"Naturalmente, hay un precio." Dijo Elegía, sosteniendo la burbuja entre sus manos.
Stelle la miró con confusión.
"¿Precio? ¿De qué tipo?"
"Por ver el interior de esta memoria." Respondió la mujer con una sonrisa tranquila. "A cambio, quiero que traigas a alguien más. Una persona que deberías encontrar aquí."
"¿Y quién se supone que es?"
Elegía no respondió. Su sonrisa se mantuvo, pero no dijo una sola palabra.
Stelle suspiró.
"Genial, otro misterio…"
Decidió dejarlo por ahora. Elegía levantó la burbuja con delicadeza y le indicó que colocara las manos sobre ella.
"Relájate. Solo observa."
....
Tras despedirse de Grace y los niños, Robin partió junto a Micah, Himeko, Marzo, Aleph, Welt, Misha y Relojito.
Marzo miró a los costados.
"¿Y Stelle? ¿No deberíamos esperarla o ir a buscarla?"
"Vean el chat." Respondió Himeko.
Ambos sacaron sus teléfonos.
[Stelle: "Estoy ocupada con algo importante. Me comunicaré con ustedes más tarde."]
Marzo suspiró, mientras Aleph guardaba su dispositivo.
"Bueno, espero que no se meta en problemas…"
"Conociéndola, seguro sí." Murmuró Aleph, medio en broma, medio en serio.
Continuaron caminando por las calles adoquinadas mientras varias personas saludaban a Micah y Robin al pasar, con gestos amistosos.
Al llegar a una zona abierta, Micah se detuvo frente a cinco placas de piedra alineadas.
"Llegamos." Dijo con solemnidad. "Estas son las tumbas que cuido."
Los demás se acercaron. Aleph bajó la mirada hacia las inscripciones.
Razalina.
Tiernan.
Y…
Antes de que pudieran leer el tercer nombre, Micah habló.
"Hace mucho tiempo, fueron los Trazacaminos quienes conectaron este lugar —una antigua prisión fronteriza— con las estrellas. Fueron héroes. Merecen ser recordados, no solo con estas lápidas, sino en la historia misma."
Suspiró.
"Pero el Penacony actual, perdido en la decadencia del Dulce Sueño, los ha olvidado. También olvidó la guerra de los prisioneros por su libertad, y todo lo que alguna vez representó."
Micah continuó con voz grave.
"Razalina cayó durante la guerra. Fue sola al corazón del sistema Asdana, investigando un flujo anómalo de memoria cristalizada. Nunca regresó."
"Tiernan…" Micah bajó ligeramente la voz. "El pistolero que lideró al pueblo en incontables batallas. No vivió para ver la paz."
Welt cruzó los brazos.
"¿Qué le sucedió?"
"Dime, muchacho." Micah miró a Aleph. "¿Cuántas Familias hay en Penacony?"
"¿Cinco? Al menos, eso creo." Respondió Aleph mientras se pasaba una mano por la nuca. "Ruiseñor, Iris, Roble, Sabueso y Alfalfa."
"Originalmente eran seis." Corrigió Micah. "La sexta fue la Familia Polilla."
Micah cerró sus ojos por un instante, antes de abrirlos y seguir hablando.
"Después de la guerra, Tiernan y la Familia Polilla partieron en una cruzada para combatir amenazas externas, mientras las demás estabilizaban el recién fundado Penacony. Pero durante aquella travesía… se toparon con el Enjambre Devorador de Estrellas. Pronto fueron rodeados."
Marzo lo miró.
"¿Y…?"
"Hasta donde sabemos, fue una aniquilación mutua."
Marzo bajó la cabeza.
"Qué destino tan cruel… aunque, supongo que lo esperaba."
Sus pensamientos se nublaron por un momento.
¿Será ese nuestro futuro también?
No pudo evitar tener aquél pensamiento.
¿Y si Stelle nunca hubiera recibido el poder de La Conservación en Jarillo-VI?
¿Y si las cosas hubieran salido peor en el Luofu?
Una extraña incomodidad surgió en su pecho mientras, imágenes de varios destinos trágicos para todos cruzaban por su mente.
