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Chapter 70 - Capítulo 69: Tórtola Carismonia

El vehículo se detuvo frente al edificio de ceremonias. En cuanto las puertas se abrieron, una pantalla gigante los recibió con un brillante mensaje de felicitación.

> ¡Felicidades a Aleph y Marzo, ganadores del concurso!

La alfombra roja estaba extendida con elegancia. Carteles decorativos deseaban suerte para el inminente Festival Carismonia. Todo lucía impecable, como si estuviese preparado para un evento multitudinario.

Pero Himeko no pudo evitar fruncir el ceño al notar algo particularmente extraño.

¿Por qué estaba tan vacío el lugar? ¿Dónde estaba la gente? ¿Dónde estaban los reporteros y las personas curiosas?

El lugar estaba completamente vacío.

"Esto es demasiado extraño." Murmuró Himeko mientras observaba el espacio silencioso.

"…" Firefly simplemente se quedó en silencio mientras se posicionaba junto a Aleph y Stelle.

"¡Por qué no puede ocurrir algo normal!" Marzo se quejó mientras hacía pucheros.

"No podemos esperar que las cosas se resuelvan solas." Comentó Stelle mientras tomaba su bate.

A medida que se acercaban a la alfombra roja, una tonada vocal resonó en el aire y un coro magnífico se extendió por todo el lugar. Firefly soltó un suspiro, mientras Aleph y Stelle fruncieron el ceño al reconocer algo demasiado familiar.

Tras ingresar por las puertas, estas se cerraron de inmediato detrás de ellos.

El grupo avanzó unos cuantos pasos.

El interior estaba igual de vacío que el exterior; casi como un pueblo fantasma.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, una melodía estalló desde el escenario central.

Un coro numeroso entonaba aquella oda sin pronunciar un solo verso.

Aleph se detuvo bruscamente. Stelle abrió los ojos con un sobresalto.

"¿Hmm? ¿Por qué se me hace familiar…?" Murmuró ella.

Aleph frunció el ceño.

"Esa entonación…"

Firefly dio un paso adelante, preparada para combatir. Pero el ataque esperado nunca llegó.

Una luz dorada encendió el centro del recinto.

Sunday descansaba sentado en una silla negra con los ojos cerrados y las manos entrelazadas.

Sunday alzó una mano. El coro —compuesto por miembros de la Familia Roble— guardó silencio de inmediato.

El canto cesó al instante.

El joven se puso de pie. Su traje blanco y dorado brilló bajo los reflectores. Caminó unos pasos y se detuvo, realizando una reverencia ceremoniosa.

"En nombre de los organizadores." Dijo con tranquilidad mientras inclinaba ligeramente la cabeza. "Extiendo mis más sinceras felicitaciones a los vencedores del concurso. Su luz ha sido un regalo para este festival. Espero ver ese mismo resplandor iluminarnos nuevamente."

En lugar de responder al cumplido, Aleph frunció el ceño al notar un detalle.

"¿Dónde están Welt y Robin? ¿Qué pasó con la audiencia?"

Sunday lo miró con serenidad. Luego levantó la mano.

Dos reflectores se encendieron sobre las gradas.

Welt y Robin estaban allí, dormidos, sentados como si solo descansaran.

"Ambos están seguros. Descansando con tranquilidad, como merecen tras todo su esfuerzo." Respondió Sunday.

"Naturalmente, el Maestro de los Sueños escuchó su petición con cordialidad…" Ladeó la cabeza ligeramente. "Pero, por desgracia, ni él ni yo podemos aceptar la petición del Expreso Astral."

Firefly soltó un suspiro mientras cerraba momentáneamente los ojos.

"Así que lo peor se confirmó…"

Marzo la miró, confundida.

"¿Lo peor?"

Firefly no apartó la mirada de Sunday ni un segundo.

Sunday extendió una mano hacia las pantallas que descendían desde lo alto. Decenas —quizás cientos— se acomodaron en formación.

"Sé por qué han venido. Sé lo que desean. Y reconozco la veracidad en sus palabras; Penacony debe cambiar para sobrevivir."

Los ojos de Sunday se posaron sobre Himeko, Aleph, Marzo y Stelle.

"Pero no como ustedes, Trazacaminos, imaginan."

El Cabeza de la Familia Roble dio un pequeño suspiro. Su mirada se endureció.

"El planeta de las celebraciones no puede volver a ser un lugar regido por el caos o el desorden."

Juntó las manos.

Miles de pequeñas pantallas descendieron alrededor del salón, formando un mosaico flotante de imágenes. Cada una mostraba algo diferente, pero la decadencia era la misma en todas ellas, la cara más miserable del Planeta de las Celebraciones.

"Durante su estancia aquí han visto lo suficiente para comprenderlo. Este mundo devora a los suyos. Los fuertes prosperan… y los débiles son aplastados."

La mirada de Sunday se volvió más dura.

"Pero ¿qué ocurre con el niño que debe consolar a su hermana hambrienta? ¿Quién salva a la mujer abandonada, con las piernas rotas por las deudas de un esposo irresponsable que huyó sin mirar atrás? ¿Qué pasa con quienes jamás tendrán una oportunidad, ni en sus sueños ni en la realidad?"

El coro resonó suavemente detrás de sus palabras.

"Y al final… ¿quiénes logran ascender? Ustedes. Los héroes. Los extraordinarios. Los que no representan al resto ni se alinean con los demás."

Su mirada recorrió al grupo, hasta detenerse en Aleph y Stelle.

"Quisiera pedirles disculpas por la crudeza de esta pregunta… pero si fueran personas comunes, sin un Stellaron y sin dones fuera de lo normal… ¿qué Penacony preferirían?"

La sala quedó en silencio.

"¿Una distopía dura y cruel donde solo quien aplasta a otro puede ascender…?

¿O un dulce sueño donde la dicha se extienda a todos, sin excepción?"

Stelle levantó la mano como si estuviera en clase.

"No entiendo nada. Suelo dejarle esos pensamientos difíciles a Marzo o a Dan Heng."

Marzo suspiró profundamente.

"Stelle, por favor deja de responderle a este tipo con complejo de villano trágico."

Aleph permaneció en silencio, mirando a Sunday.

Sus pensamientos lo llevaron a Jarillo-VI, a la lanza de Cocolia, a los caídos en el Luofu por el Mara, a Cocona y muchas cosas más.

¿Era realmente tan absurdo lo que Sunday proponía?

Un mundo sin dolor. Un sueño donde todos fueran felices. Un orden perfecto.

Pero antes de que pudiera continuar, Himeko dio un paso hacia adelante.

"Sea cual sea la postura de la Familia Roble respecto al Stellaron, este no es momento para sermones filosóficos. Necesitamos hechos."

Sunday la miró con serenidad.

"El Stellaron afecta la vida de todos en Penacony. No puede ser tratado como un detalle menor. Si tienes una propuesta mejor que sellarlo, te escucharemos. Pero antes deben saber qué sucedió en la audiencia."

El tono de Himeko no dejó espacio para evasivas.

"Lo que les ocurrió a Welt y Robin, por ejemplo."

Sunday exhaló lentamente.

"Una postura digna de quien dirige el Expreso. Siempre al frente, barriendo cada obstáculo en el camino."

