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Chapter 101 - Capitulo 96 - Día de descanso 14 (Parte 2)

Capitulo 96 - Día de descanso 14 (Parte 2)

Owen estaba sentado en el comedor, con la cabeza recargada en la mesa y un suspiro que parecía eterno.

Había intentado jugar con su "Owen-saurio", había intentado comer otra rosquilla, había intentado hablar con Geoff... nada lo entretenía.

Se levantó de golpe, con esa energía que siempre parecía surgir de la nada, y caminó hacia Noah, que estaba bajo un árbol leyendo.

"Noah," dijo Owen, con voz dramática. "Estoy aburrido."

Noah levantó la vista apenas, sin mover el libro.

"Qué sorpresa."

"¡No, en serio!" dijo Owen, sentándose a su lado. "Esto es aburridísimo. Necesitamos que Cody se levante. Él siempre inventa cosas."

Noah cerró el libro con calma.

"¿Y qué propones? ¿Ir a sacarlo de la cama?"

"¡Exacto!" dijo Owen, levantándose de nuevo. "Vamos."

Noah suspiró, pero lo siguió.

"Esto va a ser un desastre."

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La cabaña de los chicos estaba en silencio.

Owen empujó la puerta sin pensar demasiado y entró, con Noah detrás.

La luz se filtraba por las rendijas, iluminando apenas las literas.

Y ahí, en una de ellas, estaba Cody.

Dormido.

Con Gwen abrazada a su lado, bajo las sábanas.

Noah arqueó una ceja.

"Bueno... eso explica por qué no salió."

Owen se acercó, sin preocuparse por la escena.

"¡Cody!" dijo en voz alta. "¡Despierta, flojo!"

Cody soltó un gemido leve, moviéndose bajo las sábanas.

Gwen abrió los ojos, molesta, y miró a Owen con cara de pocos amigos.

"¿Qué hacen aquí?" murmuró Gwen, con voz baja pero firme.

Owen sonrió, como si no hubiera nada raro.

"¡Venimos a salvar el día! ¡Está aburridísimo sin Cody! Necesitamos que se levante y haga algo divertido."

Noah cruzó los brazos, apoyado en la pared.

"Yo solo vine para ver el espectáculo."

Cody abrió los ojos lentamente, aún medio dormido.

"¿Qué pasa...?"

"¡Que te extrañamos!" dijo Owen, sacudiendo la litera. "¡Levántate, hombre! El campamento sin ti es como un sándwich sin pan."

Gwen se acomodó, aún abrazada a Cody, y murmuró con sarcasmo:

"Genial. Justo lo que necesitábamos. Un despertador humano."

Noah sonrió apenas.

"Al menos ahora el día tiene ritmo."

Cody suspiró, cubriéndose la cara con una mano.

"¿No podían esperar a que me despertara solo?"

"¡No!" dijo Owen. "¡Porque estoy aburrido!"

El silencio se llenó con la mezcla de fastidio de Gwen, resignación de Noah y la energía inagotable de Owen.

El día, inevitablemente, había cambiado.

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La cabaña seguía en silencio, con Cody y Gwen aún abrazados bajo las sábanas, disfrutando de la calma.

Owen, sin paciencia, los miraba desde el borde de la litera, con los brazos cruzados y una expresión de niño travieso.

Noah estaba detrás, apoyado en la pared, observando todo con su habitual mezcla de aburrimiento y resignación.

"Vamos, Cody," dijo Owen. "Levántate. El campamento está aburridísimo sin ti."

Cody cerró los ojos con fuerza.

"No. Hoy no."

Owen sonrió, como si hubiera estado esperando esa respuesta.

"Entonces no me queda otra opción... voy a soltar el gas más oloroso y grande que pueda."

El silencio se rompió de golpe.

Noah abrió los ojos, alarmado.

"¡Oye, no! ¿Qué culpa tengo yo? ¡Yo también duermo aquí!"

