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Chapter 42 - Capítulo 41: La Aventura de Stelle Parte 2

La brisa mecía los árboles con un murmullo suave, y una neblina pálida se deslizaba por el suelo como si respirara.

Aleph, con una linterna en la mano, caminaba al frente del grupo con paso lento.

[La niebla tiene partículas fluctuantes. Nada seriamente anormal, pero tampoco exactamente natural.]

"¿Espíritus o contaminación mágica?"

[Ambas son opciones válidas.]

"Qué miedo da este lugar por la noche..." Murmuró 7 de Marzo, pegada al brazo de Aleph. "¿Seguro que esto es una buena idea?"

"Por supuesto." dijo Aleph. "Además, si hay problemas siempre puedes contar conmigo."

"¿Tu o tus demonios pueden contra fantasmas?"

"Ni idea, nunca lo probe."

"... Que poco confiable."

Stelle, a un lado de ambos, observaba con atención el camino.

"Se ve como un lindo lugar para tomar una siesta…" Comentó, ignorando la mirada de "¿Es enserio?" de 7 de Marzo.

Guinaifen iba atrás grabando con su cámara.

"¡Bienvenidos al episodio especial de Guinainvestiga! Esta noche ¿Hay fantasmas en el Jardín del Sosiego? ¡Prepárense para gritar~!"

Sushang suspiró con resignación.

"Pequeña Gui... ¿segura que no puedes bajar un poco la voz?"

"¿Y si nos atrapan los guardias?" Preguntó 7 de Marzo en voz baja.

"¡No nos atraparán!" Respondió Guinaifen, muy convencida. "Tengo un mapa de los caminos de servicio y los horarios de guardia así como de por donde pasarán, cortesía de una fan."

"Eso es preocupante por muchos motivos," Murmuró Aleph.

...

"Deténganse. Están violando el protocolo de seguridad del Jardín."

Todos se congelaron al instante.

Desde la niebla, dos figuras aparecieron caminando con aplomo, una mujer de cabello oscuro corto, y junto a ella, una de expresión más ausente, con una campana colgando de su cinturón.

Y justo entre ellas, una pequeña raposiana de cabello verde con cara de terror y un gorro ridículamente grande temblaba como un flan.

"¡E-Estoy segura de que no deberíamos gritar! ¡P-Pero tampoco deberíamos estar aquí! ¡¿Y si nos atacan?! ¡¿Y si salta un fantasma de un árbol?! ¡Yo no me apunté a esto!"

"Huohuo, tranquilízate." suspiró Xueyi. "No son enemigos. Aunque sí están entrometiéndose."

Guinaifen bajó la cámara con una risita nerviosa.

"Ups."

Aleph levantó las manos con una expresión un poco tonta, esta sensación se le hacía más familiar de lo que le gustaba admitir.

Después de todo en ambas vidas parecía haber estado por ser arrestado en diferentes ocasiones.

"¿Podemos explicar?"

"No hace falta. Ya sabemos por qué están aquí." Intervino Hanya, cruzándose de brazos. "Los rumores se han esparcido, y era sólo cuestión de tiempo antes de que algún curioso decidiera investigarlos por su cuenta."

"Entonces… ¿es verdad que hay algo aquí?" Preguntó Stelle, ladeando la cabeza.

"...Deberían irse ahora." Comentó Xueyi.

Hanya dio un paso al frente.

"Creo que sería mejor explicarles que ocurre, de otra forma aunque se vayan ahora, es muy probable que regresen impulsados por su curiosidad y esto los lleve a terminar de una muy mala forma, ya que es muy poco probable que se tomen con nosotras una vez más." Respondió Hanya.

"La gente habla de fantasmas, pero lo que ha estado apareciendo son Heliobus."

7 de Marzo parpadeó.

"¿Helio-qué?"

"Espíritus de fuego atrapados antiguamente en el horno de la creación de la Comisión de Artesanía." explicó Hanya. "Cuando el Árbol de Ambrosía fue revivido, y sus raíces lo envolvieron, en el proceso algunos Heliobus escaparon y vinieron aquí."

"Se sienten atraídos por las emociones humanas." Agregó Xueyi. "Las poseen. Pero al hacerlo, se deforman. Se alimentan del miedo, la ira, la tristeza. Y luego, consumen lo que queda."