Pero rápidamente negó con la cabeza, alejando la idea.
No, jamás. Nuestra expedición Trazacaminos... durará para siempre.
Himeko miró las placas con una expresión serena.
"Al menos, tuvieron un final digno de verdaderos Trazacaminos… aventurándose hacia lo desconocido sin temor."
Su atención se detuvo en la última lápida. Tenía grabadas palabras, pero ningún nombre en ella.
"Esa lápida está en blanco... ¿Por qué?"
"Porque cuando se fundó el Arrecife Flujosueño, su dueño aún vivía." Explicó Micah. "Dijo que algún día le tocaría a él, así que la dejó lista."
Fue entonces cuando una voz familiar los interrumpió.
"Bueno, bueno. Qué grupo tan interesante."
Gallagher se acercó con una sonrisa mientras bebía de una lata. Detrás de él, caminaba Sunday. Su rostro era impasible, pero la emoción era evidente al ver a su hermana.
"Robin..."
Robin lo saludó con una sonrisa, y ambos se apartaron unos pasos para hablar.
Gallagher los miró y luego se cruzó de brazos.
"Deberíamos darles un momento a solas a los hermanos para su reencuentro. Mientras tanto, hablemos de otras cosas."
Welt dio un paso adelante, ajustando sus lentes.
"Buena sugerencia." Dijo con seriedad mientras su mirada y la de Gallagher se cruzaban. "Ya que te tomaste la molestia de reunir a la cabeza de la Familia Roble, a la tripulación del Expreso Astral y a los Cazadores de Stellaron… imagino que tienes algo importante que decirnos."
Gallagher soltó una carcajada.
"Oh ¿Por qué tan desconfiado? A estas alturas ya debería ser obvio."
"Obvio, dice…" Murmuró Marzo, señalándolo. "Esa sonrisa tuya grita 'soy el responsable de todo'. Lo se por qué tu expresión es igual que Aleph cuando roba galletas."
Aleph abrió los ojos con sorpresa.
"¿Cómo lo supiste?"
"...No lo sabía." Respondió Marzo, arqueando una ceja mientras se cruzaba de brazos dándole una mirada poco impresionada. "Pero ahora sí."
Himeko soltó una suave risa, mientras Welt, pese a su expresión seria, no pudo evitar que sus labios se curvaran en una leve sonrisa.
Aleph se quedó inmóvil, procesando lentamente que había caído en la trampa.
"...Yo... ¿Caí en una trampa de Marzo?"
Gallagher negó con la cabeza, divertido.
"Su cercanía es realmente envidiable."
....
"Los hermanos ya saben lo que necesitaban saber." Dijo con calma. "Pero ustedes… los Anónimos del Expreso Astral, llegaron un poco tarde. Aun así, sería descortés de mi parte no responder sus preguntas, ¿no?"
Marzo frunció el ceño.
"¿Y ahora sí vas a dejar de dar vueltas?"
Gallagher rió suavemente.
"Antes de nada, presentaciones apropiadas. Me temo que la última vez omití algunos… detalles."
Hizo una breve reverencia, colocando una mano sobre su pecho.
"Fui quien fundó el Arrecife Flujosueño, el asistente del Relojero…" Su sonrisa se ensanchó. "…Y el responsable de haber enviado la invitación que trajo a todos ustedes —y a las demás facciones— hasta este pequeño caos de ensueño."
"¿Qué?" Aleph lo miró con una mezcla de confusión e incredulidad. "¿Fuiste tú quien…?"
"Exactamente." Confirmó Gallagher, enderezándose. "Gallagher, el Historiador Espurio, a su servicio."
Marzo parpadeó, sorprendida.
"¿Historiador Espurio?" Se cruzó de brazos y lo señaló. "¡Entonces todo lo que dijiste en el parque temático era mentira!"
Gallagher levantó una ceja, con una expresión de fingida inocencia.
"Mentira es una palabra muy fea… Digamos que… en su mayor parte era verdad… tal vez."
"¡Lo está haciendo de nuevo!" Se quejó Marzo, señalándolo. "¡Aleph, lo está haciendo otra vez!"
Aleph suspiró con resignación.
