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Frieren: Stark Guerrero Magico

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Synopsis
Una persona reencarna en el personaje de Stark, de Sousou no Frieren no tuvo opción más que entrenar y entrenar hasta ser lo suficientemnte fuerte. Solo para ver a los más altos en la cima el también quiere poder ver a los ojos a los grandes mounstros de este mundo. ¿pero no puede evitar temblar de miedo o emoción aún no estaba seguro?. El anime de Sousou no Frieren no me pertenece tampoco la portada no son nada mio derechos a sus respectivos creadores y autores.
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Chapter 1 - Capitulo 1 "El Pueblo Destruido"

Era una mañana común en un pueblo de la región Klee. Los guerreros entrenaban, con sus armas apartadas, realizando combates de práctica. Sin embargo, se podía sentir un aire serio; en ese lugar, todo parecía regirse por la fuerza. En este ambiente, los débiles no sobrevivirían.

En el pueblo había bastante bullicio por los entrenamientos, pero también un silencio tenso. Los fuertes reían y charlaban, mientras que los débiles se esforzaban por volverse más fuertes o se ahogaban en su triste destino.

Entre todo esto había un niño, de unos ocho años o menos, que entrenaba con una espada de madera. Se dedicaba a hacer tajos en el aire; su concentración era tal que pasó varias horas haciendo ese mismo movimiento sin detenerse. Sus brazos temblaban y gotas de sudor bajaban por su frente, su cuerpo estaba empapado y su ropa pegada a la piel, pero no se detuvo.

Sus piernas estaban algo temblorosas; podía notar los callos y las heridas en sus manos, que se formaban por sostener tanto tiempo la espada de madera. Aun así, no se detuvo.

Después de tanto tiempo entrenando hasta desvanecerse, tuvo que tomar un descanso. Su cuerpo ya no resistía más; estaba muy adolorido.

Con las piernas temblorosas, le fallaron y tuvo que caer de rodillas mientras respiraba pesadamente.

Este niño, que practicaba tan arduamente sin cansancio, se llamaba Stark y era una persona reencarnada.

Había reencarnado y le pareció raro cuando de repente todo fue oscuridad y no sintió más dolor. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue una luz deslumbrante. Apenas pudo mantener los ojos abiertos hasta que vio los ojos de su padre.

Fue una experiencia extraña; al principio sufrió una especie de crisis. Sin embargo, al pasar su infancia nuevamente, las cosas fueron relativamente fáciles al principio. No ocultó su conocimiento, pero al final eso le jugó en contra.

Que un niño de uno o dos años pudiera hablar, escribir y mantener conversaciones fluidas con adultos mientras entendía lo que sucedía a su alrededor era considerado monstruoso. Todos estaban emocionados; creían que era algún tipo de prodigio que aparecía una vez cada miles de años.

Él también creía eso. Reencarnar en un mundo medieval con magia era el sueño de cualquier persona. Aunque no estaba particularmente familiarizado con el término, pensó que sería una buena oportunidad para vivir la vida.

Normalmente en estas historias se supone que tendría alguna clase de ayuda, pero estaba equivocado.

El otro problema que tenía presente era que sabía que era un reencarnado, pero sus recuerdos eran confusos. Podía hacer cosas básicas y otras con facilidad, como si ya las hubiera hecho, pero era como un déjà vu.

Tenía recuerdos e imágenes fragmentados.

Pronto descubrió que había algunos ancianos que contaban historias a los más pequeños, aunque no era bien visto que los niños holgazanearan. Desde muy pequeños comenzaban su entrenamiento para convertirse en guerreros.

Stark sabía dónde había reencarnado, pero solo de manera superficial. Esta era una historia que había leído; le aburrió ver cómo la trama giraba en torno a tres personas intentando encontrar el cielo y se saltó a los primeros capítulos.

Solo conocía a Frieren y Fern; estaba bastante perdido. Tendría que pertenecer a ese grupo en unos años, pero no sabía nada más. Solo sabía que Stark, de alguna manera, se encontraría con Eisen. Había leído algunas partes saltándose capítulos para ver si le interesaba la historia.

Ahora se arrepentía mucho; si tan solo hubiera leído y no se hubiera saltado varias partes importantes, al menos tendría algún conocimiento del mundo.

Solo sabía sobre algunos personajes porque vio algunas imágenes por Internet para ver si alguno lo motivaba lo suficiente para leerlo bien.

Los adultos eran bastante estrictos y disciplinados. Tenían que entrenar durante horas bajo el sol hasta el anochecer; eso hacía que los infantes hicieran lo mismo para no quedarse atrás respecto a los demás niños. Sería una vergüenza para la familia; sería un duro golpe para su nombre y prestigio.