"Como si fueran leña para una llama." Murmuró Stelle.

"Exactamente."

Huohuo, aún temblando, se escondió detrás de Xueyi mientras hablaba en voz baja.

"U-Uno me atrapó una vez. C-Cuando era una niña... casi me devora. Hanya... me salvó."

Una llama flotó desde la cola de Huohuo.

Era de color verde-azulado, con la forma de una carita de perro.

Bastante linda.

"¡Tch! ¿Otra vez contando esa historia como si yo fuera un villano de cuento de hadas, cobarde?" Parecía bastante molesto.

"¡Por que el Sr Cola si es un villano, arruinó mi vida!"

"... ¿No se te ocurrió que incluso sin mi ya estaría arruinada? Digo, apenas y creces, y con lo terriblemente cobarde que eres prácticamente sería imposible buscar pareja o hacer amigos."

"¡Callate, callate, callate!"

Pronto el Sr Cola se volteó hacía el grupo.

"¿Y ustedes que ven? ¡Muestren más respeto! Podría acabar con ustedes con facilidad si me lo propusiera, sólo no lo hago por que sería mucha molestia."

"¡¡¡¡KYAAAAA!!!!"

Guinaifen, Sushang y 7 de Marzo gritaron al unísono y se arrojaron sobre Aleph.

Los brazos de Guinaifen y 7 de Marzo se agarraron del cuello de Aleph, lo que normalmente no habría sido un problema... Si no hubiera sido por que Sushang, quien tenía una fuerza física superior a la de ambas hizo lo mismo.

"¡¡¡FANTASMA!!!"

Aleph, sepultado bajo el pánico de tres chicas encima suyo, sólo alcanzó a decir.

"A-Ayu... No puedo... res... pirar." Rápidamente Stelle fue en su rescate.

Sr. Cola giró sobre sí mismo y bufó con orgullo.

"¡Bah! Que histéricas."

Xueyi ignoró todo el caos y simplemente dio media vuelta.

"Ya lo saben. No hay fantasmas, pero hay peligro. No vuelvan a acercarse al Jardín del Sosiego hasta que terminemos de estabilizar la zona."

"Huohuo, escolta al grupo hasta la salida." Indicó Hanya.

La raposiana palideció.

"¿Yo sola? ¡P-Pero y si me atacan en el camino!"

"Ellos te protegerán." Respondió Xueyi sin detenerse.

Huohuo los miró con ojos de cachorro asustado. Aleph se puso en pie, sacudiéndose el polvo y masajeando su cuello adolorido.

"¡Yo te protegere!" Comentó mientras ponía su mano sobre su pecho ignorando las miradas inexpresivas que le dirigieron tanto 7 de Marzo como Stelle.

...

Huohuo iba al frente con pasos cortos y temblorosos, sujetando con ambas manos su farol de papel. La luz temblaba con cada estremecimiento de la raposiana.

Stelle caminaba detrás de ella. Aunque su paso era firme, no podía evitar girar la cabeza de vez en cuando para asegurarse de que el Sr. Cola no estuviera flotando detrás como un espíritu vengativo.

Aleph avanzaba al lado de 7 de Marzo, quién pronto se inclinó un poco hacia él y por lo que pudo escuchar murmuró.

"La mirada muerta y cansada de Hanya daba miedo."

Stelle asintió sin decir nada.

Esa mujer tenía el aura de una maestra que te reprobaba por simplemente respirar de la forma incorrecta.

Sushang marchaba en medio del grupo, intentando mantenerse lo más cerca posible de Huohuo sin parecer que lo hacía.

Sus ojos se movían frenéticamente de un lado a otro como si esperara que un árbol le gritara "¡BUH!".

... Stelle estaría mintiendo si dijera que no se sentía tentada a saltar y asustarla.

En la retaguardia, Guinaifen hablaba sin parar con Aleph.

"...Te digo, puede que los llamen Heliobus, pero estoy segura de que sólo es la forma en la que llaman a los fantasmas aquí en el el Luofu. Mira la forma en que aparecen, la niebla, el drama, ¡esto es clásico de leyendas urbanas!"