"Sí… definitivamente lo está haciendo otra vez. Ya lo vi, Marzo."
Gallagher esbozó una expresión divertida.
"Son un público encantador."
Himeko intervino con calma, llevando una mano a su cadera.
"Antes de que llegaran, tuve la oportunidad de confirmar algunos de sus datos con Micah. Y, sorprendentemente, la mayoría de lo que dijo resultó ser cierto."
"¿Ves?" Respondió Gallagher con una sonrisa traviesa. "Soy un hombre de palabra… en cierto grado."
"Entonces..." Dijo Welt, ajustando sus lentes. "Si tú provocaste todo este caos en Penacony, quiero saber por qué."
Gallagher chasqueó los dedos.
"Directo al grano, como siempre. Muy bien, Welt Yang. Todo se reduce a algo que ya deberían conocer de sobra…"
Alzó un dedo.
"Un Stellaron."
Marzo frunció el ceño con desconcierto.
"¿Un Stellaron? Pero no hemos visto señales de corrupción."
"Eso no debería ser posible." Dijo Welt.
Himeko lo miró de reojo.
"Aleph."
Ambos se giraron hacia él.
"¿Tú has notado algo?" Preguntó Himeko. "Eres especialmente sensible a ellos."
Aleph negó lentamente con la cabeza.
"No. Desde lo que ocurrió la última vez en Jarillo-VI, intento controlar esa… compulsión. Absorber solo porque puedo hacerlo fue un error. Y no pienso repetirlo."
Gallagher chasqueó la lengua y asintió, casi complacido.
"Y haces bien. Porque, en este caso, no hubo señales claras por una razón muy específica."
Aleph alzó la vista.
"¿A qué te refieres con eso de que no hubo señales claras de contaminación?... ¿Acaso alguien lo está manipulando?"
Gallagher le dio un par de aplausos lentos y burlones.
"Como debería esperarse del chico que carga dos de esas cosas dentro. Muy bien."
Sus ojos tomaron un brilló incomprensible.
"Piensen un poco. La Zona de los Recuerdos es como un océano sin tierra. Entonces, ¿cómo existe un lugar como la Tierra de los Sueños? ¿Cómo puede haber un suelo donde solo debería haber mareas de memoria?"
Hizo una pausa, extendiendo ambos brazos.
"La respuesta es realmente simple..."
Marzo lo miró confundida.
"¿Estás diciendo que—?"
"Exactamente. Lograr algo así sin el apoyo de un Emanador de Reminiscencia o del Enigma sería imposible... así que recurrieron a un Stellaron."
Aleph frunció el ceño.
"Incluso con uno… lograr tal cosa..."
"Exacto." Asintió Gallagher. "Y aún con su poder, no bastaba. Se necesitó mano de obra, sacrificio y conocimiento. Todo lo que tenían."
Sus ojos se entrecerraron.
"Así nació Penacony. O mejor dicho, así nació su mundo onírico."
"Entonces… ¿cómo comenzó todo esto?" Dijo Welt.
Gallagher inspiró lentamente, y luego señaló las lápidas frente a él.
"Después de la guerra fronteriza." Comenzó lentamente. "Cuando construyeron Penacony desde cero, alguien propuso usar el Stellaron. Sus antecesores, Los Anónimos de ese entonces advirtieron del peligro. La mayoría los escuchó."
Su voz se volvió un poco más áspera.
"Pero siempre hay quienes creen saber más."
Hizo un ademán con la mano, recordando.
"El punto de inflexión fue la caída de Tiernan. Con él fuera del tablero, el Relojero tuvo que intervenir en el frente. Pero sus rivales aprovecharon su ausencia."
"Cuando regresó." Prosiguió. "El Stellaron ya se había filtrado en el Paisaje Onírico Sinestésico primal. Fue entonces cuando La Familia intervino. Juntos, lo ocultaron bajo la fachada de La Armonía. Y así sofocaron todo conflicto interno... Al menos en la superficie."
Marzo levantó la mano.
"Entonces… ¿cómo empezó la enemistad entre La Familia y el Relojero?"
Gallagher asintió lentamente.
