su voz.

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