Se volvió hacia todos, más solemne.

"Entonces… escuchen con atención. Les hablaré de lo que ocurrió en la audiencia."

Los reflectores comenzaron a apagarse.

"De nuestros ideales."

Solo quedaron encendidos los que iluminaban al grupo.

"De las medidas que hemos tomado."

El coro cesó una vez más.

"Y del único camino que seguiremos."

Las pantallas que rodeaban el salón parpadearon. Las imágenes cambiaron de inmediato, reemplazando el mosaico de miseria por un nuevo escenario.

Una calle vacía, iluminada por tonos púrpuras. Allí se encontraban Sunday, Robin, Welt… y un cuervo de plumaje violáceo, cuyos ojos brillaban con una inteligencia inquietante acompañado de tres miembros de la Familia Roble.

"¿He entendido bien lo que dicen?" Preguntó el Maestro de los Sueños a través de los cuatro cuerpos. "¿Un sinvergüenza pretende usar el Festival Carismonia y un Stellaron para desatar un desastre en Penacony?"

Robin dio un paso adelante.

"Así es." Afirmó. "Cuando el Festival comience y el poder del Stellaron estalle junto con la canción, la melodía se extenderá por toda Penacony. Si eso ocurre, nadie volverá a despertar. Quedarán atrapados en un sueño eterno."

La voz del Maestro se tornó reflexiva.

"El paisaje onírico existe gracias al esfuerzo conjunto de las cinco Familias. Si alguien pretende usar el Festival Carismonia como catalizador… y además dispone de un Stellaron, esa persona debe ser alguien con un estatus elevado. O alguien trabajando directamente con alguien de tal rango."

Las cuatro voces preguntaron al mismo tiempo:

"¿Tienen un sospechoso en mente?"

Antes de que Robin o Sunday respondieran, Welt alzó una mano.

"Antes de eso, Maestro de los Sueños." Dijo con un tono firme. "Quisiera saber si de verdad no sabías nada del Stellaron."

El cuervo ladeó la cabeza. Los rostros de los tres miembros de la Familia Roble sonrieron al mismo tiempo.

"Interesante. Al verte tan calmado pensé que serías más prudente y silencioso, pero parece que me dejé engañar por la apariencia. Eres tan afilado como una lanza."

Welt suspendió y suavizó su expresión.

"Si mis palabras fueron demasiado duras, ofrezco mis disculpas. Pero las circunstancias nos han arrinconado. Si es posible, alivie nuestras preocupaciones. Nosotros tenemos límites para investigar y usted puede ver más allá."

Robin se adelantó para ponerse junto a Welt.

"Maestro de los Sueños, discúlpanos. Solo queremos confirmar que el Festival Carismonia no está involucrado con el Stellaron. Si estamos equivocándonos… aceptaré ofrecer cualquier tributo que desees como compensación."

El Maestro de los Sueños permaneció en silencio unos instantes.

"Conozco a Sunday y a Robin desde que eran niños." Dijo finalmente. "Sé quiénes son. Sé cuán devotos son. Para que ambos actúen de esta forma y apoyen a un forastero… la magnitud del desastre que describen no puede ser pequeña de ninguna manera."

Las miradas se posaron sobre Welt.

"Sr. Yang, dado que usted también habla con sinceridad… ¿cómo podría responder sino con la misma transparencia?"

Frente a las pantallas, Stelle se llevó una mano a la frente.

"Los adultos y su forma complicada de hablar… qué molesto."

Todos la voltearon a ver. Marzo se apresuró a taparle la boca con una mano.

"¡Stelle! Disculpen a esta tonta, ella no quiso decir eso jajajaja… ugh." Dijo mientras mentalmente maldecía a Stelle por no saber leer la atmósfera del lugar.

Las pantallas continuaron avanzando.

El Maestro de los Sueños asintió suavemente.

"Sunday, establece el voto. Y elimina la posibilidad de la mentira."

"Como ordene."

Sunday obedeció sin dudar.

"Robin." continuó el Maestro de los Sueños. "¿Puedo pedirte que seas la testigo? En presencia de la Armonía, proclamaré mi inocencia y ninguna calumnia podrá tocarme."

"Como ordene."

"Oh alma de triple cara." Entonó Sunday con solemnidad. "Quema su lengua y sus palmas con hierro ardiente, para que no pronuncie falsedades ni votos huecos."

La energía dorada se extendió entre Maestro y discípulo. Robin colocó una mano sobre su pecho y cerró los ojos para actuar como testigo.

Desde ese instante, el Maestro de los Sueños estaba obligado a decir la verdad.

Sunday comenzó una serie de preguntas.

"¿Has dedicado tu vida solo a tu diosa, sin jamás pensar en adorar a otros dioses?"

"Por supuesto."

Himeko frunció el ceño.

"¿Te has distanciado del camino esperado por tu diosa, traicionando así su nombre?"

"Nunca."

"Entonces te haré una última pregunta…" Sunday sonrió y asintió satisfecho. "¿Juras cumplir todos tus votos, ya sean pasados, presentes o futuros?"

"Con ustedes y el Aeon como testigo, si no cumplo mis palabras o falto a mis votos, que me maldigan según la ley divina."

Sunday asintió satisfecho.

"He visto la profundidad de tu fe. Y con esto creo que se puede evidenciar…"

"Basta."

Sunday miró a Welt con confusión.

"¿Qué ocurre, Sr. Yang?"

El Maestro inclinó la cabeza con serenidad.

"Tengo una duda que me gustaría que respondan."

Welt los observó a ambos.

"Según entiendo, la armonía y la prosperidad de la Familia nunca han estado asociadas a esa 'ley divina' que mencionan. Sunday, Maestro de los Sueños… cuando hablan de su diosa, ¿realmente se refieren a Xipe?"

El Maestro respondió con calma.

"Todos en la Familia se unen bajo la luz de nuestro Aeon. No hay duplicidad posible. Un coro tan dedicado, tan complejo… ¿a quién podríamos servir, sino a la Grandiosa?"

Los ojos de Himeko se abrieron mientras se volteaba hacia Sunday.

"Hace mucho tiempo." Comenzó Welt. "Existió un Aeon con movimientos rígidos como de muñeca, cuyos hilos dorados dieron nacimiento a las leyes. Un coro reverente recitaba su himno por todo el universo."

Los ojos de Aleph y Stelle se ensancharon.

Ese coro y esa melodía.

Era la misma que escucharon en el universo simulado.

Era idéntica a la que escucharon al entrar al salón.

Sunday se volvió hacia el grupo con una expresión serena.

Welt continuó su explicación en la pantalla.

"Ese Aeon cayó en un choque contra la Armonía. Fue engullida, y el canto de su coro se silenció. Cuando volvió a resonar, su voz se alineaba con la Armonía…"

Robin abrió los ojos con sorpresa al entender lo que se insinuaba.

"Aun si un Aeon desaparece, la Vía sobrevive sin un dueño. Y en la Armonía, que todo lo perdona… pueden resurgir los ecos de aquello que alguna vez fue."

"Sr. Yang…" El Maestro de los Sueños soltó un suspiro. "¿No le han dicho que ser astuto y no saber cuándo mantener la boca cerrada pueden ser rasgos perjudiciales para sí mismo? Especialmente… si se encuentra solo y sin un aliado cerca."