"¿Y la parte donde te consumen?" Preguntó Aleph.

"Eso sólo refuerza su naturaleza monstruosa ¡Son como los abogados o prestamistas de la Corporación!"

"Los fantasmas no existen, mocosa." La voz del Sr. Cola se escuchó con molestia desde la cola de Huohuo. "Lo que existe es tu ignorancia."

Guinaifen sacó la lengua. Aleph sonrió, mientras que Stelle sólo suspiró.

...

El grupo paro luego de bajar unas escaleras.

La razón era simple, Guinaifen ya no estaba.

"¿Eh?" Stelle se detuvo, mirando alrededor. El sonido de sus pasos retumbó suavemente contra la piedra.

"¿Dónde está Gui?" Preguntó Sushang, girando rápidamente.

"¿No venía justo detrás de nosotros?" 7 de Marzo miró a todos.

Aleph miró a su alrededor y se preguntó.

¿Como no se había dado cuenta?

Huohuo soltó un pequeño grito y se encogió como un ratón acorralado.

"¡E-Esto es como en las películas! ¡Uno se separa y desaparece y luego...!"

"¡No pasa nada!" Exclamó Aleph, tratando de calmarla, Stelle sintió la necesidad de poner los ojos en blanco al ver cómo los ojos de Aleph apenas y se apartaban de las orejas y la cola de Huohuo. "7 de Marzo, Huohuo, vamos por este pasillo. Stelle, Sushang, revisen esa galería lateral."

Stelle asintió sin pensarlo.

"Vamos."

Sushang tragó saliva.

"¡S-Sí!"

Ambas se adentraron por un estrecho corredor donde el musgo crecía en las paredes y la luz del farol parecía más tenue.

En una esquina polvorienta, justo junto a una grieta en la pared, Stelle vio una flor roja.

Era el adorno para el cabello de Guinaifen.

Lo recogió y lo sostuvo entre sus dedos.

Estaba tirado a un lado del suelo como si hubiera caído mientras corría... o era arrastrada.

"Sushang." Llamó, pero la chica ya se había detenido a revisar un cruce más atrás.

Stelle avanzó sola unos pasos más.

El pasillo terminaba en una sala.

En el centro pudo ver un espejo.

Era enorme, el marco negro resplandecia de un color un tanto similar al del Sr Cola.

El cristal, sin embargo, no era plateado, sino de un dorado opaco, como si estuviera hecho de ámbar derretido.

Stelle se acercó con cautela.

Su reflejo la miró de vuelta.

No parecía tener nada raro, pero… había algo inquietante.

¿Realmente estaba tan despeinada?

Luego de acomodar un poco su cabello.

Extendió una mano y tocó el cristal.

Frío.

Nada pasó.

No había energía, ni vibración alguna. Se encogió de hombros.

"Debe ser sólo un adorno viejo." Pensó antes de darse la vuelta para volver.

Entonces sintió un tirón.

Dos brazos la envolvieron por la espalda.

"¿Qué—?"

El espejo brilló.

Stelle sólo tuvo tiempo de ver su propio reflejo—no, algo idéntico a ella—tirando de su cuerpo hacia el cristal.

Sushang apareció en el umbral de la sala justo cuando todo ocurría.

"¡Stelle!"

Fue lo último que escuchó antes de que su cuerpo se desvaneciera en el dorado líquido del espejo.

**********

Stelle despertó con un sobresalto.

El suelo bajo su espalda era duro y polvoriento, con un olor seco a madera vieja y hollín. Se sentó con una mano sobre la cabeza. No había ruido más que el viento colándose por alguna grieta lejana.

Frunció el ceño.

Estaba sola.

La habitación era cuadrada, con las paredes cubiertas de símbolos gastados y lo que parecían ser restos de incienso consumido hace mucho. A su alrededor se alzaban cuatro puertas una detrás, otra frente a ella y dos más a los lados.

Caminó hacia la derecha.

Nada extraño, al principio. El pasillo estaba en penumbra, pero no amenazante. Avanzó mientras miraba a su alrededor.

Pero cuando cruzó la siguiente puerta...

...Estaba de nuevo en la misma sala.

Frunció el ceño. Probó la puerta opuesta. Luego la de la izquierda. Finalmente, la del fondo.