Pero por mucho que lo intentara, fue ridiculizado. La reputación que había generado por ser un genio resultó ser la peor espina en su costado. Todos los años vividos fueron una vergüenza para su familia.

Creyó que al reencarnar tendría alguna clase de trampa o habilidad especial, pero nada apareció. Tal vez aún no era tiempo o solo necesitaba cumplir ciertos requisitos para activar alguna habilidad especial.

A pesar de pasar horas entrenando su cuerpo infantil destrozado por el agotador entrenamiento, no todo fue malo.

A pesar de haber entrenado incansablemente, lo único que descubrió fue su talento y capacidad en la magia; aunque sobresaliente como guerrero, le fue mejor como mago.

Para empezar el camino de la magia, primero debía sentir el mana. La primera vez que lo hizo, entrenó hasta desmayarse. Aunque era un reencarnado, todos lo señalaban con el dedo y le decían que era una vergüenza por ser débil, que no se comparaba con su hermano, el héroe del pueblo.

La primera vez que usé un hechizo, la sensación indescriptible de cómo mi cuerpo era recorrido por completo por el mana que salía de mi mano fue tan embriagadora y fuerte.

Era algo duro; aunque no le afectaba lo suficiente como para hacer alguna estupidez, resultaba molesto que los adultos lo señalaran y que los niños tomaran su ejemplo para intimidarlo.

A pesar de todo, no se dejó molestar ni intimidar. Siempre se defendió, aunque era predecible que si cinco o seis niños lo golpeaban al mismo tiempo, y eran niños entrenados en el camino del guerrero con más talento que él, terminaría apaleado y humillado. Pero siempre se había defendido, aunque fue muy difícil.

Lo único bueno de todo esto era que no estaba completamente solo; su hermano Stoltz era bastante amable. Siempre que lo veía entrenar, corregía su postura y le hacía observaciones sobre el manejo de la espada. Se podría decir que era la única persona en el pueblo que lo trataba amablemente a pesar de su debilidad.

Se dio cuenta de que en este mundo la fuerza lo era todo, por eso entrenaba; tarde o temprano lograría ser más fuerte y nadie podría hacerle frente. Solo tenía que seguir entrenando.

El entrenamiento físico ocupaba la mayor parte de su día, pero no olvidaba el entrenamiento mágico. Aunque era difícil concentrarse y practicar para sentir la magia, lo hacía sin descanso.

Hasta ese momento, no había encontrado información sobre un guerrero que pudiera usar magia. Eran dos ramas completamente diferentes y podría llevarle dos vidas llegar a ser competente en cualquiera de ellas. La magia requería analizar, estudiar y practicar mientras se refinaba su mana. Aunque su capacidad mágica no era monstruosa, creía que era decente para su edad.

Se suponía que la capacidad mágica aumentaba en proporción con los años de entrenamiento. Por otro lado, el entrenamiento como guerrero consistía en perfeccionar técnicas e instintos relacionados con el combate. Tenía que ser un guerrero habilidoso, pero su talento era nulo; aunque veía resultados, eran muy lentos en comparación con la magia.

Era divertido estudiar y perfeccionar sus habilidades; sin embargo, había pocos libros sobre la historia mágica del mundo y casi ningún grimorio en el pueblo. Con lo poco que había encontrado, le bastaba.

La magia solo se trataba de imaginación y su capacidad mágica; mientras tuviera imaginación y refinara sus reservas a medida que crecían, eventualmente alcanzaría un nivel decente.

Mientras entrenaba con magia básica e intentaba materializarla, se daba cuenta de lo difícil que era mantenerla por más de un minuto. Sin embargo, estaba viendo resultados. Solo necesitaba seguir haciéndolo constantemente; aún tenía tiempo para volverse lo suficientemente fuerte como para explorar el mundo: conocer gente, ver paisajes, navegar en barco o incluso volar como algunos magos a los que se había cruzado en la aldea.

Aunque la magia de vuelo era bastante ineficiente, creía que su talento no era completamente malo. En cuanto a ser guerrero, le iba mejor con la magia. Podía mantener el vuelo por unos pocos segundos; podría hacerlo más tiempo ya que su control de mana estaba bastante refinado. El problema eran sus reservas: aunque aumentaban, era a un ritmo muy lento.

Creía tener tiempo para mejorar; sin embargo, en una noche inusualmente silenciosa —normalmente se escuchaban ruidos de animales o el viento soplando— notó algo extraño: no podía dormir. Algo dentro de él —su instinto de guerrero— le decía que algo estaba pasando.

De repente, una fuerte explosión resonó en la noche. Podía escuchar a la gente gritando y huyendo en varias direcciones. Mientras los guerreros con ostentosos atuendos blancos iban y venían, pudo ver a su padre y hermano salir apresuradamente por la puerta.