"Recuerda lo que dije, el Stellaron nunca fue sellado realmente. Solo... desplazado."
Welt frunció el ceño.
"Desplazado dices.... ¿Fue a un plano distinto de existencia?"
"Exactamente." Dijo Gallagher. "El Stellaron se convirtió en el cimiento de este sueño. Sin él, todo se derrumbaría. Piensa en lo que dije antes la Zona de los Recuerdos es un mar ¿Como se mantendría la tierra? El Stellaron no fue sellado… sólo hundido en un plano diferente. La Familia comprendió mejor su funcionamiento que cualquiera."
Su voz se tornó más dura.
"El Dulce Sueño, esa opulenta ilusión que todos disfrutan, se erigió sobre la decadencia de sus espíritus. Placer y complacencia se mezclaron en un brebaje venenoso, fluyendo por Penacony como agua pura. Tentando, adormeciendo y corrompiendo. Cada mente se convirtió en un sacrificio; cada deseo, en alimento para el Stellaron."
Tomo un sorbo de la lata en un mano.
"Negatividad. Pereza. Vanagloria. Todo eso fue usado como argamasa para sellar su control. Penacony se volvió una prisión más perfecta que la de la Corporación… una de la que nadie quería escapar."
Por un momento, nadie habló. Solo el viento sopló entre las lápidas.
"Cuando nos dimos cuenta de lo que había ocurrido." Prosiguió Gallagher. "Ya era demasiado tarde. La Familia dominaba Penacony por completo. Su poder podía aplastar cualquier intento de oposición."
Bajó la vista con un suspiro algo resignado.
"Así que recurrí al Enigma… y huí aquí. Con el tiempo, fundé el Arrecife Flujosueño, aprovechando una laguna dentro del sueño."
Miró hacia el horizonte, como si su mente recorriera aquellos recuerdos lejanos.
"De ese vacío nació Letargo. Una entidad memética que creé para aprovechar una falla inherente al sueño."
"¿Letargo…?" Murmuró Himeko.
Gallagher asintió.
"Piensenlo así. En un sueño, nadie duerme, nadie se cansa. Entonces… ¿qué ocurre si introduces la sensación de sueño dentro del sueño?"
Sus labios se curvaron en una sonrisa burlona.
"Creas cansancio. Creas necesidad. Y esa necesidad se convierte en un ancla… una vía para traer a otros aquí." Comentó con seriedad. "A los que aún podían… despertar."
"Entonces…" Comenzó Himeko, cruzando los brazos. "¿Enviaste las invitaciones en nombre del Relojero esperando que todas las facciones acudieran por su legado? ¿Querías que se involucraran en este desastre con el Stellaron y así sacar la verdad a la luz?"
Gallagher sonrió con calma, ladeando la cabeza.
"No estás equivocada… pero." Alzó un dedo. "Aún te faltan algunas piezas del rompecabezas. Hay más detrás de todo esto... También el caos causado por el choque de facciones opuestas podría lograr ser tan fuerte que el traidor que se oculta en La Familia ya no sea capaz de ocultarse."
"¿Todo el tiempo el legado fue una fachada?" Preguntó Aleph.
Gallagher ladeo su cabeza, momentáneamente pensativo antes de dar su respuesta.
"Bueno, yo no te lo aconsejaría... pero puedes pensar en el Stellaron y sus problemas como el legado si quieres."
Himeko le dio una mirada sería.
"¿Y donde podría estar el Stellaron en este momento?"
"Vengan conmigo." Se dio la vuelta y comenzó a caminar. "Si quieren respuestas, creo que quien puede dárselas no es otra que cierto chico pollo que en sus propias palabras dijo que el Stellaron estaba estable bajo el control de la Familia..."
El grupo lo siguió a través del pasillo empedrado hasta llegar al lugar donde Sunday conversaba con Robin. Ambos se detuvieron al verlos acercarse.
"Perdón por la intromisión." Dijo Himeko con amabilidad. "Pero hay algo que necesitamos confirmar."
Gallagher metió las manos en los bolsillos y miró directamente a Sunday.
"Dime, muchacho. ¿Sabes dónde está el Stellaron?"