Welt acomodó sus lentes mientras hacía una mueca.

"Hmph, ¿así que así serán las cosas?"

Las pantallas se apagaron, y la vista de todos se dirigió nuevamente a Sunday.

"…Es realmente una pena que las cosas debieran acabar de tal manera." Murmuró Sunday.

Himeko inhaló lentamente, aún procesando la revelación.

"No puedo creerlo…" Murmuró con desconcierto. "Restos de adoradores del Orden… después de todo este tiempo."

Marzo señaló a Sunday con el ceño fruncido.

"Muy bien, genio iluminado. ¿Qué les hiciste? ¿Y por qué el Sr Yang y Robin están ahí dormidos como si fueran figuras de exposición?"

Sunday respondió con calma.

"Les he dado un momento de quietud en lo profundo de sus propias mentes. Un espacio para que reflexionen sobre su destino sin perturbaciones."

Stelle apretó el mango de su bate mientras miraba a Sunday con una sonrisa.

"Sabes que esto va a traer problemas ¿Verdad? Secuestrar a uno de nuestros compañeros no es precisamente el mejor comienzo si el camino que buscas es pacifico."

Marzo la miró de reojo.

"… Y ahora, ¿por qué te ves tan emocionada?"

Stelle le dio un pulgar arriba.

"Porque desde que abrió la boca y empezó a recitar sus discursos raros, ya quería golpearlo." Respondió Stelle como si fuera lo más natural del mundo.

Marzo se dio una palmada en la cara.

Por primera vez desde que entraron al recinto, Sunday se quedó completamente desconcertado.

"… ¿Cómo puede alguien ser tan ridículamente violento…?"

Se aclaró la garganta, intentando recomponer su compostura.

"Admiro profundamente el sentido de justicia del Expreso Astral. Y valoro su entrega sincera por salvar Penacony de la desgracia que—"

"¿Podrías dejar de dar tantas vueltas y decir lo que quieres decir de una vez?" Marzo lo interrumpió mientras se cruzaba de brazos y le daba una mirada poco impresionada.

Las cejas de Sunday temblaron ligeramente.

"La paciencia es una virtud, joven viajera."

"Y un habla clara y concisa también lo es." Replicó Marzo sin moverse un centímetro.

Las cejas de Sunday volvieron a temblar, pero al final decidió ignorarla.

"Como decía…" Retomó. "Si desean entender nuestras acciones, deben comprender primero nuestro propósito. Y—"

Pero Aleph lo interrumpió antes de que pudiera continuar.

"Pierdes tu tiempo." Comentó mientras le daba una mirada seria. "Si crees que tomando como rehenes a Welt y Robin vas a lograr que nos sometamos, eres más idiota de lo que pareces."

Sunday suspiro discretamente. Su paciencia comenzaba a erosionarse ante tantas interrupciones.

"… No hay necesidad de preocuparse. El Sr Yang y Robin están en perfectas condiciones. Y así permanecerán mientras estén bajo nuestro cuidado. Después de todo, como se prometió…"

Su tono se volvió más solemne.

"…la muerte es imposible en Penacony. Y será eliminada por completo en el nuevo mundo regido por el Orden. Ha corrido demasiada sangre en este planeta y en el universo como para que deseemos ser partícipes de más derramamiento innecesario."

Firefly lo observó con absoluta indiferencia, como si sus palabras no merecieran respuesta alguna.

Himeko desvió la mirada.

"Revivir a un Aeon caído…" Murmuró con desconcierto. "Es perturbador hasta que punto están dispuestos a llegar."

"Y no saber el método exacto que usarán no ayuda en nada."

Sunday sonrió con suavidad.

"Siempre he creído que, sin importar el tema, las personas pueden resolver cualquier conflicto si abandonan la hostilidad y se expresan con verdadera franqueza. Ese es el camino que sigo andavias del Orden. Y ese es el deseo que ansio cumplir aquí, en Penacony."

Se giró, dándoles la espalda mientras avanzaba lentamente hacia el centro del salón.

"Las palabras nunca bastan. Por más que lo intente, jamás lograré transmitirles la belleza de la visión que perseguimos. Así que les mostraré el camino. Síganme."

Himeko dio un paso para seguirlo, seguida de Stelle, Firefly y Marzo. Antes de avanzar, Aleph tomó suavemente el brazo de Himeko.

"¿Estás segura de que debemos seguirlo? Podría ser una trampa."

Himeko asintió sin perder la calma.

"También lo creo. Pero es la única forma de obtener información. Si la situación empeora, toma a Stelle y a Marzo y sal de inmediato. No discutiré sobre eso."

Aleph fruncio el ceño por unos momentos, antes de finalmente soltar su brazo y asentir.

Caminaron unos metros hasta que una enorme plataforma dorada brilló bajo sus pies. Visto desde arriba parecía un gran ojo, con Sunday situado justo sobre la zona del iris.

En cuanto pisó la superficie, su cuerpo se desvaneció.

"¡¿Ah?! ¿Dónde se fue?" Marzo giró su cabeza en todas direcciones buscando donde podría haberse ido.

Las pantallas del salón se reacomodaron en un instante, cerrándose alrededor del grupo. La voz de Sunday resonó desde los altavoces.

"No se alarmen. Lo que han presenciado es una técnica avanzada de afinación. He transportado mi conciencia al centro de mi mundo interno… y ahora lo he conectado a estas pantallas."

Las imágenes de los monitores parpadearon con luz dorada.

"Todo lo que vean será la verdad de mi corazón. Mis emociones, mis pensamientos, mis memorias. No hay engaño posible. La afinación también actuará sobre ustedes… sentirán mis emociones del mismo modo en que yo las sentí."

El coro resonó suavemente en un eco distante.

"Ahora… guarden silencio. Y observen. Este es el camino que recorrí."

Las pantallas se iluminaron.

Unas pequeñas manos infantiles llenaron la imagen. Entre ellas, un polluelo blanco reposaba tembloroso. Sus plumas tenían un suave degradado púrpura y azul. Una de sus alas estaba lastimada.

"Están a punto de ver una pequeña fracción del camino que tuve que recorrer y las decisiones que tuve que tomar. Seleccioné solo unas pocas para que comprendan mejor cómo llegué aquí. Y comprenderán lo que realmente deseo para Penacony." Explicó Sunday.

"Esto sucedió hace mucho, cuando Robin y yo éramos solo niños."

La cámara se acercó al polluelo tembloroso.

"Esta es la primera historia."

Las imágenes continuaron desarrollándose en las pantallas.

El entorno cambió de forma gradual hasta revelar una ciudad devastada. Edificios colapsados, calles abiertas por grietas irregulares y una atmósfera cargada de polvo suspendido en el aire.

"Este fue el primer desastre causado por un Stellaron que presenciamos en nuestra infancia."

La escena mostró a dos niños pequeños, cubiertos de polvo, tomados de la mano entre los restos de una calle destruida. Sunday y Robin. Sus rostros estaban manchados de hollín y lágrimas secas.

"Perdimos a nuestros padres ese día."

Cuerpos cubiertos por mantas. Adultos llorando en silencio. Personal médico retirando escombros con expresiones agotadas.