Siempre volvía al mismo punto sin importar que camino tomará.

"¿Ya te diste cuenta?" Dijo una voz risueña, flotando en el aire como si no viniera de ningún lugar en particular. "Aquí, todos los caminos son acertijos."

Stelle se giró, buscando la fuente. La voz no sonaba amenazante. Más bien... entretenida.

Como si se divirtiera observándola.

"Qué interesante..." Susurró, esta vez muy cerca de su oído. "Tú eres distinta. Muy distinta a los demás humanos que me ha tocado ver."

Stelle apretó los puños. La voz tenía algo que no le gustaba. Esa confianza arrogante.

Sonaba como alguien jugando con su comida.

... O como Aleph cuando quería hacer enojar a 7 de Marzo.

"Las llamas y el viento me hablaron de ustedes. Gente poderosa. Con un aroma peculiar. Una sensación..." la voz chasqueó la lengua, como si saboreara el aire. "¡Espectacular!"

Un murmullo bajo y tembloroso se deslizó por la habitación.

"¿Ahuyentaron a Phantylia? Ah puedo saborear es sensación a conflicto residual Je... jejeje... Entonces tú debes saber delicioso. Apenas puedo resistirme."

Stelle se movió hacia atrás, pero algo comenzaba a materializarse frente a ella.

"¿Me dejas morderte un poco? ¿Una mordidita chiquita? No será mucho, lo prometo. Sólo un bocadito. Nah, miento. Te voy a comer toda."

La risa que siguió fue aguda, errática. De las sombras emergieron dos criaturas informes, parecidas a cuerpos de humo y fuego verde-azulado, con rostros vagamente humanos que se retorcían.

Stelle no esperó a que hablaran.

Y con su bate en mano se lanzó contra ellos.

...

No le costó. Contrariamente a su apariencia amenazante eran ridículamente débiles.

El fuego se dispersó a cada barrida. Los cuerpos se deshicieron con chillidos que no eran exactamente gritos.

"...Jejeje... ¿Entonces ese fue tu calentamiento?"

La voz volvió, justo detrás de ella. Algo invisible la tocó. Fue como si le metieran las manos dentro.

Stelle dio un paso atrás, pero ya era tarde.

"¡Vamos a ver qué es lo que te hace tan especial...!"

El calor subió de golpe. Un peso la aplastó desde dentro. No podía gritar. No podía moverse.

Pronto la voz del Heliobus se escuchó una vez más.

"¿...Qué... qué es esta cosa...?"

La risa desapareció.

"¿Qué es esta cosa que parece una estrella ardiente? Meh, no importa. Seguro estaré bien mientras me mantenga lo suficientemente...alejada...de ella."

Stelle ladeo su cabeza confundida cuando sintió que algo extraño le pasaba alHeliobus que había intentado poseerla.

"Ah... ¡AH! ¡HAY OTRA MÁS! ¡DOS! ¡Y... y...! ¡¡¿QUÉ ES ESO?!! ¡¡NO... NO, ESO NO ES-!!"

El tono chillón del Heliobus cambió por completo. De burlon a terror puro.

"¡¿Qué es?! ¡¿Qué es?! ¡¿QUÉ ES?! ¡¿Por que cambia tanto?! ¡¡Alejate, alejate!! ¡¿Como demonios entraste en contacto con algo como esto?!"

Stelle no pudo evitar pensar en una cosa.

¿No había estado hace poco recostada sobre Aleph?

¿Había sido eso? ¿La sensación extraña?

¿Lo que había dejado su contacto con ella?

"¿Qué es lo que Aleph tiene dentro...?" Murmuró en voz baja.

Tenía que averiguarlo.

"Ahhhh al final, supongo que sobre reaccione." La voz del Heliobus sonó una vez más.

Pero esta vez pudo ver la fuente, se veía como un ojo celeste gigante con una iris de color celeste oscuro y diamante púrpura en el medio, así como el Sr Cola su cuerpo parecía estar rodeado por llamas, sólo que las suyas eran celestes y negras.