Sunday se quedó en silencio unos segundos, observando a Gallagher inexpresivamente antes de responder.
"El Stellaron se encuentra oculto en el corazón del Gran Teatro de Penacony." Respondió finalmente. "… O al menos eso me dijo el Maestro de los Sueños. Aunque, quien sabe, podría haber sido una verdad a medias o una completa mentira, dicha solamente para hacerme creer que tenía su confianza."
Robin soltó un suspiro.
"... Así que realmente era allí.."
Sunday le dio una mirada.
"¿Robin?"
"Hermano..." Robin le dio una mirada bastante clara a Sunday. "He estado allí innumerables veces y por tanto tiempo mientras profundizó en la Armonía... sería difícil no notar esa sensación de disonancia que a veces suele escapar de allí. Siempre creí que se trataba más de una cosa por que fuera el primer edificio que se materializó en el sueño ¿Pero quien diría que se trataría de la energía del Stellaron?"
Durante un breve instante Aleph y Sunday cruzaron miradas.
Un sonido bajo y penetrante resonó en la cabeza de Aleph. Un zumbido agudo y disonante atravesó su, obligándolo a apretar los dientes. Fue como escuchar una nota demasiado baja, vibrando dentro de su cabeza.
Aunque esta sensación se desvaneció tan pronto como llegó.
"¿Aleph? ¿Qué te pasa?" Preguntó Marzo con preocupación.
Él sonrió con tranquilidad.
"Nada, sólo… cansancio. A pesar del pequeño descanso que me di, parece no haber sido suficiente, todo este día ajetreado me está pasando factura."
Marzo infló las mejillas y se cruzó de brazos.
"Te entiendo. Yo tampoco he podido disfrutar bien de mi cama del hotel. ¡Y eso que era muy cómoda!"
Aleph soltó una pequeña risa.
"Con lo que ha pasado hoy, dudo que alguien haya podido."
Sunday continuó sus palabras con tranquilidad.
"Como ya deberían intuir por mis palabras anteriores, aquel que hace uso de su poder no es otro que... Gopher Wood, el actual
Maestro de los sueños."
Gallagher asintió.
"Vaya, parece que has estado haciendo bien tu tarea..."
Sunday soltó un suspiro.
"... Cuando intentaba encontrar al asesino de Robin, luego de ti, Gopher Wood fue mi siguiente sospechoso." Sunday soltó un suspiro. "Fui por ti primero, por que al menos... una pequeña parte de mi quería confiar en él, al fin y al cabo el nos ayudó a mi hermana y a mi. No quería que las cosas entre nosotros acabarán así."
"Realmente hiciste una gran elección." Comentó Gallagher. Mientras Himeko le daba una mirada a Sunday.
"¿A que te refieres con que no querías que terminará así?"
Robin le respondió.
"A decir verdad... tanto yo como mi hermano podríamos considerarnos víctimas del Stellaron. Crecimos como huérfanos hasta que fuimos adoptados en La Familia luego de ser salvados. Gopher Wood fue quien nos acogió y finalmente nos trajo a Penacony." Robin fruncio el ceño mientras ponía sus manos sobre su pecho con determinación. "Si él es realmente la causa de todo esto... No me quedaré de brazos cruzados mientras se vuelve un enemigo de La Armonía. No dejare que convierta al Festival Carismonia en un evento que la pervierta."
Un murmullo bajo escapó de su boca mientras se acercaba a su hermano.
"... Por nuestros sueños."
Sunday sonrió y respondió a su murmullo con uno propio.
"En efecto, por el paraíso de nuestros sueños..."
Gallagher suspiro.
"Los jóvenes de estos días parecen perderse fácilmente en sus fantasías." Comentó con algo de exasperación. "El enemigo al que enfrentarán es diferente a este perro viejo cuya mordida se ha embotado y apenas puede ladrar... ¿Sabiendo eso aún lo vas a enfrentar, chico?"
Sunday lo miro con tranquilidad.
"Como la cabeza de la Familia Roble, mi deber es asegurar el futuro de Penacony a cualquier costo... Si esto es realmente cierto, lo enfrentare a como de lugar."
Gallagher dio una mirada a la tripulación del Expreso.