"Fue entonces cuando Gopher Wood nos encontró."

La figura de un hombre adulto apareció en la escena. Su expresión era severa, pero sus ojos no carecían de compasión. Se agachó frente a los niños, evaluándolos con atención antes de extender la mano.

"Él fue quien nos adoptó. Mucho antes de convertirse en el Maestro de los Sueños de Penacony."

Stelle bostezó sin molestarse en disimularlo y comenzó a balancear su bate de un lado a otro.

"¿Esto va a algún lado?"

Marzo se giró hacia ella para regañarla.

"Stelle, no seas grosera."

Stelle arqueó una ceja y se inclinó ligeramente hacia ella.

"¿No piensas lo mismo?"

Marzo apartó la mirada y se rascó la mejilla con incomodidad.

"…Tal vez un poco."

Las imágenes avanzaron.

Ahora se veía un hogar amplio con un jardín rodeado de vegetación. Sunday y Robin, aún niños, corrían por el lugar sin preocupación alguna.

"Durante un tiempo." Continuó Sunday, "Vivimos sin preocupaciones."

La escena cambió nuevamente.

Al anochecer.

Sunday y Robin aparecieron sentados en el jardín después de la cena, holgazaneando entre arbustos y flores. Mientras Robin tarareaba una melodía Sunday estaba intentando dibujar un retrato de ella.

Fue entonces cuando algo llamó su atención.

Un pequeño polluelo blanco temblaba entre las hojas. Sus plumas apenas estaban desarrolladas. En sus alas y pecho se distinguía un leve degradado púrpura y azul. Una de sus alas colgaba de forma antinatural.

"Era una tórtola carismonia."

La imagen mostró al ave intentando moverse sin éxito.

"No podía cantar, ni volar. Apenas tenía plumaje."

Robin se arrodilló frente al arbusto en la escena, llevándose las manos a la boca.

"Creíamos que había sido abandonada por sus padres."

Sunday niño observaba en silencio.

"Pensamos en construirle un nido de inmediato."

Las imágenes mostraron ambos niños discutiendo, señalando ramas y hojas.

"Pero el invierno estaba por comenzar. Las corrientes en el jardín eran cada vez más frías. También nos dimos cuenta de que había insectos venenosos y animales salvajes allí en las cercanías que podrían verla como una presa fácil."

La cámara se elevó mostrando la extensión del terreno.

"Si permanecía allí, no sobreviviría para ver la primavera."

La escena mostró a Sunday niño levantando con cuidado al polluelo.

"Mi decisión fue llevarla dentro. Colocarla en una repisa cerca de la ventana de mi habitación. Podría pedir ayuda a los adultos para que construyeran una jaula para ella."

El polluelo apareció dentro de la habitación, protegido del viento.

"Cuidarla hasta que pudiera extender sus alas para poder liberarla después."

Robin negó con la cabeza en la escena.

"Robin pensaba distinto. Ella quería construir un pequeño hábitat dentro de su habitación. Un espacio donde no estuviera enjaulada, y que a su vez fuese seguro para ella."

La imagen mostró un boceto infantil, lleno de plantas y ramas.

"En ese momento, ninguno de los dos comprendió algo fundamental."

Las pantallas se oscurecieron levemente.

"Que el destino de esa ave ya estaba determinado."

Marzo y Stelle parpadearon al unísono.

Marzo se inclinó hacia Stelle y le susurró.

"¿Tú crees que lo mandaron al psicólogo por esto?"

Stelle se encogió de hombros con indiferencia.

"Obviamente no. Por eso ahora nos está usando como público cautivo para oír sus traumas infantiles."

Sunday continuó como si no hubiese escuchado nada.

"Ahora les daré a ustedes la libertad de elegir."

Tres botones flotaron frente a cada uno, suspendidos en el aire.

"Imaginen que están allí."

Las opciones se iluminaron.

"¿Seguir el plan original y dejarla en el jardín? ¿Llevarla dentro y construir una jaula? ¿Crear un hábitat sin enjaularla? No se apresuren en hacer una elección rápida. Tómense su tiempo, y elijan sólo cuando estén seguros de su respuesta."

Marzo suspiró mientras se pasaba una mano por la frente.

"¿Por qué puede lanzar una pregunta así de la nada y luego quedarse callado…?"

Finalmente avanzó y presionó uno de los botones.

"Supongo que elegiría hacer una jaula." Dijo. "Si no lo hiciera, el clima o algún depredador podrían matarla. Eso sería… triste."

Tras unos instantes luego de Marzo, Himeko fue la siguiente. Presionó su botón con calma.

"Yo también elegiría la jaula." Dijo. "Realmente no tengo una razón especial. Preferiría dejarla libre de ser posible, pero si no vive para ver esa libertad... Entonces ¿Realmente significaría algo?"

Poco después Firefly tomó la iniciativa de tocar el botón.

"No entiendo del todo el propósito de esta pregunta." Dijo. "Pero elegiría lo mismo."

Aleph la miró con curiosidad.

"¿Por qué?"

Firefly sostuvo su mirada con seriedad y Aleph se sintió momentáneamente desconcertado.

"Porque incluso si luego la liberas… ¿de qué sirve esa libertad si no puede protegerse? Solo cambiaría la forma en que moriría." Firefly bajó ligeramente su mirada. "... Si permanece en la jaula nada ni nadie podrá hacerle daño y viviría una vida tranquila bajo el cuidado de quienes lo quieren ¿No lo crees, Aleph? ¿Que este es un destino mucho mejor para el ave?"

Sin siquiera darle una oportunidad de responder, Firefly se paró en silencio al lado de Marzo.

Stelle dio un paso al frente y presionó el botón con una sonrisa.

"Yo la tendría como mascota."

Todos la miraron inexpresivamente.

"Le haría una jaula bonita." Continuó. "Y cuando pudiera volar, la entrenaría para que me obedeciera y hiciera sus necesidades desde el cielo sobre la gente que me cae mal."

Marzo, Himeko y Aleph se llevaron una mano al rostro.

Firefly suspiró con una algo de nostálgica.

"…Algunas cosas nunca cambian." Murmuró, recordando aquella vez que Stelle quiso adoptar una Abominación de la Abundancia.

"¡Pero Kafka, te prometo que lo cuidare muy bien! Incluso lo entrenare para que aprenda a usar el baño."

"No, no quiero que arruine la sala por pelear con Blade."

Solo quedaba Aleph.

Avanzó en silencio y presionó su botón.

"¿Cuál elegiste?" Preguntó Marzo.

"Construirle un lindo hábitat." Respondió Aleph mientras su mente se distraía por un breve instante con unos recuerdos.

Un chico observando las estrellas desde un techo solitario, imaginándose a si mismo como un pajarito surcando el firmamento nocturno, volando entre las estrellas distantes sin ninguna atadura.

Así como el de otro niño mirando las estrellas desde la ventana de una habitación blanca con ojos brillantes, fantaseando con explorar todas y cada una de ellas.

"…Si quieren una razón." Murmuró mientras se pasaba una mano por la nuca. "Simplemente, no me siento cómodo enjaulando a nadie."

Sunday guardó silencio unos segundos tras escuchar la última respuesta.

"Interesante."

