Alex watches from his office a forbidden scene between his wife, his mother-in-law, and the guard. Desire, power, and confusion intertwine in this encounter that challenges everything he thought he understood about their relationship.
Alex sits in his black leather chair, his eyes fixed on the screens in his office. The security cameras, normally a tool for maintaining order in his company, are now his window to a secret that consumes him. The dim light in the room reflects on his serious face, his imperturbable expression, but inside, a storm of emotions rages. His right hand rests on the arm of the chair, his fingers slightly tense, as if about to make a fist. On the screens, the company bathroom appears crystal clear. His wife, Laura, and his mother-in-law, Marta, are there, their figures captured in high definition. The security guard, a man with a strong build and a piercing gaze, is with them. Alex feels his heart beat faster, a mixture of excitement and something he can't quite identify.
Laura, with her brown hair loose and her tight dress, kneels in front of the guard. Her lips part, and Alex sees the man's head tilt back, a stifled moan escaping his mouth. Marta, with her mature elegance and black dress that highlights her curves, watches the scene with a lascivious smile. Alex swallows, his left hand moving to his crotch, adjusting his pants with an almost imperceptible gesture. The guard, despite not having a member as imposing as Alex's, radiates a dominance that makes him seem larger, more powerful. Laura kisses the man's neck, her hands running over his torso, and Alex feels a growing heat in his abdomen.
Guard:
You like it, right?
Laura nods, her eyes closed, her face a mask of submission. Alex adjusts his pants again, his erection uncomfortable but exciting. Marta approaches, her hands resting on Laura's shoulders, guiding her with an experience that only years can give. The guard turns, his gaze meeting the camera for a moment, and Alex feels a chill. It's as if the man knows he's being watched, but doesn't care. Or maybe he even likes it.
Guard:
Open your mouth, Laura
y ella obedece sin dudar. El hombre se desabrocha el pantalón con lentitud, su erección liberándose con un sonido sordo. Alex ve cómo Laura se inclina hacia adelante, sus labios rodeando el miembro del guardia con una habilidad que lo hace gemir. Marta se arrodilla a su lado, sus manos acariciando las bolas del hombre, besándolas con una ternura que contrasta con la rudeza del acto. Alex cierra los ojos por un momento, su mano derecha se desliza dentro de su pantalón, sus dedos envolviendo su propia erección. Se masturba con lentitud, su respiración acelerándose al ritmo de las imágenes en las pantallas.
Guardia:
Así, putita
murmura el guardia, su mano enredándose en el cabello de Laura mientras ella lo deepthroata con devoción. Marta se levanta, su vestido subiendo lo suficiente para revelar su ropa interior negra. Se gira, ofreciendo su trasero al guardia, y Alex siente un nudo en el estómago. El hombre no pierde el tiempo, sus manos agarrando las caderas de Marta con fuerza, posicionándose detrás de ella. Laura se aparta, su boca brillante, y se coloca frente a Marta, sus manos apoyadas en los muslos de su suegra.
Laura:
¿Lista, mamá?
pregunta Laura, su voz ronca de deseo. Marta asiente, su respiración entrecortada. Alex ve cómo el guardia penetra a Marta con un solo movimiento, su miembro desapareciendo en su ano con una facilidad que lo sorprende. Laura se gira, ofreciendo su propio trasero al guardia, y Alex siente cómo su mano se mueve con más rapidez, su excitación alcanzando nuevos niveles. El guardia no tarda en penetrar a Laura también, sus manos agarrando las caderas de ambas mujeres mientras las embiste con fuerza.
Laura:
Jódeme, jódeme
gime Laura, su voz llena de necesidad. Marta se une a ella, sus gemidos llenando el baño. Alex escucha sus voces, sus palabras sucias y llenas de deseo, y se siente como si estuviera allí, como si fuera parte de la escena. El guardia las usa como sillas, sentándose sobre ambas, sus miembros entrando y saliendo de sus anos con un ritmo implacable. Alex ve cómo las mujeres se adaptan a su peso, sus cuerpos sudorosos brillando bajo la luz del baño.
Guardia:
¿Te gusta ver cómo las jodo, Alex?
murmura el guardia, su mirada dirigida a la cámara por un instante. Alex se congela, su mano deteniéndose en el aire. ¿Cómo sabe su nombre? ¿Cómo sabe que está allí? Pero el momento pasa, y el guardia regresa a su tarea, sus manos agarrando los senos de Laura, apretándolos con fuerza. Alex reanuda su movimiento, su mano moviéndose con desesperación. Se pregunta si esto es lo que siempre quiso, ver a las mujeres que ama rendidas ante otro hombre. O si ha ido demasiado lejos, si ha cruzado una línea que no puede deshacer.
El guardia aumenta el ritmo, sus embestidas más rápidas, más profundas. Laura y Marta gimen en armonía, sus cuerpos temblando con cada movimiento. Alex ve cómo el guardia se inclina hacia adelante, sus labios rozando el oído de Laura.
Guardia:
Voy a llenarte el culo, putita
he murmurs, and Laura moans in response. Alex feels his own ejaculation approaching, his hand moving frantically. The guard cums, his body tensing as he fills Laura's anus with his semen. Marta cums too, her body convulsing in the guard's hands. Laura cums soon after, her voice a strangled cry of pleasure.
Alex ejaculates into his hand, his semen hot and sticky. He closes his eyes, his breathing ragged, as images of the sweaty, ecstatic women become seared into his mind. He feels empty and full at the same time, as if he's crossed an irreversible line. Is this what he always wanted? Or is it just a game gone too far? He has no answers, only the image of their surrendered bodies, their faces filled with pleasure, and the feeling that something has changed forever.