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Chapter 3 - Capítulo 3: El Primer Movimiento

La noche que había comenzado con una reunión de titanes terminó en una cacofonía de destrucción. El ataque al club nocturno "Nebula" resonaba en todo el submundo criminal, enviando un mensaje claro: nadie estaba a salvo, ni siquiera los más poderosos.

En una mansión apartada, Vincenzo Moretti estaba furioso. Golpeó la mesa con tal fuerza que las copas de vino se tambalearon. "¡Esto no fue una coincidencia! Alguien aquí sabía que estaríamos reunidos y lo usó para atacarnos."

Kaede Takasugi, sentada con aparente calma, examinaba un fino cuchillo entre sus dedos. "Si buscas un traidor, Moretti, tal vez deberías empezar en tu propia casa. Tus hombres parecen demasiado bien informados últimamente."

Antes de que Moretti pudiera replicar, Dimitri Volkov levantó la mano para silenciar la discusión. "Basta. El ataque fue sofisticado y planeado. Quien sea el responsable no actuó solo. Necesitamos identificar a nuestro enemigo común antes de que nos destruya uno por uno."

Kaede esbozó una sonrisa casi imperceptible. "Hablas como si esto fuera un juego de ajedrez, Dimitri. Pero está claro que alguien está moviendo piezas mientras nosotros seguimos discutiendo. Tal vez el ataque sea solo el principio." Sus palabras dejaron un eco en la sala, sembrando una incertidumbre palpable.

Mientras los líderes discutían estrategias, Akihiko Sora permanecía en silencio, observando. Su mente estaba en otro lugar, reviviendo el ataque. Las sombras que había enfrentado no eran simples ilusiones. Eran manifestaciones de una habilidad que, según él sabía, solo podían provenir de alguien conectado al Árbol del Edén. Pero ¿quién? Y más importante aún, ¿por qué ahora?

Akihiko levantó la mirada por un instante. "Lo que está ocurriendo es mucho más profundo que un simple ataque," pensó. "Esto es un mensaje." Pero decidió guardar sus pensamientos. En un entorno donde la confianza era un lujo, hablar demasiado podía ser su perdición.

Una Misión Personal

De vuelta en la base de operaciones del Clan Sora, un lugar austero pero funcional escondido entre las callejuelas de una ciudad bulliciosa, Akihiko meditaba en la penumbra. Frente a él, sobre una mesa, descansaba su katana, reflejando apenas la tenue luz de una lámpara.

"Las sombras…," murmuró. "No es posible que esa habilidad sea obra de cualquiera. Debe ser alguien cercano al Árbol."

Su reflexión fue interrumpida por la llegada de Renji, un hombre de mediana edad que había sido su mentor desde que Akihiko era un niño. Aunque era frío y distante, Renji había moldeado a Akihiko para convertirlo en lo que era hoy: un guerrero letal.

"Te ves preocupado," dijo Renji, encendiendo un cigarrillo. "¿El ataque te descolocó?"

"No me descolocó," respondió Akihiko sin levantar la mirada. "Pero hay algo en ese poder que me resulta… familiar. Como si hubiera visto esas sombras antes."

Renji exhaló una bocanada de humo, pensativo. "Es posible que alguien esté utilizando fragmentos del Árbol para amplificar sus habilidades. No sería la primera vez. Sin embargo, lo que me preocupa no es el atacante, sino tu papel en esto. Ya lo sabes, ¿verdad? La guerra por el Lux Aeterna no puede ganarse con fuerza bruta. Necesitas algo más."

Akihiko recordó los relatos sobre el poder del Árbol. Cada habilidad estaba ligada a un fragmento de su esencia, y quienes las poseían compartían una conexión misteriosa, casi espiritual. El "vacío" que habitaba dentro de él siempre le había parecido una paradoja: un poder que no era tangible, pero que devoraba todo a su alrededor.

"Lo sé," dijo Akihiko con un susurro, su mano descansando sobre el mango de su katana. "Por eso estoy aquí."

Renji asintió lentamente. "Entonces prepárate. Mañana viajarás a Japón. Hay algo en los archivos del Clan Takasugi que necesitamos. Algo que podría aclarar la conexión entre el Árbol y el atacante. Kaede no te lo entregará fácilmente, pero dudo que pueda detenerte."

El Árbol en Juego

Mientras tanto, en un lugar remoto y escondido en algún rincón del mundo, el Árbol del Edén permanecía como un coloso eterno. Sus raíces se extendían por kilómetros bajo tierra, alimentándose de secretos y ambiciones humanas. En una de sus ramas más altas, una luz dorada brillaba débilmente: la promesa del Lux Aeterna, esa fruta única que aparecería en poco tiempo.

El Árbol exudaba una presencia casi sobrenatural, como si respirara junto con el mundo. Los fragmentos de su esencia, distribuidos a lo largo de los siglos, habían dado forma a las habilidades de las mafias, pero también había sembrado discordia. ¿Era el Lux Aeterna un don divino o una maldición eterna? Nadie lo sabía con certeza, pero todos estaban dispuestos a morir por él.

Bajo las sombras del Árbol, un hombre enmascarado se arrodillaba frente a un círculo de seguidores. Sus palabras resonaban con fervor: "El Árbol del Edén no pertenece a nadie. Su poder debe ser liberado, y nosotros seremos los instrumentos de su verdadera voluntad. Es hora de romper las cadenas de estos falsos reyes y restaurar el equilibrio."

Los seguidores respondieron con un grito unísono, y las sombras alrededor de ellos parecieron vibrar como si fueran una extensión de su voluntad. La guerra estaba en marcha, y las piezas se movían en el tablero.

El Viaje Comienza

Al amanecer, Akihiko se encontraba en un puerto clandestino, observando cómo los contenedores eran cargados en un barco que lo llevaría a Japón. Su katana descansaba en su espalda, y sus ojos reflejaban determinación.

Renji estaba a su lado, dándole las últimas instrucciones. "Recuerda, esto no es solo por el Clan. Esto es personal. Si Kaede decide cooperar, tómalo como un milagro. Si no, haz lo necesario. No podemos perder más tiempo."

"Lo sé," respondió Akihiko, subiendo al barco. "El tiempo de esperar ha terminado."

Mientras el barco se alejaba del puerto, Akihiko miró hacia el horizonte. El camino hacia el Árbol del Edén se volvía cada vez más peligroso, pero él estaba preparado. Sabía que no solo enfrentaría a enemigos externos, sino también a los demonios que acechaban dentro de sí mismo.

 

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