Las pantallas volvieron a encenderse.

"Comencemos por el resultado de la primera opción." Continuó. "Seguir el plan original y dejar a la Tórtola Carismonia en el jardín."

La imagen mostró nuevamente el terreno del patio.

"Según mis observaciones, en las cercanías habitaban al menos tres depredadores que cazan aves pequeñas."

Un insecto de caparazón oscuro, con un aguijón curvado y múltiples patas aferradas al tronco de un árbol.

"El Escorpión de Vossickle."

Una criatura de cuerpo alargado, garras afiladas y ojos atentos que se deslizaba entre la vegetación.

"El Lobezno de Asdana."

Por último, una silueta alada descendiendo en picada desde el cielo nocturno, con escamas brillantes y colmillos visibles incluso a la distancia.

"La Serpiente Alada de Huntington."

Sunday continuó.

"Aunque animales e insectos como estos suelen evitar el contacto humano, en un espacio reducido como un patio pueden considerarse depredadores alfa."

La imagen se detuvo sobre el arbusto donde el polluelo había sido encontrado.

"Una tórtola carismonia que no puede volar no tiene medios para escapar. ¿Qué otro destino, si no es una cruel muerte, podría esperarle?"

Las pantallas se apagaron antes de mostrar cualquier desenlace.

"En cuanto a las demás opciones." Dijo. "Tendrán que esperar un poco más. He decidido revelar los resultados al finalizar todas las pruebas."

El teléfono de Stelle comenzó a sonar, y pronto lo puso en vibrador con una expresión algo avergonzada mientras era el objetivo de las miradas intensas de los demás.

"Pasemos a la siguiente. Este relato es sobre un buscasueños."

Las imágenes mostraron un pasillo amplio de un edificio que al menos, hasta cierto punto le recordaba vagamente a Aleph una iglesia.

"Esto ocurrió cuando yo era una Melodía de Bronce."

La escena cambió a una habitación más cerrada similar a un confesionario.

"Este puesto pertenece exclusivamente a los miembros de la Familia Roble. Su deber es escuchar las inquietudes y molestias de los habitantes del paisaje onírico y ofrecerles una guía u orientación."

Sunday continuó.

"Durante ese período escuché innumerables voces provenientes de distintos rincones de Penacony ya sea que fueran tristes, felices, amargas, arrogantes o arrepentidos."

Stelle intercambio miradas con Marzo y ambas simplemente se encogieron de hombros.

"La complejidad de la naturaleza humana me fascinó." Dijo. "Consideré una verdadera fortuna poder vislumbrarla."

La imagen se detuvo en un hombre de aspecto cansado. Vestía ropas gastadas y hablaba con rapidez, moviendo las manos de forma nerviosa.

"Era un buscasueños como cualquier otro." Continuó Sunday. "Aunque había ingresado a Penacony de forma ilegal."

El hombre hablaba sin detenerse.

"Dijo que había llegado en busca de una vida mejor. Como muchos otros antes que él, había vendido todo para lograr llegar a Penacony, su hogar, sus tierras... Incluso a sus propios hijos."

Aleph fruncio el ceño con disgusto al escucharlo.

"Dijo que no podía permitirse cuidarlos." Continuó Sunday. "Que al menos, como esclavos, podrían comer."

Stelle chasqueó la lengua.

"El creía tener un plan perfecto." Dijo Sunday. "Solo tenía que lograr ingresar al paisaje onírico, entonces al triunfar en Penacony y volverse rico lo recuperaría todo."

La imagen mostró al hombre siendo interceptado por figuras con traje.

"Su plan fue torpe y bastante ingenuo ¿Lograr abrirse paso a pesar de tener a la Familia Sabueso custodiando el lugar? Tal vez hubiera sido posible si tuviera la habilidad necesaria, pero no, esta no es esa clase de historia y él... no pudo escapar de ellos."

Las pantallas se oscurecieron brevemente.

"Cuando escuché su historia." Dijo Sunday. "Pedí a la Familia Sabueso que dejaran de perseguirlo."

Las figuras se detuvieron. El hombre quedó solo.

"Pensé que así podría vivir en paz."

Sunday suspiró.

"En ese entonces era demasiado ingenuo. Lo que para mí fue un gesto de misericordia tuvo consecuencias nefastas."

Las pantallas se apagaron.

"Pero antes de hablar de ellas." Continuó. "Me gustaria que hicieran una elección."

Dos opciones aparecieron flotando frente a cada uno.

"¿Harían lo mismo que yo?" Preguntó. "¿Pedirían a la Familia Sabueso que deje de perseguirlo para que pueda vivir en paz y seguir sus sueños? ¿O lo ignorarían, dejando que huya hasta que su juicio inevitable lo alcance?"

Stelle chasqueó la lengua nuevamente.

Marzo y Aleph la miraron.

"¿Qué? ¿Realmente esperan que no me moleste?" Respondió Stelle mientras se cruzaba de brazos. "Este tipo de historia que parece de película pide botanas ¡Pero no tengo ninguna!"

"Ansío saber su elección." Dijo Sunday. "¿Quién sabe? Tal vez incluso puedan cambiar el resultado."

Marzo se cruzó de brazos con un ceño fruncido.

"Puedo, hasta cierto punto, empatizar punto con los polizones." Murmuró. "Pero esta clase de tipo, que incluso dejo de lado a sus propios hijos… no merece compasión, deberían castigarlo."

"No me agradan los padres que abandonan a sus hijos." Dijo Aleph inexpresivamente.

Himeko se cruzó de brazos y observó con detenimiento los botones antes de finalmente hacer su elección.

"Es una decisión complicada." Admitió. "Pero si actuará simplemente en base a la bondad… creo que pediría que lo dejaran en paz."

Firefly se quedó en silencio por unos instantes antes de dar un paso adelante y hacer su elección.

"Probablemente haría lo mismo."

Stelle avanzó y presionó uno de los botones sin decir una sola palabra.

Sunday observó el resultado con cierta curiosidad.

"Mmm." Murmuró.

"Hay una división más clara que en la prueba anterior."

Las pantallas se encendieron una vez más.

"Si no hubiese sido capturado." Dijo Sunday. "Habría muerto de todas formas, desvariando en algún lugar de Penacony. Los métodos ilegales para ingresar al paisaje onírico carecen de la seguridad presente en el método ortodoxo mediante el hotel."

La figura comenzó a distorsionarse.

"En cuanto a vivir en el sueño mediante este método... no es más que una falacia."

Las pantallas se apagaron por completo.

"En cuanto al resultado… Les ofrezco mis más sinceras disculpas. Primero pasaremos a la tercera y última prueba."

Las pantallas se encendieron una vez más.

"Esta historia ocurrió el día en que fui nombrado jefe de la Familia Roble." Dijo Sunday. "Para aquel entonces, el Sr Gopher Wood ya se había convertido en el Maestro de los Sueños."

La imagen mostró una oficina amplia y ordenada con un escritorio de madera oscura, estanterías repletas de documentos y una ventana desde la que se veía el paisaje onírico de Penacony.

"Por deseo suyo, tuvimos una charla privada."

El Maestro de los Sueños estaba sentado, revisando algunos papeles antes de dejar uno sobre la superficie y deslizarlo hacia él.