"Tomaré tu silencio como si aceptaras dejarme habitar temporalmente en tu cuerpo... ¿Mmm? Que humana tan extraña, es casi como si este cuerpo ni siquiera te perteneciera completamente, meh, que importa al fin y al cabo no me quedaré aquí mucho tiempo por lo que, vamos a llevarnos bien mientras dure ¿Si?"

.....

"Me llamo Cirrus, por cierto."

La voz ahora venía desde el frente. El Heliobus flotaba cerca, su ojo celeste entrecerrado en una expresión que pretendía ser amistosa.

"No te preocupes, ya no tengo intención de devorarte. No es rentable. Tu cuerpo me daría más problemas que beneficios. Y además…" El ojo giró perezosamente en el aire. "Tú también quieres salir de este lugar, ¿verdad?"

Stelle lo miró en silencio.

"Esto, según la gente del Luofu, es un bloqueo fantasmal. No importa cuántas veces camines, corras o patees las paredes, todo termina igual vuelves al punto de partida."

Cirrus hizo una espiral en el aire y se detuvo flotando a su altura.

"Yo tampoco quiero quedarme atrapado aquí. Pero tengo mis propios motivos para no presentarme ante esas juezas de la Comisión de los Diez Líderes, especialmente esa mujer de mirada seca como la corteza." Giró su ojo como si imitara una mueca de hastío.

"Así que te propongo un trato. Te ayudo a salir del laberinto que creó Furinox, y tu me ayudas a evadir a las juezas. Ganas tú, gano yo. Nada mal para una noche tan aburrida como esta, ¿no?"

Stelle suspiró.

No había nada que perder. Estaba sola, rodeada de puertas que no llevaban a ningún lado, atrapada con un Heliobus molesto e irritante.

Incluso si estaba mintiendo, al menos era algo distinto a correr en círculos.

"Está bien. Acepto."

Cirrus parpadeó. Su párpado se cerró y abrió un par de veces, confundido.

"¿Ya? ¿Así de rápido?"

"¿Preferías una pelea primero?"

"…No. Sólo… esperaba al menos unos minutos más de negociación. Eh, olvídalo." Se sacudió en el aire. "Lo importante es que lo aceptaste. Mientras obtenga lo que quiero, los detalles no me importan."

Stelle alzó una ceja.

"Qué tranquilizador."

"Vas a tener que acostumbrarte." Respondió Cirrus. "Ven, quiero mostrarte algo."

...

Caminaron juntos unos minutos. Esta vez, el pasillo parecía distinto.

Huellas se marcaban en el polvo, y a los pocos metros comenzaron a ver pequeños fragmentos de papel pegados en las esquinas, doblados, quemados, sostenidos con clavos de madera.

"De la jueza raposiana, supongo." Comentó Cirrus, girando en el aire sin tocar ninguno. "Aunque le falte presencia y coraje, tiene cierta habilidad para detectar energías distorsionadas. Debió pasar por aquí hace poco."

Más adelante, encontraron un trozo de pergamino, enrollado cuidadosamente y protegido con una envoltura de tela.

"Una nota." Murmuró Stelle, recogiéndola.

Cirrus flotó a su lado.

"Cuentos nocturnos del Jardín del Sosiego - Escena 1, Parte 2" Leyó en el título.

El general estaba en su mansión perdido en sus pensamientos ideando estrategias para reducir el cerco enemigo, cuando de repente una corriente de viento entró por su ventana.

> —Es de mala educación que alguien no invitado se esconda entre las sombras —Dijo mientras se ponía de pie—. Muéstrate. Rápido. O no me culpes por ser descortés.

Una carcajada respondió, y de entre la oscuridad apareció una figura hecha de fuego con forma de un ojo flotante.

> —He oído hablar de cuan excepcionales son las habilidades de los Generales que sirven al Señor Arquero.—Dijo el ente—. Verte me confirma que incluso esos rumores se quedan cortos ante la realidad. Vine sin avisar y me inmiscui en tus asuntos, por lo tanto te ofrezco mis disculpas. Sin embargo el propósito de mi llegada aquí es ayudarte a romper el cerco.

El General no respondió de inmediato. Sólo frunció el ceño.