Gwen levantó la cabeza, incrédula.

"¿En serio?"

Owen ya estaba inflando el pecho, como si se preparara para un ataque químico.

"¡Es mi arma secreta! Si Cody no se levanta, todos sufrirán."

Cody se incorporó de inmediato, con los ojos abiertos de par en par.

"¡No, no, no! ¡Está bien, me levanto!"

Gwen también se levantó rápido, empujando a Cody para que se moviera.

"¡Detén a Owen antes de que sea demasiado tarde!"

Noah agitaba las manos, desesperado.

"¡Haz algo, Cody! ¡No quiero morir así!"

Owen reía, disfrutando del caos que había provocado.

"¡Funciona cada vez!"

Cody y Gwen se pusieron de pie, aún medio dormidos, pero listos para detenerlo.

El día había comenzado, no por decisión propia, sino por la amenaza más absurda y efectiva del campamento.

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Los cuatro salieron de la cabaña. El sol ya estaba alto, el aire fresco, y el campamento lleno de voces dispersas. Owen caminaba con energía, Noah con su habitual desgano, Gwen aún cerca de Cody, y Cody tratando de despabilarse.

"Bueno," dijo Owen, rompiendo el silencio. "Ya estamos afuera. ¿Qué se te ocurre, Cody?"

Noah lo miró de reojo.

"Sí, genio. Porque hasta ahora tu gran plan ha sido dormir."

Cody se quedó pensativo un momento. Miró alrededor, el comedor, el muelle, el bosque. Luego sonrió, como si una idea hubiera aparecido de golpe.

"Ya sé," dijo. "Yo voy a hablar con Chris. Ustedes dos... encárguense de llevar los colchones a la casa del árbol."

Owen parpadeó.

"¿Colchones? ¿Para qué?"

Cody levantó una ceja, divertido.

"Eso lo sabrán cuando esté listo."

Noah suspiró.

"Siempre con los misterios."

"¡Pero suena divertido!" dijo Owen, ya entusiasmado. "¡Vamos, Noah! ¡Colchones al árbol!"

Noah lo miró con resignación.

"Esto va a terminar mal."

Gwen se acercó a Cody, tomándole del brazo.

"¿Y yo?"

"Vienes conmigo," dijo Cody. "Vamos a ver a Chris."

Owen ya estaba arrastrando un colchón, riendo como si fuera parte de un reto. Noah lo seguía a regañadientes, murmurando sobre lo absurdo de la idea.

Cody y Gwen se alejaron juntos, dejando atrás el bullicio.

El día, que había empezado vacío, ahora tenía dirección.

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Cody y Gwen caminaron juntos hasta la cabaña de Chris. El lugar estaba tranquilo, con la puerta cerrada y un silencio extraño, como si Chris estuviera esperando que alguien llegara a interrumpirlo. Cody levantó la mano y tocó tres veces, firme pero sin exagerar.

La puerta se abrió lentamente y apareció Chris, con esa sonrisa burlona que nunca faltaba.

"¿Y ahora qué locura quieres, Cody?" dijo Chris, riéndose. "¿No era suficiente con dormir todo el día?"

Cody se aclaró la garganta, intentando sonar serio.

"Estamos aburridos," dijo Cody. "Quería ver si nos prestas un proyector, unas bocinas y un par de películas para pasar el rato. Además... permiso para tomar más botanas."

Chris lo miró como si acabara de escuchar el chiste más absurdo.

"¿Y por qué debería?" dijo Chris. "Ya no me quedan recompensas para darles."

Cody sonrió, confiado, como si ya tuviera la respuesta lista.

"Porque te dejo que me castigues en algún evento," dijo Cody. "Seguro eso te da más rating."

Chris soltó una carcajada, inclinándose hacia atrás.

"¡Estás loco!" dijo Chris. "¿De verdad crees que voy a aceptar un trato así?"

Gwen, que estaba a su lado, se inclinó y le susurró al oído con tono preocupado:

"No es necesario que te ofrezcas así," dijo Gwen.