Al seguirlos, fue testigo de escenas desgarradoras. Aunque era un reencarnado, nunca imaginó encontrarse con algo así tan temprano.

Cuerpos por doquier: algunos quemados hasta el punto de no ser reconocibles; otros aún estaban vivos pero retorciéndose de dolor al sentir la muerte acercarse. Había tanta sangre derramada en las calles.

Cuerpos arrojados como si fueran basura; algunos niños —los mismos que lo habían golpeado— estaban muertos de miedo al ver a sus amigos fallecidos o quemados hasta casi ser irreconocibles.

Había algunas personas desmembradas, había tanta sangre cubriéndolos que era una vista espantosa.

Solo sintió la cena. Lo que había comido trataba de salir de su interior, aunque lo resistió; se sentía la desagradable sensación de vómito en su garganta.

El pueblo estaba en llamas; las casas que había recorrido en estos años ardían mientras los guerreros intentaban auxiliar a todos los posibles.

Tanta muerte y tanta destrucción, se preguntaba por qué pasaba esto. ¿Quién sería capaz de masacrar tantas vidas humanas, tratándolas como si fueran basura?

Solo pudo sentir un estallido de velocidad. Sentía como si estuviera en los brazos de alguien: era su hermano. Estaba corriendo hacia algún lado; hasta que pudo verlo, fue a regresar con el grupo de guerreros. Todos estaban asustados, y pudo ver a su padre con cara de terror pero con una determinación férrea.

Al llegar y que su hermano lo bajara, solo pudo mirar al frente: era alto, un demonio con cuernos, rodeado de cuerpos de guerreros. Sus trajes blancos estaban cubiertos hasta el borde de sangre; era una vista grotesca.

Podía ver cómo su carne estaba al rojo vivo por ser quemada por el fuego. Aún escuchaba los gritos de los habitantes del pueblo resonando por varias ubicaciones.

Sentía una sensación desagradable en el aire; la presencia misma del demonio lo oprimía a él y a todo su alrededor. Era como si solo la magia que emanaba de su cuerpo cambiara el terreno.

Aunque era un mago novato, podía ver tenuemente su capacidad de mana; no trataba de ocultarlo ni nada, solo podía pronunciar una palabra: "Mountroso".

Su capacidad de mana era tan grande que le daba ganas de vomitar, oprimiendo a cualquiera que lo mirara. Solo su presencia imponía miedo y terror.

Solo pudo sentir cómo su hermano lo sostenía; tenía su espada de madera en la mano. Aunque no había mucho que pudiera hacer, era lo único que le daba seguridad; fue bastante infantil. Pero solo tenía magia de nivel básico y no creía poder lanzar más de unos cuantos hechizos, que probablemente se desvanecerían por sus reservas de mana.

Por eso había estado refinando su control; tendría que arreglárselas para poder lanzar varios hechizos hasta que su mana creciera. Había visto resultados: por eso, una vez al día siempre vaciaba su mana; podía ver cómo sus capacidades aumentaban a un buen ritmo.

Supone que en este mundo medieval, la creencia de que el mana aumentaba solo con la edad y experiencia —y aumentaba en proporción a los años de entrenamiento— era algo bien arraigado en sus mentes y corazones.

No sería raro que les enseñaran así, pensando que el mana solo aumentaría con el tiempo. ¿Cuántos años tendrían que entrenar hasta llegar a su límite? Por eso habría hechiceros bastante débiles; quedarían limitados a la capacidad de mana con la que nacieron. Aunque no niega que podría seguir creciendo con el tiempo, sería algo bastante lento.

Aunque los humanos son bastante efímeros, ¿cuánto tiempo tendrían que esperar hasta que su capacidad de mana creciera para ser lo suficientemente viable?

No negaría que habría otros métodos; este fue el único que encontró, aunque se había salido del tema.

Su hermano lo agarró de los hombros; apenas escuchó lo que decía.

Podía ver cómo estaba Stoltz, con una mano en su hombro. Solo lo miraba con una sonrisa cálida y familiar.

"Tienes que huir," dijo Stoltz. "Tienes que vivir. Eres lo que quedará de la familia; vive fuerte y feliz."

Su tono cálido mientras lo miraba con una sonrisa empujó su cuerpo hacia adelante.

Aunque se sentía bastante mal —él había sido la única persona que lo había tratado bien— sus piernas se movieron solas al cruzar miradas con el demonio. Solo pudo huir; esa mirada lo perseguiría en sus sueños por algún tiempo.

Su sonrisa fría y maníaca mientras se ponía en posición para masacrar a los guerreros.

Sentía su respiración agitada mientras huía como un cobarde, apretando tan fuerte la espada en su mano que sus dedos podrían romperse.