> —Las tropas de los Borisin se acercan, sus deseos son claros, buscan aniquilar por completo al Luofu. Antes de negarte a escucharme deberías tener en cuenta lo siguiente ¿No es tan difícil para ti, cuyas tropas son tan escasas, el resistir al enemigo, un acto tan difícil como alcanzar el cielo?

El General Teng Xiao fruncio el ceño.

El espíritu se identificó como Ignamar, y su deseo era claro el cuerpo y los recuerdos del general, a cambio de su asistencia.

> —Hoy a medianoche, esperaré tu respuesta en el Jardín de Sosiego—Dijo el espíritu—. Si deseas una batalla sangrienta, rompe todos los jarrones bermellón de la sala junto a la entrada. Si decides rechazarme, déjalos intactos. No toques los jarrones azules. Para entrar, toca la puerta tres veces a la izquierda, tres veces a la derecha.

Viendo al espíritu desvanecerse, Teng Xiao murmuró.

> —Un mero espíritu malévolo se atreve a codiciar mi cuerpo y recuerdos mientras imita el alma y el habla humanos. Vete, y yo, Teng Xiao te daré mi respuesta a su debido tiempo.

Stelle terminó de leer y enrolló el papel en silencio.

"¿Y esto?" preguntó, sin apartar la vista del pergamino.

"Pista." Respondió Cirrus. "No está aquí por casualidad. Furinox es un idiota teatral. A veces hay que seguirle el juego para escapar de su laberinto."

Stelle frunció el ceño.

"¿La clave para salir está en un cuento?"

"Exacto. No tiene por qué tener sentido, sólo tiene que funcionar."

Avanzaron un poco más. La arquitectura cambió. El suelo se volvió más pulido, las columnas más decoradas. Finalmente, llegaron a una gran puerta de madera negra.

Stelle tocó la puerta tres veces a la izquierda y tres a la derecha.

Una voz se escuchó poco después.

"Si el invitado desea entrar, cumpla con las cortesías adecuadas. De otro modo, regrese por donde vino."

Junto a la puerta, una habitación lateral. Al abrirla, Stelle vio seis jarrones sobre pedestales de piedra.

Tres azules. Tres bermellón.

"¿Y ahora?" preguntó.

Cirrus giró en el aire.

"Ahora haces tu elección."

********

Huohuo estaba de pie junto a una pared, discutiendo con el Sr. Cola con nerviosismo mientras murmuraba algo sobre trampas y malos sellos.

Stelle iba a avanzar, pero una voz familiar la detuvo.

"Un recordatorio, humana. Acordamos que no mencionarías mi presencia a la jueza raposiana."

Stelle lo miró de reojo con fastidio.

"Yo mantengo mis promesas."

Eso también hizo que recordará algo mucho más importante, tenía una venganza pendiente con 7 de Marzo por haberle robado sus galletas en forma de mapache.

Eso no se perdonaba tan fácilmente.

"¿Podrías no distraerte? Necesitamos salir de aquí." Murmuró Cirrus, impaciente.

Stelle lo ignoró y se acercó igual.

"¡Stelle!" Huohuo dio un salto al verla. "¡Gracias a los cielos! Estaba tan asustada. ¿Has visto a Guinaifen? ¿O a Sushang? ¿O a ese chico raro, Aleph?"

"¿Qué pasó con ellos?" Preguntó Stelle con curiosidad.

"Después de que Sushang le dijo a Aleph lo que había visto, él saltó de inmediato al espejo. Sushang lo siguió poco después. Yo no quería quedarme sola… así que entré también." Huohuo bajó la cabeza. "No pensé que me perdería tan fácilmente..."

Stelle abrió la boca para responder, pero en su lugar escuchó su propia voz decir.

"Ríndete. Lo más probable es que los Heliobus ya hayan devorado a Guinaifen. Sushang y Aleph probablemente corran el mismo destino."

Huohuo retrocedió horrorizada.

"¡No digas eso! ¡No! ¡Si eso les pasó a ellos, entonces yo—! ¡No, no! Además… tú… tú estás actuando extraño…"

"Cirrus." Pensó Stelle, con ira. "¿Realmente les pasó eso?"

[¿Quien sabe? Sólo estoy apresurando las cosas.]

Huohuo se abrazó a sí misma.

"Pero… si tú estás aquí, entonces podemos encontrar la salida. ¿Verdad? Por favor… ¿puedo ir contigo?"