Cody giró un poco la cabeza hacia ella, con una sonrisa tranquila.

"Ya sabré cómo sobrellevarlo," dijo Cody.

Chris los miró un momento más, divertido, y finalmente levantó las manos en señal de rendición.

"Está bien, está bien. Me convenciste," dijo Chris. "Proyector, bocinas, películas y botanas. Pero recuerda, Cody... me debes una."

Cody asintió, satisfecho, como si hubiera ganado una pequeña batalla.

"Trato hecho," dijo Cody.

Gwen lo miró con una mezcla de incredulidad y risa.

"Solo tú negociarías tu propio castigo para conseguir películas," dijo Gwen.

Chris se apartó de la puerta, haciéndoles un gesto para que entraran.

"Prepárense," dijo Chris. "Esto va a ser interesante."

Dentro de la cabaña, Chris abrió un armario y comenzó a sacar las cosas: un proyector algo viejo, un par de bocinas portátiles y una caja con varias películas en DVD. Mientras lo hacía, no dejaba de burlarse.

"¿De verdad creen que esto va a salvar el día?" dijo Chris. "Un cine improvisado en el campamento. Qué idea tan ridícula... aunque debo admitir que tiene potencial."

Cody recogió el proyector con cuidado, como si fuera un tesoro.

"Claro que va a salvar el día," dijo Cody. "Todos están aburridos, y esto les va a dar algo que hacer juntos."

Chris lo miró con una sonrisa torcida.

"Siempre con tus planes de unir al grupo," dijo Chris. "No sé si eres un genio o un ingenuo."

"Un poco de ambos," dijo Cody, encogiéndose de hombros.

Gwen tomó la caja de películas y la revisó.

"¿En serio tienes Jurassic Park aquí?" dijo Gwen. "Eso va a volver loco a Owen."

Gwen negó con la cabeza, sonriendo.

"Esto va a ser un desastre," dijo Gwen.

Chris cerró el armario y se cruzó de brazos.

"Bueno, ya tienen lo que querían," dijo Chris. "Pero no olviden: me deben una. Y cuando llegue el momento, voy a cobrarlo."

Cody asintió, firme.

"Lo sé," dijo Cody. "Y estaré listo."

Chris lo miró un segundo más, como evaluando si realmente entendía lo que acababa de aceptar. Luego sonrió, satisfecho.

"Entonces váyanse antes de que me arrepienta," dijo Chris.

Cody y Gwen recogieron las cosas y salieron de la cabaña, con la sensación de que acababan de firmar un contrato invisible. Gwen lo miró mientras caminaban.

"De verdad estás loco," dijo Gwen.

Cody sonrió, ajustando el proyector bajo el brazo.

"Tal vez," dijo Cody. "Pero al menos ya tenemos cine."

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Owen y Noah ya habían cargado los colchones hasta la casa del árbol. El esfuerzo había sido desigual: Owen sudaba pero reía, como si fuera un reto divertido, mientras Noah se quejaba en cada paso, convencido de que aquello era una pérdida de tiempo.

Cuando Cody y Gwen llegaron, traían consigo el proyector, las bocinas, un reproductor de DVD y una caja llena de películas. Además, Gwen cargaba una bolsa enorme de botanas: papas, galletas, dulces y refrescos.

Owen los recibió con entusiasmo, levantando los brazos.

"¡Por fin! ¿Cuál es el plan?" dijo Owen.

Cody sonrió, con esa chispa que siempre aparecía cuando tenía algo preparado.

"Noche de películas," dijo Cody.

Noah arqueó una ceja, incrédulo.

"¿Todo este esfuerzo... para un cine improvisado?" dijo Noah.

"Exacto," dijo Cody, sin perder la sonrisa. "Pero no cualquier cine. Vamos a hacerlo bien."