"Me sorprendió bastante cuando lo único que hizo fue entregarme una carta y pedirme que la leyera." Continuó Sunday. "Era una carta normal de Robin. Estaba llena de sus palabras dulces de siempre, anécdotas de su viaje y alguna que otra observación sobre cosas interesantes que había visto. Acompañado de su usual promesa de traerme un recuerdo cuando regresara de su gira."

Sunday bajó la vista hacia el papel en la imagen.

"No entendía qué tenía eso de importante como para que me llamara en persona."

Antes de que pudiera formular la pregunta, el Maestro de los Sueños habló.

"Me preguntó si sabía quién había escrito la carta a pesar de que la respuesta era obvia." Dijo. "Conocía su letra y sus expresiones a la perfección e incluso esos detalles algo infantiles que siempre solía incluir, por lo que no tenía ninguna duda de que era suya."

Stelle se estremeció levemente y se inclinó hacia Aleph.

"Por favor no seas como ese bicho raro." Murmuró.

Aleph ladeó la cabeza con una expresión confusa.

"¿A qué te refieres?"

Sunday continuó.

"Le pregunté si me había llamado sólo por una trivialidad tan insignificante, sabiendo la carga de trabajo que tenía ese día."

El Maestro de los Sueños suspiró.

"Entonces me hizo otra pregunta." Dijo Sunday. "Me preguntó si sabía en qué planeta se encontraba Robin."

Sunday frunció el ceño.

"Respondí que, según la carta, debía estar en Kasbelina-VIII."

El Maestro de los Sueños asintió y dijo que era correcto. Luego preguntó algo que dejó a Sunday sin palabras.

"Me preguntó si ella había mencionado la bala perdida."

Sunday permaneció inmóvil.

"El Maestro de los Sueños me explicó que Kasbelina-VIII es un planeta asolado por la guerra." Continuó. "Y que fue precisamente por eso que Robin lo eligió para su gira."

A medida que la conversación continuaba el Maestro de los Sueños arrojó informes de actividad sobre ese planeta en particular.

"Ella quería difundir la Armonía y mediante esta, salvar vidas, sncluso si durante el proceso terminaba yendo al frente en persona."

Sunday suspiro mientras repetía las mismas palabras que en su momento, el Maestro de los Sueños le dio.

"Quería que su música aliviara el sufrimiento." Continuó. "Y a su vez también se encargaba de distribuir los suministros médicos de la Corporación."

La imagen se congeló.

"Pero las balas no entienden de compasión."

Sunday se aferró al Maestro de los Sueños por los hombros de forma brusca.

"Le pregunté por su estado."

El Maestro de los Sueños respondió con calma que si la operación había sido un éxito debería estar descansando en un hospital de campaña...

"Tuvo suerte." Dijo. "La bala impactó en su cuello, pero no alcanzó ninguna arteria vital. Tal vez fue un milagro otorgado a ella como una recompensa por sus actos."

El Maestro de los Sueños se retiró las manos de Sunday de encima y se dirigió a la puerta.

"Me dijo que terminara mis tareas con rapidez. Así podría partir cuanto antes para ir a su lado."

La puerta se cerró de golpe, finalmente sacándolo así de su ensoñación.

Sunday chasqueó la lengua.

"Maldije a esos salvajes. Y en voz baja le agradecí al Maestro de los Sueños."

Sunday volvió su atención al grupo.

"¿Ahora entienden por qué Robin siempre usa adornos tan elaborados en el cuello?"

Ignorando el silencio decidió continuar con sus palabras.

"Esto pertenece al pasado, e independientemente de cuanto uno lo desee..." Continuó. "Nada puede cambiar lo que ya ha ocurrido."

Las pantallas mostraron a Robin sonriendo, ilesa, en una imagen posterior.

"Les hablo de esto porque quiero que comprendan algo." Dijo Sunday. "Las limitaciones y el dilema existentes dentro de la ideología de la Armonía."

Las imágenes se desvanecieron poco a poco.

"Por hermosa que suene la frase de 'el fuerte protegerá al débil', muchas veces dicha frase no es más que un chiste sin gracia."

Sunday suspiró.

"Esta es la última elección." Dijo. "No se preocupen. Elijan lo que elijan, esta vez no habrá consecuencias graves."

Dos botones aparecieron frente a cada uno.

"Esta es una pesadilla recurrente que suele atormentarme cada vez que escucho las palabras 'viaje' o 'gira' salir de la boca de Robin."

Las imágenes mostraron a Sunday solo, de espaldas.

"Quiero saber qué harían ustedes en la misma situación."

Los botones se iluminaron.

"¿Apoyarían su viaje por la Vía de la Armonía? ¿O intentarían detenerla?"

Sunday después de decir todo lo que tenía que decir, guardó silencio y espero con paciencia las elecciones de los demás.

Marzo fue la primera en hablar.

"Es triste lo que le ocurrió a Robin... Que 'los fuertes deben proteger a los débiles' es realmente un mantra hermoso pero..."

Su mirada se posó en Aleph, luego en Stelle y finalmente en Himeko, antes de detenerse en el suelo.

"Pero si el precio es ese…"

Frunció el ceño y avanzó para para presionar uno de los botones.

Himeko murmuro en voz baja.

"Hay veces donde experimento pesadillas similares. Veo innumerables rostros. Entre ellos el mío, los de los demás así como otros que aunque borrosos, vagamente percibo como familiares."

Mientras esos recuerdos borrosos cruzaban por su mente, Himeko cerró sus ojos por un breve momento.

"La desesperación y el miedo que transmiten son tan intensos que no puedo evitar verme aplastada por ellos, como si fueran rocas gigantes. Pero ellos aun así, no retroceden." Dijo mientras abría sus ojos. "Y enfrentan aquello que los amenaza a pesar de la impotencia que sienten."

Miró a Aleph y a Stelle, quienes se veían un tanto confundidos.

"Si esta pregunta hecha por Sunday los confunde." Dijo. "Busquen la respuesta en sus propias experiencias. Al fin y al cabo el peligro y las tribulaciones son una parte fundamental del viaje de un Trazacaminos."

Los observó con atención.

"¿Ustedes retrocederían?" Preguntó. "¿O le pedirían a Dan Heng, a Marzo, a Welt… o incluso a mí, que abandonáramos nuestro siguiente destino, en son de proteger nuestra seguridad?"

Himeko negó suavemente con la cabeza.

"Piénsenlo con cuidado. No existe tal cosa como una respuesta correcta. Pero si la más adecuada para cada uno de ustedes."

"El valor de Robin es realmente admirable." Murmuró Firefly. "... Ahora me siento un poco culpable por haber creído que era solo otra idol más del montón."

Se pasó una mano por el cabello y soltó un suspiro.

"Además… es su hermana." Continuó, mirando de reojo a Sunday. "Por mucha ambición que tenga alguien, no puedo imaginar a una persona deseándole el mal a su propia familia, al menos... eso es lo que yo creo."

Firefly avanzó unos pasos y presionó su elección.

"Yo, creo que la apoyaría."

Stelle chasqueó la lengua con frustración y pisoteó el suelo con molestia.

"¿Por qué demonios todas las elecciones tienen que ser así de difíciles?"