"Nuestros intereses se alinean, ¿Por que no aprovechar eso y unirnos? Quien sabe, tal vez incluso exista una posibilidad de éxito."
Himeko y Welt miraron a los demás.
"... Siempre hemos seguido los pasos de aquellos Anónimos que nos precedieron ¿Creen ustedes que este es el momento de dejar de hacerlo?" Comentó con seriedad. "¿O prefieren avanzar con todas sus fuerzas hacía adelante y sin temor?"
"¡Creo que puedo hablar por Stelle y Aleph en esto!" Dijo Marzo mientras levantaba su puño al aire. "¡Los héroes nunca retroceden!"
"... ¿Por qué tenías que usar palabras tan vergonzosas? ¿No bastaba un simple sí?" Murmuro Aleph un poco avergonzado mientras él y Marzo recibían las miradas divertidas de los demás.
....
Tras la conversación con Sunday y Robin, el grupo llegó a un consenso.
Su siguiente destino sería el Gran Teatro de Penacony en el Momento Dorado.
Pero antes de partir, había asuntos pendientes. Welt los llevó a un lugar más apartado para poder discutir en paz.
"... Puede que nos hayamos precipitado, enfrentarse al Maestro de los Sueños va a ser realmente difícil."
Marzo y Aleph ladearon la cabeza con desconcierto.
"Recuerden esto, es el maestro de todas las Familias de Penacony, contando con su apoyo absoluto y el acceso al poder de la Armonía y también hay que tener en cuenta que tiene un Stellaron en su poder. Debemos proceder con cautela para evitar accidentes."
Marzo levantó tímidamente su mano.
"Eh ¿Sr Yang? Creo que no debería ir esta vez..."
"¿Tiene un Stellaron?" Aleph resoplo mientras se cruzaba de brazos. "¿No tenemos nosotros tres?"
Welt sacudió su cabeza con tranquilidad.
"No deberías confiarte tanto, Aleph. Créeme cuando te digo que en el momento en que más listo pareces estar para enfrentar a un enemigo, no importa cuanta ventaja puedas parecer tener sobre él..." Welt soltó un suspiro. "Aún así podría aplastarte la cara contra el suelo sin que seas capaz de poner mucha resistencia."
Aleph pareció desinflarse por un instante, antes de asentir lentamente hacía Welt.
"... ¿Qué tienes en mente, Welt?"
"La Corporación será un buen medio disuasorio, todo lo que tengo que hacer es negociar con ellos. En todo caso, si las cosas empeoran y La Familia muestra sus verdaderos colores tendremos una salida asegurada."
"¿La Corporación? Pero Sr Yang, luego de lo que pasó con Aventurino..." Comentó Marzo.
"Marzo, existen personas para las cuales el beneficio supera cualquier cosa... y muchas de ellas se encuentran dentro de la Corporación, especialmente en sus altos mandos. Se que puedo lograrlo... pero en todo caso." Welt se quitó sus lentes y comenzó a limpiarlos. "Cuídense, y si lo peor llega a suceder... no se preocupen por mi, y traten de sellar el Stellaron a toda costa."
Poco después de terminar con sus palabras, Welt partió. Un aplauso se escuchó y al mirar detrás pudieron ver a Gallagher.
"Vaya ¿Asi que incluso ahora los héroes siguen formando parte de sus filas? Mikhail habría estado orgulloso." Mirandolos con seriedad, se cruzó de brazos. "Incluso si realmente el Maestro de los Sueños es inocente, eso no quita que La Familia se haya corrompido hasta los más profundo de su ser. No cometere el mismo error que Mikhail y mucho menos dejaré que ustedes lo hagan. Como sea, a todo lo que he venido es a desearles suerte."
Pero antes de que pudiera irse fue frenado por las palabras de Himeko.
"¿No crees que hay algo más que debas contarnos?" Dijo mientras alzaba una ceja.
Gallagher había hablado sobre los destinos de Tiernan y Razalina...
¿Pero que pasaba con el de Legwork?
"¿Qué pasó con él?" Preguntó Himeko.
Gallagher suspiró y se llevó una mano a la nuca.