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Cody se puso manos a la obra. Primero organizó los colchones, alineándolos uno junto al otro para formar un gran sillón largo. Usó unas maderas y troncos que había cortado previamente para dar soporte, levantando los colchones como si fueran respaldos y apoyabrazos. Owen lo ayudaba, entusiasmado, mientras Noah observaba con los brazos cruzados, aunque al final terminó sosteniendo una tabla para que no se cayera.

"Esto es ridículo," murmuró Noah. "Pero admito que se ve cómodo."

"¡Es el sofá más épico del campamento!" dijo Owen, riendo.

Gwen, mientras tanto, acomodaba las botanas en una mesa improvisada hecha con dos troncos y una tabla plana.

"Si esto funciona, va a ser mejor que cualquier reto," dijo Gwen.

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Cuando terminaron, Cody colocó el proyector en el centro, sobre un tronco firme. La oscuridad dentro de la casa del árbol ayudaba: las paredes bloqueaban la luz del sol, y el espacio se transformaba en una sala de cine improvisada.

Conectó el proyector a la bocina y al DVD, probando que todo funcionara. Una luz blanca iluminó la pared de madera, y Owen aplaudió como si fuera magia.

"¡Funciona! ¡Es cine de verdad!" dijo Owen.

Noah suspiró, aunque no pudo evitar sonreír un poco.

"Bueno... supongo que no está tan mal."

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Owen se dejó caer sobre el sillón improvisado de colchones y miró a Cody con los ojos brillando de curiosidad.

"Bueno, ¿y qué vamos a ver?" dijo Owen.

Cody sonrió, misterioso, mientras acomodaba el proyector sobre un tronco firme.

"Eso será sorpresa," dijo Cody. "Lo único que tienen que saber es que serán tres películas."

Noah arqueó una ceja, incrédulo.

"Genial, más secretos," dijo Noah.

Cody se encogió de hombros, divertido.

"Así es más emocionante. Pero ahora ustedes tienen una misión: vayan a invitar a los demás. Yo y Gwen nos encargamos de preparar los bocadillos."

Owen saltó de inmediato, entusiasmado.

"¡Perfecto! ¡Voy a gritarlo por todo el campamento!" dijo Owen.

Noah suspiró, levantándose con desgano.

"Esto va a terminar en caos... pero está bien," dijo Noah.

Los dos salieron de la casa del árbol, dejando a Cody y Gwen con la tarea de transformar el lugar en un cine improvisado.

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Mientras Owen corría por el campamento anunciando la "noche de películas" y Noah lo seguía con resignación, Cody y Gwen se pusieron manos a la obra.

Gwen preparó palomitas en ollas pequeñas, llenando cuencos grandes que colocó sobre la mesa improvisada. También abrió bolsas de papas fritas y las acomodó en platos.

Cody, en cambio, se encargó de los nachos y totopos. Los puso en bandejas grandes y preparó queso derretido con un toque de chily, perfecto para acompañar. Además, machacó aguacates y mezcló con limón, sal y cebolla para hacer un guacamole fresco que colocó en un tazón al centro.

El olor empezaba a llenar la casa del árbol, dándole un aire de fiesta. Gwen sonrió mientras probaba un poco del guacamole, y Cody seguía organizando todo con precisión.

De pronto, la puerta se abrió de golpe. Chef apareció cargando una bandeja enorme llena de hotdogs recién hechos. Se acercó a Cody y se la entregó con brusquedad.

"Chico, me hiciste preparar un montón de esto para estos malagradecidos," dijo Chef, con su tono duro de siempre.

Cody rió, tomando la bandeja con cuidado.

"Te debo un favor," dijo Cody.

Chef lo miró fijamente, con esa seriedad que imponía respeto.

"No lo olvides," dijo Chef, antes de girarse y marcharse sin más.

Cody colocó la bandeja junto a las demás botanas: palomitas, papas, nachos con queso y chily, guacamole fresco y ahora una montaña de hotdogs. Gwen lo miró, divertida, mientras Owen y Noah empezaban a regresar con los demás campistas.