Las miradas incrédulas se clavaron en ella mientras se cubría los ojos con una mano.

"De tin… marín…" Murmuró mientras su dedo se movía de un botón al otro hasta que finalmente presionó uno.

"…de do… pingüé."

Sunday suspiro ante dicha vista, aunque no impidió que pudiera sonreír mientras salía de su mundo interno para poder hacerles frente una vez más.

"Bien." Dijo con calma. "Ahora conozco la postura de cada uno de ustedes. Supongo que también es momento de revelar los verdaderos desenlaces de cada elección que hicieron."

Sus ojos recorrieron al grupo.

"En el caso de la tórtola carismonia, ninguna de las decisiones que tomaron habrían cambiado realmente el resultado."

Marzo frunció el ceño.

"Si se hubiese optado por encerrarla y liberarla después, el resultado no habría cambiado. Al intentar volar, habría chocado contra la ventana y muerto al desplomarse."

Dijo Sunday.

"Si se hubiese seguido el deseo de Robin y construido un hábitat, bastaría con que alguien olvidara cerrar una puerta, el ave habría escapado y finalmente se habría convertido en alimento de otro depredador."

Stelle hizo un puchero.

"La situación del buscasueños no es muy diferente a esta. Si se hubiera detenido a la Familia Sabueso, habría muerto de un derrame cerebral causado por un fallo presente en el método ilegal que utilizó para ingresar al paisaje onírico." Comentó mientras comenzaba a caminar hacia el grupo.

"Si se lo hubiera ignorado y dejado huir." Dijo Sunday. "Habría sido capturado y expulsado de Penacony. ¿Cuánto tiempo puede vivir alguien sin créditos, sin refugio, sin comida ni bebida? El desenlace... incluso sin decircelos cada uno de ustedes ya debería saber cuál es ¿Verdad?"

Sunday asintió al ver que ninguno negó ni afirmó sus palabras.

"Este fue el verdadero propósito de mis pruebas." Dijo finalmente. "Mostrarles una sola cosa... La Armonía no puede resolver el problema que asola Penacony."

Aleph y Firefly se colocaron delante de los demás al ver su cercanía cada vez mayor.

"La verdadera base del paraíso." Continuó sin inmutarse ante sus posturas listas para el combate. "Solo puede construirse a partir del Orden."

No había hostilidad alguna en su mirada, pero tampoco tristeza ni compasión. Si Aleph lo comparará con algo sólo habría podido pensar en las aguas de un lago en calma.

"Conozco el sufrimiento de ser atormentado y la confusión de perder el camino. Sé cómo la desesperación y la pena invaden la mente de uno cuando las cosas no salen como se espera."

Cerro sus ojos por un corto instante mientras baja su cabeza.

"Y eso me entristece profundamente. Después de todo... la felicidad no debería ser así."

"¿Y que crees tu que es la felicidad?" Pregunto Firefly mientras lo miraba con un ceño fruncido.

Sunday reanudó su avance mientras le ofrecía una sonrisa serena.

"Para mí, la felicidad no es una propiedad como lo profesan los nobles." Dijo. "Es una forma de supervivencia para los débiles y algo que debería pertenecerle a todos."

Aleph hizo crujir sus nudillos.

"La consciencia humana." Continuó Sunday. "No es más que una ilusión. Una jaula llamada "valor propio"... Las personas cegadas por esa ilusión cometen errores y cuando enfrentan sus consecuencias y dificultades, buscan evadirlas culpando a otros en lugar de afrontar el peso de lo que se trajeron a sí mismos."

Sunday los miro con un ceño fruncido.

"Cuando esos errores se transmiten a las masas, se vuelven imposibles de rastrear. La acumulación de esas jaulas culmina en la creación de una prisión, un lugar regido por... "la ley de la supervivencia del más apto"..."

Sus ojos tranquilos por un breve momento mostraron un atisbo de hostilidad, pero ninguno fue capaz de percibirlo.

"Esa naturaleza siempre viene acompañada de depredación y sacrificio... La antítesis de eso es el Orden."

Aleph chasqueó su lengua con molestia.

"Ve al grano."

Sunday señaló a Aleph y a la corriente eléctrica que comenzaba a recorrer su piel.

"Ahora mismo, tú eres el ejemplo perfecto, Aleph Avesta." Dijo. "Tu mente está siendo guiada por ese instinto. Me percibes como una amenaza y tu cuerpo se prepara para la confrontación, pero te lo aseguró."

Bajo la luz que iluminaba su cuerpo y el glorioso coro compuesto por las voces de los miembros de la Familia Roble, Sunday extendió sus manos hacia ellos.

"No tendrían más preocupaciones." Dijo con serenidad. "Mi propósito es unir la felicidad bajo el estandarte del Orden."

Miró a cada uno.

"Ya no habría decisiones amargas. No habría que enfrentar la debilidad inherente a la naturaleza humana."

Dio otro paso mientras se acercaba cada vez más.

"Podrían dejar atrás los instintos primigenios que los empujan al conflicto y así renacer como una nueva humanidad que ha superado por completo las limitaciones de la vieja."

Abrió ligeramente los brazos.

"Trascendiendo la carne, trascendiendo las nociones primitivas. Y así... Abrazando con sus corazones la noción de un nuevo día."

Se detuvo al notar la expresión perdida de Stelle.

"Incluso una buena explicación no siempre basta. Ya que lo que quiero transmitirles es algo abstracto, así que intentaré darles una explicación más simple y fácil de comprender."

Sunday levantó un dedo.

"Una semana."

Algunos parpadearon.

"Para la mayoría, los días de semana están llenos de trabajo, obligaciones y cargas. Los fines de semana, en cambio, representan descanso."

Dejó caer la mano.

"Mi deseo es prolongar eso, que después de un domingo venga otro y luego otro sucesivamente. Componiendo una semana idílica compuesta de sólo días domingo."

Su voz rebosaba de calidez mientras explicaba su visión.

"Un tiempo donde las almas cansadas finalmente puedan hallar paz, sin decisiones difíciles que llenen de dolor su existencia y sin cargas impuestas que llenen sus vidas de conflictos."

Cruzó miradas con Aleph.

"Algunos contemplarían las estrellas, desde la distante Pegana hasta el final del Cosmos." Dijo. "Perdiéndose en su inmensidad, contándolas una a una."

Su mirada pasó por Firefly, Marzo, Himeko y Stelle.

"Otros buscarían rincones más tranquilos. Y se apoyarían mutuamente mientras persiguen sus ilusiones sin dificultad alguna. Libres por completo de obligaciones que nunca desearon."

Negó suavemente con la cabeza.

"No habría necesidad de enfrentar la dureza de la realidad. Solo así la humanidad podrá enfrentar el final inevitable con el espíritu más puro."

Mientras aquel dulce coro soltaba aquella melodía celestial, la sonrisa de Sunday trasmitía una sensación de paz absoluta.

"Y vivir una vida absolutamente digna. Esa..."

Bajo las miradas de los demás dio su veredicto.

"Debería ser la mayor felicidad."

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Extra: Pesadilla

Black Swan no pudo evitar encontrar cómoda la sensación de los brazos de Aleph envolviendola en un fuerte abrazo.