"¿Otra vez pidiendo ayuda?" Murmuró el Sr. Cola, flotando junto a ella. "Incluso como jueza, sigues siendo una mocosa inútil."

"¡Lo sé!" Replicó Huohuo. "¡Ya sé que no sirvo como jueza! Pero… por eso entré a la Comisión… para cambiar… para ser valiente. Aunque parece imposible."

El Sr. Cola gruñó.

"¿Por qué me sellaron en una mocosa inútil como tú…?"

Huohuo hizo un puchero.

"¡Y tú! Te la pasas fanfarroneando y ni siquiera supiste que estábamos cayendo en una trampa. ¿Quién es el inútil ahora?"

Stelle apretó los dientes.

"¡Basta! ¡Yo—!"

Pero una vez más su voz no salió y en su lugar, Cirrus habló por ella.

"No tiene sentido que vengas. Solo vas a retrasarme. Me iré sola."

"¡N-No!" Huohuo chilló, con lágrimas en los ojos. "¡No me dejes! ¡No me dejes aquí sola!"

"Cirrus, tú, bestia..." Pensó Stelle. "La hiciste llorar."

[¿Bestia? Por favor. ¿No estás tú más cerca de eso tanto en términos biológicos como mentales?] Cirrus bufó. [He visto algunos de tus recuerdos, pequeña Stelle. ¿No es descarado llamarme bestia cuando tú te disfrazas con orejas peludas y suaves para seducir a quien estas casi segura de que es tu hermano mayor?]

"Cierra la boca." Gruño furiosa.

Y como si no fuera suficiente, su boca volvió a moverse por "cuenta propia".

"La Comisión de los Diez Líderes debería revisar sus criterios de contratación si alguien como tú logró entrar en sus filas."

Las lágrimas de Huohuo se intensificaron. El Sr. Cola flotó adelante, poniéndose entre ambas.

"¡Oi! ¡Solo yo y tal vez los otros jueces podemos hablarle así a esta inútil! Y aun así, tú…"

Frunció el ceño y olfateó el aire.

"…Espera un momento, reconozco ese olor."

El tono cambió de inmediato.

"Cirrus, tú, estúpida sabandija ¿Sigues con tus trucos baratos de ventrílocuo?"

"¿Ah? ¡Vaya, vaya!" Cirrus usó la voz de Stelle para hablar. "Si es el antiguo fragmento más grande de Ignamar. ¿Así que te redujeron a esto? ¿Sellado en la cola de una mocosa llorona? ¿Reducido a un triste perro guardian? Qué patético."

"¡Cuida tus palabras!"

"Oh, lo siento. ¿Dije 'perro guardián'? No, no… ¡Me confundí! ¡Te redujeron a ser la cola de uno! Jajajajaja."

Sr. Cola rugió.

"Ríe mientras puedas. Cuando salgas del cuerpo de esa chica, te tragaré entero."

Cirrus hizo que Stelle fingiera temblar.

"Ohhh, qué miedo. El "Sr Cola" me va a tragar~ Qué gran amenaza viniendo de alguien con nombre de mascota de una niña pequeña... Ah no, espera ¡Eso es lo que eres ahora! Jajajajaja."

"Tch." Sr Cola chasqueo la lengua antes acercarse a las orejas de Huohuo y murmurarle. "Hey, gallina ¿Tienes alguna idea?"

"¡Basta!" Gritó Huohuo de pronto. "¡Stelle, mira hacia allá!"

Señaló un rincón oscuro.

"¿Huh?" Cirrus movió el cuerpo de Stelle para mirar… y fue entonces cuando Huohuo saltó y colocó un talismán directamente en el pecho de la chica.

Una corriente de energía explotó en silencio.

Cirrus chilló.

Stelle sintió como si le sacaran un peso de encima. Cayó de rodillas, jadeando, mientras el Heliobus era forzado a retroceder y sellado dentro de su cuerpo, sin poder controlarla.

"…¿Funcionó?" Preguntó Huohuo, temblando mientras tomaba el bate de Stelle decidida a usarlo si era necesario.

Stelle asintió.

"Gracias. Ahora sí… vamos a salir de aquí."

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