La noche de películas estaba lista para comenzar.

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Uno a uno, los campistas fueron llegando a la casa del árbol. La noticia de Owen se había esparcido rápido, y la curiosidad los empujaba a ver qué había preparado Cody esta vez.

Al subir, se encontraron con el espacio transformado: colchones acomodados como un gran sillón, botanas por todas partes, un proyector listo y la mesa improvisada llena de palomitas, papas, nachos con queso y chily, guacamole fresco y una bandeja enorme de hotdogs. El ambiente olía a fiesta.

"¡Esto está increíble!" dijo Beth, corriendo hacia Cody y abrazándolo con entusiasmo.

"Me alegra que te despertaras," añadió Lindsay, que también lo abrazó con una sonrisa.

Leshawna le dio una palmada en el hombro.

"Sabía que ibas a darle vida al día, chico."

Incluso Duncan apareció, con las manos en los bolsillos y una sonrisa burlona.

"Bueno, al menos valió la pena venir. No está mal, casanova," dijo Duncan, aunque su tono tenía más aprobación que burla.

Cody sonrió, rodeado por la energía del grupo. Gwen, a su lado, lo miraba con orgullo, como si supiera que todo esto había sido posible gracias a él.

Pero no todos compartían el mismo entusiasmo. Harold llegó más tarde, subiendo despacio la escalera. Se detuvo un momento en la entrada, observando el lugar lleno de risas y movimiento. Su rostro no mostraba alegría; al contrario, parecía molesto.

No dijo nada. Se acomodó en una esquina, en silencio, sin participar.

En su mente, la idea era clara: El día iba perfecto hasta que Cody decidió arruinarlo.

Mientras los demás celebraban la "noche de películas" y se preparaban para acomodarse, Harold permanecía apartado, con esa mezcla de celos y frustración que no quería mostrar en voz alta.

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El sol comenzaba a caer, tiñendo el cielo de tonos naranjas y violetas. La casa del árbol se llenó de voces y risas mientras todos se acomodaban en el gran sillón improvisado de colchones. Las botanas circulaban de mano en mano: palomitas crujientes, papas fritas, nachos con queso y chily, guacamole fresco y la bandeja de hotdogs que Chef había dejado.

Owen ya tenía dos hotdogs en cada mano, devorándolos con entusiasmo, mientras Cody también disfrutaba de uno, riendo al ver la energía de su amigo.

Cuando todos estuvieron acomodados, Cody se levantó un poco y habló con voz clara, como si fuera el anfitrión de la noche.

"Bueno, chicos," dijo Cody, sonriendo. "Hoy no hubo retos, ni castigos, ni caos. Así que pensé que era momento de hacer algo distinto. Bienvenidos a la primera noche de películas del campamento."

Los demás aplaudieron y silbaron, sorprendidos por la idea. Cody tomó el control del DVD y encendió el proyector. La pantalla improvisada se iluminó, y el título de la primera película apareció.

"Jurassic Park," dijo Cody, con una sonrisa.

Owen gritó de emoción, levantando los brazos como si hubiera ganado un premio.

"¡Sí! ¡Dinosaurios gigantes!" dijo Owen, haciendo reír a todos.

La película comenzó, y poco a poco el bullicio se transformó en atención. Las escenas icónicas atraparon a todos, que comían mientras miraban fascinados. El ambiente era distinto: relajado, cálido, como si por un momento el campamento dejara de ser un lugar de competencia y se convirtiera en un espacio de amigos compartiendo algo juntos.

Cody se acomodó en medio del sillón largo. A su lado, Gwen se recostó tranquila, disfrutando de las palomitas. Del otro lado, Lindsay tomó lugar junto a él, sonriendo como si estuviera en el cine más cómodo del mundo.

El proyector iluminaba sus rostros, las bocinas llenaban el aire con rugidos de dinosaurios, y la casa del árbol se convirtió en un refugio perfecto para la primera función de la noche.