El pecho de Aleph subía y bajaba rítmicamente bajo su suave respiración, tenía una sonrisa un poco tonta y algo de baba sobre su mejilla así como también una pierna doblada hacia el borde.

"Mmm~ Stelle~ no puedes comerte a Pom-Pom..." Murmuro entre sueños.

"¿Que estas soñando esta vez?"

Black Swan se acurruco contra su cuerpo, escuchó su respiración para asegurarse de que no había cambiado.

Suspiro de alivio al notar que a pesar de sus movimientos bruscos, Aleph no reaccionó en lo absoluto.

Al ver su tonto rostro, sus ojos se llenaron de un profundo cariño.

"Sigues poniendo una expresión tan peligrosamente linda mientras duermes..."

Liberandose con facilidad de sus brazos, se sentó en la cama, el colchón se hundió bajo su peso y su cuerpo se inclinó hacia él.

Manipulando su estructura corporal, eliminó temporalmente "el recuerdo" que le daba peso a su forma física, así el no despertaría a pesar de que ella se sentará a horcajadas sobre él.

Extendió una mano y apartó un mechón caído sobre su frente. Su respiración se entre corto mientras lo observaba.

"Eres tan hermoso..."

Su cabello era tan suave al tacto, distinto al que recordaba de sus observaciones previas, pero familiar en cómo caía sobre la mejilla.

Movió la yema del dedo por la línea del mechón y finalmente lo dejó caer detrás de su oreja, algunos mechones castaños podían verse entre los cabellos grises.

"¿Ya has comenzado a equilibrarte?"

Su dedo frío se tiño con la calidez de su propio cuerpo.

Acercó su otra mano y acaricio la tela de la camiseta antes de apretarla suavemente para levantarla dejando al descubierto su fuerte abdomen.

Su mano se detuvo en seco mientras temblaba observando la larga serie de cicatrices que subían desde allí.

"¿Por que siempre te haces daño?"

Se preguntó mientras su vista se nublaba ligeramente por lágrimas no derradas. Pero rápidamente sacudió su cabeza y se negó permitir que estas cayesen.

Se inclinó un poco más.

Su respiración chocó contra su cuello, sonrió con dulzura al ver como su piel reaccionaba con un leve temblor.

"Fufu~ siempre fuiste muy sensible ¿Verdad?"

Apoyó una mano sobre la cama, muy cerca del costado de Aleph. Su cuerpo descendió lentamente mientras cambiaba su posición para estar frente a frente.

Un recuerdo la asaltó mientras observaba una vez más su tonta y linda expresión.

"¡Hermana, abrazo!"

Su pecho seguía subiendo y bajando con tranquilidad.

"Te amo, hermana."

Su corazón latia tan fuerte...

"¿Tener novia? ¿Realmente tendré que hacer eso cuando sea mayor? ¡Bien, entonces crecere y me convertire en el hombre más guapo del mundo, así mi hermana se convertirá en mi novia y estaremos juntos para siempre!"

Tan dulce...

"H-Hermanito eso no es posible ¿Sabes? ¡No es correcto!"

Tan puro...

"Hmph ¡Imposible es una palabra que usan los perdedores!"

Tan tentador.

Su mirada se posó en sus labios y ella no pudo evitar morderse los suyos. Al final, se maldijo internamente por su poco autocontrol.

Lentamente y con cuidado su rostro descendió acercándose cada vez más al suyo.

Hasta que suavemente sus labios se tocaron con un leve roce.

Al levantarse su rostro se sonrojo por completo mientras tímidamente acariciaba sus propios labios.

"Si tan sólo estuvieras despierto..."

Apoyó la frente en su hombro, la camiseta de Aleph se arrugó contra su piel.

Su cuerpo fue bañado con la calidez del cuerpo de Aleph mientras su sonrojo se profundizaba.

Apoyo su cabeza contra su pecho, y con un movimiento su nariz se enterró en su camiseta, un ligero olor a sudor, lavanda y duraznos se extendió por su nariz.

Su cuerpo se estremeció como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

"Peligroso ¡esto es peligroso!"

Se apartó de inmediato sintiéndose un tanto avergonzada por sus acciones.

Mirando su mano libre, la tentación se volvió irresistible mientras la tomaba y metía sus pequeños dedos entre las aberturas de su mano abierta.

"Ese perro es tan bonito. Por cierto ¿Es realmente necesario que me tomes de la mano con tanto fuerza, hermana?"

"... ¿Necesito recordarte quien casi fue atropellado por perseguir el camión de helados?"

"... No, lo siento."

Su garganta se cerró por un momento.

Soltó la mano y la tomó de nuevo con un poco más de fuerza.

"Esta mano... nunca debería haber soltado la mía."

Se inclinó sobre él una vez más, su nariz tocó la línea de su cuello.

Subió una mano a su mejilla, y hundió su dedo en ella.

Era tan suave como un malvavisco.

Apoyó su frente contra la de él.

Su respiración se mezcló con la suya, el pecho de Aleph tocó el suyo con cada subida.

Black Swan presionó un poco más la frente, la piel de ambos se calentó.

Su cabello rozó su mejilla.

Movió la boca y dejó un beso pequeño en la sien.

El beso se repitió una vez más, más cerca del borde de su ojo.

Deslizó los dedos por su cuello, bajando hacia la clavícula.

La camiseta cedió bajo su mano, deteniendose donde comenzaba la curva del hombro.

Sus dedos subieron a su garganta.

Notó el movimiento pequeño que hacía al tragar.

"¿Acaso sueñas con alguna dama, pequeño casanova?"

Un sabor amargo se extendió por su boca mientras recordaba cuantas moscas (mujeres) rondaban los alrededores de Aleph.

Se inclinó hacia él una vez más mientras sus labios rozaban su oreja.

"Te amo."

El cuerpo de Aleph no reaccionó, pero eso no importaba.

Black Swan llevó sus dos manos al rostro de él y lo sostuvo con delicadeza.

Acercó su boca y volvió a darle un beso, aunque era suave y no tan intenso como le gustaría esperaba que sus sentimientos pudieran transmitirse.

Sus labios quedaron ligeramente húmedos.

La respiración de Aleph siguió sin cambios.

"Siempre te vas y dejas a tu pobre hemanita sola esperándote."

Ella bajó la mirada.

Tocó su pecho, justo donde sentía el calor bajo la camiseta. La sensación del latido de un corazón se transmitió a su mano.

"Una y otra vez vuelas persiguiendo un cálido amanecer, pobre pajarito..."

Apoyó la frente en su clavícula y permaneció quieta.

Se quedó así, aferrada a él deseando que su calor purgara el frío que hacía que su cuerpo temblará.

"Permaneciendo ignorante de como aquel malvado cazador te apunta con su flecha..."

Aleph siguió durmiendo.

Con los brazos sueltos a los costados.

Black Swan levantó la cabeza y le acarició el cuello con la punta de los dedos.

"Pero esta vez, me aseguraré de que nunca pueda soltar la flecha..."

Se inclinó sobre él una última vez, dándole un beso en la mejilla, antes de volver a acomodarse en sus brazos.

Volvió su mirada hacia él, que ignorante a la desgracia que lo aguardaba dormía en paz.

Sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas pero no se atrevió a pronunciar aquellas palabras una vez más.

"Te amo."

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