"Esperaba que lo hubieran olvidado."
Se giró hacia ellos y les hizo un gesto.
"Síganme."
Regresaron hasta el sitio de las tumbas. Gallagher chasqueó los dedos y el suelo comenzó a temblar. Marzo se aferró con fuerza a Himeko mientras las placas de piedra se iluminaban. El terreno bajo sus pies empezó a elevarse lentamente, formando una espiral ascendente.
Aleph observó todo el proceso con los ojos brillando de fascinación.
Gallagher habló sin volverse.
"Todo lo que hice fue para cumplir una promesa… una que hice hace tanto tiempo que ya olvidé cuánto ha pasado desde aquel entonces."
Su voz se tornó grave.
"Mikhail Char Legwork, el Relojero, me pidió en su lecho de muerte que custodiara su legado y lo entregara a la siguiente generación de Anónimos cuando estos llegaran a Penacony."
Avanzó por las escaleras que se formaban frente a ellos.
Al mirar por encima del hombro, añadió.
"Ahora los llevaré al lugar donde Mikhail descansó por última vez."
Al final de la escalera, una gigantesca cúpula se alzaba en el punto más alto del Arrecife Flujosueño.
Su superficie era cristalina, de un azul oscuro y profundo, como si reflejara la profundidad del mismo cielo onírico.
...
Mientras tanto, en la estación de tren abandonada, Stelle abrió los ojos mientras ella y Elegía salían del recuerdo apocalíptico.
Stelle parpadeó, todavía impresionada por lo que visto.
Esa extraña cabeza dorada flotante era realmente imponente, y ese ser hecho de luz que se hacía llamar Rey Demonio del Expanse... Se preguntó como podría uno convertirse en una cosa así.
Kuhum... era simple curiosidad académica.
También la vista de aquél chico solitario avanzando por una ciudad devastada, aplastando criaturas que se asemejaban a los demonios que Aleph podía invocar mientras perseguía con desesperación la salvación de su mundo...
"¿Cómo terminó?" Preguntó con curiosidad. "¿Qué fue de ese chico?"
"El deseo del muchacho jamás se cumplió." Respondió Elegía con calma. "Al menos, todavía no."
Un temblor recorrió el suelo.
Stelle levantó la vista y vio en la distancia una estructura que emergía de la nada, tomando forma de escaleras.
Sin siquiera verlos allí ya era capaz de intuir que era muy probable que Welt, Himeko, Aleph y Marzo estuvieran.
"Parece que están allí." Dijo mientras se levantaba de la banca, preparándose para partir.
"Espera un momento." Dijo Elegía, deteniéndola. "Aún me debes un favor."
Stelle se giró, parpadeando con confusión.
"¿Favor…? Oh, cierto." La miró con curiosidad. "No me dijiste a quién debía traer, ¿verdad?"
Elegía asintió.
"A petición de un conocido, vine aquí para encontrarme con dos personas. Una eres tú, Stelle."
"¿Y la otra?"
"Un hombre llamado Aleph Avesta."
"... ¿Por qué quieres reunirte con él?" Respondió Stelle, mientras entrecerraba sus ojos.
Elegía río ligeramente.
"No es nada malo, te lo aseguro." Dijo ella. "Como dije, esta es sólo la petición de un conocido que quiere que como a ti, también le muestre un recuerdo en específico."
Stelle aunque dudosa, finalmente asintió antes de irse.
Elegía la observó alejarse y soltó un suspiro.
"¿De verdad está bien para el Esclavo del Destino forzar mi entrada en el escenario… sin avisarle a sus queridos Cazadores de Stellaron?" Murmuró.
Sus dedos rozaron una de las burbujas flotantes junto a ella mientras su voz susurraba en voz baja.
"¿Cuántas bifurcaciones se abrirán ahora? ¿Cuántos caminos nuevos surgirán a partir de esto? ¿Y está bien para Elio desviarse tanto de su guion…?"
Guardó silencio un instante. Luego, una leve sonrisa curvó sus labios.
"…Si es este el camino que escogió… ¿por qué?"
La mujer se quedó inmóvil, contemplando el horizonte con sus ojos carentes de luz.