La transición fue instantánea para Batman. Un momento estaba en la penumbra familiar de la Batcueva, el siguiente, la humedad y el hedor a moho y desinfectante de Arkham lo envolvían. No era una alucinación; era una inmersión completa. La arquitectura era idéntica a la del verdadero asilo, desde las gárgolas grotescas que adornaban el techo hasta los grafitis rayados en las paredes de las celdas.
Su mente analítica se puso en marcha de inmediato. No había sido transportado físicamente; eso era imposible sin la intervención de la Liga de la Justicia o una amenaza de nivel cósmico. Esto era algo más. Una simulación, sí, la palabra resonaba en los bordes de su conciencia, pero una tan perfecta que sus sentidos no podían distinguirla de la realidad.
"¿Un nuevo truco del Espantapájaros? ¿O Ra's al Ghul?" murmuró, su voz grave resonando en el pasillo silencioso.
El silencio, sin embargo, no duró. Un grito desgarrador, seguido de una risa maníaca y chirriante, rasgó el aire desde algún lugar más profundo del asilo. El Joker.
Batman se movió con la fluidez de un depredador. Su entrenamiento lo había preparado para lo inesperado, pero la intensidad de esta "simulación" era desconcertante. Se sentía real. Demasiado real. Las puertas de las celdas estaban abiertas, la señal de un brote. Las marcas de arañazos y sangre seca en el suelo le dijeron que el caos ya había comenzado.
Liam, observando a través de la interfaz del sistema, sintió un escalofrío de emoción. Tenía una vista de pájaro de toda la simulación de Arkham, siguiendo los movimientos de Batman como si fuera un videojuego. Podía ver su puntuación de "participación" dispararse a medida que el Caballero Oscuro se adentraba en el asilo.
"Vamos, Batman", susurró Liam. "Muéstrame lo que tienes."
El Caballero Oscuro avanzó con cautela metódica. El sistema de Liam había replicado fielmente cada centímetro de Arkham, incluyendo los secretos y atajos que solo Batman conocía. Encontró el cuerpo de un guardia en un charco de sangre, una tarjeta de acceso a medio abrir a su lado. La causa de su muerte: un corte limpio en la garganta. Victor Zsasz.
Continuó, el sonido de su capa batiendo era el único ruido en el sombrío pasillo hasta que escuchó un arrastre pesado. A la vuelta de la esquina, una celda estaba destrozada, sus barrotes arrancados como si fueran papel. En el centro del desastre, una figura masiva y verdosa se movía inquietantemente.
Killer Croc.
Batman no perdió el ritmo. Se había enfrentado a Croc innumerables veces. Preparó un batarang, pero antes de que pudiera lanzarlo, el sistema de Liam activó una secuencia de eventos preestablecida. Las luces parpadearon violentamente, sumiendo el pasillo en la oscuridad intermitente. Killer Croc rugió y se lanzó.
El combate fue brutal, incluso en la simulación. Batman esquivó las garras masivas, usando el entorno para su ventaja, lanzando golpes precisos y contundentes. Croc era más fuerte, pero Batman era más rápido y mucho más inteligente. Finalmente, el mutante cayó inconsciente después de un golpe en un punto de presión neural conocido.
"Interesante", pensó Batman, revisando el pulso de Croc. La simulación no se detuvo después de su victoria. Los sonidos de la locura y el caos seguían emanando de las profundidades del asilo. Esto no era solo una prueba de combate.
Mientras se adentraba más, las trampas del Espantapájaros comenzaron a aparecer: alucinaciones visuales y auditivas que ponían a prueba su control mental. La voz del Guasón se volvía más frecuente, burlándose de él, prometiendo un "juego" que disfrutaría. Batman sintió una creciente ola de ira. No solo por el caos que estaba viendo, sino por el descaro del creador de esta simulación. ¿Quién se atrevía a jugar con los horrores de Arkham de esta manera?
Liam, desde su panel de control, vio cómo la "puntuación de enfado" de Batman se disparaba. "¡Lo tengo enganchado!" pensó, sintiendo una punzada de triunfo. El sistema era más profundo de lo que esperaba, registrando incluso las emociones de los participantes.
La misión de Batman en esta "pesadilla" no era solo contener el brote, era desenmascarar al ilusionista detrás de todo esto. Y el Caballero Oscuro, por primera vez en mucho tiempo, estaba verdaderamente intrigado, y enfurecido.