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La primera película terminó entre aplausos y risas. El proyector se apagó por un momento, y Cody se levantó para estirar las piernas. Los demás aprovecharon para ir por más botanas: palomitas recién hechas, papas crujientes, nachos con queso y chily, guacamole fresco y los hotdogs que aún quedaban en la bandeja. El aire estaba lleno de olor a comida y voces emocionadas.

Cody se colocó frente al grupo, con una sonrisa que anticipaba lo que venía.

"Bueno, chicos," dijo Cody. "La primera fue para emocionarnos... ahora toca algo distinto. La siguiente película es El Aro."

Un murmullo recorrió el lugar, mezcla de sorpresa y nervios. Algunos se acomodaron más cerca de los colchones, otros se abrazaron entre sí. El proyector volvió a encenderse, y la atmósfera cambió: la oscuridad de la casa del árbol se volvió perfecta para el suspenso.

Durante las escenas de terror, Lindsay se encogió de miedo y terminó abrazando a Cody, escondiendo la cara en su brazo cada vez que aparecía la niña en pantalla. Gwen, sentada al otro lado de Cody, frunció el ceño con molestia, pero decidió dejarlo pasar. Se limitó a comer palomitas y observar, aunque su mirada decía más que sus palabras.

El resto del grupo también reaccionaba con intensidad: gritos, risas nerviosas y comentarios en voz baja. Owen, en un gesto exagerado, abrazó a Noah con fuerza cada vez que la música subía de tono. Noah intentaba apartarlo, pero al final se resignó, murmurando con sarcasmo:

"Genial, ahora soy tu escudo humano."

Owen solo reía, disfrutando el momento.

La película avanzaba entre sustos y carcajadas, con todos compartiendo botanas y comentarios. El campamento, por primera vez en mucho tiempo, se sentía como una gran sala de cine improvisada, donde el miedo y la diversión se mezclaban en cada escena.

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La segunda película terminó entre gritos, risas nerviosas y comentarios sobre los sustos. Algunos aún se abrazaban, otros se burlaban de lo fácil que se habían asustado, y Owen seguía apretando a Noah como si fuera su peluche personal. Noah, resignado, se limitaba a comer papas mientras murmuraba que "esto era peor que cualquier reto".

Cody se levantó de nuevo, con una sonrisa amplia. El proyector se apagó por un momento, y todos aprovecharon para servirse más botanas: palomitas recién hechas, nachos con queso y chily, guacamole fresco y los hotdogs que todavía quedaban. El aire estaba lleno de olor a comida y voces alegres.

Cuando todos se acomodaron otra vez en el gran sillón de colchones, Cody tomó el control del DVD y habló con tono animado:

"Bueno, ya tuvimos acción y ya tuvimos terror... ahora toca reírnos un rato. La última película de la noche es American Pie."

Un murmullo recorrió el grupo, seguido de risas y comentarios. Algunos se miraron con complicidad, otros se acomodaron más cerca para disfrutar. El proyector iluminó la pared de madera, y la primera escena arrancó carcajadas inmediatas.

Owen se doblaba de risa, golpeando el colchón con la mano. Lindsay se tapaba la cara en algunas partes, pero no dejaba de reír. Gwen, a un lado de Cody, sonreía con calma, disfrutando el ambiente. Incluso Noah, que siempre parecía distante, soltó un par de risas discretas.

Cody se recostó en medio, con Gwen a un lado y Lindsay al otro, mirando la pantalla. Su sonrisa era distinta: no solo por la película, sino por lo que estaba viviendo. El campamento, que tantas veces había sido caos y competencia, ahora era un cine improvisado lleno de amigos, comida y risas compartidas.

Mientras la película avanzaba, Cody pensó que ese día, que había empezado vacío y silencioso, se había convertido en uno de los más memorables. Y no pudo evitar sonreír, divirtiéndose de lo que estaba viviendo.

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